MIENTRAS EL CUERPO AGUANTE

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Bajo las notas de un swing cincuentón y de orquesta, la siempre carismática Ana Belén nos hace recordar hasta qué punto la pulsión es necesaria para buscar la libertad.

En la última encuesta realizada por el Centro de Investigación en Estudios Políticos (CIEP) se consultaba sobre las principales preocupaciones que aquejaban entonces al costarricense: la crisis político-militar entre Rusia y Ucrania, así como los precios de los combustibles ocuparon los primeros dos ítemes de respuesta. Escondido en un lacónico tercer puesto se ubicó la preocupación por quien ocupará la silla presidencial a partir del ocho de mayo venidero.

La pulsión es importante. Moviliza, recrea, impulsa, sugiere. Glen Miller sonando a morir, dice Ana Belén. Lo que ha quedado claro en los últimos lustros, quizá desde que iniciamos el recorrido en este nuevo siglo, es que la política electoral ha venido reduciendo su caudal de interés en la ciudadanía y ya ni siquiera da para un buen swing.

Resulta ocioso por ello preguntarse por qué de repente una actividad como la selección nacional de fútbol logra despertar tantos apoyos, tanta emoción, tanta colectividad, tanto “nosotros” bien entendido y la política partidaria, por su parte, produce el efecto contrario de lejanía y desinterés. La pulsión se encuentra donde genere enjambre sísmico, temblor, desplazamiento.

Todo pasa por las formas. Con el buen amigo José Andrés Díaz, politólogo, docente e investigador universitario de las principales universidades públicas del país, hemos conversado acerca de la urgencia del reencantamiento o como él señala, la necesidad de repolitizar la vida en todos los órdenes.

Eso pasa justamente por replantearse la política electoral como si fuera el único espacio posible de reflexión y debate. Ahí estriba justamente el desafío: reconquistar para sí todos los espacios más allá de lo electoral y los partidos políticos, tan venidos a menos como estructuras de representación de las demandas ciudadanas.

En medio de una campaña de segunda ronda marcada por un bajo nivel de la discusión y con claros errores de bulto en estrategias de comunicación y desempeño en ambas propuestas, Costa Rica se apresta a tomar una de sus decisiones más trascendentales en su vida democrática contemporánea.

Pareciera que si, que para el cuerpo social costarricense la situación resulta límite y, como diría la pieza musical, la coexistencia de las reglas de juego en la convivencia y el estar juntos y juntas depende de las condiciones existentes “mientras el cuerpo aguante”.

El lunes 4 de abril nos habremos despertado con un nuevo dinosaurio en nuestro patio y nos preguntaremos a la usanza del poeta salvadoreño Roque Dalton: país mío ¿existes?