FOTO DE FAMILIA

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

En un primerísimo plano la imagen nos devuelve las caras sonrientes y seguras de un grupo familiar completo. El puctum, como llama Barthes, dirigido a captar la necesaria esencia de ese lugar de añoranzas, recuerdos y proyectos.

En la fotografía pareciera no existir tiempo ni espacio. Es solamente un momento histórico que quizá refleje para siempre la forma simple en que se tatuó en la memoria el significado de eso que llamamos coloquialmente estar juntos.

No es este el espacio para discutir las esencialidades asignadas a los núcleos familiares, envueltos como están en procesos complejos, incompletos, a veces contradictorios. Pero valga la referencia sobre la imagen, el momento.

Recientemente fui invitado a conversar sobre migración centroamericana con un grupo de guías turísticos costarricenses. Propuse una serie de contenidos sobre las continuidades y las rupturas recientes en los procesos de movilidad humana.

Conversamos sobre fronteras, interrupciones y necesidades de las personas para emprender eso que tan glamorosamente algunos llaman “el proyecto migratorio” y que justamente puede ser definido como un acto último para sobrevivir, huir de la barbarie y la depredación de la violencia y los modelos económicos de los gobiernos regionales.

Ese éxodo que ha continuado a pesar de la clausura, la intensificación de las respuestas securitarias y como hemos comentado recientemente, la producción de hipérboles discursivas que colocan el acento en estigmatizar a la persona migrante tanto, al punto de compararla con el terrorismo y el narcotráfico, ha significado un hiato en la construcción de Centroamérica, un desgarre constante en su piel.

Como ejercicio final de la conversación con los guías turísticos propuse una pregunta que también he formulado en otros momentos en el marco de estas reflexiones: ¿qué objeto se llevaría consigo si tuviera que dejar su hogar de forma obligada? ¿Por qué?

La mayoría de sus respuestas tenían que ver con hacerse acompañar de una imagen, una foto de la familia. Las justificaciones fueron variadas, pero acudían a nombrar la fuerza que da ese concepto para seguir adelante: motor, motivación, razón.

Como hemos dicho ya en varias oportunidades, la vera del camino que van construyendo las personas centroamericanas en contextos de movilidad se convierte en un museo de fósiles en el que cientos de miles de objetos y pertenencias son encontrados. Entre ellos, si, fotografías familiares que alguna vez aprisionaron contra sus pechos para tomar valor y salir adelante.

Las narrativas de los medios de comunicación empresariales nos devuelven a menudo lecturas homogenizantes sobre las movilidades humanas. Una forma de cuestionarlas es preguntarse por esas subjetividades y biografías significantes que son más que estadísticas. Es un paso necesario, absoluto, hacia la empatía.

 

Imagen: https://departamento19.hn