En medio de la escena surrealista ¿dónde quedó la razón?

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

El extravío de las gentes en medio de esta extraña encrucijada histórica en que nos encontramos es tal, que sólo podemos aproximarnos a ella desde una perspectiva surrealista, recordando a Bretón y a Buñuel con las genialidades cinematográficas de este último, con su increíble pieza “L´Âge d´or” de 1930, y su más reciente suculento y discreto encanto de la burguesía, que nos dejaron con la boca abierta en muchos sentidos. Aquí no tiene cabida el panlogismo hegeliano de que todo lo real es racional y todo lo racional es real, ya el sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) nos había expresado hace un siglo atrás que hay muchos tipos de racionalidades -por así llamarlas- entre ellas la racionalidad instrumental que se contrapone a aquella otra sólo basada en valores, pero no los de la bolsa.

Es así como los que culpan a Vladimir Putin de haber lanzado una agresión militar a su país vecino olvidan que fue el régimen, surgido del Euromaidán de febrero de 2014, el que ha venido librando una guerra no declarada contra la otra Ucrania, la que quedó excluida del poder con ese golpe de estado. La única diferencia es que ahora los gobernantes rusos decidieron actuar y darle un nombre a su acto de fuerza.

Si la invasión la hubieran ejecutado los EEUU y sus aliados no habría ningún problema ni tantas exclamaciones pudibundas acerca de las soberanías jamás respetadas por occidente: El 18 de marzo de 2003 los EEUU con el concurso de la Gran Bretaña y España atacaron inmisericordemente a Irak, incluso sin el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al haberse opuesto Francia, Alemania y Rusia a ese acto de fuerza, destinado al parecer a eliminar unas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron, en cambio una nación entera fue destruida, humillada y envilecida hasta lo más hondo (racionalidad instrumental vs racionalidad fundada en valores, no los de las bolsas- valga la reiteración- que cayeron en estos días, al calor de la guerra también económica (con sanciones imperiales y todo) emprendida por la OTAN y sus patrones americanos para aplastar a Rusia.

No logro ver las ventajas de un mundo unipolar, en medio de esta escena más que surrealista. dejémonos de tonterías, aquí hay demasiadas cosas en juego, tantas como la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial que no lo duden, sería la última. Tampoco veo en las imágenes de Ucrania a combatientes antifascistas, como los de aquella España Republicana (1931-1939), a la que muchos, demasiados, apuñalearon y dejaron en el olvido. ¿Cómo es eso de combatientes contra el fascismo luchando al lado de los fascistas ucranianos? Algo no calza aquí, exijo una explicación, algunos amigos me dejan sumido en la perplejidad… tal vez en el Frente de Aragón puedo recordar en las viejas imágenes en sepia a las milicias anarquistas de la FAI CNT y del POUM, encarnado por una suerte de marxistas de línea trotskista luchando casi sin armas, tal como nos la describe George Orwell en su “Homenaje a Cataluña”, un encantador texto que hasta hace un par de año pude leer completo, mientras los estalinistas preparaban su golpe de fuerza en la Barcelona de mayo de 1937, esos que terminarían asesinando a Andrés Nin, uno de los líderes obreros más queridos de la Cataluña de entonces, por orden del paranoico José Stalin, el amo del Kremlin, bajo el pretexto de que los agentes de su NKVD estaban defendiendo a la Segunda República Española, pero de una manera condicionada, donde ellos definían lo que llamaban desviaciones peligrosas de lo políticamente correcto, a diferencia de lo que hizo el México cardenista de los años treinta con su inagotable generosidad. Todo esto no deja de ser una inmensa paradoja, volvamos al surrealismo y sus genialidades a propósito de lo absurdo, con sus pirotecnias que tanto nos entretuvieron y nos hicieron pensar…pensar, al menos pensar, no gruñir como alguna gente por ahí, en medio de tanta estulticia, en un mundo que se encuentra de cabeza.