“No nos maten”

Rafael Ángel Ugalde Quirós*

Síntesis: La expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el Este de Europa precipitó la guerra entre Rusia y Ucrania, aunque el conflicto armado esconde el problema de fondo referente al crecimiento incontrolado del fascismo y el nacismo en Occidente, que rechaza un Nuevo Orden Mundial.

El 2 de mayo cuando iban a matarlos en los muros cercanos a la “Casa de los Sindicatos” el sol cae verticalmente con sus cálidos rayos sobre la cabeza de centenares de niños de las manos de sus padres, jóvenes, mujeres y adultos mayores, pidiendo los dejasen, por amor a dios, hablar y educarse conforme a su lengua materna y tradiciones. El bullicio de la gente espanta el tufo a muerte que vaga por las calles de la ciudad día y noche. Odessa, en el sur de Ucrania, como de costumbre, amanece impregnada de salitre traído en ráfagas desde el Mar Negro, mientras su temperatura oscila entre los 22 y 31 grados centígrados; haciendo de esta manifestación por “los que luchan” una fiesta popular, semejante a la convivencia mundial vivida por los trabajadores del mundo el primero de mayo, celebrado el día anterior. De pronto todo cambia. Una banda nazi de los “PravySekto irrumpe contra la multitud con armas de grueso calibre, mayoritariamente fusiles de asalto Ar 15 y Ak 47, obligando a las personas a correr despavoridos hacia la “Casa de los Sindicatos” para tratar de ponerse a salvo de la ira de los fascistas y nazis promovidos desde Kiev, capital de Ucrania. La diplomacia cada vez más se ve disminuida para la solución del ensayo político que se lleva a cabo en la nación de la antigua Unión Soviética. La expansión de la OTAN por el Este de Europa sume en violencia y exterminio las llamadas República Popular de Lugansk (RPL) y la República Popular de Donetsk (RPD) de descendencia rusa. Durante más de 30 años, Rusia pide al eje OTAN, Comunidad Europea y Estados Unidos detener su expansión hasta las mismas barbas del Kremlin. No sólo el eje mencionado rechaza las preocupaciones rusas en materia de seguridad, sino que los bombardeos contra la población de Donbass ( en el este de Ucrania) recrudecieron en los últimos meses por parte del ejército ucraniano, controlado por las milicias neonazis – fascistas y alimentado de moderno armamento proveniente desde Estados Unidos y otros países miembros de la OTAN. Solo el pasado fin de semana llegaron a Kiev 17.000 municiones antitanque “made in USA”, a fin de enfrentar la maquinaria rusa. El conflicto que vive hoy Ucrania, por tanto, viene encubándose desde hace ocho años, con la trascendencia de poner a la humanidad al borde de una guerra termonuclear. A los pueblos de Lugansk y Donetsk no solo se les mantiene sin agua, sin electricidad, sino además tienen prohibición expresa de comunicarse en ruso. Además, viven bajo constante asedio por parte de las bandas nazis desde que anunciaron su deseo de independencia. En 1991 cuando se desintegró la Unión Soviética Estados Unidos, la OTAN y la Comunidad Europea prometieron a los rusos “no avanzar ni un centímetro hacia el Este europeo”; sin embargo, 30 años después, pasaron de 12 países originalmente a 30 naciones en 2022. La mayoría de las naciones ex soviéticas no solo fueron incorporadas a la OTAN, sino que están llenas de bases militares rodeando a los rusos.

Los enfurecidos nazis (nacionalistas para CNN y otras cadenas de noticias) llegan ese 2 de mayo hasta la “Casa de los Sindicatos gritando consignas contra el referendo en Donetsk y Lugansk, realizado en 2014, aproximadamente una semana antes. De nada valieron, los llantos de los asustados niños, los gritos despavoridos de ¡no nos maten” de la mujeres sollozando. ¡La suerte está echada! La masacre deja 7 mujeres y 41 varones muertos a tiros, 214 heridos, 172 detenidos y la casa sindical incendiada. La televisión mundial exhibe poco después cadáveres tirados por todos lados como sí se tratase de la Gestapo de Hitler. Como se recuerda, Occidente propició el golpe de Estado contra el presidente Víktor Yanukóvich, en 2014, mediante una de esas “Revoluciones de colores” inventadas por los servicios secretos de Gran Bretaña y Estados Unidos para deponer gobernantes y reconocer otros, tal como ha vivido América Latina con el ejemplo del venezolano Juan Guaidó, que si bien no controla ni siquiera la cuadra en que vive, es el “ presidente encargado” de Estados Unidos para asuntos de Venezuela. Desde entonces arde el Este y el Sur ucraniano. Cuentan que la guerra deja ya 14 mil seres retirados para siempre de este “mundanal ruido” y las urbes citadas retornan a la época medieval de recurrir a los “serenos” y las campanas de las iglesias para alertar la ciudad cuando las bandas de “nacionalistas” vienen a “pedir cuenta” a los pro rusos. Metafóricamente se dice que los bombardeos ordenados por Kiev son tan prolongados que los gatos traídos desde Rusia a estas ciudades ya no chillan en los tejados, porque perecieron por las bombas; y todos los perros mascotas viven debajo de la cama de sus amos. Los pajarillos, otras horas dueños de los parques, no cantan ni cortejan a sus novias, ni revolotean de rama en rama. Es la crueldad de la guerra durante los últimos ocho años.

VIENEN LOS RUSOS

“Vamos a convertirlo en paria”, dijo esa tarde Joe Biden, comandante supremo del mayor ejercito del mundo, así como jefe “sombreado” de la OTAN, al decretar una cascada de sanciones contra Rusia por la llamada “operación especial” desplegada en Ucrania desde el pasado 24 de febrero. Las medidas contra los rusos son variadas y van desde el bloqueo bancario mundial, pasando por la suspensión de la compra de petróleo y carbón.

Los biógrafos de Biden sostienen que él es “hombre de paz y leyes”. Nunca asistió a un conflicto bélico más allá de aplaudir la invasión a Libia (2011) y saltar de gozo por el ahorcamiento de Sadam Hussein (2006), siendo de justicia entonces, pasar a la historia por crear su propio Vietnam, en el Este de Europa, en pleno siglo XXI. Quizá, entonces, desde OTAN, un “coronel” tenga quien le escriba a Biden sobre el alza del precio del barril de petróleo, el hambre que causará en el mundo dichas sanciones, el hallazgo de laboratorios clandestinos para la guerra bacteriológica y las dificultades de Alemania para prescindir de los hidrocarburos rusos. Diplomáticos chinos acreditados ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) acaban de exigir explicaciones a Estados Unidos acerca de los 300 laboratorios clandestinos alrededor del mundo – en Ucrania habían 10- usando patógenos como Antra, Ebola, la Peste Bubónica y el Cólera, entre otros, a fin de experimentar con humanos.

(Foto Reuter. Fascistas ucranianos prenden fuego a la Casa de los Sindicatos).

Tirando a un lado el derechista diario de la mañana, el viejo Enrique Calero, curtido dirigente sindical de la década de los ochenta, exclama: “Es el peor pasquín del mundo. Da como cierto el bombardeo de un hospital materno infantil en Ucrania y no dice a sus lectores que, desde febrero, los nazistas sacaron el personal médico hacia otro lado”. Frente de su casa del Barrio de “El Carmen” de Puntarenas la chiquillada juega al fútbol en la plaza de Los Caites; Calero mete el dedo gordo del pie derecho en la roída Kan Lung y, levantándose, de improviso de su poltrona con respaldar de cuerina roja, sostiene que “el capitalismo salvaje” trata de “jugársela” con una Tercera Guerra Mundial. “El viejo imperialismo europeo y norteamericano no quieren resignarse a que en el mundo hay otros actores capitalistas que les disputa la hegemonía. Por eso echaron andar la Tercera Guerra Mundial, reduciéndola, de momento, a sanciones”.

Tras las sanciones decretadas por Biden y los europeos Rusia batió el récord de haberle impuesto 5.500 restricciones, mientras el segundo lugar lo ocupa Irán. El exdirigente sindical de los muelleros sostiene que las sanciones comerciales a Rusia suponen un ensayo de esta Tercera Guerra Mundial, “que ojalá no llegue a la etapa nuclear, porque nos jodemos todos”. Mientras me invita al interior de su vieja casa de madera a “tomarnos el cafecito negro de rigor”, apenas para que lo oyera, balbucea diciéndome que, los rusos superarán las sanciones impuestas por Estados Unidos, Europa y los miembros de la OTAN “Putin tiene ocho años de prepararse para este momento”. Se refiere a los $ 600 mil millones en reservas dentro del Banco Central ruso, a fin de blindar la economía doméstica y el intercambio comercial con otras naciones también sancionadas. “Biden es el principal ganador de esta crisis por Ucrania porque reactiva su industria militar e intenta levantar su alicaída popularidad en su primer año de gestión”, dice en tanto me hace una señal para que me siente en una de las seis sillas que hay alrededor de la larga de mesa en madera de Pochote.

– ¡Marina, llama a su esposa, “tráele un cafecito! Este porteño trabajó conmigo en el Muelle Grande, antes que el gobierno se lo diera a los colombianos. ¡Qué tiempos más lindos eran esos! ¿Te acuerdas del Negro Grijalba?”, agrega.

– Salíamos apenas de la dolorosa guerra en Vietnam, repliqué.

– Fue una guerra bestial donde no solo se probaron nuevas maneras de matar pueblos enteros, sino también camuflar a nombre de la ciencia las epidemias inventadas en los laboratorios. Desde entonces la “Gran Farma” está presente en los acontecimientos bélicos, sentencia.

Y efectivamente así es. La invasión estadounidense en el sudeste asiático fue brutal. Se experimentó con el “agente” naranja como quemador de todo. Contaminaron ríos con nuevos productos tóxicos. Cada ocho minutos lanzaban una bomba. Los aviones de Estados Unidos realizaron más de 580.344 misiones de bombardeo y lanzaron 260 millones de bombas. La mayor parte eran bombas racimo prohibidas, como siempre, por el Derecho Internacional, Durante tres años se gastaron más de $190 millones para retirar explosivos, que aún quedan.

Esto explica que durante esta guerra la frase más escuchada, por lingüistas de todo el orbe, fue “no nos maten”, cada que vez que aparecía un soldado estadounidense o del Vietcong.

El general survietnamita Nguyen Ngoc Loan ejecuta en plena calle a un guerrillero del Vietcong, en Saigón, el 1 de febrero de 1968./ AP/Eddie Adams.

Calero caminó unos pasos hacia el trinchante que está en el comedor de la casa, escarbó unos segundos sus viejos cuadernos y ya de regreso a la mesa, exclamó entre enojado y sarcástico: “ya nadie habla de las invasiones a Vietnam, Guatemala, Cuba o Panamá”:

INVASIONES ESTADOUNIDENSE EN EL MUNDO A PARTIR DE 1900.

México (1914-1917)

Haití (1915)

República Dominicana (1916)

Nicaragua (1926).

Corea y China (1950).

Guatemala (1954).

Argentina (1955).

Indonesia (1958).

Cuba (1959-1961).

Panamá (1964).

República Dominicana (1965).

Guatemala (1967-1969).

Congo (1964).

Laos (1964-73).

Vietnam (1961-1973).

Camboya (1969-1970).

Guatemala (1967-1969).

Granada (1983).

Líbano (1983 y 1984).

Libia (1986).

El Salvador (1980).

Nicaragua (1980).

Irán (1987).

Panamá (1989).

Irak (1991 guerra del Golfo Pérsico).

Kuwait (1991).

Somalia (1993-1994).

Bosnia (1994-1995).

Sudan (1998).

Afganistán (1998).

Yugoslavia (1999).

Afganistán (2001-2021).

Filipinas( 2002).

Yemen (2020).

Irak (1991- 2003).Irak (2003-2015 Alianza OTAN).

Afganistán (2001-2015).

Pakistán 2007-2015).

Somalia (2007-2008 y 2011).

Yemen (2009 y 2011).

(Libia (2011 y 2015).

Siria (2014, 2018).

**Lista realizada bajo responsabilidad del autor. Estados Unidos ha realizado 59 intervenciones militares alrededor del orbe desde 1775. Este cuadro hace referencia a partir de 1900, no incluyéndose, por tanto, la anexión de los territorios de México entre 1846 y1848.

Sin que nos viera el Ministerio de Salud nos fundimos en un abrazo de despedida sin mascarilla ni lavado de manos. De regreso a casa, mientras esperaba el bus que me traería a la capital, en el televisor ubicado en el restaurante del chino, la noticia internacional era que “Europa prohibió a los veterinarios dar asistencia a los gatos traídos desde Rusia por refugiados de Ucrania.”

  • Periodista, abogado y notario por la U.C.R.