LOS EMBUSTES DE #FIFCO (tercera entrega y última por ahora)

Embuste: “mentira disfrazada con artificio” (DRAE)

FIFCO: Florida Ice and Farm Company S.A., más conocida como la Cervecería Costa Rica.

Seguimos con estos comentarios críticos a un video que hace unas semanas publicó #FIFCO con el título “El que nada debe nada teme”.

En la primera entrega señalé el engaño de FIFCO al plantear que todas y todos los costarricenses podemos acceder a las declaraciones de impuesto sobre la renta de sus empresas o simplemente llamar a la central de Ministerio de Hacienda para verificar los montos que han pagado.

En la segunda, cuestioné la supuesta transparencia fiscal del holding (eufemísticamente comparada en su video con una abuelita que no paga impuestos) pues presentan cifras que no se pueden comprobar; cifras engañosas sobre el total de impuesto pagados, donde incluyen tributos que en sentido estricto no son pagados por las empresas sino por las y los consumidores, como es el caso del IVA; y porque omiten datos sobre la última amnistía tributaria.

Podríamos señalar otras inconsistencias y exageraciones contenidas en ese video. De igual forma, reconocer que presentan algunas aclaraciones pertinentes, como la diferencia entre un representante legal de una empresa y el capital de las personas accionarias.

Pero la pregunta es: si se trata de una empresa tan grande, asentada entre otras cosas en la explotación casi gratuita del equivalente tico a un pozo petrolero (nuestras fuentes de agua); que es de las que pagan más impuestos por el volumen de sus operaciones; empresa que se presenta como modelo y seguramente lo es en diferentes aspectos; que le da trabajo a tanta gente y en buena hora si lo hacen con responsabilidad social; que presume de sostenibilidad y transparencia, etc. etc. etc….¿POR QUÉ NECESITA RECURRIR A EMBUSTES PARA “DEFENDERSE”?

He aquí el tercero

  1. LA IDEALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS PRIVADAS Y LA IMPRECISIÓN EN DATOS SOBRE EMPLEO

Según FIFCO, la abuelita, sus hijos y sus nietos son parte de algo así como un mundo maravilloso, el de las empresas privadas, del que debemos estar orgullosos y que “en este momento, más que nunca, están cuidando a 9 de cada 10 familias en el país …” !!!

Fantasía, propaganda, mentira descarada, no sé….cada quien póngale el nombre que quiera. Lo cierto es que esa idealización dista mucho de los dramáticas situaciones de desempleo, sub-empleo, precarización del empleo, informalidad, pobreza y pobreza extrema, que ya existían desde antes de la pandemia y que se han agudizado con la misma. Igualmente, son imprecisos los datos en cuanto los segmentos de trabajadoras y trabajadores independientes (no asalariados) y a la distribución entre sector público y privado.

Entonces, sugerencia respetuosa para doña Gisela Sánchez y para #FIFCO: si quieren hablar con la verdad y con precisión sobre empleo en Costa Rica, denle aunque sea un vistazo general a los datos del INEC o del Estado de la Nación sobre el tema. La propaganda sobre este tema está de más y resulta ofensiva en el contexto de la actual crisis social, económica y sanitaria que vivimos.

Y al mismo tiempo preguntarles: ¿de cuáles empresas privadas debemos estar orgullosas y orgullosos?

¿De las piñeras y otras mono-cultivadoras; o empresas de construcción y otros sectores que explotan mano de obra de migrante bajo condiciones precarias y hasta infra-humanas?

¿De las que incumplen derechos laborales básicos que son parte de nuestro Estado Social de Derecho?

¿De las empresas que depredan y contaminan nuestros recursos naturales?

¿De las que evaden, eluden impuestos y/o viven del contrabando?

¿De las que se niegan a una contribución solidaria en el contexto de la actual crisis?

¿De las que tienen grandes privilegios fiscales en zonas francas, operando en gran desigualdad respecto las que trabajan fuera de esos paraísos fiscales locales?

¿De las que participan del lavado de dinero en nuestra economía, actividad que alcanza niveles multimillonarios señalados recientemente por el ex Ministro de Hacienda Rodrigo Chaves?

¿De las que participan en prácticas de corrupción que desangran los recursos públicos? ¿O es que la corrupción en el sector público no tiene una contraparte en el privado?

A ver, si ustedes en FIFCO dicen ser una empresa modelo de sostenibilidad y responsabilidad social, como muchas otras empresas del país, deben por ello tener claro que el mundo de las empresas privadas no es homogéneo ni tan romántico como lo pintan en su video, como tampoco lo es el sector público donde muchas cosas deben mejorar. Es decir, hay empresas modelo y en buena hora. Pero esa característica no es aplicable a la totalidad.

Hay empresas inmensas con grandes ventajas, pero la mayoría son pequeñas o medianas que con costos subsisten.

Pero en todo caso, ¿para qué seguir alimentando esa oposición entre lo público y lo privado a partir de generalizaciones maniqueas donde unos son los buenos (casi héroes) y los otros son los malos (casi villanos)?

En lo personal, participo de una visión de complementariedad entre el sector público y el privado, reforzada con una economía social y solidaria robusta, para dinamizar nuestro desarrollo. Y que bajo condiciones de igualdad y equidad, tenga claras exigencias de responsabilidad social, ambiental y fiscal, para todos pero donde los que más tienen más contribuyan.

Por eso, esa generalización romántica sobre las empresas privadas me resulta ofensiva en un contexto en que, ni desde el mundo privado ni desde el público, se han logrado detener la creciente desigualdad, pobreza, informalidad y desempleo que sufren grandes segmentos de la población, como resultado de un modelo que favorece la acumulación para pocos y ha debilitado los mecanismos de distribución para las grandes mayorías.

Pero bueno, a lo mejor lo que FIFCO quería era hacer propaganda, como la que hacen para vender agua (pura, te-ñida o fermentada) a precios de hidrocarburos o superiores. Pero entonces no presuman verdad y transparencia. Porque con tantos embustes, son ustedes mismos los que ponen en duda su reputación, frente a una ciudadanía cada vez más informada y crítica.

Por eso, a quienes aplaudieron y se creyeron acríticamente el cuento de la abuelita, cabe recordarles un fragmento de otro: “Abuelita ¡que dientes tan grandes tienes!”.

Y como pueden ver en la foto que adjunto como ilustración (tomada del Reporte Integrado 2016-2017), se trata de una “familia” integrada por gente bien acaudalada. La acumulación de riquezas no es un cuento, es una cruda realidad frente una crecientes pobreza y desigualdad. Por eso merece toda nuestra atención, reflexión y análisis como ciudadanos y ciudadanas.