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Etiqueta: COVID-19

Activar la economía a costa de fracturar las medidas para la mitigación de la pandemia: mal presagio

Juan Huaylupo Alcázar

El poder estatal y los medios de la opinión privada, callan los peligros para la ciudadanía al debilitar, flexibilizar o eliminar las restricciones sanitarias para el resguardo de la salud pública. Ante el aumento de infectados con el virus pandémico, se culpa a quienes carecen de alternativas de supervivencia y se exime de responsabilidad a los que presionan y deciden la apertura de comercios y negocios. Esto es, inmoralmente se acusa a las víctimas y se oculta a los culpables, que se imaginan héroes y benefactores.

La visión autoritaria y el posicionamiento político de los empresarios, una vez más, imponen sus intereses privados como si fueran intereses de todos, de la sociedad y del Estado. Los que se creen dueños de la sociedad y del destino de las personas, están imponiendo exigencias y sacrificios a todos para beneficios privados. En la actual coyuntura crítica una vieja historia se repite: la necesidad de salarios de quienes históricamente han sido despojados de los recursos para la vida, que no es un apoyo a los empresarios que se enriquecen con su trabajo y consumo, es la imposibilidad de vivir sin vender su trabajo.

La economía es falsamente considerada como el único determinante para definir la condición y calidad de vida de los individuos, poblaciones y sociedades, y a partir de ello se busca reactivar la economía, independientemente de sus implicaciones en la salud y la condición vida de las poblaciones. Reactivar la economía sin cambiar los modos de apropiación de las ganancias generadas colectivamente, que generan pobreza, miseria y hambre en los espacios sociales nacionales, es una contradicción, que no se resuelve con el crecimiento empresarial ni con los dogmas simplistas de modelos macroeconómicos. La concentración y centralización de la riqueza privada tiene su correlato en la pobreza cada vez más profunda y generalizada.

América Latina es el espacio de mayor polaridad social del mundo, la brecha entre ricos y pobres es abismal, como también lo es para Costa Rica, pero no son los trabajadores ni sus salarios los responsables. La economía latinoamericana y costarricense crece e enriquece a empresas mundiales y empresarios nacionales con masivos desempleados y pobres.

Las dramáticas consecuencias del Covid-19 y las desigualdades con que se vive la cuarentena o la enfermedad misma, deja al desnudo la esencia del capitalismo en su devenir histórico. La pandemia ha agudizado las tendencias imperantes en el mundo, han fallecido cerca de medio millón de personas e infectado a siete millones, pero está condenando a la miseria y hambre a cerca cinco mil millones de personas. Las víctimas del virus en su mayoría son producto de las inequitativas relaciones económicas imperantes y por el dominio político-militar, dispuesto a liquidar a toda la humanidad.

Efectivamente el Covid-19 está evidenciado la vulnerabilidad de la economía, pero no es el virus quien la ha paralizado, se ha frenado porque los trabajadores han debido dejar de trabajar y se les ha reducido sus jornadas y salarios, en un contexto desocupación y pobreza, a otros en cambio, como ocurre con trabajadores de la agricultura de exportación (piña, banano, tubérculos), les ha significado el aumento de las jornadas, con míseras compensaciones y en riesgosas condiciones sanitarias para nacionales, indocumentados e informales, sin cobertura de seguridad social. Los trabajadores se han empobrecido y los empresarios han dejado de ganar en este período, que no es lo mismo que perder, sin embargo, esos patronos lo consideran intolerable e inaceptable.

La presión política empresarial para liberalizar las restricciones sanitarias, en colusión gubernamental y legislativa, está propiciando la proliferación de infectados con el coronavirus que, sin medicamentos, vacunas ni alternativas, ponen en riesgo sus vidas y la de otros.

Eliminar las restricciones sanitarias no resuelve la reactivación económica en un contexto que ha empobrecido y desempleado masivamente a trabajadores, que no serán reincorporados ni recuperarán sus montos salariales, menos aún, cuando aumentan los precios de mercancías y servicios que ofrecen las empresas. Esto es, la disminución de la capacidad adquisitiva de gran parte de la población impide satisfacer sus necesidades, como limita a los empresarios a recuperar las inversiones y materializar las ganancias en las mercancías que no se consumirán. Pese a que la ruta tomada para la apertura, reproduciendo e incluso profundizando las condiciones de desigualdad previas a la pandemia, no reactivará la economía. Sin embargo, aumentar la absorción laboral y los salarios, no son alternativas imaginadas por el poder totalitario imperante en nuestro tiempo, aunque fueron una realidad exitosa con el New Deal, que en 1929-1932 reactivó la economía en la mayor crisis conocida en el capitalismo. Asimismo, se olvida los resultados económicos que trajo consigo el esfuerzo y contribución de miles de trabajadores que levantaron las fabricas terminada la Segunda Guerra Mundial, para luego ser entregadas a sus dueños, así como se omite la significación de la solidaridad internacional con el Plan Marshall para la Europa destruida de la postguerra.

Aquí, los propietarios de la UCCAEP muestran su ignorancia al creer que solo su visión de la economía es la única y verdadera, como un dogma divino, reclamando y exigiendo beneficios, subsidios y condonaciones o amnistías tributarias, aunque ello signifique el sacrificio de muchos para pocos.

La reproducción del infame círculo de miseria no se resuelve eliminando las restricciones sanitarias, como tampoco los Estados, pueden ni intentan satisfacer las necesidades básicas, salud y vida de los pobres y desempleados, menos aún en Costa Rica, con un gobierno, legisladores y magistrados que imponen, legislan y consienten la usura, las confiscaciones salariales, los aumentos impositivos a los trabajadores y sectores medios, e incluso absurda y anticonstitucionalmente, se pretende estrangular el presupuesto de las universidades públicas y particularmente de la Universidad de Costa Rica, benemérita institución pública que es orgullo nacional, reconocida internacionalmente por sus aportes científicos, técnicos e investigativos, así como por su contribución a la educación superior y a las esperanza de bienestar, vida digna y democracia para todos.

El terror empresarial de desaparecer agudiza su prepotencia totalitaria al querer apropiarse de los recursos y riquezas de la sociedad, así como, por su desprecio al pueblo, atenta contra sus vidas.

Reactivar la economía sin bienestar, contra los derechos, la educación y la vida, solo trae malos presagios que auguran enfrentamientos inconvenientes, donde todos seremos perdedores. La miopía estatal y empresarial, es tal, que no se percatan que una sociedad próspera, sana, segura y sin miedos conviene a todos, incluso a los dueños del capital.

(*) Juan Huaylupo Alcázar es catedrático en Administración Pública de la Facultad de Ciencias Económicas en la Universidad de Costa Rica.

Enviado a SURCOS por el autor.

Del distanciamiento a la convivencia digna

Aprender a convivir no basta; es preciso aprender a convivir con justicia.
Adela Cortina

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

            El distanciamiento recomendado para evitar el contagio del Covid19 es de apenas 1.8 M. Sin embargo, siguiendo el mal ejemplo de quienes levantan muros, un país que ha gozado del reconocimiento internacional por su hospitalidad y la promoción y defensa de los derechos humanos, se está dejando contagiar por el virus letal de la insolidaridad: un distanciamiento desproporcionado e injusto.

            No se trata de cualquier distanciamiento. Tiene una dimensión de violencia simbólica y psicológica que cultiva el odio hacia los “otros amenazantes” (Carlos Sandoval), en el caso de los inmigrantes nicaragüenses ahora, además, convertidos en los principales agentes o “vectores” de contagio. Y una dimensión de violencia socioeconómica por parte de inescrupulosos empresarios, quienes aprovechándose de su condición de indocumentados y de pobreza, se les explota sometiéndolos a situaciones infrahumanas, con la complacencia de los gobiernos de turno. Cabe destacar que todavía hay reservas de hospitalidad solidaria que nos hermanan, y que debemos fortalecerlas.

            Como bien señala la filósofa Adela Cortina, “aprender a convivir no basta; es preciso aprender a convivir con justicia”[1]. En este sentido, destaca esta autora que las sociedades deben proteger los “derechos humanos de segunda generación”, que corresponden a la “ciudadanía social”: “Aunque las Naciones Unidas cargan la tinta en el racismo y la xenofobia como obstáculos ante la conciencia de la igualdad, el mayor obstáculo sigue siendo la aporofobia, el desprecio al pobre y al débil, al anciano y al discapacitado”[2].

            El país está lejos de una convivencia justa que garantice ese derecho fundamental a la ciudadanía social. Especialmente, cuando se favorece -lo que, paradójicamente, se ha venido convirtiendo en “política de Estado”-, la evasión y la elusión fiscal por parte de las grandes empresas y el sector financiero. Asimismo, una campaña de odio y desprestigio contra los trabajadores y pensionados del sector público, presentándolos ante la opinión pública como delincuentes que viven a costas de los impuestos del pueblo.

            Con este falso discurso se busca desviar la atención sobre los verdaderos privilegios producto de una relación “incestuosa” entre gobierno y sectores económicos dominantes, hoy dispuestos a desmantelar el Estado social de Derecho y privatizar la institucionalidad pública.

            El discurso del odio de Donald Trump, que estigmatizó al inmigrante latino, y particularmente al mejicano, como delincuente y terrorista, ha encontrado su réplica en nuestro país ¿Cómo es posible que llevados por mezquinos intereses de una élite insolidaria, cuyo dios es el dinero y el poder a cualquier precio, se haya caído tan bajo, emulando a uno de los líderes políticos más nefastos y vergonzosos del mundo? ¿Hacia dónde quieren llevar el país las fuerzas políticas y mediáticas, utilizando las armas letales del miedo y el odio en una guerra permanente contra su mismo pueblo?  No basta la escandalosa desigualdad que nos separa, ahora también se trata de concitar el odio para conducirnos al fratricidio.

            Para el escritor mejicano, Alberto Ruy Sánchez, “el problema no es la crisis humanitaria, sino que en el poder de varias potencias estén desquiciados amantes de la violencia y de las armas, incluyendo las armas nucleares. Y que estos poderosos adinerados detesten a la cultura o la vean como algo decorativo. El mundo nunca ha dejado de estar en crisis humanitaria. Pero al salir de la última guerra mundial en el siglo XX se trató de establecer una nueva convivencia basada en los derechos humanos, incluyendo los culturales y de salud. La avaricia del dinero y poder avasallantes quiere pretender que todo eso no existe y no es necesario. Y eso es indignante”[3].

            La pandemia actual está contribuyendo, como si fuese un actor político de primer orden, a exponer a la luz el verdadero rostro, cultural y éticamente empobrecido, de los poderes “fácticos” de un sistema neoliberal, que viene cultivando la frivolidad, la violencia y el autoritarismo. Y que ahora, en su desesperación, como la bestia herida de muerte, se ha vuelto más insensible y agresivo. Y como señala, el autor citado, lo más indignante es que le ha declarado la guerra a la cultura. La más devastadora porque ataca al “sistema inmunológico” de las sociedades humanas. Desestructurar las culturas ha sido la estrategia de dominación por excelencia de los imperios coloniales y neocoloniales.

            Uno de los símbolos más elocuentes de este sistema insensible y violento es la rodilla del policía blanco de Houston Texas, Derek Chauvin, presionando hasta provocar la muerte por asfixia del ciudadano negro, George Floyd. Ambos ciudadanos de una misma patria, distanciados en un país sometido a la supremacía blanca, acicateada por el actual gobierno racista y aporofóbico de Donald Trump.

            Es un símbolo trágico que retrata de cuerpo entero a un sistema que se resiste a morir, y uno nuevo y diferente que pugna por nacer (Gramsci). Efectivamente, ante la desesperación de no poder justificar tanta injusticia se acude a las armas más innobles para someter y asfixiar a quienes protesten o se rebelen: criminalización de la protesta social.

             Sin embargo, cada vez son más visibles las manifestaciones de quienes apuestan, con decisión y voluntad, por superar el distanciamiento radical, insolidario y deshumanizante que impide la “hospitalidad universal” (Kant), la convivencia justa y afectiva entre los seres humanos y con la naturaleza.

            Esta pandemia nos está convocando a un cambio de rumbo sustantivo, como bien señala el historiador Frank Snowden: “No es el fin del mundo, pero sí un claro mensaje de la naturaleza de que estamos viviendo de un modo no sostenible.  Ese desafío no va a desaparecer incluso si la Covid 19 desaparece o aparece una vacuna contra ella”[4].

            El desafío, en lo fundamental, apunta a la construcción un nuevo proyecto de convivencia global donde nos dispongamos a fortalecer las relaciones empáticas como especie y con nuestro hábitat; elevar al máximo nuestras potencialidades y capacidades afectivas para la convivencia digna y justa.

            El país requiere con urgencia rectificar, en esa dirección. La mesa para el diálogo social constructivo sigue vacía. Se agota el tiempo y también la paciencia. La clase dirigente debería despertar, para darse cuenta que la presión de su “rodilla” está llevando al pueblo a los límites de la asfixia.

[1] Cortina, Adela (1999). Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. Madrid, Alianza Editorial p. 254.

[2] Ibid, p.238

[3] Paniatowska, Elena et.al. (2017) Trump. México te habla. Grandes esinnobles ycritores mexicanos opinan sobre Donald Trump. Entrevistas de Raúl Godínez. México, Nueva Imagen. P.57

[4] https://www.infobae.com/economia/2020/05/31/frank-snowden-historiador-de-epidemias-el-desafio-no-es-tener-cuarentenas-permanentes-sino-reabrir-la-economia-con-el-menor-costo/

Entre el bono Proteger y los privilegios fiscales de zonas francas

Gerardo Hernández Naranjo

El gobierno está enfrentando grandes dificultades para asegurar el financiamiento del Bono Proteger, que sería el único recurso con que contarían miles de familias para subsistir en el contexto de la pandemia.

Desde antes de la Pandemia, el estilo nacional de desarrollo había mostrado ya su fracaso en cuanto a la reducción de la pobreza y la desigualdad, generación de empleo suficiente y sobre todo de empleo digno, porque amplios sectores de la clase trabajadora sufren precarización y debilitamiento de sus derechos laborales. Es decir, ya estaban desprotegidos y desprotegidas, como ha quedado en evidencia en las plantaciones de la zona norte y caribe.

En contraste, en ese mismo esquema de desarrollo, se ha protegido la acumulación de riquezas de élites empresariales nacionales y trasnacionales siendo el régimen de zonas francas uno de sus más claros ejemplos. Las zonas francas (que generan empleo, divisas y todo lo mismo que las otras empresas fuera de ellas) se han convertido en verdaderos paraísos fiscales dentro de nuestro territorio, en monumentos a la irresponsabilidad fiscal y en un claro instrumento para PROTEGER la acumulación y debilitar la distribución de riquezas.

El privilegio de exoneración del impuesto sobre la renta que por ley disfrutan, alcanzó en el 2018 cerca de 350.000 millones de colones, equivalentes a un 1.02% del PIB según el Ministerio de Hacienda. Es decir, 350.000 millones de colones que fueron a engrosar las utilidades de las empresas en lugar de alimentar los fondos públicos necesarios para la inversión social, la infraestructura, la seguridad y tantas otras áreas de política pública que hoy enfrentan limitaciones financieras.

Para hacernos una idea más clara de ese obsceno privilegio: con lo que no pagaron las empresas de zonas francas en impuesto sobre la renta en el 2018, se podrían financiar hoy 2.800.000 bonos proteger de 125.000 colones, o bien asegurar que 466.000 familias reciban ese bono por 6 meses consecutivos.

Las dificultades que tiene el gobierno para financiar el bono proteger, tienen que ver con la pandemia neoliberal que protege la acumulación y debilita distribución de riquezas desde hace 4 décadas.

Mientras muchas familias seguirán a la espera de algo para subsistir, la UCCAEP, Horizontes Positivos, AMCHAM y otras élites empresariales, tienen asegurado su bono proteger con el actual gobierno y el Ministro Garnier es su principal garante.

Se podría dar un bono de 125,000 colones a 2,800,000 familias

O bien darle ese bono a 466,000 familias por seis meses consecutivos

¿El virus que podría cambiar al mundo? Una conversación desde la sociología

Juan Pablo Pérez Sáinz y Allen Cordero Ulate

Les compartimos la transcripción en formato de publicación del conversatorio “¿El virus que podría cambiar el mundo? Reflexiones desde la sociología”. La actividad virtual se realizó el pasado mes de marzo con la participación de Juan Pablo Pérez Sáinz y Allen Cordero Ulate. La sugestiva pregunta tiene su respuesta en el documento que puede descargar aquí:

También puede ingresar a la página de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y descargar el documento desde ese sitio:

¿El virus que podría cambiar el mundo? Reflexiones desde la sociología

Ministerio Público debe investigar a las empresas piñeras clausuradas

  • Delitos como trata de personas, incumplimiento culposo y propagación de epidemia habrían cometido supuestamente estas empresas al exponer al COVID-19 a sus trabajadores y trabajadoras

(Fecon, 17-06-2020.) Una de las formas más grave de explotación laboral es poner en riesgo la vida de sus trabajadores y trabajadoras, aún a sabiendas por parte de la empresa que estas corren peligro. Es por esta razón que las 9 empresas piñeras cerradas esta semana deben de ser investigadas por la Fiscalía para sentar las responsabilidades de manera clara.

Según el Sindicato de Trabajadores de Sector Privado (SITRASEP): “Exportaciones Norteñas es socia de CANAPEP y ha sido fuertemente cuestionada desde el año 2015 por mantener a centenares de trabajadores en condiciones de semiesclavitud y sostener una fuerte política antisindical”.

Uno se los casos que más trascendió fue la empresa Exportaciones Norteñas S.A. en Santa Fe de Los Chiles fue clausurada este miércoles por personeros del Ministerio de Salud debido a la detección de un brote de al menos 21 trabajadores contagiados con Covid-19.

Para Dany Villalobos, presidente de la FECON, “esta situación es preocupante debido a que las empresas piñeras parecen haber actuado de mala fe y cometiendo el delito de dolo al poner en riesgo a todos sus empleados, a la luz del artículo 127 del Código Penal. Es ampliamente sabido que el sector agroindustrial ha sido reacio a seguir las indicaciones del Ministerio de Salud dictadas a raíz de la pandemia”.

Además “en las últimas semanas las organizaciones empresariales como CANAPEP y CADEXCO insistieron al Gobierno de la República flexibilizar las disposiciones con el único objetivo de continuar acumulando ganancias por encima de la salud de trabajadores y poblaciones rurales”. Señaló Villalobos.

“Desde la Federación Ecologista nos unimos al reclamo de diversos sectores para que Ministerio Público de levante una investigación para esclarecer esta situación”, señaló el presidente de la FECON.

Mujeres en Acción: decisiones del gobierno propician una sociedad más desigual

SURCOS recibió el siguiente comunicado de Mujeres en Acción:

Queridas compañeras del movimiento feminista y de mujeres:

En Mujeres en Acción estamos muy preocupadas por las decisiones que el gobierno está tomando en el contexto de la crisis del COVID 19. Dichas medidas apuntan hacia una sociedad más desigual que la que teníamos, más excluyente para la diversidad de mujeres y otras poblaciones tradicionalmente discriminadas y, más frágil ante futuras emergencias como la que estamos viviendo. Sin embargo, esta crisis y sus lecciones, pueden ser la oportunidad para diseñar y construir una Costa Rica inclusiva, justa y democrática entre todas.

Pensando en la sociedad que sí queremos, hemos redactado un documento para plasmar las preocupaciones y plantear propuestas que aseguren el ejercicio de los derechos humanos básicos, tan urgentes en esta coyuntura.

Queremos invitarlas a leerlo, divulgarlo al interior de sus organizaciones y suscribirlo si así lo consideran. En el enlace que incluimos más abajo podrán leer el documento y firmarlo a título personal, como organizaciones o colectivas. Una vez recogidas las firmas, lo publicaremos y lo presentaremos junto a ustedes, en una sesión virtual de redes sociales.

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdEmOscD5MWIrl9wimPVosYjvrIQYjYZ8aYH4rmaKecIKF4yQ/viewform

Mujeres en Acción

Ya está listo el primer ventilador no invasivo de la UCR para atender a pacientes con COVID-19

Respirador no requiere de energía eléctrica para funcionar y posee una máscara de aislamiento incorporada

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Médicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) ya tienen listo el primer modelo de ventilación no invasivo, y con máscara de aislamiento incorporada, que permitirá tratar a pacientes con COVID-19. La innovación cuenta con todas las pruebas preclínicas superadas exitosamente y los parámetros de seguridad comprobados.

El dispositivo lleva por nombre Fluxus Mask y hora, lo que sigue, es encontrar apoyo financiero y la autorización final del Ministerio de Salud para su producción en masa.

En esta ocasión, las mentes maestras detrás de la innovación son el Dr. Jean Carlo Segura Aparicio y la Dra. Lizbeth Salazar Sánchez, de la Escuela de Medicina de la UCR; así como el Dr. Olman Coronado García, terapista respiratorio de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Además, se contó con el apoyo de Miguel Imbach Bartol y Pablo González Lucas, quienes colaboraron desde la empresa privada.

Fluxus Mask es un esfuerzo adicional de la UCR liderado por la Escuela de Medicina, distinto al proyecto “Respira UCR” y al de la Facultad de Ingeniería que en este momento trabajan en otros modelos de respiradores. En total, la UCR desarrolla cuatro modelos diferentes.

El equipo consta de cinco componentes principales. Entre ellos, una máscara de aislamiento, válvulas, un sistema de conductos y filtros biológicos. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Importantes ventajas

La innovación posee cuatro importantes cualidades que posibilitará su uso en centros médicos y ambulancias, así como en áreas rurales del país en donde hay un visible aumento de casos por COVID-19. Por ejemplo, la Zona Norte.

De acuerdo con el Dr. Jean Carlo Segura, la primera ventaja es que el mecanismo no depende de la energía eléctrica para funcionar. Segundo, no se requiere intubar al paciente. Tercero, al poseer una máscara de aislamiento para la persona enferma, el personal sanitario reduce significativamente el riesgo de contagiarse al momento de brindar la atención.

Por último, está el bajo costo de producción. Según lo explicó el Dr. Segura, tan solo un respirador tradicional tiene un precio aproximado a los $10 000 dólares (o a veces más por la alta demanda en la actual pandemia). Algo muy distinto a Fluxus Mask, cuyo costo de producción es hasta cinco veces menor ($2 000 dólares).

“El dispositivo superó de manera satisfactoria todas las pruebas preclínicas y está en capacidad de proporcionar soporte ventilatorio a los enfermos con COVID-19 en los primeros tres niveles de la enfermedad señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS): leve, moderado y grave. El mecanismo permite aumentar la capacidad pulmonar y mejorar el intercambio gaseoso. Además, tiene filtros biológicos que evitan la propagación del virus causante del COVID-19”, manifestó el Dr. Segura.

La idea fundamental del mecanismo es evitar que el paciente llegue a un estado crítico que requiera de intubación en una unidad de cuidados intensivos. Esto no solo beneficiaría al paciente hacia una rápida recuperación, sino que también liberaría recursos para atender a otros enfermos y disminuiría los costos de atención que incurre la CCSS.

Además, el mecanismo fue pensado con una clara ventaja: los suministros médicos requeridos para su elaboración, como los filtros, las válvulas o los tubos, están ampliamente disponibles en Costa Rica. Por lo tanto, en el país se puede realizar todo el ensamblaje y no depender de insumos extranjeros.

“En este momento tenemos un aumento importante de personas contagiadas con COVID-19 y el dispositivo podría necesitarse, principalmente, en las zonas rurales. Por eso se propuso un equipo sencillo de fácil transporte”, indicó la Dra. Lizbeth Salazar Sánchez, directora de la Escuela de Medicina de la UCR e integrante del proyecto.

El soporte ventilatorio se adapta a todas las instalaciones de oxígeno hospitalarias de la CCSS y a las unidades de traslado, sin necesitar espacio adicional para su instalación. De igual forma, el equipo puede ser ajustado para dar nebulización a pacientes asmáticos que tienen COVID-19.

Actualmente, no es recomendable nebulizar a los pacientes con asma infectados por el SARS-CoV-2 porque pueden exponer a las personas de su alrededor a un mayor contagio. Con el recurso se podría brindar dicho tratamiento sin ningún peligro.

El Dr. Segura explica el funcionamiento del ventilador no invasivo

¿Cómo nace?

El origen de Fluxus Mask se inspira de una práctica particular: el buceo. Miguel Imbach Bartol, representante de la empresa privada Lucas ElectroHidráulica que colaboró con la UCR para la generación de la iniciativa, explicó que el artefacto funciona como una segunda tapa de buceo modificada.

La lógica es sencilla. El equipo de buceo usa un cilindro de aire comprimido, cuyo elemento sale con fuerza cuando se abre la válvula. La innovación de la UCR lo que hace es usar ese mismo principio, pero lo adapta a una presión “respirable” para pacientes con dificultades respiratorias a fin de evitar el colapso en los pulmones.

¿La fuente de poder? De carácter neumático y mecánico; es decir, solo necesita del mismo oxígeno para hacer funcionar el mecanismo.

“Cuando vimos lo que estaba pasando en Italia, yo le dije a Pablo, dueño de la empresa, que hiciéramos algo. Nos pusimos a trabajar y llamamos primero al Dr. Olman Coronado García, quien nos puso en contacto con el Dr. Segura para poder activar algo que tuviera sentido. Entonces, pensamos en un equipo fácil de construir, de bajo costo, muy robusto y confiable. Partimos de herramientas que ya se utilizaban para seres humanos y eso hace que uno tenga trabajo adelantado”, indicó Imbach.

El dispositivo permite administrarle al paciente oxígeno de dos formas: flujo continuo o bajo demanda. En este último caso, con tan solo un mínimo esfuerzo que el paciente haga para respirar, ya el soporte ventilatorio le dará el oxígeno que necesita a fin de fortalecer sus pulmones.

“Solo imagine, por ejemplo, que llega un sospechoso de COVID-19. Usted nada más le pone la máscara y sabe que no está infectando a nadie y, al mismo tiempo,

se le está dando el tratamiento que necesita. Es un aislamiento portátil inmediato”, agregó Imbach.

El equipo también sirve como un ambú (respirador manual) en caso de que así lo decida el personal médico. Otra fortaleza es su fácil esterilización, lo que permite usarlo nuevamente en otros pacientes. Lo único que se debe cambiar, como es usual en otros equipos médicos, son los filtros y las válvulas.

“Esto es un aporte a largo plazo. Cuando concluya la pandemia, el respirador va a quedar en los hospitales y va a funcionar por muchos años más. No es algo que posteriormente se vaya a desechar, sino que brindará un apoyo sostenido en el tiempo”, dijo el Dr. Segura.

La idea fundamental del mecanismo es evitar que el paciente llegue a un estado crítico que requiera de intubación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Riguroso proceso

Para convertir en realidad esta dispositivo, el equipo de la UCR junto con la empresa privada trabajaron por casi cuatro meses hasta tener el primer prototipo.

Posteriormente, el soporte ventilatorio fue probado bajo estrictos estándares la calidad. El primer paso fue comprobar la capacidad de ventilación asistida en simuladores humanos. En este caso, la evaluación fue en la Sección de Integración Médica de la UCR y dio como resultado el cumplimiento satisfactorio de los requerimientos exigidos para un soporte de este tipo.

Seguidamente, se realizaron mediciones de seguridad ventilatoria y de calibración. En este aspecto participó ANCA Médica, empresa costarricense especialista en dispositivos médicos, la cual dictaminó un alto nivel de precisión.

“En una reunión que tuvimos con Gabriel Infante y Flor Navas, ambos del Ministerio de Salud, nos indicaron que el dispositivo es clase dos. En otras palabras, no hay riesgo para el paciente”, aseveró el Dr. Segura.

Beneficio regional

El Dr. Segura resaltó que este esfuerzo adicional de la UCR es de acceso libre. Asimismo, enfatizó que el equipo innovador de la Universidad está dispuesto a visitar hospitales rurales que requieran el dispositivo, con el propósito de fortalecer su respuesta de atención.

“El dejar este dispositivo a disposición de que cualquier interesado pueda fabricarlo si tiene los insumos es muy positivo. En esta situación como la que estamos viviendo lo primordial es compartir el conocimiento para salir adelante”, mencionó el Dr. Segura.

Para la Dra. Salazar, en medio de la emergencia nacional, el desarrollo de este equipo es una alentadora esperanza ante un pandemia que se podría prolongar.

“Nuestros docentes son los que están en la primera línea atendiendo a los pacientes con COVID-19 y eso nos da una noción de los pacientes que están llegando. La Escuela de Medicina de la UCR tiene las buenas prácticas de investigación en salud humana. Eso es muy importante, porque nosotros en el área clínica estamos inscritos como investigadores en el Ministerio de Salud. Por esa razón, estamos en la mejor disposición de colaborar con los hospitales públicos del país”, dijo la Dra. Salazar.

Si usted desea colaborar con el financiamiento de este proyecto, se puede contactar directamente con el Dr. Jean Carlo Segura Aparicio al teléfono: 2511-5910 o al correo jean.seguraaparicio@ucr.ac.cr

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

Por una condonación de la deuda pública externa de América Latina

Franz Hinkelammert (Alemania/Costa Rica), Yamandú Acosta (Uruguay), William Hughes (Panamá), Orlando Delgado (México), José De Echave (Perú), Henry Mora Jiménez (Costa Rica), Luis Paulino Vargas Solís (Costa Rica), Jorge Zúñiga (México)

El crecimiento económico como política y el endeudamiento como adicción

La globalización neoliberal encumbró la “sociedad del crecimiento”. El crecimiento se convirtió en la política central que supuestamente sostendría el consumo, la inversión, el empleo y el bienestar social.

El pretendido crecimiento ad infinitum resultó tener “efectos colaterales” (humanos y ecológicos), pero se asumió que el libre mercado y el desarrollo tecnológico lograrían contrarrestarlos. Y si no lograban solucionarlos, entonces no habría solución alguna: el progreso demanda “sacrificios”.

La teoría económica neoliberal dio un viraje de 180 grados: el “ahorro de hoy” dejo de ser la fuente para el consumo y la inversión “de mañana” (tesis keynesiana). El consumo por el consumo (consumismo) se convirtió en el motor del crecimiento, y la inversión productiva perdió el sentido de incrementar la “capacidad productiva” para considerarse casi exclusivamente en términos de su rentabilidad de corto plazo. Entre 1970 y 2007 se impusieron el capitalismo de casino y la financiarización, dominando la economía real. La crisis del 2008 fue interpretada como un tropezón normal en el frenesí de “exuberancia irracional”.

El consumismo desenfrenado y la inversión financiera se apuntalaron fuertemente en el crédito: a los hogares, empresas y Estados; desmantelando, además, las políticas del Estado de bienestar. Se generó una dependencia adictiva entre el crecimiento económico (la acumulación de capital) y el endeudamiento sin límite.

El pago de la deuda como genocidio

El capitalismo se fundamenta en el crecimiento económico, y como ya no puede hacerlo con saltos de productividad, se alimenta de nuevas “acumulaciones originarias” y de un endeudamiento tóxico que conduce a deudas perpetuas e impagables. Después del estallido de la crisis de la deuda en los años ochenta, podría esperarse que la situación de la región mejorara en el mediano plazo, pero se ha agravado. La deuda externa se duplicó hacia 1990, y para 2019 había crecido 10 veces, superando los 2 billones de dólares, con un pago de intereses que sumó un poco más de 1.1 billones de dólares. En realidad, todo el aumento de la deuda hasta 2010 ha sido resultado de pagos de intereses. El ingreso neto por nuevos créditos externos fue nulo hasta 2010. El pago de intereses corresponde a un dinero jamás entregado, se trata de una brutal usura. Hasta 2018, el 60% del aumento de la deuda externa lo constituyó la capitalización de intereses, los que se “pagaron” con nueva deuda, que seguirá exigiendo pago de intereses por recursos financieros que nunca han servido a los países de América Latina.

Esta situación es extensiva a la deuda pública: en los próximos cinco años el 32% del servicio de la deuda correspondería a pagos de intereses, lo que se agrava con la Pandemia de la Covid-19. La deuda externa es una fuente perpetua de extracción de excedentes de las economías de América Latina, sobre la base una deuda impagable. Resolver esto demanda la condonación inmediata de dicha deuda.

Este terrible año hay que pagar la deuda, tanto su capital como los intereses. Este pago en muchas sociedades, en especial las de América Latina, impide atender demandas sociales en salud, educación, protección social, cultura y demás servicios sociales y de protección del ambiente. El pago del capital y los intereses es la primera prioridad del presupuesto nacional, aunque miles o millones de ciudadanos no logren satisfacer sus necesidades básicas. La pandemia de la Covid-19 ha puesto al desnudo este genocidio económico-social.

Las crisis de deuda y su papel como estrategias de sometimiento

El endeudamiento es un gran negocio de los bancos y las empresas transnacionales, especialmente cuando las deudas se vuelven impagables. El país que no pueda pagar tendrá que ceder su soberanía, sus recursos naturales más valiosos y sus empresas públicas. Este pillaje incluso se hace calculadamente para que el país endeudado pueda seguir pagando, y cada tiempo se renegocia la deuda y hasta se permiten condonaciones parciales de intereses.

El endeudamiento externo hizo posible someter a toda América Latina durante la crisis de la deuda de los años 80 del siglo pasado, transformándola en un proceso de expropiación bajo el eufemismo de los “ajustes estructurales”.

El Acuerdo de Londres de 1953

El Tratado de Versalles (1919) fue un ejemplo de la ceguera de la “voluntad de poder”. Los ganadores de la I Guerra Mundial impusieron a Alemania costos de guerra a todas luces impagables. El tratamiento de la deuda alemana y el de otras naciones europeas después de la II Guerra fue muy diferente. Empezaba la guerra fría y las medidas para “salvar el sistema” incluyeron la eliminación de la mayor parte del pago de las deudas alemanas con el resto de Europa occidental y otros países aliados, Grecia incluida, además del Plan Marshall y la concesión de nuevos créditos sin intereses.

Ante los efectos económicos y sociales devastadores a causa de la pandemia de la covid-19, el FMI se niega a discutir una posibilidad semejante, y sólo considera condonaciones parciales o posposición de pagos de intereses para los países más pobres y endeudados. Quieren repetir el Tratado de Versalles, solo que ahora con los “perdedores” (víctimas) de la globalización.

El Fondo Monetario Internacional: la aparente paradoja de la condonación de las deudas. ¿Se debe pagar, aunque no se pueda pagar?

Desde el estallido de la crisis latinoamericana de la deuda en 1982, han sido múltiples los llamados a la condonación total de la deuda. La negativa del FMI y del Banco Mundial se respalda en la “responsabilidad de los deudores”, de gobiernos que irresponsablemente incurrieron en esa deuda. Según este argumento, ni siquiera la incapacidad de pago justifica la condonación de las deudas. El deudor es culpable de su incapacidad y el acreedor es exonerado de no anticipar que el deudor no podía pagar. Pero el argumento se desmorona cuando cualquier auditoria de la deuda muestra el pillaje del acreedor o la corrupción de los gobiernos de turno.

Entonces el FMI y el BM recurren a otro argumento: “la ley y el orden” de los mercados financieros y la continuidad de los préstamos en el futuro. La condonación de la deuda lesionaría la capacidad de las instituciones de crédito de seguir prestando y socavaría la confianza en el sistema financiero. Tal argumento es indefendible, cuando gobiernos y bancos centrales de los países ricos compran billones de dólares en valores o sencillamente emiten billones en monedas duras para salvar de la quiebra a bancos, empresas y mercados de valores, acrecentando la desigualdad y la injusticia.

Por una condonación de la deuda pública externa de América Latina

Cuando las deudas, supuestamente, se pagan con nuevas deudas y, además, los intereses se agregan, la deuda total crece sin más límite que el impuesto por la progresión del interés compuesto. Ha llegado el momento de transformar el sistema.

La crisis en curso ha ratificado que el futuro de la humanidad está en riesgo. Tenemos una oportunidad para corregir situaciones que muestran tendencias catastróficas. Recuperar la solidaridad como un valor global permitirá poner en el centro valores sociales fundamentales que la globalización neoliberal ha relegado o incluso aplastado.

La reconstrucción de las relaciones humanas, en la perspectiva de la vida y el bien común, exige cambios radicales: en nuestro metabolismo social, en las relaciones laborales, en la división sexual del trabajo, en los servicios básicos para toda la población, en los sistemas tributarios, en la propiedad intelectual y la cultura, en el dinero y las finanzas, en los organismos financieros internacionales, en la cooperación entre las Naciones, etc. Una Condonación Mundial de la Deuda Externa Pública sería sólo un primer paso, pero uno que puede cimentar la construcción de un futuro mejor para todas y todos, pero especialmente, para las víctimas del capitalismo neoliberal, colonial y financiarizado.

Protejamos a los niños contra el trabajo infantil, ¡ahora más que nunca!

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, OIT, este Día Mundial contra el Trabajo Infantil (12 de junio) se centró en el impacto de la crisis actual en el trabajo infantil. La pandemia de salud de COVID-19 y el consiguiente impacto económico y de mercado laboral están teniendo un gran impacto en la vida y los medios de vida de las personas.

Lamentablemente, los niños suelen ser los primeros en sufrir. La crisis puede empujar a millones de niños vulnerables al trabajo infantil. Se estima que ya hay 152 millones de niños en situación de trabajo infantil, de los cuales 72 millones realizan trabajos peligrosos. Estos niños ahora tienen un riesgo aún mayor de enfrentar circunstancias aún más difíciles y de trabajar más horas al día.

En cualquier país del mundo y por supuesto en el nuestro a los niños les corresponde estudiar y prepararse adecuadamente para el futuro, jamás trabajar.

NO AL TRABAJO INFANTIL

Enviado a SURCOS por Rodrigo Aguilar Arce.

Arranca segunda fase de recolección de víveres de UNA Costa Rica Solidaria

Lunes 15 y martes 16 de junio, de 9 a.m. a 4:30 p.m., se realiza en la UNA la segunda fase de recolección de víveres de la campaña UNA Costa Rica Solidaria, que se destinará prioritariamente a estudiantes universitarios en mayor vulnerabilidad socioeconómica, en el contexto de la pandemia de la covid-19.

En el marco de la campaña UNA Costa Rica Solidaria, se invita a la comunidad universitaria y nacional a sumarse, los días lunes 15 y martes 16 de junio, a esta segunda fase de recolección de víveres, que se destinarán a cubrir necesidades básicas de alimentación de estudiantes universitarios, cuyas familias han sido golpeadas por los efectos socioeconómicos de la pandemia del nuevo coronavirus.

Ambos días, de 9 a.m. a 4:30 p.m., las personas pueden llevar los víveres al centro de acopio ubicado en el parqueo del edificio de las Vicerrectorías Académicas y el Centro de Estudios Generales.

Durante la primera fase de recolección realizada entre abril y mayo de 2020, se lograron colocar cerca de 200 paquetes de víveres a las familias directas de estudiantes que se encuentran en una categoría de pobreza y pobreza extrema, siguiendo la clasificación suministrada y evaluada por el Departamento de Bienestar Estudiantil.

“El reto aún sigue, ya que hemos tenido más de 500 solicitudes de ayuda por parte de nuestra población estudiantil, por tanto, necesitamos entre todas y todos brindar una mano solidaria para atender la mayor cantidad de familias”, afirmó Esteban Campos, integrante del equipo coordinador de la campaña UNA Costa Rica Solidaria.

Se insta a donar con prioridad los siguientes alimentos: arroz, frijoles, lentejas / garbanzos, azúcar, café, leche en polvo o líquida de larga duración, sal, sopas, aceite de soya, harina, masa, atún, sardinas, espagueti, avena, consomé, salsa de tomada, salsa tipo inglesa, caja de galletas.

Además, artículos de limpieza personal y del hogar como pasta dental, jabón de baño jabón líquido, detergente, desinfectante, cloro, lavaplatos, papel higiénico, bolsas para basura, así como toallas sanitarias y pañales desechables para bebé y personas adultas mayores.

La población prioritaria en atender estaría representada por familias directas de nuestra comunidad estudiantil, que presentan condiciones de vulnerabilidad socioeconómica significativa, en el marco de la actual coyuntura de la covid-19.

En esta etapa también se estará habilitando un centro de acopio de donativos en el Campus Sarapiquí, con el mismo horario indicado.

Los espacios habilitados para la recolección de los víveres, contarán con todos los protocolos sanitarios emitidos por el Ministerio de Salud y por las autoridades de la Universidad Nacional.

Por otra parte, para quienes quieran donar y se les dificulta trasladar los víveres al centro de acopio, pueden escribir al correo oficial de la campaña unacrsolidaria@una.cr e indicar la dirección para recoger el donativo.

La campaña UNA Costa Rica Solidaria es coordinada por la Vicerrectorías de Vida Estudiantil, la Vicerrectoría de Extensión y la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional (Feuna).

***Mayores detalles con Esteban Campos, equipo coordinador UNA CR Solidaria, 8361-0675, o con periodista Oficina de Comunicación 8334-4150.