José Joaquín Meléndez G.
Las jerarquías del Estado, de la Iglesia, del capital y otras organizaciones están de caída al vacío, en ese recorrido arrasan con todo lo que se les atraviesa para tomar el aire en su asfixia repugnante. El Estado con un gobierno atrapado en una estructura mercantil y financiera neoliberal y globalizante que va derrumbando procesos y conquistas democráticas. La Iglesia entre católicos, ortodoxos anglicanos y sus múltiples sectas con un evangelio desde el Talmud a las Encíclicas y cartas ecuménicas con jerarquías más lejanas de la espiritualidad de sus fieles. El capital como sanguijuela anclado en la explotación del trabajo para ampliar su dominio imperial bajo cancerberos apocalípticos de la OMC y el FMI, egoístas, avaros, especuladores y acaparadores. Todas estas estructuras jerarquizadas han trastocado el Estado Republicano en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial con normativas antidemocráticas como la restricción del gasto público, los PAE’s, la movilidad laboral, la flexibilización, la desregulación, la apertura, las privatizaciones, la banca privada, la educación y salud privada, la concesión de obra pública. Los parques industriales y empresas transnacionales que no respetan la legislación nacional.
Sin embargo nuestro pueblo indómito, como los aborígenes talamanqueños con Pablo Presbere, ha demostrado el patriotismo contra los filibusteros en 1856, la huelga de 1934 contra la transnacional Estándar Fruit, la multitudinaria manifestación por el Código de Trabajo, la defensa de las Conquistas Sociales del 48, la abolición del ejército de 1948, las movilizaciones por las pensiones y el aguinaldo en 1958, las movilizaciones campesinas por tierras para el campesino de los años 70, el movimiento estudiantil por el financiamiento de las universidades del Estado, la lucha nacional contra ALCOA, la lucha contra el Combo del ICE, el movimiento nacional contra el TLC, la huelga nacional patriótica de los 82 día de huelga contra el paquete tributario del 2018.
Estas características del pueblo costarricense tienen sus bases históricas en los valores sociales, cristianos, democráticos y de distribución de las tierras, bien señaladas en el campesinado, la familia e instituciones democráticas; así, la solidaridad, la cooperación, la tranquilidad y los conceptos de libertad, justicia y la paz. El trabajo, la educación y la salud han jugado un papel trascendental arraigando una cultura bicentenaria que debe ser cada vez más fuerte en nuestra fe costarricense, pese a los huracanes ideológicos a los que hemos sido sometidos.
Es la hora de volvernos a ver cara a cara, tomar nuevos bríos, respirar los aires de nuestra cultura, defender, reconstruir, desarrollar y fortalecer esas instituciones que nos ha engendrado esos valores. Hay que reaccionar como el Satyagraha de Gandhi y construir nuestra propia HOLOCRACIA.
Para construir la nueva HOLOCRACIA tendremos que ir a las raíces de la educación con los valores propios de nuestra cultura, contenidos forjadores de la ética, el trabajo, la solidaridad, la cooperación, el sentido común, el amor; con nuevas bases filosóficas de la justicia y la libertad. Educadores formados en los mejores campos de la pedagogía, la investigación, metodología y los mejores instrumentos tecnológicos. Entendimiento y correlación con los padres de familia para que juntos podamos tener discípulos de excelencia donde el conocimiento sea liberador y no utilitaristas de un sistema explotador, subyugador y gerencial de nuevo cuño.
La salud, el concepto psico-somático más desarrollado por medio de la sostenibilidad institucionalidad preventiva y curativa de primer orden donde se pueda vivir en solaz y completo desarrollo espiritual y físico.
Una HOLOCRACIA donde el derecho internacional no se base en la cultura de los bárbaros del Siglo V, los cohors praetoria de lo pretorianos, de los helénicos con Alejandro Magno, ni los babilónicos contra lo amorritas, ni las guerras imperiales contra los vietnamitas, ni la invasión del Destino Manifiesto. Tampoco la invasión cultural mediática en la toma del espectro por empresas inhumanas de la desinformación y unilateralidad informática de compañías que nos llevan al egoísmo, el consumismo y contaminación desalmada.
Tengo la firme convicción que la nación y sus pueblos tienen excelentes patriotas los cuales no se dejarán arrastrar por esas corrientes pérfidas y perversas que rompen con la solidaridad y el amor a la patria de los costarricenses; con ellos tomaremos los nuevos rumbos de la HOLOCRACIA para seguir adelante y le dejaremos a las nuevas generaciones el sendero de la prosperidad, más humana y democrática. Que sabremos defender y fortalecer la CCSS, EL ICE, el INA, el AyA, RECOPE, el CNP, el MOPT y otras instituciones sociales.
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