Indígenas, tierra y racismo en malos aires

Una reseña histórica para contextualizar el asesinato de Sergio Rojas

Carlos Borge, antropólogo

El asesinato anoche de Sergio Rojas, bribri del clan o ditsewö Uniwak (clan del pájaro) en su casa en el Territorio Indígena de Salitre es una muerte más en la larga cadena de asesinatos que recuerdo desde 1970 se han sucedido en este cantón que llamo aquí Malos Aires.

Lo denomino así porque es un cantón racista en extremo, porque su paisaje es deprimente (piñales y potreros), por sus constantes incendios forestales que provocan ganaderos y cazadores, por tener índices de pobreza altísimos y porque lo que soplan son malos aires sociales y políticos: el conflicto entrará en una nueva escalada lamentablemente. El responsable directo de todo el conflicto es el mismo Estado.

Cuando en 1956 Don Pepe manda a constituir la Reserva Indígena Bribri-Cabécar de Buenos Aires, la concibió como un solo territorio con una cabida superior a las 62 mil hectáreas, cabida muy inferior a la ocupación real de los bribri-cabécar que se extendía por el este hasta Biolley, por el sur hasta el centro del pueblo de BA, por el oeste hasta Santa María de Brunca y por el norte hasta las Sabanas Dúrika y el Cerro Kamuk; poco más de 150 mil hectáreas.

La Reserva Indígena era administrada por la Junta Nacional de Protección de las Razas Aborígenes. En 1961 el Estado le traspasa la administración al ITCO y empieza a suceder el más grave despojo legal de las tierras indígenas. Los funcionarios del ITCO, hoy INDER, comienzan a ofertar tierras indígenas entre campesinos criollos de Pérez Zeledón y de San Ramón de Alajuela, entregan parcelas por todo el Territorio Indígena y provocan los primeros conflictos con saldos de heridos y muertos.

Luego aparece la tristemente institución CONAI y divide el territorio en tres reservas indígenas, cercena las tierras de la Lucha y la Luchita, las de Santa María y las que pegan a BA que le fueron asignadas a la piñera. Además decreto tras decretos corrigen límites y disminuían la cabida original.

En los setenta Víctor Ramírez filma Waka las Tierra de los Bribris donde evidencia el conflicto en el que ya corría sangre. El Estado provocó el problema y durante décadas hizo nudo tras nudo para tener hoy un nudo gordiano y no creo que tenga la espada ni el valor de Constantino para cortarlo.

El INDER, que inició el problema, ha sido una y otra vez sentenciado por la Sala Cuarta para resolver este gravísimo problema de tenencia de la tierra. El INDER (antes ITCO e IDA) no ha tenido ni los conocimientos ni la voluntad política para resolver la situación y siempre encuentra una excusa para no acatar la orden de la Sala Cuarta.

Al mismo tiempo, las autoridades judiciales y policiales se han mostrado no solo inútiles ante el problema, sino permisivos en contra de los derechos de los Pueblos Indígenas de BA.

En Malos Aires el racismo crece día con día, las instituciones estatales, empezando por la municipalidad, tienen y reflejan una concepción racista basada en estereotipos de los no indígenas como que los «indios son vagos, no trabajan la tierra», «tienen mucha tierra y por eso el cantón no progresa», «los indios son chicheros y pleiteros», «los indios son incivilizados».

Con el asesinato de Sergio el conflicto irá en una escala mayor, con consecuencias gravísimas para todos los pobladores de aquel cantón y en mucho para Costa Rica.

Guardo la esperanza que la administración de don Carlos Alvarado tenga la voluntad política, la destreza y los conocimientos para detener el conflicto en el corto plazo y para en el mediano plazo resolver de una vez por todas, el histórico y estructural problema de tenencia de la tierra indígena. Los recursos financieros y legales sobran, lo que falta e inteligencia, conocimientos, diálogo, negociación y voluntad… ah y sin comisiones. Espero llamarle pronto Buenos Aires a este cantón.

 

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.

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