Para compensar la inflación

Álvaro Vega Sánchez.

Por Álvaro Vega Sánchez, sociólogo.

El 1% tiene lo que el otro 99% necesita.
Joseph Stiglitz

Se ha aprobado un raquítico aumento del 1.24 % al salario del sector privado que no compensa la creciente inflación. Se reduce, así, el consumo básico de las familias con impactos negativos en la salud, especialmente en una adecuada y necesaria nutrición infantil. Y, en un contexto donde el desempleo no da señales de reducción significativa, el problema se agudiza. Urgen medidas como eliminar el IVA del 1% a la canasta básica, aumentar razonablemente el salario del sector privado y descongelar los aumentos de salarios del sector público.

Para compensar la inflación hay que aplicar la ley de “chucho el roto”: quitarles a los ricos para darle a los pobres, así de fácil. Aplicar un impuesto del 1% al sector de las grandes empresas nacionales y de las zonas francas, como se ha propuesto reiteradamente, y un impuesto a los bienes improductivos, además intensificar las medidas de control y cobro tributario a las grandes empresas que declaran cero ganancias. Asimismo, cerrar los portillos de la corrupción público-privada, que como en los caos de cochinilla, diamante y tantos otros más han sangrado las arcas del Estado.

Dejémonos de esos discursos de “no más impuestos”, que reiteran a voces los neoliberales, mientras el pueblo soporta el peso de uno de los peores impuestos: la inflación. Ese es un discurso hueco y politiquero. Por otra parte, un Estado endeudado no puede hacer chocolate sin cacao, y el cacao está en muy pocas manos.

Para situaciones extraordinarias medidas extraordinarias, se nos dijo en tiempo de pandemia. Y, claro, se tomaron esas medidas, inconstitucionales la mayoría, con el consentimiento de la Sala IV que se convirtió en el brazo derecho del gobierno de Carlos Alvarado. Así, nos recetaron un plan fiscal para que los ricos pagaran impuestos como pobres y los pobres como ricos. Aprobaron una ley anti-huelgas, criminalizando la protesta social y poniendo una mordaza al pueblo, para que se quede en casa. Aprobaron una ley para cobrar una segunda o tercera contribución solidaria a las mal llamadas “pensiones de lujo”, para no tocar a las verdaderas pensiones y salarios de lujo, como las pensiones de políticos que no cotizaron y salarios como el de la misma superintendente de pensiones.

Sí, llegó la hora de las medidas extraordinarias. Si somos uno de los países más desiguales del mundo, es porque la plata se ha concentrado en una élite intocable. Por ese camino no nivelamos la cancha. Y, para continuar sosteniendo lo insostenible, se nos obliga a endeudarnos más. Es decir, se continúa favoreciendo a las grandes empresas e instituciones financieras que siguen haciendo clavos de oro, y no se ven las medidas para que sean ellas las que paguen una porción significativa de esa deuda, como debe ser.

Por su parte, viejos y nuevos partidos vuelven a la retahíla neoliberal de la reducción del gasto público. No se cansan de repetir que el causante de la crisis fiscal y de todas las crisis es el sector público. Ya no se mencionan las exoneraciones, amnistías y evasiones de impuestos del sector privado. Y la corrupción institucionalizada solo lleva el sello de lo público. Proteccionismo extralimitado al sector privado, parar continuar por la senda de la desigualdad y el endeudamiento.

El país está a punto de arder, aún y cuando se cifran esperanzas en la nueva administración por algunas señales positivas. No se pueden postergar medidas serias y extraordinarias que atiendan, ya, las dolencias de un pueblo que ha sido valiente y solidario para encarar las crisis sanitarias, de desempleo y de alto costo de la vida. Pero, este pueblo está tocando techo.  “Más vale prevenir que lamentar”. Manos a la obra.