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Etiqueta: pastorales juveniles y sociales

La experiencia de las Mesas de Diálogo Social: Una alternativa de construcción participativa desde la gestión local para la solución de los problemas comunales – II Parte

Por Lic. Ítalo Fera Fallas. Sociólogo.

1.Un ensayo de incursión en la estrategia del gobierno local

La coyuntura local del 2013 y 2014 permite arribar a la participación política electoral cantonal, construyendo una importante alianza electoral de partidos y organizaciones sociales, que los llevará a empezar la participación electoral en el 2010.

Es así como se llegan a inscribir unidos expresiones partidarias, líderes sociales y comunitarios del cantón, en el espacio electoral denominado: “Movimiento Aserrí primero”, liderada por el candidato a alcalde, Sr. Víctor Morales Mora. Se logra la victoria en la contienda electoral tanto en el Consejo Municipal como las Alcaldías. Conforme a la normativa municipal el programa ofrecido en campaña electoral es asumido para convertirse en el plan de trabajo municipal.

Posiblemente el compromiso medular y de mayor relevancia, por las premisas que asume el partido mayoritario integrante de la alianza y desde la composición de este movimiento, fue el de generar espacios reales de participación para la ciudadanía en las políticas y gestión municipal, aspecto incluido en su programa electoral.

En consecuencia, esta promesa y compromiso de campaña se confirma a partir del primer plan de acción del nuevo alcalde, ratificado posteriormente en el Concejo Municipal, por medio de la unión de fuerzas lograda entre los regidores pertenecientes a la alianza.

En este nuevo plan se dispone que, mediante la estrategia de conformación de Mesas de Diálogo Social en cada distrito, se convoque a los pobladores y organizaciones de base comunitaria de las localidades, para que en forma participativa puedan identificar, priorizar y buscar solución a los problemas comunitarios, en conjunto con la Municipalidad, Instituciones Públicas y ciudadanía organizada y no organizada. En sesión del Consejo Municipal, oficializan la nueva modalidad de participación ciudadana, mediante la aprobación del Reglamento para el funcionamiento de las Mesas de Diálogo, los Concejos de Distrito y sus partidas específicas (ver anexo 1).

Un antecedente importante es que desde el 2010, el Programa de Gestión Local (PGL) de la UNED había empezado su acompañamiento para la construcción de este proceso, que paulatinamente logra movilizar a una cantidad importante de actores y agentes comunitarios involucrados en las tareas del desarrollo local de cada localidad y distrito.

En forma gradual y con mucha dificultad, se avanza en revertir una acentuada cultura clientelista y localista, acentuada con no pocos vicios de liderazgo, personalismos y otras deviaciones ya tradicionales en el cantón, instaurados por la seguidilla de líderes y representantes municipales de los gobiernos cantonales en el pasado.

Durante este período se logra avanzar parcialmente en la nueva modalidad de participación de los ciudadanos, especialmente en los cinco distritos rurales del cantón y una localidad populosa, Poas de Aserrí, que ofrecían mejores condiciones de participación. Sin embargo, el avance fue lento, especialmente con las Mesas de diálogo del sector urbano, subregión donde se encuentra más dividido el movimiento comunal y con un mayor desarraigo de los vecindarios con sus localidades. Es en estos escenarios donde fue más complejo el desarrollo de la iniciativa de las Mesas de diálogo.

  1. Firma del convenio de cooperación marco entre la UNED y la Municipalidad de Aserrí y creación del Consejo Cantonal de Coordinación Institucional (CCCI)

Un hecho sobresaliente para los inicios del 2014, fue que paralelamente el Programa Nacional de Gestión Local de la UNED y el programa denominado CEDE Rural con sede y cobertura en el cantón de Acosta, espacios de extensión socio organizativa e investigación agro socio económica respectivamente, con un importante arraigo y legitimación en la región por parte de sus pocos funcionarios, lograran unir esfuerzos con la Alcaldía de entonces, para que legara a firmar el primer convenio de cooperación marco entre la UNED y la Municipalidad de Aserrí. El fin fue contar con el instrumento normativo que posibilitara canalizar diferentes recursos institucionales, para coadyuvar a fortalecer diferentes estrategias de acompañamiento, capacitación y educación para llegar a avanzar en el desarrollo sostenible e integral del cantón.

Este convenio marco ofrece con gran amplitud la posibilidad de llevar a cabo acciones de extensión, acción social, investigación, docencia y los diferentes programas educativos. Particularmente, la Dirección de Extensión de la UNED, (DIREXTU), durante todo este tiempo ha aportado con diversas acciones, sea la gestión local y formación socio organizativa de los líderes comunitarios, la capacitación en el desarrollo gerencial de las micro y pequeñas empresas, la educación en gestión cultural por medio de música, dibujo, pintura, muralismo, la capacitación en tecnologías de la informática y gestión administración municipal de sus funcionarios.

En este orden de acciones del convenio, resalto para nuestro interés, la creación de la escuela de capacitación de líderes y lideresas comunales del cantón, que obedeció a la necesidad de desarrollar capacidades de liderazgo y socio organizativas con la dirigencia comunal participante en las Mesas de Diálogo Social del cantón.

Pese a los escasos recursos disponibles, la experiencia despertó el interés inicial con importante presencia y participación de las poblaciones de las comunidades y sus Mesas de diálogo.

Se desarrolla un importante intercambio de saberes por medio de una metodología educativa basada en el diálogo constructivista de saberes.

Sin embargo, el convenio interinstitucional no llega a plasmarse en los aportes concretos de parte de la Municipalidad, ni en recursos adicionales para la UNED, lo que impidió que la Universidad pudiera realizar la apertura deseada del espacio de capacitación y educación con el Técnico en Gestión Local para ese momento tan oportuno.

Esta oferta académica tuvo que esperar a mejores tiempos para que se pudiera ejecutar. Por lo anterior, no se logró coincidir con la coyuntura, que demandaba el acompañamiento en capacitación para el fortalecimiento de las conducciones de las Mesas de Diálogo Social y de esta manera lograr contar con el aporte de técnicos gestores locales, tanto aserriceños como acosteños, que pudieran estar vinculados a los procesos de sus cantones. Para entonces ya se contaba con la organización de una primera Mesa de diálogo en el distrito central de San Ignacio de Acosta.

Un resultado significativo fue lograr mantener una presencia sostenida de la UNED en la estrategia de articulación interinstitucional por medio de su representación ante el naciente Consejo Cantonal de Coordinación Institucional (CCCI) de Aserrí. Se logró avanzar constituyéndose este espacio interinstitucional entre los primeros cantones del país. Además, le corresponde a Aserrí ser uno de los primeros cantones en contar con la participación directa de la sociedad civil organizada en este espacio. Para ello, mediante una normativa del MIDEPLAN, se autorizó la presencia de las Mesas de diálogo y de otras organizaciones comunales y sociales para que participaran, inicialmente con voz en los espacios de esta instancia. En este período el CCCI de Aserrí fue pionero y vitrina para el desarrollo de esta modalidad, que viene a contribuir a la urgente tarea de la coordinación interinstitucional y a la definición de políticas públicas de carácter local para el desarrollo sostenible.

  1. Crisis y desaparición de las Mesas de Diálogo en el cantón

Finalmente, pese a todos los esfuerzos realizados, no se llega a alcanzar el objetivo de la consolidación de las Mesas de Diálogo en el cantón, desapareciendo incluso las creadas en los distritos rurales, donde habían iniciado con una mayor participación vecinal. De lo anterior se exceptúa a la Mesa de diálogo en La Legua, que hasta la fecha se mantiene activa.

Identificamos varios factores que se conjugan para que la experiencia de la estrategia de las Mesas de diálogo no pudiera lograr finalmente su cometido:

  • Lo que llamaremos la municipalización de las Mesas de Diálogo, por dos razones: Por una parte, se lleva a las Mesas de Diálogo a sujetarlas normativamente y hacerlas dependientes, tanto para su convocatoria como en la conducción de las mismas por los síndicos respectivos de cada distrito. El reglamento que viene a regular y normar la participación de las Mesas fue aprobado en el Consejo Municipal. La poca capacidad y los intereses ajenos al bienestar común de las comunidades, muchas veces sesgados por los vínculos partidarios de algunos síndicos, llevó a crisis continuas en las Mesas de diálogo.
  • Se produce una acción superpuesta del papel de la Alcaldía en las agendas regulares de la Mesa, causado por el incremento principalmente de las necesidades de obras de infraestructura pública, terreno de dominio en cuanto a la red de caminos secundarios y vecinales por parte de la Municipalidad. Usualmente lo manejó con escasos recursos, de forma poco planificada y con tráfico de influencias, Esta situación se prestó a una gestión muchas veces mono temática en varias Mesas de Diálogo. Se produjo un manejo poco eficiente, personalista y clientelar de algunos dirigentes, lo cual afectó seriamente el desarrollo independiente y de autogestión comunal por parte de la mayoría de las Mesas de diálogo.
  • En consecuencia, se crearon las condiciones para generar divisiones y resistencias por simpatías personales, clientelismos mezclados con la influencia de los dirigentes locales y nacionales de los partidos políticos, gravitando estas figuras y algunos funcionarios municipales en esta distorsión. Esto derivó en un alejamiento del sentido y la esencia comunitaria que deberían tener estos espacios y por último el abandono de los pobladores.
  • Las limitaciones propias de la Municipalidad, al adolecer de los recursos, tanto financieros como de suficiente personal técnico profesional, con preparación, capacidad y motivación para acompañar y dar seguimiento con políticas a estos procesos participativos con los vecinos y comunidades.
  • La alta dispersión e incluso competitividad de las organizaciones comunales, principalmente en la subregión urbana, con enfoques de trabajo de arraigo muy individual, localistas y personalizados, terminan bloqueando el trabajo unitario.
  • Una fuerte cultura clientelar electoral, arraigada en el bipartidismo dominante entonces, generalizada en todo el cantón, imposibilitó que las organizaciones comunales más independientes y con liderazgos de vocación comunal, pudieran reorientar la estrategia y concertar acciones en forma sostenida para la solución de los problemas comunales.
  • Los cambios abruptos administrativos y de mandos en la Municipalidad, primero con la salida del Alcalde que lideró la iniciativa y que asumía con fuerza la nueva experiencia, al trasladarse al gobierno central, luego con las elecciones municipales de medio período en el 2016, donde la unión de fuerzas de la alianza electoral ya no se presenta al electorado, provocando que asuma el gobierno local el partido opositor mayoritario, desinteresado en continuar con este proceso de las Mesas de Diálogo y sin voluntad ni capacidad para reorientarlo con un nuevo enfoque comunalista.
  • La poca oferta de capacitación idónea a la dirigencia comunal y a funcionarios municipales, por parte de la institucionalidad competente, que posibilitara proporcionar herramientas técnicas, organizativas y políticas para su motivación a participar con eficiencia y eficacia en esta estrategia, desde una perspectiva de interés comunalista. Pese al esfuerzo de la DIREXTU y el PGL de la UNED, por buscar colaboración con otras instituciones, los recursos humanos y económicos fueron muy insuficientes. El reto muy complejo de poder reorientar la cultura y las tradicionales prácticas de gestión comunal distorsionada, existente en muchos de los dirigentes y organizaciones cantonales, no se pudo hacer realidad.

Precisamente, ampliar una lectura de como se observa esa participación comunal y la realidad de nuestro voluntariado hasta hoy, en el servicio que brinda a las comunidades en el país, merece una investigación y análisis, con las consecuentes nuevas prácticas que correspondan a los acelerados cambios y necesidades de nuestra época y el futuro.

  1. A manera de conclusión y desafío: Algunas explicaciones a la crisis creciente de participación consciente y altruista en la generalidad de las poblaciones comunales.

Durante años hemos observado a pobladores y sus organizaciones comunales, desde variadas experiencias de participación comunitaria y social desde una amplia diversidad de escenarios rurales y urbanos. Este acercamiento nos lleva a conocer una serie de manifestaciones en los ámbitos comunales para caracterizar lo que hemos llamado, la crisis en la participación colectiva y comunitaria del país. Describimos algunas de esas manifestaciones y las causas observadas:

  1. El sector comunal experimenta el abandono por parte de las instituciones estatales competentes del desarrollo comunal, desde hace varias décadas. Las organizaciones comunales y sus dirigentes, sin acompañamiento oportuno y adecuado de capacitación y formación, están sujetos a la fuerte influencia de antivalores, que como veremos más adelante, se originan de las nuevas modalidades del modelo socio económico dominante en las últimas décadas.
  2. El modelo de desarrollo imperante fomenta la creación de necesidades de consumo irracional, que favorecen usualmente las prácticas de un sin sentido de vida, caracterizadas por aspiraciones sobredimensionadas de consumo, un fuerte egoísmo y una acelerada competitividad individualista, acompañado todo esto, en muchos casos, de la frustración por la insatisfacción de sus necesidades creadas y la violencia en las relaciones personales. La máxima del tener cada vez más se sobrepone al valor del ser.
  3. La quiebra de la ética y la coherencia en nuestras actuaciones, expresada en la legitimación de la regla del empleo del menor esfuerzo y de la búsqueda inescrupulosa de la máxima ganancia, la aspiración al dinero fácil y el materialismo gana cada vez más adeptos, alimentado el avance en forma generalizada de la corrupción y la pérdida de la honestidad.
  4. El fomento al individualismo materialista se impone sin control, muchas veces en detrimento del bien común. Se afecta seriamente al ambiente y a la naturaleza junto la pérdida de los bienes comunes de las comunidades y del país. En esta situación, el interés y la búsqueda exclusiva del beneficio individual predomina y se sobrepone a las aspiraciones colectivas de las comunidades.
  5. El activismo, las acciones reactivas, oportunistas y de ocurrencia, en ausencia de la panificación y de la articulación publica/privada de las iniciativas comunales, generan respuestas muchas veces ajenas al interés del bien común y propiciadoras de beneficios injustificados y de tráfico de influencias.
  6. Otra característica observada de la crisis participativa de colectivos en las comunidades, consecuencia de lo anterior, es el creciente desinterés y la desmotivación para participar en el servicio comunitario organizado donde no medie el lucro. Salvo excepciones de participación individuales, motivados por los compromisos con algunas iglesias, actividades deportivo-recreativas, ciertos servicios puntuales y/ o relacionados con demandas ambientales particulares, el patrón dominante es la tendencia a una disminución de las iniciativas desinteresadas del beneficio económico y utilitario.
  7. La ausencia de nuevos liderazgos comunitarios y el avance a la concentración de los mismos en unos pocos, donde predomina las personas de edad avanzada, generan un desgaste y la deficiencia de la conducción de las organizaciones y actividades, sea por saturación de funciones o por la deficiencia en la gestión local, usualmente practicada empíricamente Esa falta de un relevo del liderazgo generacional y de género, pese al auge en la participación de las mujeres en múltiples iniciativas comunitarias, tanto en acciones individuales como colectivas, como a la existencia de expresiones de participación juveniles de valor, especialmente en torno a los temas de la cultura y del ambiente. Sin embargo, encontramos que sigue pendiente la apertura y la promoción a la participación de nuevos líderes y lideresas en las comunidades, que junto con una adecuada y oportuna capacitación educación, puedan asumir su rol en la renovación del movimiento comunitario.
  8. Por último, la falta de credibilidad y confianza de los pobladores comunitarios para con sus dirigentes inmediatos en las localidades, sea justificada o no, se ha convertido en una manifestación creciente, que se extiende en ascenso a otros liderazgos y representaciones en las estructuras y órganos del aparato público ye incluso privado, sean empresas, municipalidades, instituciones y/o de gobierno central.

La experiencia de las Mesas de Diálogo Social: Una alternativa de construcción participativa desde la gestión local para la solución de los problemas comunales – I Parte

Por Lic. Ítalo Fera Fallas. Sociólogo.

El presente ensayo tiene como motivo el lograr reflexionar sobre la práctica de extensión y acción social institucional llevada a cabo por el autor principalmente en el Programa de Gestión Local (PGL) de la Dirección de Extensión, Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica.

Se prioriza en la experiencia personal y colectiva institucional utilizando la metodología participativa de gestión local por medio de la estrategia de las Mesas de Diálogo Social Comunitario.

En estos procesos, sean las Mesas de Dialogo Social u otras formas y figuras de participación, concertación y diálogo social, como veremos más adelante, los aportes personales y colectivos son esenciales. Diferentes personas, líderes y organizaciones han contribuido, la mayoría de las veces anónimamente o con muy poca difusión, para hacer realidad esta acumulación de conocimientos y prácticas de vida.

Por una parte, a partir de la década de los setenta del siglo pasado, conocimos de los aportes de seglares y sacerdotes con un alto compromiso social, que coadyuvaron con su servicio en las pastorales juveniles y sociales. Igual, las experiencias y colaboración de instituciones y ONGs que desarrollaron y aún unas pocas desarrollan investigación y extensión comunitaria. Arriesgando omitir algunos de estos actores sociales, mantuve relación y participé directamente en ONGs como el Centro Popular de Educación VECINOS, La Red Centroamericana ALFORJA, CEDECO, CENAP, Desarrollo Alternativo Maya Consultores, junto a la valiosa herencia del Movimiento Nacional de Juventudes (MNJ), la investigación extensión agropecuaria en el Ministerio de Agricultura y Ganadería y en el último período la participación como funcionario de la UNA y durante más tiempo en la UNED.

Varias son las comunidades en esta trayectoria como la mayoría de los barrios del sur de San José, localidades rurales y urbanas de Desamparados, Alajuelita, Aserrí, Acosta, Los Santos, Upala, Pococí, Talamanca, Golfito, Nicoya, Corredores, Coto Brus, Osa entre otras comunidades y cantones, así como tener como compañeros a funcionarios de la Vicaría de Pastoral Social de la Iglesia Católica (VEPS), el Programa de Cáritas. Es especial las centenas de líderes y lideresas comunales que en forma voluntaria y muchas veces anónima de muchas localidades han enriquecido este conocimiento colectivo. Junto con la contribución de dirigentes sindicales, cooperativos y de algunas municipalidades.

Finalizo muy especialmente reconociendo los aportes reflexivos y su acompañamiento práctico en las comunidades de la mayoría de los compañeros y compañeras de la Dirección de Extensión de la UNED, en particular los Prof. Rafael López, Carolina Somarribas, Allan Chavarría, Amílcar Castañeda, Fernando Lizana y Javier Ureña junto con las contribuciones regulares del equipo de coordinación de la Mesa de Diálogo de la Legua. Estas experiencias han sumado muchos adeptos, donde se reconoce que mediante esta estrategia todos ganamos.

Las mesas de diálogo social comunitario son una estrategia metodológica de acompañamiento, asesoría, capacitación y educación participativa, en el ámbito de las localidades y en el marco de la extensión pública, sea en comunidades urbanas y/o rurales de diferentes regiones. Pretende acompañar a representantes de organizaciones sociales comunitarias, los cuales se articulan para conocerse, identificar sus problemas comunes, concertar la definición de alternativas de solución y finalmente organizar/ejecutar una agenda de trabajo compartida entre vecinos, líderes y las organizaciones sociales, que permita poner en práctica herramientas y tácticas de incidencia y acción política ante la institucionalidad pública y la empresa privada de la localidad, zona y/o región para la solución de los agudos problemas de salud, vivienda, infraestructura pública, educación, seguridad y otros.

Para lo anterior, se ha seleccionado principalmente a la mesa de diálogo social conocida y más antigua, con mayor trayectoria y consolidación, que tiene como cobertura principal el distrito de La Legua de Aserrí. Sin menoscabo de derivar aprendizajes, igual de valiosos, con otras experiencias tanto de mesas de diálogo social como metodologías para la construcción de convergencias con fines similares que han permitido también la coordinación y unión de acciones, sea entre vecinos, líderes y/u organizaciones comunales, éstas últimas organizaciones de hecho o con algún grado de formalización legal.

  1. El Problema

Nuestro problema se define en cómo se expresan los diferentes contenidos y formas de participación social, económica, cultural y política de vecinos, representantes y/o delegados de las organizaciones comunitarias en el espacio de una mesa de diálogo social y plataforma de concertación que se constituya para el cambio personal y social, la construcción del trabajo en equipo, lectura de la realidad social, la elaboración de agendas comunes, la planificación y ejecución de acciones para la gestión local en los diferentes ámbitos y contextos.

Colocamos nuestro foco en la variedad de personas y funciones, (vecinos, líderes y/o dirigentes), sus procesos de interlocución, convergencias y divergencias sea entre ellos y ellas y/u entre las organizaciones/instituciones sociales, así como en la incidencia ante la institucionalidad pública y empresa privada con sus resultados concretos.

Entendiendo por formas de participación: el ejercicio de actividades, mecanismos, procedimientos, técnicas, métodos y estrategias de acción y los contenidos como las enseñanzas/aprendizajes desde los conocimientos surgidos de la experiencia tanto acumulada como la actual, que reflejan y explican los avances, desviaciones y retrocesos del proceso sucedido en el tiempo y en el espacio contextual.

  1. Enfoque y metodología

La experiencia de la Mesa de Diálogo Social de La Legua de Aserrí, (MEDESLA), se investigó retomando las experiencias metodológicas de sistematización llevadas a cabo con este tipo de prácticas en el área comunitaria del Valle Central. Se concluye por optar escogiendo la metodología utilizada por el equipo de profesionales del “Proyecto para la Promoción del Manejo Participativo en la Conservación de la Biodiversidad” (MAPCOBIO), SINAC-JICA.

La metodología se recoge en lo fundamental en el documento, 2015: Brenes, Castillo y Soto Navarrete. “Manual para sistematizar experiencias de manejo participativo en la conservación de la biodiversidad”. SINAC, MAPCOBIO, JICA. Santo Domingo, Heredia.

De esta fuente, rescatamos su enfoque general, que conceptúa la sistematización como el medio principal para producir conocimiento, ubicando las experiencias comunitarias, en el espacio y en el tiempo, identificando los hitos principales en el variado transcurrir de los procesos.

Es fundamental el ordenamiento de la experiencia, básico para comprender y producir conocimiento, dándole la mayor importancia a la correspondiente acción transformadora.

Los lineamientos de acción se derivan de saber diferenciar “entre información y conocimiento, entre éstos y la toma de decisiones para la acción colectiva”. (2015: Castillo y Soto).

Para el correcto esclarecimiento de la práctica realizada, cobra relevancia los datos, en el acercamiento y develamiento de la realidad social, pero insuficientes sin ser procesados, correlacionados y que aporten a explicaciones, que validadas, contribuyan a la toma de decisiones acertadas.

Por último, suma a este enfoque la claridad de priorizar lo colectivo ante lo individual, dándole el mérito a la construcción social y al aporte histórico de las personas y su potenciación en la búsqueda de soluciones, compartiendo saberes y acciones. Aquí es esencial el protagonismo de los propios actores de la mesa de diálogo que aportan sus saberes ancestrales.

  1. Valores para la visión de trabajo con las Mesas de Diálogo

Parte sustancial del proceso ha sido recuperar y visibilizar la construcción colectiva y el sentido de los valores y principios que deben guiar a los participantes de las Mesas, en especial las orientaciones que fortalezcan la independencia de la Mesa y su sujeción a los intereses personales comunes y entre organizaciones sociales de las comunidades.

Sobre la base conjunta de esos principios, se interiorizan un conjunto de valores compartidos, a la vez que se respeta la especificidad de los métodos de trabajo en cada Mesa. Pretendemos así encontrar las rutas flexibles en las formas, pero llegar a ser consistentes en los contenidos de los valores concertados, que permitan avanzar unidos en el territorio. Para ello, ha sido esencial buscar recuperar y fortalecer una serie de actitudes y valores sustantivos, entre los que destacamos los siguientes:

  1. Que la Mesa de Diálogo busque fortalecer su independencia de trabajo y la toma de decisiones conjunta, respetándose las particularidades de cada organización en sus contextos locales, sin embargo, regidas todas por principios comunes.
  2. Facilitar la participación democrática, consciente, crítica e informada del actor comunal.
  3. Asegurar el reconocimiento a la horizontalidad y al respeto recíproco en las relaciones entre vecinos, dirigentes comunales, funcionarios de instituciones y/o empresarios.
  4. Reconocer los orígenes e identidades diversas de personas, organizaciones, comunidades y territorios, premisa para el desarrollo coherente y armónico en lo personal y colectivo.
  5. Promover que la actitud del servicio voluntario y desinteresado para con la comunidad, sea parte sustancial del vecino y en especial el dirigente comunal y que domine la motivación permanente para la participación.
  6. Desarrollar la solidaridad y la sensibilidad auténtica con las personas más necesitadas y vulnerables. La indolencia y la indiferencia social no pueden ni deben ser permitidos.
  7. Asumir la justicia social y la equidad como máximas del desarrollo humano y la paz duradera en las comunidades, regiones y país.
  8. Asumir el compromiso de la búsqueda y unión de los recursos de todo tipo y de esfuerzos comunales con las institucionales y el sector privado, para llegar a soluciones proactivas. Se trata de construir una apuesta cooperativa y solidaria hacia objetivos comunes.
  9. La actitud del manejo transparente de los recursos y la rendición de cuentas permanente, serán una máxima a practicar coherentemente para consigo mismo y con los otros.
  10. Romper con los localismos, para abordar los problemas y soluciones desde una mirada de territorialidad unida desde el cantón, la región y país como un todo.
  11. Abordar las acciones con visión de sostenibilidad en los procesos y buscando la claridad y proyección estratégica en las acciones para el mediano y largo plazo, hacia la transformación personal y social simultánea, es una convicción en el enfoque de trabajo de las Mesas de Diálogo.
  1. Orígenes y propósitos de las Mesas de Diálogo Social.

La metodología de las mesas de diálogo social comunitarias tiene su origen en Costa Rica a finales de la década de los sesenta y principios de los setentas del siglo pasado. En el contexto de la llamada “guerra fría”, dos importantes corrientes de pensamiento y acción convergen: Las juventudes de varias partes del mundo, en particular de Europa y nuestro continente, agitan a las estructuras sociales del status quo revelándose contra las guerras y levantando importantes manifestaciones y movimientos sociales por la” paz y el amor” junto con el cambio social. Por otra parte, la praxis de la teología de la liberación irrumpe con los soplos de renovación del papa Juan XXIII en la Iglesia Católica. El Concilio Vaticano II y posteriormente para nuestro continente la Conferencia Episcopal de 1968 en Medellín, dinamizan a las comunidades, particularmente a las pastorales juveniles.

Los programas de pastorales sociales en general recuperan una rica tradición de experiencias de articulación y concertación de acciones, llevada a cabo por feligreses, grupos parroquiales y organizaciones sociales de base comunitaria durante décadas, que ha sido practicada de forma variada por el movimiento comunal nacional e internacional.

Aporta desde las realidades contextuales de la época y como lo hemos venido señalando en el presente documento tiene como premisa fundamental: los valores y actitudes que deben orientar la acción. En consecuencia, los fines o propósitos de las Mesas de Diálogo están determinados por esa base de principios y son una propuesta a construir, deconstruir y contextualizar permanentemente, según los lugares, actores y desafíos que se asuman en cada momento y situación. Algunos de los objetivos que se proponen son:

  1. Propiciar la concertación y articulación de las organizaciones sociales de base comunitaria de las localidades, sin distingos y en condiciones de horizontalidad y participación equitativa, para la búsqueda de la interlocución y el reconocimiento de sus intereses, problemas y soluciones comunes.
  2. Desarrollar el potencial existente en el voluntariado comunitario y en la movilización de sus recursos locales existentes, mediante procesos de capacitación continuos, con el fin de organizar y planifica las mejores respuestas de solución, congruentes con los intereses y necesidades comunes y mayores, que identifiquen los representantes de los pobladores.
  3. Construir entre los representantes comunales una agenda y ruta de trabajo con base al análisis conjunto de la problemática territorial, sus recursos / capacidades locales y las oportunidades internas y externas.
  4. Crear un espacio de diálogo y búsqueda de la concertación de acciones en el ámbito local, para la identificación de los problemas y la construcción conjunta de las soluciones, entre representantes comunales, funcionarios de instituciones, la academia y los delegados del sector empresarial privado.
  5. Generar las reflexiones y diálogos necesarios para la armonización de criterios y concertación de planteamientos entre los diferentes actores locales, que contribuya a la definición, ejecución y seguimiento de políticas públicas para el desarrollo local y territorial de las comunidades.
  1. Organización y funcionamiento de la Mesa de Diálogo Social

Las Mesas de Diálogo Social tienen en común que su ámbito de acción es el territorio del distrito o cantón. La integran, al menos, dos delegados dirigentes comunales, (un propietario y un suplente), por cada localidad o caserío, electos en asamblea comunal ampliada de representantes, que se envían por parte de todas las organizaciones sociales de base comunitaria de la localidad respectiva.

Los dos delegados comunales conforman la Mesa de Diálogo, que sesiona ordinariamente una vez al mes y extraordinariamente, cuando sea convocada por el 20% de sus miembros. La conducción periódica de las acciones de la Mesa está en manos de un equipo coordinador electo en la primera Asamblea Ordinaria de la Mesa de Diálogo por dos años. Se busca concertar una composición de paridad de género, representatividad etárea, de localidades, personas de diferentes creencias y prácticas, así como la equidad en las representaciones por organización.

También para la ejecución de sus acciones la Mesa designa comisiones permanentes o temporales de trabajo integradas por los delegados(as), preferiblemente de diferentes localidades y organizaciones comunales.

En el equipo coordinador de la Mesa de Diálogo participan también el síndico de cada distrito y los miembros del consejo distrital respectivo, con voz y voto. De esta manera se integran ambas instancias de representación distrital en un mismo espacio.

La Mesa de Diálogo es autónoma e independiente de cualquier institución pública o ente privado. Responde únicamente a los intereses comunales y su poder se origina de la voluntad soberana de las organizaciones comunales del distrito o localidad. Cuenta con su propio plan de trabajo, que puede ser financiado por diversas fuentes, siempre y cuando, no afecten su independencia y auto determinación.

  1. La concertación interinstitucional y con la empresa privada:

El carácter estructural de la mayoría de los problemas socio económicos en las localidades demanda una estrategia de solución procesal, con participación activa de los pobladores y directamente perjudicados. Ese aporte permanente de los vecindarios y sus organizaciones en la solución de los problemas comunales es necesario y hasta indispensable, pero es insuficiente sin la participación de las instituciones competentes del Estado y la empresa privada involucrada.

La construcción de al menos esta alianza tripartita es la ruta medular de los planes y acciones de las mesas de diálogo social.

La organización del Estado por medio de sus instituciones, en una república democrática, tiene su razón en tanto funcionen como un conjunto de herramientas que deben estar al servicio de la ciudadanía para el logro de su bienestar y calidad de vida.

La mesa de diálogo social es el escenario idóneo de intercambio, horizontal y respetuoso entre vecinos y funcionarios para la búsqueda y ejecución de las soluciones a los problemas comunales.

Diferentes condiciones deben existir para concretar satisfactoriamente esta unidad de acciones. Algunas que se han identificado son:

El desarrollo de capacidades en ambos actores, que les permita utilizar conocimientos y habilidades en la interacción y construcción de las soluciones.

Una correcta identificación y delimitación de los problemas con sus causas inmediatas y mediatas de forma compartida, es una buena parte de la solución de los problemas.

Los recursos materiales, logísticos y financieros suficientes para |llevar a cabo las acciones decididas conjuntamente.

Las actitudes de respeto mutuo y horizontalidad para alimentar las interrelaciones que se llevan a cabo en los diferentes momentos sean los personeros institucionales y los líderes, comunales, que cuenten con poder delegado y real para la toma de decisiones.

La claridad de políticas, programas, proyectos, que deriven en rutas de actividades desde un enfoque de desarrollo participativo, inclusivo y sostenible que lleven al buen vivir a los pobladores, tanto en las instituciones como en las organizaciones comunales.

La permanencia y seguimiento de estas acciones con adecuados mecanismos de rendimiento de cuentas y evaluación que permitan la corrección y mejoramiento continuo de las instituciones y organizaciones vecinales.