
El gobernante ignorante
Marco Tulio Araya Barboza
Había una vez un gobernante que juraba que su país era el más feliz y próspero del mundo porque cuando viajaba en tren, observaba por la ventana, las casitas bien pintadas y la gente saludándolo con alegría.
Lo que el gobernante no se sabía, es que un grupo de sus seguidores, montaban las fachadas del pueblo por donde iba a pasar y pagaba a la gente para que lo saludara, para hacerle creer que todo andaba bien. Una vez que el gobernante pasaba, se adelantaban y hacían lo mismo en otro y en otro pueblo, de tal manera que el gobernante siempre miraba felicidad y bienestar en toda la nación.
Rodrigo Chaves, al igual que ese gobernante, ignora mucha de la realidad de la Costa Rica que gobierna. Lo engañan los expertos en mercadeo político, lo engañan sus seguidores fanatizados y se engaña solo. Los troles pagados son los que pintan las fachadas de los pueblos prósperos y de gente alegre, en las redes sociales y en los medios comprados.
La Costa Rica, que no conoce, la que no tiene fachadas, es orgullosa de su paz, de su democracia, es de costumbres sencillas y valores profundos como el respeto, la solidaridad, el buen trato… es una Costa Rica desigual, con gente viviendo en pobreza, pero con ganas de luchar.
Rodrigo Chaves y su grupo de expertos, aprovecharon el malestar y la impotencia de la gente ante la corrupción y la impunidad que gozan sectores políticos y económicos tradicionales, recogen esa frustración y utilizan la estrategia de aparecer como el líder fuerte, valiente, confrontativo, justiciero… el que se va a comprar todas las broncas y va a vengar todas las injusticias.
Pero esa imagen se aleja del ser costarricense porque en lugar de paz, genera violencia con su forma de hablar y tratar a los demás. No dialoga, no soluciona, impone. Golpea la democracia burlándose de las instituciones del Estado. Amenaza y humillan a los ganaderos y agricultores, desconoce las carencias y luchas de la gente en los campos, sueña con grupos militares y con un ejército. Le quita el valor y el presupuesto a la cultura, a las artes, a la música. Quiere desmantelar la educación y el seguro social, insiste en vender el Banco de Costa Rica… ese es el tren por el que transita el presidente Chaves y cree que está haciendo las cosas bien, por las fachadas de reverencias y aplausos que observa en cada visita.
El presidente Chaves no acepta que está equivocado, que no es “pura vida” y que la mayoría de la gente rechaza esa manera de gobernar. El problema es que está envuelto en esa estrategia de mercadeo, que no le permite reconocer el error pues sería señal de debilidad y porque cree que está en el camino correcto por los aplausos que recibe de los aduladores y serviles, que lo tienen rodeado y que le colocan fachadas que ocultan la realidad en la que vive la gente.
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