Villanas y sediciosos que se juegan la vida

“Hoy en día, la historia avanza muy de prisa y los héroes y los villanos intercambian sus papeles constantemente” (Ian Fleming)

Manuel Hernández

El año 2018 y el recién pasado, las personas trabajadoras de la salud, en su mayoría mujeres, sufrieron un inclemente acoso y violencia.

Desde las curules legislativas se lanzaron toda clase de anatemas y conjuros contra estas servidoras públicas, airados discursos que destilaban veneno que discurría incontenible por el recinto parlamentario.

Estas infamias fueron oficiosamente replicadas y amplificadas por los medios de comunicación colectiva.

Los plumíferos de los periódicos y canales de televisión que ya conocemos, enemigos declarados de la Caja Costarricense de Seguro Social, en sus enconados editoriales, generaron alevosamente opinión pública destinada a vilipendiar a las y los trabajadores de la salud.

Pasaron por secuestradores de quirófanos, subvertidoras del orden público y actores de deleznables acciones contra la convivencia democrática.

Políticos, medios de comunicación y otros intereses empresariales, se hicieron una sola mancuerna y articularon una campaña sistemática de odio visceral contra las personas que laboran en esa institución.

Pues bien, estos vándalos y facciosas son quienes ahora tenemos en la primera línea de defensa de la población, amenazada por la pandemia que está causando tanto impacto humano, social y económico a nivel mundial.

Poniéndole el pecho a la pandemia, las 24 horas del día, a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, no siempre con los implementos de protección necesarios, ahí los tenemos, anónimamente, desafiando el peligro, acometiendo el virus letal, prestando su incondicional servicio.

Ciertamente, la Caja Costarricense de Seguro es una institución robusta, cuyo principal recurso, sin lugar a duda, es este cuerpo de personas, misceláneas, vigilantes, técnicos, asistentes de pacientes, auxiliares de enfermería, enfermeras, profesionales en ciencias de la salud, entre tantos, que no desfallecen frente a las adversidades, los infortunios y mucho menos, frente a las difamaciones y calumnias de sus detractores, que por cierto hoy guardan cobarde silencio.

Villanos y poco menos que terroristas, a cuya merced estamos, que se juegan, en el día a día, lo más preciado, su salud y hasta su vida, para proteger la salud y la vida de toda la población, que sólo les queda aliento, cuando llegan a sus hogares, para mirar a sus hijos con la satisfacción del deber cumplido.

Imagen ilustrativa: Semanario Universidad.