La clave en la información

Por Carlos Meneses Reyes

La noticia, con foto incluida, de un combatiente de las FARC, frente 28, abatido en enfrentamientos con el insurgente Ejército de Liberación de Colombia – E.L.N, en la frontera del Estado Apure (Venezuela) con el Departamento de Arauca (Colombia), debidamente equipado con uniforme mixto camuflado, perteneciente al ejército colombiano e insignias de la torcida facción de las FARC; constituye prueba indiciaria de la infiltración del ejército colombiano Made in Usa; del carácter expansivo militarista(tanto militar como política) de la oligarquía colombiana, de la mano con el ejército invasor imperial, a quien el títere sub presidente de turno, no pide explicación de su presencia y si lo hace, en lastimera suplica, a la República Rusa, por la supuesta presencia de tropas rusas en el sagrado territorio donde nació Simón Bolívar.

La valiente denuncia del Dr. Alirio Uribe Muñoz, candidato por Bogotá DC, a la Cámara, por el Pacto Histórico, resaltando explicaciones sobre el suceso en registro fotográfico; sustenta, de manera confiable, el contenido de mi artículo: “La Situación Insurgente” de fecha 27 de enero de 2022, en el que analizo el momento de insurrección en la frontera nororiental y el dominio territorial de fuerzas rebeldes colombianas. Dicho artículo corresponde a un material de referencia, en cuanto a la situación de las antiguas Farc, fraccionadas, en lo que he dado en llamar “Tres en Uno” a que fue convertida las extintas FARC-EP, por el malogrado Acuerdo de terminación del Conflicto Armado Interno con las FARC-EP (que no “proceso de paz”) y su no implementación, por el régimen narco paramilitar en el poder, que no ha cesado esfuerzos en “hacerlo trizas”.

La labor de un comentarista o analista, sobre las situaciones álgidas generadas durante el conflicto armado interno colombiano, difiere de las posiciones respetables de organizaciones sociales, populares y hasta de portales independientes informativos.

Destaco el ingente esfuerzo de los analistas de base popular, generalmente de provincia, que con las uñas, escarban en lo publicado por la mediática colombiana e internacional, conforme al conduccionismo de información que el generalato colombiano monopoliza- cual funcionarios nazis de inteligencia- sobre que permiten dar a conocer, si o no, acerca de los sucesos del conflicto armado interno colombiano y a los que los dueños de los medios de alienación masiva colombianos, en forma genuflexa, prestos publican.

En Colombia, un analista independiente del conflicto armado interno acude a un método deductivo de lo publicado por la multimedia. Recurre a la aplicación metodológica de la inducción, en cuanto a lo contradictorio que resulta lo enunciado, con la génesis u origen de la noticia falsaria. Utiliza el método dialéctico, para contribuir, con una dosis de capacidad de análisis, a acceder a una premisa creíble, sin incurrir en el silogismo; actuando sobre el manejo de presunción; para obtener un panorama de conjetura, bajo postulados de situación hipotética, que confluya en realidades y no en los falsos positivos gubernamentales e institucionales. Es ese el reto de la inteligencia popular, ante el poder de la dictadura mediática. Ahí radica la clave de un término medio de la información. El analista en modo alguno es periodista, pues lo motiva la sustentación ideológica conforme a su concepción del mundo y en particular, del múltiple conflicto colombiano.

Muy pocas voces o escritos alternativos encuentro, a la fecha, de analistas del conflicto colombiano, que ahonden sobre la problemática vivida en la región nororiental y en particular en la frontera de Arauca y el Estado Apure. Los medios alternativos están huérfanos de editorializar al respecto. Ha transcurrido el mes, desde los enfrentamientos del ELN contra las facciones frentes 10 y 28 de las FARC, que operan en territorio venezolano. La mediática magnifica su accionar a limites extraterritoriales inconcebibles, alejando a la opinión pública nacional e internacional. Invito a que vayamos al meollo de la cuestión.

Comprensión del conflicto

La frontera colombo-venezolana es un corredor de vida, que los perros de la guerra colombianos y del Pentágono han convertido en escenario de amedrantamiento, rabia, rebeldía, con la imposición de la matanza militar, ante la decisión de un pueblo sufrido por su permanencia en el territorio; reconstruir el tejido social hacia una nueva sociedad, por una Colombia libre y soberana.

En Arauca, por ejemplo, a diferencia de El Catatumbo, aplicó la erradicación de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos- impulsada por el ELN y la sociedad civil-para que el gobierno y el generalato continúen con el falsario método de colocar en un mismo recipiente a todas las manifestaciones delictivas armadas, junto con los actores del conflicto armado en Colombia, que se circunscribe a organizaciones insurrectas con estatus de beligerantes y la fuerza pública estatal, contra la que combaten.

Desde el levantamiento popular en noviembre de 2.019, conocido como el Paro Nacional, iniciado el 21 de noviembre (21N), la protesta popular ha sido constante, no atendida por lo gubernamental; pero tampoco acallada. Lo iniciado el 28 de abril de 2.021, (28A) corresponde llamarlo Paro Político Nacional (PPN) y la protesta es ciudadana y popular y no (solo) reivindicativa, gremial, laboral… A la fecha, se puede afirmar que el asunto, como materia y motivo a resolverse es de resultado y esencia originaria de motivación política, como protesta interminable y en escala, que suscitó el Paro Nacional desde el 28A, en forma creciente, ascendentes, de espiral imparable. No se registra antecedente que la represión policial-militar pueda dar al traste con esta clase de protesta política. Desde entonces, el 28 de cada mes, la ciudadanía protesta en ciudades del país y las distintas expresiones de lucha popular atinan en mantener la chispa y el ánimo de rebeldía ya iniciado. Por más judicialización de la protesta y normativas pretorianas de “seguridad”, el conflicto político y social predomina. Es en ese escenario de conflicto que corresponde ubicar a la llamada “situación de Arauca”.

El ejercito oligárquico busca control del enclave minero energético, fortalecer la ofensiva neoliberal extractivista e implementar las zonas futuro.

Al movimiento popular colombiano le asiste y motiva una vocación de poder popular. El objetivo del Narco Estado imperante, con su ejército expansionista, apunta a los defensores del territorio, que luchan contra la erradicación forzada de cultivos ilícitos; enfrentando las políticas económicas extractoras, en lo de minería y deforestación, que imponen una situación de conflicto y miseria. Señalan a los y las lideres sociales, que por su arraigo popular, constituyen el factor incomodo, para la secta-que no partido- en el poder, y para la continuidad de un sistema electorero, corrupto e imperante en el país. Marcan, con el estigma contra insurgente, a toda manifestación y expresión en combatir las políticas neoliberales, de saqueo al erario público; de destino inconmensurable de recursos presupuéstales para la guerra; el rechazo a la privatización de la salud; la privatización a ultranza de los servicios públicos esenciales de la nación colombiana. Dirigen las balas asesinas hacia inermes desmovilizados de las antiguas FARC-EP, sin ocultar lo fallido e ineficacia de un Estado, asistido por una élite en politiquería, de espaldas a la realidad y aspiraciones de paz del pueblo colombiano, que hizo trizas lo pactado en La Habana y el Teatro Colón.

Como meollo del asunto corresponde ubicar el conflicto de Arauca, en las expresiones públicas de las organizaciones sociales, sindicales, populares, cuyas sedes y lideres son ahora objeto de ataques explosivos, por parte de instrumentos del narco para militarismo colombiano, que le lavan la cara, al ejército estatal, en aplicación oficial de la política del Bloque Hegemónico Oligárquico de Poder Contra insurgente y terrorista.

El próximo pasado 11 de enero, afirmó en su comunicado, la Asociación Nacional Campesina José Antonio Galán Zorro (Asonalca), que Arauca es “uno de los departamentos más militarizados del país, con una relación aproximada de un soldado por cada 29 habitantes”. – También aseguró que esta militarización se enfoca en áreas en las que las comunidades han establecido los proyectos autónomos de Territorios Campesinos Agroalimentarios. Y se elevan explicaciones que visualizan la situación de la región fronteriza con Venezuela, como de crisis humanitaria, grave y preocupante; sin ser nueva, ni peor. Tampoco que su principal causa sea la confrontación armada entre la guerrilla del ELN y la facción de las FARC, frentes 10 y 28. Lo explica es la contra insurgencia del Plan Colombia y lo complementa la confrontación armada contra la resistencia popular. La dictadura mediática atiza el fuego, de querer incluirlo todo en el narcotráfico. Buscan colocar dos bases militares más en Arauca bajo el prurito de hacer creer que el conflicto armado se resuelve con más militarización.

Se impone la resistencia y solidaridad con la lucha del pueblo colombiano y en particular con el araucano, en conjunto y por transformaciones estructurarles, que en Ensayo aparte he dado en llamar: el momento histórico de una Revolución Institucional.