Vieja refinería es solo un recuerdo

Freddy Pacheco León

La decisión de desmantelar (más bien, continuar desmantelando) la refinería que Recope tenía en Moín ocupando poco más de una hectárea, anunciada como algo nuevo hace seis meses, fue un trabajo iniciado durante la administración anterior de la institución, según lo aclararon entonces tanto el antecesor de don Juan Quesada en el puesto de presidente ejecutivo, Alejandro Muñoz, como Manuel Rodríguez, secretario general de Sitrapequia.

Aunque esa planta tenía unos once años paralizada, en tiempos de su máxima capacidad, lo que lograba procesar era alrededor del 40% de la demanda nacional, pues nunca cubrió el 100% como algunos creerían, y que con el tiempo se fue haciendo incluso menos eficiente respecto a su capacidad para cumplir con la demanda.

El acuerdo de paralizar la refinación se debió a que existía la opción de implementar una nueva refinería de alta conversión de 60 mil barriles para cumplir con la demanda del país, idea que eventualmente fue desechada por el más económico y seguro mecanismo actual de adquirir en el mercado internacional, combustibles procesados de la mejor calidad y precio, sin caer en un gasto cercano a los US$2.000 millones necesarios para la construcción de una nueva refinería, pese a la incertidumbre del abastecimiento de petróleo de características específicas, como por ejemplo, de bajo contenido de azufre. Situación que por cierto no valoran los pocos que hablan de extraer un petróleo costarricense, ¡que no se sabe si existe en cantidad explotable económicamente, ni de cuáles podrían ser sus características!, en el fortuito caso de que apareciera después de gastar millones de dólares explorando por mar y tierra, nuestros atractivos turísticos naturales.

Cabe aclarar (la palabra «refinería» parece confundir) que la llamada «refinería» constituía sólo UNA PARTE de 16 PROCESOS que se ejecutan en el gran plantel de Moín, para que el diésel, las diversas gasolinas, el búnker, el asfalto, el gas, lleguen eficientemente al consumidor, como lo ha venido cumpliendo Recope, la empresa más grande y eficiente del istmo centroamericano, a través de los años.