Celebrar a la persona docente
Silvia Chacón Ramírez
Karla Salguero Moya
Yalile Chan Jiménez
Eleonora Badilla Saxe
Movimiento Mauro Fernández Acuña
Este 22 de noviembre, y en honor al reformador y democratizador de la educación nacional, Mauro Fernández Acuña, se celebra en Costa Rica el Día de la Persona Docente.
Entre los muchos aciertos que tiene la reforma educativa de don Mauro, el reconocimiento a la labor del magisterio es central en su obra. Le dio mucha importancia a la formación pedagógica, e incluso creó la revista El Maestro para el intercambio de ideas pedagógicas y métodos. Dice Luis Ricardo Villalobos, que para don Mauro: “Todo lo que nos rodea constituye bien o mal a nuestra educación, pero el maestro es el factor imprescindible de ella”. Y agregaba que la formación de docentes debe garantizar el desempeño competente, para que la carrera profesional “… alcance el brillo e importancia que merece. Es así como a finales del siglo XIX se reconocía la importancia vital de la docencia en el proceso educativo y se establecían las bases para la formación y ejercicio de una profesión digna e imprescindible para darle al recién nacido sistema educativo nacional, larga y fructífera vida.
En el primer cuarto del siglo XX, se dan las primeras normativas para el ejercicio de la profesión. Se redactan reglamentos para docentes de primaria, educación secundaria y una ley de jubilaciones y pensiones del Magisterio Nacional. Pero también en ese momento, surge la inestabilidad laboral y se empieza sentir una fuerte injerencia gubernamental en los nombramientos, lo cual deriva en gran desconcierto y desigualdad. En este contexto, para los años treinta se realiza un Congreso de Maestros, durante el cual se va diseñando la Asociación MAESTROS UNIDOS, la primera agrupación gremial, cuya intención era fortalecer el magisterio. Esta asociación duró poco tiempo, sin embargo, la idea del trabajo colectivo siguió vigente y sienta las bases para las asociaciones de educadores que conocemos.
Probablemente este fue un factor que dio origen a que, en el gobierno de Otilio Ulate, en 1953, se estableciera el Estatuto de Servicio Civil y la Ley de Carrera Docente y su respectivo reglamento. En 1970 esta Ley es integrada como Título II en el Estatuto de Servicio Civil.
Esta Ley es de gran importancia ya que establece la docencia como carrera profesional; exige de la persona docente solvencia moral y profesional; vela porque la docencia se ejerza dentro del campo específico de la formación pedagógica y académica; establece las jerarquías de la carrera docente, en relación con la preparación pedagógica y académica rendimiento profesional y el tiempo servido; y busca siempre la dignificación del educador costarricense.
Al celebrar en 2024 el día de la persona docente costarricense, queremos reflexionar precisamente sobre la dignificación, y por qué creemos que no podemos dejar que se pierda. Ante la difícil situación de la educación nacional, que presenta un deterioro generalizado desde hace algunas décadas; que se potencia con una grave disminución en su presupuesto, pareciera que nos hemos devuelto un siglo atrás en cuanto a las incertidumbres sobre estabilidad, bienestar y remuneración docente. Es por eso, que es necesario retomar estrategias reivindicativas de dignificación docente, en cuatro ámbitos fundamentalmente:
- La institucionalidad que aporta las condiciones para el bienestar del ejercicio profesional: derecho a una carrera docente, un salario equitativo a las funciones, el reconocimiento a los méritos, el mejoramiento profesional, garantías sociales, el bienestar en el lugar.
- Una actuación personal de carácter ético y profesional, que responde de manera oportuna y pertinente, a los requerimientos educativos.
- La actuación gremial que defiende los derechos adquiridos y los amplia.
- Una comunidad que reconoce y valora el papel docente. El escrutinio ciudadano se construye a partir de los ámbitos anteriores
La dignidad es un valor que se basa, por una parte en honrar la vida de nuestros ancestros quienes han sido garantes de una educación de calidad por y para los niños, niñas, adolescentes y adultos jóvenes de nuestro país. También se sustenta en reconocer el respeto, la igualdad y el buen vivir que merecen todas las personas; constituye el fundamento de los derechos humanos. Aunque también deberíamos conferirlo a todo ser vivo si queremos preciarnos de ser habitantes y no explotadores de este hermosos planeta tierra.
Al reconocer la labor de los y las docentes costarricenses, que en primera línea sostienen el sistema educativo nacional, abogamos por el fortalecimiento de la dignidad del magisterio en todos sus alcances.
Auguramos para los próximos años, celebrar del Día de la persona docente costarricense, reconociendo su dignidad personal y profesional.
Día de la Persona Docente, educación, Movimiento Mauro Fernández Acuña
Celebrar a la persona docente – Eleonora
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