La experiencia de las Mesas de Diálogo Social: Una alternativa de construcción participativa desde la gestión local para la solución de los problemas comunales – I Parte

Por Lic. Ítalo Fera Fallas. Sociólogo.

El presente ensayo tiene como motivo el lograr reflexionar sobre la práctica de extensión y acción social institucional llevada a cabo por el autor principalmente en el Programa de Gestión Local (PGL) de la Dirección de Extensión, Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica.

Se prioriza en la experiencia personal y colectiva institucional utilizando la metodología participativa de gestión local por medio de la estrategia de las Mesas de Diálogo Social Comunitario.

En estos procesos, sean las Mesas de Dialogo Social u otras formas y figuras de participación, concertación y diálogo social, como veremos más adelante, los aportes personales y colectivos son esenciales. Diferentes personas, líderes y organizaciones han contribuido, la mayoría de las veces anónimamente o con muy poca difusión, para hacer realidad esta acumulación de conocimientos y prácticas de vida.

Por una parte, a partir de la década de los setenta del siglo pasado, conocimos de los aportes de seglares y sacerdotes con un alto compromiso social, que coadyuvaron con su servicio en las pastorales juveniles y sociales. Igual, las experiencias y colaboración de instituciones y ONGs que desarrollaron y aún unas pocas desarrollan investigación y extensión comunitaria. Arriesgando omitir algunos de estos actores sociales, mantuve relación y participé directamente en ONGs como el Centro Popular de Educación VECINOS, La Red Centroamericana ALFORJA, CEDECO, CENAP, Desarrollo Alternativo Maya Consultores, junto a la valiosa herencia del Movimiento Nacional de Juventudes (MNJ), la investigación extensión agropecuaria en el Ministerio de Agricultura y Ganadería y en el último período la participación como funcionario de la UNA y durante más tiempo en la UNED.

Varias son las comunidades en esta trayectoria como la mayoría de los barrios del sur de San José, localidades rurales y urbanas de Desamparados, Alajuelita, Aserrí, Acosta, Los Santos, Upala, Pococí, Talamanca, Golfito, Nicoya, Corredores, Coto Brus, Osa entre otras comunidades y cantones, así como tener como compañeros a funcionarios de la Vicaría de Pastoral Social de la Iglesia Católica (VEPS), el Programa de Cáritas. Es especial las centenas de líderes y lideresas comunales que en forma voluntaria y muchas veces anónima de muchas localidades han enriquecido este conocimiento colectivo. Junto con la contribución de dirigentes sindicales, cooperativos y de algunas municipalidades.

Finalizo muy especialmente reconociendo los aportes reflexivos y su acompañamiento práctico en las comunidades de la mayoría de los compañeros y compañeras de la Dirección de Extensión de la UNED, en particular los Prof. Rafael López, Carolina Somarribas, Allan Chavarría, Amílcar Castañeda, Fernando Lizana y Javier Ureña junto con las contribuciones regulares del equipo de coordinación de la Mesa de Diálogo de la Legua. Estas experiencias han sumado muchos adeptos, donde se reconoce que mediante esta estrategia todos ganamos.

Las mesas de diálogo social comunitario son una estrategia metodológica de acompañamiento, asesoría, capacitación y educación participativa, en el ámbito de las localidades y en el marco de la extensión pública, sea en comunidades urbanas y/o rurales de diferentes regiones. Pretende acompañar a representantes de organizaciones sociales comunitarias, los cuales se articulan para conocerse, identificar sus problemas comunes, concertar la definición de alternativas de solución y finalmente organizar/ejecutar una agenda de trabajo compartida entre vecinos, líderes y las organizaciones sociales, que permita poner en práctica herramientas y tácticas de incidencia y acción política ante la institucionalidad pública y la empresa privada de la localidad, zona y/o región para la solución de los agudos problemas de salud, vivienda, infraestructura pública, educación, seguridad y otros.

Para lo anterior, se ha seleccionado principalmente a la mesa de diálogo social conocida y más antigua, con mayor trayectoria y consolidación, que tiene como cobertura principal el distrito de La Legua de Aserrí. Sin menoscabo de derivar aprendizajes, igual de valiosos, con otras experiencias tanto de mesas de diálogo social como metodologías para la construcción de convergencias con fines similares que han permitido también la coordinación y unión de acciones, sea entre vecinos, líderes y/u organizaciones comunales, éstas últimas organizaciones de hecho o con algún grado de formalización legal.

  1. El Problema

Nuestro problema se define en cómo se expresan los diferentes contenidos y formas de participación social, económica, cultural y política de vecinos, representantes y/o delegados de las organizaciones comunitarias en el espacio de una mesa de diálogo social y plataforma de concertación que se constituya para el cambio personal y social, la construcción del trabajo en equipo, lectura de la realidad social, la elaboración de agendas comunes, la planificación y ejecución de acciones para la gestión local en los diferentes ámbitos y contextos.

Colocamos nuestro foco en la variedad de personas y funciones, (vecinos, líderes y/o dirigentes), sus procesos de interlocución, convergencias y divergencias sea entre ellos y ellas y/u entre las organizaciones/instituciones sociales, así como en la incidencia ante la institucionalidad pública y empresa privada con sus resultados concretos.

Entendiendo por formas de participación: el ejercicio de actividades, mecanismos, procedimientos, técnicas, métodos y estrategias de acción y los contenidos como las enseñanzas/aprendizajes desde los conocimientos surgidos de la experiencia tanto acumulada como la actual, que reflejan y explican los avances, desviaciones y retrocesos del proceso sucedido en el tiempo y en el espacio contextual.

  1. Enfoque y metodología

La experiencia de la Mesa de Diálogo Social de La Legua de Aserrí, (MEDESLA), se investigó retomando las experiencias metodológicas de sistematización llevadas a cabo con este tipo de prácticas en el área comunitaria del Valle Central. Se concluye por optar escogiendo la metodología utilizada por el equipo de profesionales del “Proyecto para la Promoción del Manejo Participativo en la Conservación de la Biodiversidad” (MAPCOBIO), SINAC-JICA.

La metodología se recoge en lo fundamental en el documento, 2015: Brenes, Castillo y Soto Navarrete. “Manual para sistematizar experiencias de manejo participativo en la conservación de la biodiversidad”. SINAC, MAPCOBIO, JICA. Santo Domingo, Heredia.

De esta fuente, rescatamos su enfoque general, que conceptúa la sistematización como el medio principal para producir conocimiento, ubicando las experiencias comunitarias, en el espacio y en el tiempo, identificando los hitos principales en el variado transcurrir de los procesos.

Es fundamental el ordenamiento de la experiencia, básico para comprender y producir conocimiento, dándole la mayor importancia a la correspondiente acción transformadora.

Los lineamientos de acción se derivan de saber diferenciar “entre información y conocimiento, entre éstos y la toma de decisiones para la acción colectiva”. (2015: Castillo y Soto).

Para el correcto esclarecimiento de la práctica realizada, cobra relevancia los datos, en el acercamiento y develamiento de la realidad social, pero insuficientes sin ser procesados, correlacionados y que aporten a explicaciones, que validadas, contribuyan a la toma de decisiones acertadas.

Por último, suma a este enfoque la claridad de priorizar lo colectivo ante lo individual, dándole el mérito a la construcción social y al aporte histórico de las personas y su potenciación en la búsqueda de soluciones, compartiendo saberes y acciones. Aquí es esencial el protagonismo de los propios actores de la mesa de diálogo que aportan sus saberes ancestrales.

  1. Valores para la visión de trabajo con las Mesas de Diálogo

Parte sustancial del proceso ha sido recuperar y visibilizar la construcción colectiva y el sentido de los valores y principios que deben guiar a los participantes de las Mesas, en especial las orientaciones que fortalezcan la independencia de la Mesa y su sujeción a los intereses personales comunes y entre organizaciones sociales de las comunidades.

Sobre la base conjunta de esos principios, se interiorizan un conjunto de valores compartidos, a la vez que se respeta la especificidad de los métodos de trabajo en cada Mesa. Pretendemos así encontrar las rutas flexibles en las formas, pero llegar a ser consistentes en los contenidos de los valores concertados, que permitan avanzar unidos en el territorio. Para ello, ha sido esencial buscar recuperar y fortalecer una serie de actitudes y valores sustantivos, entre los que destacamos los siguientes:

  1. Que la Mesa de Diálogo busque fortalecer su independencia de trabajo y la toma de decisiones conjunta, respetándose las particularidades de cada organización en sus contextos locales, sin embargo, regidas todas por principios comunes.
  2. Facilitar la participación democrática, consciente, crítica e informada del actor comunal.
  3. Asegurar el reconocimiento a la horizontalidad y al respeto recíproco en las relaciones entre vecinos, dirigentes comunales, funcionarios de instituciones y/o empresarios.
  4. Reconocer los orígenes e identidades diversas de personas, organizaciones, comunidades y territorios, premisa para el desarrollo coherente y armónico en lo personal y colectivo.
  5. Promover que la actitud del servicio voluntario y desinteresado para con la comunidad, sea parte sustancial del vecino y en especial el dirigente comunal y que domine la motivación permanente para la participación.
  6. Desarrollar la solidaridad y la sensibilidad auténtica con las personas más necesitadas y vulnerables. La indolencia y la indiferencia social no pueden ni deben ser permitidos.
  7. Asumir la justicia social y la equidad como máximas del desarrollo humano y la paz duradera en las comunidades, regiones y país.
  8. Asumir el compromiso de la búsqueda y unión de los recursos de todo tipo y de esfuerzos comunales con las institucionales y el sector privado, para llegar a soluciones proactivas. Se trata de construir una apuesta cooperativa y solidaria hacia objetivos comunes.
  9. La actitud del manejo transparente de los recursos y la rendición de cuentas permanente, serán una máxima a practicar coherentemente para consigo mismo y con los otros.
  10. Romper con los localismos, para abordar los problemas y soluciones desde una mirada de territorialidad unida desde el cantón, la región y país como un todo.
  11. Abordar las acciones con visión de sostenibilidad en los procesos y buscando la claridad y proyección estratégica en las acciones para el mediano y largo plazo, hacia la transformación personal y social simultánea, es una convicción en el enfoque de trabajo de las Mesas de Diálogo.
  1. Orígenes y propósitos de las Mesas de Diálogo Social.

La metodología de las mesas de diálogo social comunitarias tiene su origen en Costa Rica a finales de la década de los sesenta y principios de los setentas del siglo pasado. En el contexto de la llamada “guerra fría”, dos importantes corrientes de pensamiento y acción convergen: Las juventudes de varias partes del mundo, en particular de Europa y nuestro continente, agitan a las estructuras sociales del status quo revelándose contra las guerras y levantando importantes manifestaciones y movimientos sociales por la” paz y el amor” junto con el cambio social. Por otra parte, la praxis de la teología de la liberación irrumpe con los soplos de renovación del papa Juan XXIII en la Iglesia Católica. El Concilio Vaticano II y posteriormente para nuestro continente la Conferencia Episcopal de 1968 en Medellín, dinamizan a las comunidades, particularmente a las pastorales juveniles.

Los programas de pastorales sociales en general recuperan una rica tradición de experiencias de articulación y concertación de acciones, llevada a cabo por feligreses, grupos parroquiales y organizaciones sociales de base comunitaria durante décadas, que ha sido practicada de forma variada por el movimiento comunal nacional e internacional.

Aporta desde las realidades contextuales de la época y como lo hemos venido señalando en el presente documento tiene como premisa fundamental: los valores y actitudes que deben orientar la acción. En consecuencia, los fines o propósitos de las Mesas de Diálogo están determinados por esa base de principios y son una propuesta a construir, deconstruir y contextualizar permanentemente, según los lugares, actores y desafíos que se asuman en cada momento y situación. Algunos de los objetivos que se proponen son:

  1. Propiciar la concertación y articulación de las organizaciones sociales de base comunitaria de las localidades, sin distingos y en condiciones de horizontalidad y participación equitativa, para la búsqueda de la interlocución y el reconocimiento de sus intereses, problemas y soluciones comunes.
  2. Desarrollar el potencial existente en el voluntariado comunitario y en la movilización de sus recursos locales existentes, mediante procesos de capacitación continuos, con el fin de organizar y planifica las mejores respuestas de solución, congruentes con los intereses y necesidades comunes y mayores, que identifiquen los representantes de los pobladores.
  3. Construir entre los representantes comunales una agenda y ruta de trabajo con base al análisis conjunto de la problemática territorial, sus recursos / capacidades locales y las oportunidades internas y externas.
  4. Crear un espacio de diálogo y búsqueda de la concertación de acciones en el ámbito local, para la identificación de los problemas y la construcción conjunta de las soluciones, entre representantes comunales, funcionarios de instituciones, la academia y los delegados del sector empresarial privado.
  5. Generar las reflexiones y diálogos necesarios para la armonización de criterios y concertación de planteamientos entre los diferentes actores locales, que contribuya a la definición, ejecución y seguimiento de políticas públicas para el desarrollo local y territorial de las comunidades.
  1. Organización y funcionamiento de la Mesa de Diálogo Social

Las Mesas de Diálogo Social tienen en común que su ámbito de acción es el territorio del distrito o cantón. La integran, al menos, dos delegados dirigentes comunales, (un propietario y un suplente), por cada localidad o caserío, electos en asamblea comunal ampliada de representantes, que se envían por parte de todas las organizaciones sociales de base comunitaria de la localidad respectiva.

Los dos delegados comunales conforman la Mesa de Diálogo, que sesiona ordinariamente una vez al mes y extraordinariamente, cuando sea convocada por el 20% de sus miembros. La conducción periódica de las acciones de la Mesa está en manos de un equipo coordinador electo en la primera Asamblea Ordinaria de la Mesa de Diálogo por dos años. Se busca concertar una composición de paridad de género, representatividad etárea, de localidades, personas de diferentes creencias y prácticas, así como la equidad en las representaciones por organización.

También para la ejecución de sus acciones la Mesa designa comisiones permanentes o temporales de trabajo integradas por los delegados(as), preferiblemente de diferentes localidades y organizaciones comunales.

En el equipo coordinador de la Mesa de Diálogo participan también el síndico de cada distrito y los miembros del consejo distrital respectivo, con voz y voto. De esta manera se integran ambas instancias de representación distrital en un mismo espacio.

La Mesa de Diálogo es autónoma e independiente de cualquier institución pública o ente privado. Responde únicamente a los intereses comunales y su poder se origina de la voluntad soberana de las organizaciones comunales del distrito o localidad. Cuenta con su propio plan de trabajo, que puede ser financiado por diversas fuentes, siempre y cuando, no afecten su independencia y auto determinación.

  1. La concertación interinstitucional y con la empresa privada:

El carácter estructural de la mayoría de los problemas socio económicos en las localidades demanda una estrategia de solución procesal, con participación activa de los pobladores y directamente perjudicados. Ese aporte permanente de los vecindarios y sus organizaciones en la solución de los problemas comunales es necesario y hasta indispensable, pero es insuficiente sin la participación de las instituciones competentes del Estado y la empresa privada involucrada.

La construcción de al menos esta alianza tripartita es la ruta medular de los planes y acciones de las mesas de diálogo social.

La organización del Estado por medio de sus instituciones, en una república democrática, tiene su razón en tanto funcionen como un conjunto de herramientas que deben estar al servicio de la ciudadanía para el logro de su bienestar y calidad de vida.

La mesa de diálogo social es el escenario idóneo de intercambio, horizontal y respetuoso entre vecinos y funcionarios para la búsqueda y ejecución de las soluciones a los problemas comunales.

Diferentes condiciones deben existir para concretar satisfactoriamente esta unidad de acciones. Algunas que se han identificado son:

El desarrollo de capacidades en ambos actores, que les permita utilizar conocimientos y habilidades en la interacción y construcción de las soluciones.

Una correcta identificación y delimitación de los problemas con sus causas inmediatas y mediatas de forma compartida, es una buena parte de la solución de los problemas.

Los recursos materiales, logísticos y financieros suficientes para |llevar a cabo las acciones decididas conjuntamente.

Las actitudes de respeto mutuo y horizontalidad para alimentar las interrelaciones que se llevan a cabo en los diferentes momentos sean los personeros institucionales y los líderes, comunales, que cuenten con poder delegado y real para la toma de decisiones.

La claridad de políticas, programas, proyectos, que deriven en rutas de actividades desde un enfoque de desarrollo participativo, inclusivo y sostenible que lleven al buen vivir a los pobladores, tanto en las instituciones como en las organizaciones comunales.

La permanencia y seguimiento de estas acciones con adecuados mecanismos de rendimiento de cuentas y evaluación que permitan la corrección y mejoramiento continuo de las instituciones y organizaciones vecinales.