Skip to main content

Eric Madrigal: un investigador con ritmo de swing que impone respeto

Por José Luis Amador

Recientemente se publicó un video sobre Jorge “Pelusa” Miranda y el origen del swing criollo, que generó algunos comentarios cuestionando el trabajo del investigador Eric Madrigal. Conocedor como soy del trabajo del señor Madrigal, decidí escribir estas líneas.

Hace varios años recibí una llamada de doña Liliana Valle, investigadora, instructora, divulgadora de bailes populares, solicitándome colaborar, en mi calidad de antropólogo, con un comité sobre el swing como patrimonio cultural costarricense.

Era un comité adscrito al Ministerio de Cultura. Participé en un par de reuniones, pero el comité no prosperó. Lo cierto es que allí conocí a una persona que venía haciendo un trabajo que hasta el día de hoy me parece encomiable. Me refiero al Ing. Eric Madrigal y su trabajo sobre historia del swing y el bolero criollos. Don Erick es ese tipo de persona apasionada, estudiosa, multifacética, que por iniciativa personal venía recopilando testimonios de los primeros bailarines del swing.

Desde el primer momento se interesó muchísimo en mi experiencia como experto en testimonios orales y análisis de historias de vida. Y me puso al tanto de un proyecto que estaba realizando en aquel momento con las historias de vida de los pioneros del swing. Él venía trabajando con miembros de la “comunidad del swing” convertidos en investigadores. Muchos de ellos eran de ASWINGBOL y otros eran de diferentes organizaciones que él mismo había reclutado. Su idea era que estos jóvenes investigadores conocieran de labios de los pioneros aquellas historias y a la vez hicieran el trabajo de recopilación, para fomentar el traslado de información histórica de una generación a otra.

Una de las cosas que me pidió fue que yo diera una capacitación a las personas que realizarían el trabajo de recopilación de testimonios. Fue así como me tocó conocer algunos de aquellos noveles investigadores y también a algunos de los pioneros de la primera generación de swingeros: los creadores del swing criollo. Jorge “Pelusa” Miranda, Edgar “Moraga” Miranda (de grato recuerdo), Gilbert Umaña, Cecilia Venegas, Walter Alvarado y algunos otros más.

La “historia de vida” es una metodología que permite recopilar testimonios orales y construir conocimiento histórico, a partir de contenidos biográficos de las personas. Cómo se da el salto para que una anécdota personal con todo y su subjetividad se convierta en información histórica constatable, verificable como contenido histórico, es tema de discusión de los teóricos, desde hace rato superado. He hecho dos tesis como antropólogo, una licenciatura y una maestría, y algunas otras investigaciones y publicaciones, a partir del uso de la “historia de vida” y de los testimonios orales. Al principio me encontraba con ese tipo de resistencia, pero no soy el único que utiliza estas fuentes. Muchos años antes, en Estados Unidos, investigadores de la Escuela de Chicago como William Thomas y Florian Znanieky, o en su momento el sociólogo francés Daniel Bertaux, por citar alguno otro, si es que no hablo del antropólogo cubano Miguel Barnet, autor de “La Fuente Viva”, esa fuente que no es otra que la palabra, y muchos otros autores, dieron las discusiones del caso y aportaron los elementos metodológicos para superar este escollo.

Una de las razones que permite determinar lo que es un dato concreto históricamente constatable, es la “saturación”. Cuando todos los entrevistados coinciden en aportar elementos cognoscitivos idénticos y constatables, es por algo. Podemos incluso, como parte de la metodología, tratar de contradecir aquellas premisas, pero la realidad al final se impone y cae por su propio peso. Y si no que lo diga Pelusa, y toda la generación de jóvenes de los barrios del sur de los años 60, hoy viejos bailarines del swing, que están todavía allí, para contarnos aquella historia que recogió Eric Madrigal y que luego volvió a recopilar y sistematizar con su equipo de indagación.

Cuando conocí a Eric Madrigal ya el hombre andaba bastante ubicado en la cuestión metodológica. Pero tuvimos oportunidad de discutir mucho, conversar mucho. Y es que estamos hablando de una persona que sabe meter el pie y entrarle duro a las cuestiones teóricas, y si me descuido termina enseñándome a mí. Eric concluyó la investigación. Si mal no recuerdo era una beca taller otorgada por el Ministerio de Cultura (2017), de modo que todo eso está documentado. Y ahí quedó demostrado para la posteridad cuáles son los orígenes del swing.

Como suele suceder en ciencia social, algunos atisbos anteriores, que ya se habían venido dando por otros investigadores, muy importantes, muy valiosos y que merecen todo respeto, quedaron superados o complementados por estas investigaciones. Efectivamente no fue en las bananeras, sino en los barrios del Sur de San José, donde se originó el swing, siguiendo la música de las rockolas, en pequeños bailongos retratados en los testimonios. El gran aporte de Pelusa y sus compañeros de generación, dice Madrigal, fue haber mezclado pasos de rock and roll con el baile de la cumbia “tropicalizada”, esto es, ejecutada por orquestas, especialmente mexicanas. A partir de allí los procesos de adaptación al ritmo y sentido del baile, empiezan a gestarse de manera colectiva. Esta travesura de bailar cumbia con pasos de rock and roll, fue la chispa que provocó el incendio dancístico y social.

Eric ha seguido profundizando en su indagación. Una de sus investigaciones más interesantes tiene que ver con la represión policiaca, que recibieron aquellos primeros bailarines de swing, que eran discriminados en los salones de baile, por su aspecto, por su atuendo, por su proveniencia social, estilo de vida marginal, por el consumo de drogas, pero también por su forma rupturista de bailar: ¡por bailar Swing!. Esto da como resultado un artículo que publica Eric y que se llama “Resistencias Populares a leyes injustas: la comunidad del swing y la ley de la vagancia”, publicado en la página de la Biblioteca Virtual del Consejo Latinoamericano de Educación Popular (2018).

Nunca sabés con qué va a salir Erick y su grupo ASWINGBOL. Han mantenido programas radiales en radio Universidad de Costa Rica, han colaborado de manera integrada en el TCU (Trabajo Comunal Universitario) Memorias in (materiales) de la Escuela de Historia de la UCR, hombro a hombro con la profesora Sofía Vindas y el profesor Alejandro Bonilla. Eric es promotor de “Swing en la Plaza”, programa que lleva el Swing a las calles. Eric es fiel creyente que el Swing debe manifestarse en las calles y que es ahí, con los bailarines callejeros, portadores de la cultura viva del Swing, donde hay que poner el énfasis de su trabajo.

Madrigal hizo estudios y se graduó como Gestor Cultural Comunitario. Posteriormente siendo ingeniero, decidió estudiar además educación popular y matriculó en la universidad de Costa Rica la carrera de Administración de la Educación No Formal, donde se egresó con honores, siendo el mejor promedio universitario en el año 2022 y solo le falta la tesis. Ha hecho estudios de posgrado en Políticas Culturales de Base Comunitaria, Gestión del Patrimonio Cultural Inmaterial y Sistematización de Experiencias.

La pandemia lo animó a contactar varias universidades extranjeras por vía virtual, donde siguió capacitándose. Estas experiencias lo llevaron a contactarse con la Universidad Nacional de La Plata, (Argentina), donde participó en los Encuentros Virtuales en la Cátedra Libre de Patrimonio Cultural Inmaterial. Con el tiempo su trabajo fue reconocido, hizo amistades y propuso la creación de la Red Americana de Pensamiento Crítico sobre los Patrimonios Culturales. Esta red, adscrita a la Cátedra libre de Patrimonio, funciona, ni más ni menos que bajo la coordinación de Eric Madrigal, el tico. Varios antropólogos costarricenses hemos pasado por ahí gracias a la invitación de Eric. Y hemos expuesto y dado charlas.

De tal manera que no estamos hablando de un improvisado, ni de una persona que de pronto hace afirmaciones sin fundamentación, ni con información recogida de oídas a la vera del camino. Los aportes de Eric Madrigal a la historia del swing son serios y debe prestársele atención a su trabajo. Pueden ser sometidos a crítica y discusión, porque esto es lo normal en la ciencia.

Ahora bien. Me ha llamado la atención haber visto alguna vez en internet, bromas y algún tipo de sorna pachotera para referirse a su trabajo. Es una lástima, pero así somos los ticos. Lastimosamente pareciera como que eso es parte del “criollismo”. Ni modo.

Personalmente me inclino por pensar que los bailarines de swing y los indagadores sobre estos temas, deberían integrarse más y trabajar con un criterio más constructivo, donde lo que unos aportan, se sume a lo que otros están haciendo, porque todos están produciendo cosas valiosas, sumamente necesarias, especialmente en un medio tan hostil hacia la cultura, como es el nuestro.

El swing necesita más compás, más ritmo, más trabajo de equipo. Los invito a todos a no salirse de la pista. Mientras estén vivos estos pioneros del swing como Pelusa, y sus camaradas, abracémoslos y démosles el reconocimiento que merecen. A los investigadores y a los promotores, a todos. Cada uno con su énfasis y con su estilo. Cada uno en su época. Cada uno con su aporte. Cada uno en su generación. Cada uno en aquello para lo cual tenga sus dones y sus habilidades.

Un abrazo a todos y sigamos bailando, procurando no pisarnos los talones, unos a otros. Y que haya swing por siempre.

En la imagen: El investigador Eric Madrigal junto con el señor Jorge “Pelusa” Miranda, pionero del swing criollo costarricense.

baile, cultura, Eric Madrigal, historias de vida, Jorge “Pelusa” Miranda, José Luis Amador, patrimonio cultural, Red Americana de Pensamiento Crítico sobre los Patrimonios Culturales, swing criollo