De espejismo a realidad

Freddy Pacheco León

Sobraron aplausos impensados FRENTE AL ENGAÑO, sin conocer realmente el proyecto de APM, sin haber siquiera leído el contrato, pero se les dijo que con ese proyecto Costa Rica daba un salto hacia el «primer mundo» y que se generarían 140 mil empleos (escribió uno de la «Academia»).

Pero lo cierto fue que inocentemente se entusiasmaron con un ESPEJISMO y ahora el pueblo limonense (¡no los políticos!) están sufriendo la realidad, el dolor, el hambre, que provoca el DESEMPLEO hijo de un monopolio indebido otorgado a una transnacional. ¿Por qué, nos preguntamos, en lugar de haber propiciado ese monopolio en el trasiego de contenedores que entran y salen a Limón, más bien no se promovió una sana competencia entre JAPDEVA y APM? Los políticos sabrán la respuesta, pero los políticos, como es usual, callan…

Y que no se diga que JAPDEVA ha sido incapaz de dar los servicios portuarios eficientemente, porque la CEPAL dice lo contrario. En ranking hecho por sus expertos, entre 120 puertos de Latinoamérica y el Caribe, el puerto de JAPDEVA ocupó el lugar 12. Información que conocen esos mismos políticos, que igualmente se le oculta a la ciudadanía para que no les reprochen su incompetencia o quién sabe qué más. Como asimismo OCULTAN a la opinión pública, que en el contrato de concesión suscrito por la expresidenta Laura Chinchilla, y sus ministros Jiménez (MOPT) y Herrero (Hacienda) la transnacional APM solo está obligada a desarrollar 40 hectáreas de las 80 ha que mide la isla artificial, y que al hacerlo depender del manipulable movimiento de contenedores que genere el comercio internacional de Costa Rica (que no es responsabilidad de APM, ni de JAPDEVA, ¡ni de los limonenses!) la empresa extranjera solo está obligada a construir dos puertos de atraque, de los seis anunciados.

Por ello, la inversión promocionada de US$1.000 millones, es otra falsedad, por lo que el ya «famoso canon» que se paga, como compensación por el desempleo que ya se produjo y va en aumento en Limón, es una cifra mucho menor a la alegremente anunciada.

El proyecto empezó como un ESPEJISMO y ahora es una triste REALIDAD, que tratan de matizar con el cuento de palabras como «encadenamiento productivo», «desarrollo a largo plazo», «nuevos profesionales», «traslado horizontal de trabajadores», «una marina turística», «llegada de más cruceros», etcétera.

Promesas irreales que sirven, ¡además!, para ocultar las consecuencias que están teniendo principalmente para los exportadores, las tarifas significativamente más altas que las que tenía fijadas los muelles de Japdeva.

¿Por qué será que, del Consejo de Concesiones, no ha logrado salir ni siquiera un buen contrato de concesión?