Lic. José A. Amesty R.
Este próximo 11 de abril 2021, se llevarán a cabo elecciones presidenciales en Perú, y la contienda electoral la desarrollaran nada menos que 18 candidatos/as a la presidencia; ahora, el juicio popular establece que estos candidatos/as se baten entre la corrupción y el ataque del empresariado peruano, con sus ansias de poder, pero además, hay una apatía y/o desinterés de la ciudadanía del Perú. Casi todos/as de Derecha y Ultraderecha.
Como dice un refrán popular: “para muestra un botón”.
Apatía y desinterés: las encuestas revelan que la aceptación de los candidatos/as es mínima. El candidato que tiene más apoyo, tiene un 16% de aceptación, aunque otras encuestadoras los porcentajes oscilan entre el 11%. Y los indecisos o desinteresados rondan el 40%. Aunque el voto es obligatorio en Perú.
Algunos alegan, que esto se debe a la gran cantidad de candidatos/as (18). Otros dicen, que no hay confianza en la representación política. Otros plantean la ausencia de liderazgos políticos definidos, que surjan de organizaciones políticas con base social. Otros afirman que Perú en América Latina, es el país que menos confía en sus instituciones, siete de cada 10, no confían en el Parlamento. Otros, mencionan que el país, está ocupado en atender la crisis sanitaria y socioeconómica, causada por la pandemia del coronavirus.
Los temas que priorizan los encuestados, según las encuestas, fueron educación, salud y empleo o reactivación económica. Sin embargo, se indica que los candidatos/as no necesariamente están hablando de estos temas que preocupan a la gente. De ese modo, no involucran al ciudadano, en un diálogo de cara a los comicios.
Veremos qué efecto tiene el debate presidencial, a llevarse a cabo a final de este mes de marzo, por parte de todos/as los candidatos/as; aunque es costumbre que alrededor del 25% de los peruanos decide su voto en la fila, el mismo día de la votación.
El Tema de la Corrupción: en general, la ciudadanía peruana percibe que los problemas más fuertes de la actualidad son la delincuencia y la corrupción, además que las instituciones consideradas más corruptas por la población son: el Congreso y los partidos políticos, precisamente quienes tienen las riendas del poder.
Candidatos/as Corruptos, empresarios y Ávidos de Poder: Keiko Fujimori (Fuerza Popular), empresaria, es procesada por delitos de corrupción. Acusada del delito de lavado de activos por presuntamente recibir dinero ilegal de la constructora brasileña Odebrecht para financiar sus campañas de 2011 y 2016; delitos de crimen organizado, obstrucción a la justicia, falsa declaración en procedimiento administrativo, entre otros.
Rafael López Aliaga (Renovación Popular), empresario, aparece en un Expediente Penal, referido a los “Panama Papers”, el caso de “Lavado de Activos”, silenciado por la Prensa. Miembro de la oligarquía tradicional y del Opus Dei, que ha amasado su fortuna en base a negocios turbios, y pretende entregar la soberanía estatal a tribunales extranjeros.
Hernando de Soto (Avanza País), economista, asesor de conocidos dictadores (y también de Alberto y de Keiko en el pasado) asoma con ínfulas. Propugna que se les reconozca propiedades a los pobres y se regularice a los informales para que estos paguen más impuestos.
César Acuña (Alianza para el Progreso), empresario, el hombre de las mentiras y las Universidades con fines de lucro.
Yonhy Lescano, del ultra reaccionario partido (Acción Popular), abogado, tiene denuncias por acoso sexual y que se apropió de propiedades de su hermana, aprovechándose que esta se hallaba en la cárcel.
George Forsyth (Victoria Nacional), empresario del deporte, quien cuando le preguntan por su plan de gobierno responde que la “próxima semana sale”.
Daniel Urresti (Podemos Perú), exmilitar, acusado de asesinato y violación, crímenes cometidos cuando era militar en el marco de la guerra interna.
Con esta pléyade de corruptos y de facinerosos de derecha, Perú no tiene de dónde escoger y esta remediablemente, por ahora, condenado al abandono, especialmente las clases más desfavorecidas.
Es más, según varios analistas, esta dirigencia política está en su ocaso, y lamentablemente, en el Perú no hay visos de cambios a corto plazo.
Reiteramos que esta clase política en Perú, muchos son conocidos tránsfugas, varios procesados por delitos, y otros por recibir sobornos de empresas y de banqueros, también hay expertos oportunistas: sin pudor alguno son candidatos, confiados en que mientras haya un pueblo desideologizado, despolitizado o de buena fe, cualquiera de ellos será elegido.
Y como hemos señalado en otros artículos, con relación al tema de la descomposición socio-política en Perú, para acabar con la corrupción, los cambios jurídicos no bastan, como lo propuso, en algún momento, el candidato a la presidencia Ollanta Humala, especialmente la no prescriptibilidad de los delitos de hurto en agravio del Estado, y la no aplicación de los privilegios penitenciarios a estos delincuentes de cuello y corbata.
Estas propuestas son importantes, pero insuficientes para terminar con el flagelo que corroe al viejo Estado peruano, que requiere una remoción total de su actual estructura económica y social.
Finalmente señalamos que este tipo de clase política en Perú, en donde la oligarquía criolla mantiene el control absoluto de los recursos naturales, gracias a un marco constitucional y legal que le garantiza la propiedad sobre los recursos naturales, cuando estos son extraídos o beneficiados, toda su política estratégica y coyuntural se dirige a mantener esta situación, aún a costa de limitados y temporales retrocesos o sacrificio de prescindibles lacayos.
Ojalá, a mediano y largo plazo, surja en Perú una clase política que de verdad ame su país y a sus congéneres más necesitados/as. Pero, por ahora, lamentablemente la cruda realidad de hoy en el Perú es que ninguno de los partidos o movimientos de la izquierda tiene arraigo en las masas, de tal suerte que si van a las elecciones divididos, no van a ganar, salvo algunos congresistas pero eso no cambia nada. El reto es la toma del poder político, para desplazar a la clase dominante, y eso no hace con un grupito de congresistas.
La noticia de última hora es que, la Confederación General de Trabajadores de Perú CGTP, la más grande multisindical del país, apoya públicamente y llama a votar por la candidata progresista Verónika Mendoza.
Los representantes de la central llamaron a la izquierda y el progresismo que compiten en las elecciones a construir la unidad, respaldando la propuesta y candidatura electoral con más posibilidades y mayor aceptación popular, la de Mendoza, con el fin de avanzar en los objetivos estratégicos de la CGTP.
Veremos qué sucede…