La experiencia de las Mesas de Diálogo Social: Una alternativa de construcción participativa desde la gestión local para la solución de los problemas comunales – II Parte

Por Lic. Ítalo Fera Fallas. Sociólogo.

1.Un ensayo de incursión en la estrategia del gobierno local

La coyuntura local del 2013 y 2014 permite arribar a la participación política electoral cantonal, construyendo una importante alianza electoral de partidos y organizaciones sociales, que los llevará a empezar la participación electoral en el 2010.

Es así como se llegan a inscribir unidos expresiones partidarias, líderes sociales y comunitarios del cantón, en el espacio electoral denominado: “Movimiento Aserrí primero”, liderada por el candidato a alcalde, Sr. Víctor Morales Mora. Se logra la victoria en la contienda electoral tanto en el Consejo Municipal como las Alcaldías. Conforme a la normativa municipal el programa ofrecido en campaña electoral es asumido para convertirse en el plan de trabajo municipal.

Posiblemente el compromiso medular y de mayor relevancia, por las premisas que asume el partido mayoritario integrante de la alianza y desde la composición de este movimiento, fue el de generar espacios reales de participación para la ciudadanía en las políticas y gestión municipal, aspecto incluido en su programa electoral.

En consecuencia, esta promesa y compromiso de campaña se confirma a partir del primer plan de acción del nuevo alcalde, ratificado posteriormente en el Concejo Municipal, por medio de la unión de fuerzas lograda entre los regidores pertenecientes a la alianza.

En este nuevo plan se dispone que, mediante la estrategia de conformación de Mesas de Diálogo Social en cada distrito, se convoque a los pobladores y organizaciones de base comunitaria de las localidades, para que en forma participativa puedan identificar, priorizar y buscar solución a los problemas comunitarios, en conjunto con la Municipalidad, Instituciones Públicas y ciudadanía organizada y no organizada. En sesión del Consejo Municipal, oficializan la nueva modalidad de participación ciudadana, mediante la aprobación del Reglamento para el funcionamiento de las Mesas de Diálogo, los Concejos de Distrito y sus partidas específicas (ver anexo 1).

Un antecedente importante es que desde el 2010, el Programa de Gestión Local (PGL) de la UNED había empezado su acompañamiento para la construcción de este proceso, que paulatinamente logra movilizar a una cantidad importante de actores y agentes comunitarios involucrados en las tareas del desarrollo local de cada localidad y distrito.

En forma gradual y con mucha dificultad, se avanza en revertir una acentuada cultura clientelista y localista, acentuada con no pocos vicios de liderazgo, personalismos y otras deviaciones ya tradicionales en el cantón, instaurados por la seguidilla de líderes y representantes municipales de los gobiernos cantonales en el pasado.

Durante este período se logra avanzar parcialmente en la nueva modalidad de participación de los ciudadanos, especialmente en los cinco distritos rurales del cantón y una localidad populosa, Poas de Aserrí, que ofrecían mejores condiciones de participación. Sin embargo, el avance fue lento, especialmente con las Mesas de diálogo del sector urbano, subregión donde se encuentra más dividido el movimiento comunal y con un mayor desarraigo de los vecindarios con sus localidades. Es en estos escenarios donde fue más complejo el desarrollo de la iniciativa de las Mesas de diálogo.

  1. Firma del convenio de cooperación marco entre la UNED y la Municipalidad de Aserrí y creación del Consejo Cantonal de Coordinación Institucional (CCCI)

Un hecho sobresaliente para los inicios del 2014, fue que paralelamente el Programa Nacional de Gestión Local de la UNED y el programa denominado CEDE Rural con sede y cobertura en el cantón de Acosta, espacios de extensión socio organizativa e investigación agro socio económica respectivamente, con un importante arraigo y legitimación en la región por parte de sus pocos funcionarios, lograran unir esfuerzos con la Alcaldía de entonces, para que legara a firmar el primer convenio de cooperación marco entre la UNED y la Municipalidad de Aserrí. El fin fue contar con el instrumento normativo que posibilitara canalizar diferentes recursos institucionales, para coadyuvar a fortalecer diferentes estrategias de acompañamiento, capacitación y educación para llegar a avanzar en el desarrollo sostenible e integral del cantón.

Este convenio marco ofrece con gran amplitud la posibilidad de llevar a cabo acciones de extensión, acción social, investigación, docencia y los diferentes programas educativos. Particularmente, la Dirección de Extensión de la UNED, (DIREXTU), durante todo este tiempo ha aportado con diversas acciones, sea la gestión local y formación socio organizativa de los líderes comunitarios, la capacitación en el desarrollo gerencial de las micro y pequeñas empresas, la educación en gestión cultural por medio de música, dibujo, pintura, muralismo, la capacitación en tecnologías de la informática y gestión administración municipal de sus funcionarios.

En este orden de acciones del convenio, resalto para nuestro interés, la creación de la escuela de capacitación de líderes y lideresas comunales del cantón, que obedeció a la necesidad de desarrollar capacidades de liderazgo y socio organizativas con la dirigencia comunal participante en las Mesas de Diálogo Social del cantón.

Pese a los escasos recursos disponibles, la experiencia despertó el interés inicial con importante presencia y participación de las poblaciones de las comunidades y sus Mesas de diálogo.

Se desarrolla un importante intercambio de saberes por medio de una metodología educativa basada en el diálogo constructivista de saberes.

Sin embargo, el convenio interinstitucional no llega a plasmarse en los aportes concretos de parte de la Municipalidad, ni en recursos adicionales para la UNED, lo que impidió que la Universidad pudiera realizar la apertura deseada del espacio de capacitación y educación con el Técnico en Gestión Local para ese momento tan oportuno.

Esta oferta académica tuvo que esperar a mejores tiempos para que se pudiera ejecutar. Por lo anterior, no se logró coincidir con la coyuntura, que demandaba el acompañamiento en capacitación para el fortalecimiento de las conducciones de las Mesas de Diálogo Social y de esta manera lograr contar con el aporte de técnicos gestores locales, tanto aserriceños como acosteños, que pudieran estar vinculados a los procesos de sus cantones. Para entonces ya se contaba con la organización de una primera Mesa de diálogo en el distrito central de San Ignacio de Acosta.

Un resultado significativo fue lograr mantener una presencia sostenida de la UNED en la estrategia de articulación interinstitucional por medio de su representación ante el naciente Consejo Cantonal de Coordinación Institucional (CCCI) de Aserrí. Se logró avanzar constituyéndose este espacio interinstitucional entre los primeros cantones del país. Además, le corresponde a Aserrí ser uno de los primeros cantones en contar con la participación directa de la sociedad civil organizada en este espacio. Para ello, mediante una normativa del MIDEPLAN, se autorizó la presencia de las Mesas de diálogo y de otras organizaciones comunales y sociales para que participaran, inicialmente con voz en los espacios de esta instancia. En este período el CCCI de Aserrí fue pionero y vitrina para el desarrollo de esta modalidad, que viene a contribuir a la urgente tarea de la coordinación interinstitucional y a la definición de políticas públicas de carácter local para el desarrollo sostenible.

  1. Crisis y desaparición de las Mesas de Diálogo en el cantón

Finalmente, pese a todos los esfuerzos realizados, no se llega a alcanzar el objetivo de la consolidación de las Mesas de Diálogo en el cantón, desapareciendo incluso las creadas en los distritos rurales, donde habían iniciado con una mayor participación vecinal. De lo anterior se exceptúa a la Mesa de diálogo en La Legua, que hasta la fecha se mantiene activa.

Identificamos varios factores que se conjugan para que la experiencia de la estrategia de las Mesas de diálogo no pudiera lograr finalmente su cometido:

  • Lo que llamaremos la municipalización de las Mesas de Diálogo, por dos razones: Por una parte, se lleva a las Mesas de Diálogo a sujetarlas normativamente y hacerlas dependientes, tanto para su convocatoria como en la conducción de las mismas por los síndicos respectivos de cada distrito. El reglamento que viene a regular y normar la participación de las Mesas fue aprobado en el Consejo Municipal. La poca capacidad y los intereses ajenos al bienestar común de las comunidades, muchas veces sesgados por los vínculos partidarios de algunos síndicos, llevó a crisis continuas en las Mesas de diálogo.
  • Se produce una acción superpuesta del papel de la Alcaldía en las agendas regulares de la Mesa, causado por el incremento principalmente de las necesidades de obras de infraestructura pública, terreno de dominio en cuanto a la red de caminos secundarios y vecinales por parte de la Municipalidad. Usualmente lo manejó con escasos recursos, de forma poco planificada y con tráfico de influencias, Esta situación se prestó a una gestión muchas veces mono temática en varias Mesas de Diálogo. Se produjo un manejo poco eficiente, personalista y clientelar de algunos dirigentes, lo cual afectó seriamente el desarrollo independiente y de autogestión comunal por parte de la mayoría de las Mesas de diálogo.
  • En consecuencia, se crearon las condiciones para generar divisiones y resistencias por simpatías personales, clientelismos mezclados con la influencia de los dirigentes locales y nacionales de los partidos políticos, gravitando estas figuras y algunos funcionarios municipales en esta distorsión. Esto derivó en un alejamiento del sentido y la esencia comunitaria que deberían tener estos espacios y por último el abandono de los pobladores.
  • Las limitaciones propias de la Municipalidad, al adolecer de los recursos, tanto financieros como de suficiente personal técnico profesional, con preparación, capacidad y motivación para acompañar y dar seguimiento con políticas a estos procesos participativos con los vecinos y comunidades.
  • La alta dispersión e incluso competitividad de las organizaciones comunales, principalmente en la subregión urbana, con enfoques de trabajo de arraigo muy individual, localistas y personalizados, terminan bloqueando el trabajo unitario.
  • Una fuerte cultura clientelar electoral, arraigada en el bipartidismo dominante entonces, generalizada en todo el cantón, imposibilitó que las organizaciones comunales más independientes y con liderazgos de vocación comunal, pudieran reorientar la estrategia y concertar acciones en forma sostenida para la solución de los problemas comunales.
  • Los cambios abruptos administrativos y de mandos en la Municipalidad, primero con la salida del Alcalde que lideró la iniciativa y que asumía con fuerza la nueva experiencia, al trasladarse al gobierno central, luego con las elecciones municipales de medio período en el 2016, donde la unión de fuerzas de la alianza electoral ya no se presenta al electorado, provocando que asuma el gobierno local el partido opositor mayoritario, desinteresado en continuar con este proceso de las Mesas de Diálogo y sin voluntad ni capacidad para reorientarlo con un nuevo enfoque comunalista.
  • La poca oferta de capacitación idónea a la dirigencia comunal y a funcionarios municipales, por parte de la institucionalidad competente, que posibilitara proporcionar herramientas técnicas, organizativas y políticas para su motivación a participar con eficiencia y eficacia en esta estrategia, desde una perspectiva de interés comunalista. Pese al esfuerzo de la DIREXTU y el PGL de la UNED, por buscar colaboración con otras instituciones, los recursos humanos y económicos fueron muy insuficientes. El reto muy complejo de poder reorientar la cultura y las tradicionales prácticas de gestión comunal distorsionada, existente en muchos de los dirigentes y organizaciones cantonales, no se pudo hacer realidad.

Precisamente, ampliar una lectura de como se observa esa participación comunal y la realidad de nuestro voluntariado hasta hoy, en el servicio que brinda a las comunidades en el país, merece una investigación y análisis, con las consecuentes nuevas prácticas que correspondan a los acelerados cambios y necesidades de nuestra época y el futuro.

  1. A manera de conclusión y desafío: Algunas explicaciones a la crisis creciente de participación consciente y altruista en la generalidad de las poblaciones comunales.

Durante años hemos observado a pobladores y sus organizaciones comunales, desde variadas experiencias de participación comunitaria y social desde una amplia diversidad de escenarios rurales y urbanos. Este acercamiento nos lleva a conocer una serie de manifestaciones en los ámbitos comunales para caracterizar lo que hemos llamado, la crisis en la participación colectiva y comunitaria del país. Describimos algunas de esas manifestaciones y las causas observadas:

  1. El sector comunal experimenta el abandono por parte de las instituciones estatales competentes del desarrollo comunal, desde hace varias décadas. Las organizaciones comunales y sus dirigentes, sin acompañamiento oportuno y adecuado de capacitación y formación, están sujetos a la fuerte influencia de antivalores, que como veremos más adelante, se originan de las nuevas modalidades del modelo socio económico dominante en las últimas décadas.
  2. El modelo de desarrollo imperante fomenta la creación de necesidades de consumo irracional, que favorecen usualmente las prácticas de un sin sentido de vida, caracterizadas por aspiraciones sobredimensionadas de consumo, un fuerte egoísmo y una acelerada competitividad individualista, acompañado todo esto, en muchos casos, de la frustración por la insatisfacción de sus necesidades creadas y la violencia en las relaciones personales. La máxima del tener cada vez más se sobrepone al valor del ser.
  3. La quiebra de la ética y la coherencia en nuestras actuaciones, expresada en la legitimación de la regla del empleo del menor esfuerzo y de la búsqueda inescrupulosa de la máxima ganancia, la aspiración al dinero fácil y el materialismo gana cada vez más adeptos, alimentado el avance en forma generalizada de la corrupción y la pérdida de la honestidad.
  4. El fomento al individualismo materialista se impone sin control, muchas veces en detrimento del bien común. Se afecta seriamente al ambiente y a la naturaleza junto la pérdida de los bienes comunes de las comunidades y del país. En esta situación, el interés y la búsqueda exclusiva del beneficio individual predomina y se sobrepone a las aspiraciones colectivas de las comunidades.
  5. El activismo, las acciones reactivas, oportunistas y de ocurrencia, en ausencia de la panificación y de la articulación publica/privada de las iniciativas comunales, generan respuestas muchas veces ajenas al interés del bien común y propiciadoras de beneficios injustificados y de tráfico de influencias.
  6. Otra característica observada de la crisis participativa de colectivos en las comunidades, consecuencia de lo anterior, es el creciente desinterés y la desmotivación para participar en el servicio comunitario organizado donde no medie el lucro. Salvo excepciones de participación individuales, motivados por los compromisos con algunas iglesias, actividades deportivo-recreativas, ciertos servicios puntuales y/ o relacionados con demandas ambientales particulares, el patrón dominante es la tendencia a una disminución de las iniciativas desinteresadas del beneficio económico y utilitario.
  7. La ausencia de nuevos liderazgos comunitarios y el avance a la concentración de los mismos en unos pocos, donde predomina las personas de edad avanzada, generan un desgaste y la deficiencia de la conducción de las organizaciones y actividades, sea por saturación de funciones o por la deficiencia en la gestión local, usualmente practicada empíricamente Esa falta de un relevo del liderazgo generacional y de género, pese al auge en la participación de las mujeres en múltiples iniciativas comunitarias, tanto en acciones individuales como colectivas, como a la existencia de expresiones de participación juveniles de valor, especialmente en torno a los temas de la cultura y del ambiente. Sin embargo, encontramos que sigue pendiente la apertura y la promoción a la participación de nuevos líderes y lideresas en las comunidades, que junto con una adecuada y oportuna capacitación educación, puedan asumir su rol en la renovación del movimiento comunitario.
  8. Por último, la falta de credibilidad y confianza de los pobladores comunitarios para con sus dirigentes inmediatos en las localidades, sea justificada o no, se ha convertido en una manifestación creciente, que se extiende en ascenso a otros liderazgos y representaciones en las estructuras y órganos del aparato público ye incluso privado, sean empresas, municipalidades, instituciones y/o de gobierno central.