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Etiqueta: elección de magistraturas

A los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica – carta de juristas de distintos países

Nosotros, juristas provenientes de diversos países de América y Europa, nos unimos al llamado de distintos sectores de la comunidad costarricense para pedir a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, con el mayor respeto, que con ocasión de la elección de su Presidente, adopten un procedimiento que garantice la total transparencia del acto mismo, y de sus resultados.

Desde nuestros respectivos países hemos seguido el desarrollo de los acontecimientos relacionados con dicha elección, y nos ha chocado su carácter hermético, que induce a pensar en la existencia de pugnas de poder y choques de influencias políticas (en el peor sentido de la palabra) que, si efectivamente se dieran, tendrían como secuela, ya en el corto plazo, pero sobre todo en el mediano y largo plazos, las peores consecuencias en el plano de la institucionalidad y de la tutela de los derechos.

En algo de trascendental importancia como es la elección del Presidente del Órgano Judicial de un Estado democrático, debe asegurarse que todo transcurra dentro de la más absoluta corrección. Como lo han declarado en estos días grupos de ciudadanos costarricenses, ‘la defensa de las respectivas candidaturas debe transcurrir ordenada y públicamente, fundamentada sobre la base de las virtudes, la excelencia moral e intelectual, el impecable desempeño del trabajo de cada candidato. Todo conciliábulo, toda componenda bajo la mesa debe ser desterrada’.

Costa Rica puede, una vez más, ser ejemplo de civilidad entre las Naciones del Orbe.

En la Casa de Todos, el día 21 de setiembre de 2022.

Luigi Ferrajoli, Filósofo, profesor emérito Universidad de Roma III, escritor (Italia)
Carlos Elbert, Criminólogo, investigador, literato (Argentina)
Perfecto Andrés Ibáñez, magistrado emérito del Tribunal Supremo (España)
Jaime Cárdenas, profesor de UNAM, exdiputado federal. (México)
Luis Carlos Moro, abogado, miembro AAJ Continental (Brasil)
Héctor Silveira, profesor Universidad de Barcelona, investigador (España)
Tamar Pitch, investigadora y docente, Universidad de Camerino, escritora (Italia)
Luca Loschiavo, profesor Universidad de Teramo, investigador (Italia)
Sebastiano Tafaro, profesor emérito Universidad de Bari (Italia)
Sandro Schipani, profesor emérito Universidad de Roma I, La Sapienza (Italia)
Juarez Tavares, catedrático Universidad de Rio de Janeiro (Brasil)
Stewart Istvanffy, abogado e investigador, Montreal (Canadá)
Willys Guerra, catedrático Universidad de Sao Paulo (Brasil)
Laura Tafaro, profesora de la Universidad de Bari (Italia)
Martonio Mont’Alverne Barreto Lima, catedrático Universidad de Fortaleza (Brasil)

Compartido con SURCOS por Walter Antillón Montealegre.


AAJ – Rama Costa Rica respalda peticiones de voto público en elección de presidencia de la Corte Suprema de Justicia

La Asociación Americana de Juristas (AAJ), Rama Costarricense, estima correcto y conforme con sus principios respaldar las peticiones de algunas organizaciones y grupos nacionales e internacionales que instan a la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica a adoptar el voto público para la elección de su Presidente.

Las razones son obvias: la singular importancia que la elección del Presidente de la Corte Suprema tiene para un Estado Democrático, obliga al aseguramiento de que dicho proceso transcurra en términos de la más completa transparencia y de la más estricta corrección; lo cual excluye, por definición, todo lo que no sea el debate de ideas y la exposición de las cualidades morales e intelectuales, la preparación científica, la experiencia y la trayectoria laboral de los candidatos, todo ello expresado a través de votos bien razonados de parte de los magistrados electores.

La Corte Suprema de Justicia debe dar al País el mejor ejemplo de transparencia y de juego limpio.

Dada en San José, el 22 de setiembre de 2022.

Arturo Fournier Facio, vicepresidente

Martín Rodríguez Miranda, fiscal

 

Imagen tomada de www.cu.ucr.ac.cr

Por el voto público en la Corte Suprema de Justicia – con firmas

Nosotros, ciudadanos costarricenses, nos unimos al llamado proveniente de muchos sectores de nuestra comunidad, para pedir a los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia que en la elección de su Presidente adopten el voto público.

Hemos venido observando, con creciente preocupación, la muda contienda que se prolonga semana tras semana sin ostentar credenciales o argumentos persuasivos por una u otra de las partes: un pulso silencioso que hace adivinar una intensa y afanosa refriega entre bambalinas a quién ofrece más, a quién exhibe mayores poderes o influencias, presiona más, amenaza más o menos veladamente. Un trasfondo indigno de la más alta instancia de Justicia.

La elección del Presidente de la Corte Suprema de Justicia tiene que revestir la prestancia de un acto de ejemplar civilidad. La defensa de las respectivas candidaturas debe transcurrir ordenada y públicamente, fundamentada sobre la base de las virtudes, la excelencia moral e intelectual, el impecable desempeño del trabajo de cada candidato.  La votación secreta debe reservarse para situaciones realmente excepcionales, en las que la publicidad del voto ponga en peligro la vida o la integridad de las personas.

Es tiempo de que la Corte Plena abandone el mecanismo del voto secreto, una práctica que la desprestigia ante la Nación y ante el Mundo, para dar lugar a un debate leal y transparente que culmine en una votación de viva voz.

San José, 22 de setiembre de 2022.

  1. Arnoldo Mora Rodríguez, catedrático jubilado
  2. Alvar Antillón Salazar, escritor, exembajador
  3. Vernor Arguedas Troyo, catedrático jubilado
  4. Mirta González Suárez, profesora, novelista
  5. Manuel Antonio Solís Avendaño, sociólogo, docente e investigador
  6. Sergio Reuben Soto, economista, catedrático
  7. Eric Alfredo Chirino Sánchez, abogado, catedrático
  8. Gilberto de Castro Lopes, periodista, profesor universitario
  9. Yolanda Bertozzi Barrantes, abogada
  10. Francisca Raventós Vorst, socióloga, docente e investigadora
  11. Isabel Montero Mora, abogada, profesora universitaria
  12. Elizabeth Odio Benito, abogada, profesora emérita, jueza internacional
  13. Daniel Flores Mora, psicólogo, profesor emérito
  14. Isabel Duca Durán, filóloga, profesora universitaria
  15. Jorge Rovira Mas, investigador, catedrático
  16. Héctor Ferlini-Salazar, comunicador
  17. José Joaquín Ureña Salazar, abogado penalista
  18. M.Sc. Ana Elena Obando M., abogada feminista de derechos humanos
  19. Paula Ximena Dobles, socióloga, docente universitaria
  20. José María Gutiérrez Gutiérrez, profesor Emérito Universidad de Costa Rica
  21. Rafael González Ballar, Director del Posgrado de Derecho de la Universidad de Costa Rica
  22. Lic. Benjamín Sevilla García, abogado
  23. Viviana Rovira Maruri, psicóloga social y activista Derechos Humanos
  24. Larissa Arroyo Navarrete, experta en derechos humanos
  25. Nia Salas Gómez, Colectivo Profesionales para la Ciudadanía
  26. Sonia Navarro Solano, abogada
  27. Patricia Howell Aguilar, cineasta y activista feminista
  28. José Pablo Cascante Suárez, abogado
  29. José Manuel Arroyo Gutiérrez, exmagistrado
  30. Luis Guillermo Herrera Castro, profesor pensionado de derecho UCR
  31. Flora Fernández Amón, empresaria
  32. José Molleda Pernas, comerciante
  33. Alexander Jiménez Matarrita, filósofo
  34. Guillermo Antonio Arroyo Gutiérrez, ingeniero civil
  35. Marta Eugenia González Madriz, pensionada Ministerio de Justicia, máster Educación en Derechos Humanos
  36. Hernán Rodrigo Salazar Salazar, ex juez penal
  37. Ana Eugenia Sáenz Fernández, abogada
  38. Juan Carlos Esquivel Favareto, abogado/notario
  39. Dr. Edgar Gutiérrez Espeleta, catedrático UCR jubilado
  40. Melania Monge Rodríguez, profesora UCR jubilada
  41. Erika Linares Orozco, abogada y activista por los Derechos Humanos
  42. Neddy Zamora Chacón, socióloga pensionada
  43. Jaime Robleto Gutiérrez, juez de Apelación de Sentencias Penales
  44. Jorge Delgado Salazar
  45. Blenda Ivette Solano, pensionada CCSS
  46. Patricia Salgado Muñoz, jubilada
  47. Margarita Bolaños Arquín, antropóloga
  48. Omar Contreras, administrador de empresas con énfasis en Banca y Finanzas
  49. Emilia Molina Cruz, exdiputada
  50. Habib Succar Guzmán
  51. José Manuel Ortiz Durman, abogado y notario público
  52. Mario Alberto Sáenz Rojas, profesor universitario
  53. AnaLucia Hernández D
  54. Johana Castro Zamora, jubilada Jupema
  55. Marta Muñoz Cascante
  56. Olman Montero Salazar
  57. Ivannia Monge Naranjo, abogada y feminista
  58. Rita Méndez Villalobos, regidora municipal
  59. Otto Luis Castro Ríos, pensionado
  60. Paquita Cruz Villalobos
  61. Gonzalo Chacón Segura – empresario
  62. María Elena López Núñez
  63. Rosa Lía Guerrero Rojas, pensionada
  64. Hannia Franceschi Barraza, profesora universitaria jubilada
  65. Eric Gutiérrez Rojas, abogado
  66. José María Tijerino Pacheco
  67. Erick Gatgens Gómez, abogado
  68. Giselle Boza, periodista y abogada, profesora universitaria
  69. Marcial Rodríguez Garro, topógrafo
  70. Manuel Rojas Salas, abogado y docente universitario
  71. Cristina Rojas Rodríguez,exvicepresidenta del Colegio de Abogados y Abogadas, ex Jueza Superior Penal y coordinadora de la Oficina de Cooperación y Relaciones del Poder Judicial, jubilada
  72. María de los Ángeles Salvadó Sánchez, administradora de negocios
  73. Guillermo Enrique Molina Araya
  74. Nora Garita Bonilla, socióloga
  75. Roberto Salom Echeverría, sociólogo, jubilado
  76. Flor Vargas Hernández, bibliotecaria
  77. Gisele Rivera Chacón, abogada
  78. Henry Mora Jiménez
  79. Ana Carter Fonseca, jubilada
  80. Carlos Arguedas Ramírez
  81. Patricia Carrillo Valverde, pensionada
  82. Vilma B. Mesén Madrigal, abogada y notaria
  83. Sandra Madriz Muñoz, abogada
  84. Virginia Acuña Montero, licenciada en Educación
  85. Carlos Brenes Castillo, sociólogo
  86. Wesley Valenciano Solano, abogado
  87. Alexánder Sánchez Mora, filólogo, profesor universitario
  88. Alberto Coto T., administrador de empresas, licenciado en contaduría, licenciado en finanzas
  89. MSc. Maribel Gutiérrez Villalobos, máster en administración de justicia penal
  90. Edwin Alfaro Quesada
  91. Silvia Rodríguez Cervantes, profesora emérita UNA
  92. Xinia Zúñiga Muñoz, trabajadora social
  93. Blanca Durán Quinteros
  94. Juan José Hernández, odontólogo
  95. Roxana Abarca Ramírez, teóloga UNA, UNED
  96. Eugenio Solano Calderón, abogado laboralista, jubilado
  97. Maricel Salas Torres, psicóloga
  98. Alicia Monge Fallas, abogada penalista
  99. Isabel Araya
  100. José Luis Murillo Alfaro, contador privado
  101. Mag. Carmen María Marín González, trabajadora social
  102. Guido González Méndez, psicólogo
  103. Licda Berenice Retana Ureña
  104. Emilia Ureña Solís, abogada
  105. Marcela Echandi Gurdián, profesora de Filosofia y abogada
  106. Olga Guzmán Mora, psicopedagoga, docente de la UCR
  107. Jorge Eduardo Cartín Elizondo, químico, abogado
  108. MSc. Myrna Alvarado Roldán, abogada y notaria
  109. Fleyken Cerdas Hernández, abogada
  110. Yadira Matarrita Brenes, editora pensionada
  111. Carlos Manavella, decano Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad para la Cooperación Internacional
  112. Mauricio Castro Méndez, docente e investigador de la Universidad de Costa Rica
  113. Juan Agustín Salas Rojas
  114. John Brenes Rodríguez, abogado litigante
  115. Jorge Luis Morales García, juez de apelación de sentencia penal
  116. Carlos Acuña Montero, biólogo, jubilado
  117. Ana María Botey Sobrado
  118. Carlos Francisco Echeverría Salgado, jubilado
  119. Tathiana Flores Acuña, experta en derechos humanos y derecho internacional humanitario
  120. Salvador Morales Navarro
  121. Yamilé Salas Sanz, jubilada
  122. Ana Ruth Quesada Bonilla, terapeuta en adicciones, promotora de derechos humanos de las personas con dependencia de alcohol y sustancias psicoactivas en pobreza extrema
  123. Beleida Alfaro Quesada, administradora de empresas
  124. Sonia Sandí Zúñiga, abogada, secretaria general adjunta sindicato Sitrajud
  125. Rosibel Rios Carvajal, defensora de derechos, Justicia Paz e Integridad de la Creación Claret de C.R.
  126. Alice Ramírez Ramírez
  127. Juan José Vargas León, secretario técnico Foro de Justicia
  128. Emilia Trigueros Flores
  129. Denia Pacheco Moreira, abogada y notaría pública
  130. Ignacio Rodríguez Sancho
  131. Casta Arana, pensionada
  132. Esteban Araya Vargas, computación
  133. Rita Maxera Herrera, abogada, profesora
  134. Manuel Araya Incera, catedrático UCR jubilado
  135. Ma. Catarina Goldoni Ruiz, profesora jubilada
  136. Roberto Zeledón Arias, asesor legislativo de ANEP
  137. Marcia Aguiluz Soto, abogada y defensora de derechos humanos
  138. Evelyn Salas Sanz, jubilada
  139. Carolina Hidalgo Herrera, abogada y expresidenta de la Asamblea Legislativa
  140. Antonio Ortega Vindas, abogado, ex-juez de juicio, jubilado
  141. Juan José Vásquez  Vargas, economista
  142. Ana Helena Chacón Echeverría, ex vicepresidenta de la República
  143. Saray Córdoba González, profesora jubilada
  144. Isabel Trejos Trejos, educadora
  145. Ronaldo Hirsch Keibel, profesor emérito UCR
  146. Gina Araya Araujo, abogada e internacionalista
  147. Carlos Bonilla Avendaño, abogado
  148. Dr Juan Boza Cordero, matemático jubilado, investigador CIMPA – UCR
  149. Alejandra Manavella Suárez, abogada defensora de derechos humanos
  150. Marjorie Moreno Salas, psicóloga clínica
  151. Marcela Guerrero Campos, exministra de la Condición de la Mujer, expresidenta Ejecutiva IFAM, exdiputada
  152. Marisa Batalla Chacón, periodista especializada en derechos humanos y género
  153. Walter Antillón Montealegre, abogado y profesor emérito
  154. Myriam Jinesta Moreira
  155. Lic Coralia Pacheco Moreira, educadora
  156. Carmen María Muñoz Quesada, periodista, exdiputada y ex viceministra de Gobernación y Policía
  157. Ivette Carranza Cambronero, jueza
  158. Laura Guido Pérez, politóloga y exdiputada
  159. Ana Carcedo Cabañas, físico matemática
  160. Víctor Hugo Cordero Murillo, jubilado
  161. José Pablo Carballo Chavarría, estudiante de Derecho e Ingeniería Química
  162. Adán Carmona Pérez, abogado y profesor universitario
  163. Roy Rojas Estrada, abogado
  164. Dra. Sara Sharratt, psicóloga clínica
  165. Freddy Calderón Chaves, abogado
  166. Marta Eugenia Odio Benito, trabajadora social, abogada especialista en Derecho Internacional Público, catedrática de la UCR
  167. Bernal Herrera Montero, profesor emérito UCR
  168. Alex Guevara Meza, trabajador social, estudiante de Derecho
  169. Guillermo Vargas, jubilado del Magisterio Nacional
  170. Ermila Rojas Umaña, MQC
  171. Olga Acuña Jarquín, pensionada
  172. María Lorena Molina M, catedrática emérita UCR
  173. Francisco Zamora Vargas, pensionado
  174. Claudio Camacho Monge, pensionado régimen IVM
  175. Dra. Maria Pérez Yglesias, catedrática
  176. Alfredo Antillón, profesor pensionado
  177. Vera Cristina Salazar Cabezas, geógrafa, jubilada
  178. Sary Montero




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La resistible ascensión de un magistrado

Walter Antillón

Dedicado a los jueces costarricenses: en sus manos está la salvación de este País.

En relación con los nombramientos para y dentro de la Corte Suprema de Justicia, es hoy imperativo reflexionar sobre la constatación y la profética advertencia que hizo a los ticos, hace más de cien años, el Magistrado de Casación don Antonio Zambrana:

“…Tenemos en los pueblos nuestros justicia a veces docta, pero nunca independiente de veras. En Costa Rica se nombran los Magistrados por el Congreso Legislativo, lo cual ata indispensablemente los primeros a las pasiones de la política, por más que en la teoría se mantenga el principio de que los jueces no deben dejarse perturbar por ellas, como si se dijera que una persona a quien se priva de alimentos no debe sentir hambre…” (las negritas y el subrayado no son del original).

Desde el año 1952 en que ingresé al Poder Judicial como meritorio en la Inspección y en el Juzgado Segundo Civil de San José, siendo don Jorge Guardia Carazo Presidente de la Corte, he seguido con atención constante la evolución de dicho órgano; y tengo que decir que, dolorosamente, nunca como ahora la predicción de Zambrana se ha cumplido tan al pie de la letra: la influencia de las cúpulas políticas, con sus deletéreos efectos, ha crecido hasta llegar a ser aplastante en nuestros días.

Siendo así las cosas, no tiene nada de extraño que algunos jueces ambiciosos se hayan valido de la situación para hacer carrera, comprometiéndose poco o mucho con los políticos para asegurarse el acceso a y la permanencia en la magistratura. Hemos visto cómo algunos de ellos han hecho cínica ostentación de sus relaciones con la élite política en fiestas y reuniones; y en alguna reciente ocasión hemos tenido que presenciar cómo han prevaricado para favorecer a funcionarios o a conocidos politicastros.

A mi juicio, una persona que ha adoptado la táctica de las influencias políticas para saltar sin méritos a la Magistratura y mantenerse allí, es el doctor Luis Fernando Salazar Alvarado, actual aspirante a la Presidencia de la Corte. Y este juicio se apoya en la simple lectura de los datos incontrovertidos que ha publicado el colega don Mario Rucavado en “Delfino” del 26 de agosto último, los cuales me permito citar in extenso:

“…Es el curioso juez laboral que concursó para ser magistrado suplente y resultó electo como magistrado propietario de la Sala Constitucional. Se desconoce oficialmente el nombre del poderoso político que lo apadrinó aunque a veces sea un secreto a voces. Pareciera que va a ser como el caso del narcotraficante Rafael Caro Quintero del que nadie supo quién autorizó su ingreso al país sin pasar un sólo control migratorio y que al final la Comisión Legislativa que investigó el caso se limitó a decir que quien lo autorizó fue una “autoridad política superior”.

Como Juez Superior de Trabajo su currículum es vergonzoso. El Tribunal de la Inspección Judicial dictó sentencias sancionatorias en 3 ocasiones por graves incumplimientos a sus deberes como Juez. Veamos:

  1. Mediante Voto No. 1118-2007 de 9:20 horas de 14 de diciembre de 2007 se le impuso una sanción escrita. ¿Cuáles fueron los hechos denunciados? Un caso a su cargo que fue votado en noviembre de 2004 y que se le pasó en esa fecha para que redactara la sentencia lo pasó al prosecretario hasta el mes marzo de 2007, es decir, un asunto del que ya tenía un borrador de sentencia y que sus compañeros de Tribunal aprobaron, no fue capaz de alistarlo, sino casi 3 años después. Señaló en ese fallo el Tribunal de la Inspección Judicial: “…se concluye que existió falta de diligencia por parte del servidor acusado”;
  2. Por Voto No. 298 de 14:20 horas de 18 de abril de 2018 el Tribunal de la Inspección Judicial le impuso 2 meses de suspensión sin goce de salario. ¿Por qué una sanción tan grave? Los cargos que se le imputaron fueron los siguientes: “Incorrecciones en el ejercicio del cargo mismas que afectan el buen servicio y la imagen del Poder Judicial… asimismo se le acusa del atraso injustificado en la tramitación del citado proceso…posteriormente se ampliaron los cargos, acusándosele de: “Incorrecciones o fallas en el ejercicio de su cargo, mismas que afectan el buen servicio y la imagen del Poder Judicial, al seguirse en su contra causa penal por el delito de incumplimiento de deberes, ante el Ministerio Público, Fiscalía Adjunta del II Circuito Judicial de San José”. En resumen, se trata de un asunto en el que un expediente que ya había sido votado y que el Juez Salazar no redactó, varios años después lo volvió a llevar a votación del Tribunal como si nunca antes hubiera sido resuelto, para lo que reabrió la carpeta digital que había sido cerrada por haber sido ya resuelto el caso. En consideraciones del fallo el Tribunal fue más que elocuente: “Dentro de las explicaciones rendidas, no indicó don Luis Fernando el porqué si llevó el expediente para consulta, hizo abandono de éste, desaprovechando la inmediatez de lo discutido, a los fines de una más fácil redacción y salir de un asunto ya estudiado; esto resulta simplemente ilógico, alejado del sentido común y de la experiencia de quien ha laborado en órganos colegiados… de lo expuesto se colige un abuso del encausado dada su condición de coordinador, al quebrantar tanto sus instrucciones al personal subalterno respecto a las condiciones exigidas para la asignación del número voto a los asuntos, como el procedimiento rutinario de las labores, conforme a las labores …la irregular maniobra pretendida no sólo comprometió la información registrada en el Sistema de Gestión, sino además dio paso a un injustificado retardo en la administración de justicia…calificándose de gravísima la falta cometida por este ...sanción suficiente para que don Luis Fernando reflexione sobre la importancia de respetar la información que se suministre al sistema Costarricense de Gestión de Despachos y de no constituirse en un agente del cual sus acciones y omisiones, tienen como resultado una denegación de justicia a los usuarios que concurren a este Poder de la República, afectando así gravemente un servicio público esencial para el sostenimiento de nuestro Estado de Derecho. Esta sentencia fue motivo de un proceso judicial del Juez Salazar que terminó en la Sala Segunda de la Corte, cuando ya él era magistrado. Curiosamente nadie se excusó y la sentencia quedó sin efecto.
  3. Por Voto No. 399 de 15:45 horas de 15 de mayo de 2008, el Tribunal de la Inspección Judicial le impuso 3 días sin goce de salario. El caso es sobre el atraso injustificado (retardo de justicia) en 12 expedientes. La causa también se tramitó contra dos de sus compañeros de Tribunal (órgano del que el Juez Salazar era coordinador). Señaló el Tribunal: “...acreditado el atraso injustificado, al exceder la comunicación a los usuarios más del tiempo razonable desde que los asuntos a cargo del doctor Salazar Alvarado fueron votados; se estima que dicha conducta es constitutiva de falta disciplinaria calificada de grave… En la apreciación de la situación vista, no se puede soslayar el papel de Coordinador ostentado por don Luis Fernando, el cual le exige ejercer supervisión del trabajo ejecutado por los subalternos, no siendo justificante tampoco, en general, que el Juez pierda contacto con los asuntos a su cargo, despreocupándose del momento en que le son pasados para firmar y que a pesar de detectar atraso en dicha labor, no tome medidas para la aplicación del régimen disciplinario”

Durante la época en que se fraguaba la trama del Cementazo el magistrado Salazar tuvo muchos contactos telefónicos con Celso Gamboa, aún y cuando eran de salas diferentes. Además, reconoció públicamente una amistad especial con el ultra cuestionado ex-presidente de la Corte Carlos Chinchilla, en una actividad en el Colegio de Abogados y Abogadas (“El honor que me hace la Junta Directiva del Colegio de Abogados hoy es doble, al dedicarme el Congreso Jurídico Nacional, porque es el primer acto oficial en que participa don Carlos Chinchilla como presidente de la Corte Suprema de Justicia. Mis inicios en el Poder Judicial coinciden con mi incorporación al Colegio de Abogados, allá por 1989. Desde entonces una amistad me une con don Carlos, le doy gracias a la divina providencia que me hiciera poderle dar el voto y que un hombre bueno, también, ahora que don Froylan habla de la parte espiritual de las personas, llegue a ocupar semejante cargo, la verdad es que nos debe honrar a todos. Don Carlos, aprovecho de nuevo para reiterarle que cuenta con un compañero en la Corte Suprema de Justicia que estará a su lado en las buenas y en las malas.”).

Como si todo esto fuera poco, durante su paso por la magistratura ha fomentado relaciones funestas. De él dijo Johnny Araya Monge (el alcalde josefino más cuestionado de la historia) en conversación con Adrián Araya:

‘Mirá, es muy amigo de nosotros, Luis Fernando Salazar, es un mae de la Sala Cuarta… Pero es un chavalazo ese carajo y es un mae que maneja muy bien todo el tema de la Corte, pero diay se ha hecho muy muy muy amigo de nosotros’ …

Según el dictamen afirmativo unánime de la Comisión de Nombramientos, vertido el 16 de setiembre de 2013, que forma el Expediente 18.788, las personas recomendadas por dicha Comisión fueron:

1 ABDELNOUR GRANADOS ROSA MARÍA
2 GARRO VARGAS ANAMARI
3 HERNÁNDEZ LÓPEZ NANCY
4 JIMÉNEZ GONZÁLEZ CARLOS JULIO
5 MORALES BADILLA ANABELLE NATACHA
6 RAMÍREZ ACUÑA SERGIO
7 SÁNCHEZ DEL CASTILLO VILMA
8 SERRANO GARCÍA GERMÁN
9 WHITE WARD OMAR
10 ZAMORA CAMPOS CARLOS GUILLERMO

De acuerdo con las actas de dicho Expediente, don Luis Fernando Salazar ni siquiera había concursado; porque si lo hubiera hecho, habrían aparecido ante la Comisión sus pésimos antecedentes citados arriba. ¿Cómo logró ser nombrado?

En el Acta de la Sesión Plenaria de la Asamblea Legislativa Número 109, realizada el 3 de diciembre de 2013, relacionada con el Expediente 18.788 para el nombramiento de un magistrado de la Sala Constitucional quedó constando que, de previo a las votaciones, la diputada Carmen María Muñoz Quesada preguntó al Presidente de la Asamblea si se podía votar por un candidato que no hubiera pasado por el proceso de selección, en vista de que en el recinto se mencionaba el nombre de Luis Fernando Salazar, persona que, según un documento en su poder, aparece sancionado por faltas graves; y también preguntó si en tal caso no procedía advertir de ello al Plenario. Y en el acta consta que el Presidente (Luis Fernando Mendoza Jiménez) le contestó que el proceso de discusión ya se había dado; y agregó:

“…Quiero indicarle, señora Diputada, que cualquier persona, cualquier ciudadano, haya pasado o no por la Comisión de Nombramientos, puede perfectamente ser elegido por esta Asamblea Legislativa.

 Las condiciones para la elección las establece el artículo 159 de la Constitución Política. Están claramente establecidos los requisitos para ser magistrado o magistrada de la Corte Suprema de Justicia.

 En esas circunstancias, queda aclarada la duda y de inmediato vamos a entrar en el proceso de votación…”

El Presidente se expresó con claridad: ‘cualquier persona, cualquier ciudadano’ que llene los requisitos del citado artículo 159 puede ser nombrado, punto final. Y en efecto, el Plenario entró a votar pasando por alto la afirmación pública de la diputada Muñoz de poseer evidencia documental de que el rumoreado candidato (el Juez Salazar Alvarado), no incluido en la lista contenida en el dictamen de la Comisión de Nombramientos, había sido sancionado por faltas graves en el ejercicio de sus funciones. No sólo ignoraron los diputados la importancia capital de la respectiva Ley Orgánica y del Código de Ética Judicial vigentes, sino que, al parecer, la evidencia de los antecedentes descalificadores del candidato fue más bien galardón para que resultara finalmente electo con 40 votos, pulverizando candidaturas mucho más consistentes como la de Rosita Abdelnour, Omar White y otras. La sinrazón y la componenda que produjeron esos 40 votos quedaron veladas por el secreto de la elección. ¿El Mundo al revés? No, recordemos que desde hace muchos años los intereses de los políticos como ley suprema, y la Asamblea Legislativa como dócil instrumento de esos intereses, vetaron la entrada a la Corte de personas tan cabales y funcionarios tan excelentes como Javier Llobet, Jorge Arce, Rosaura Chinchilla, Juan Marcos Rivero, Rosario Fernández, el propio Francisco Dall’Anese, entre otros.

Servir a los grandes intereses oligárquicos es el pathos normal de los parlamentos y los gobiernos neoliberales. Pero no es ni puede ser aceptable y normal que también la Justicia sea instrumento dócil de los intereses de las cúpulas políticas. En un ensayo reciente que circula en las Redes, titulado “Funciones de Garantía en el Estado Moderno. Teoría, historia y moraleja” he explicado la función de ‘garantía secundaria’ del sistema judicial, que es función de ‘contra-poder’ frente a los órganos legislativo y ejecutivo; y la básica necesidad de su total independencia para imponer los valores superiores de la Constitución y la Ley sobre las tentaciones del poder.

Los magistrados judiciales que hacen de sus relaciones con los políticos, los diputados y los altos funcionarios un ejercicio regular y normal de su actuación, traicionan radicalmente la esencia de sus funciones y, fomentan con ello la impunidad, el abuso, la ruina de las instituciones y la vanificación de los derechos fundamentales del pueblo que juraron tutelar. Los jueces no deben tener lazos o intereses comunes con los gobernantes o los políticos, porque al hacerlo comprometen la eficacia de su sagrado ministerio, que pasará un día por tener que juzgarlos y castigarlos con plena independencia e imparcialidad, si llegaren a cometer delitos o a incurrir en otras violaciones contra la Constitución o la Ley. Pero en esto no estamos solos: he visto recientemente la alegre y gozosa foto en que aparecen el fiscal y el juez que conocen de un caso penal contra Cristina Kirschner formando parte de un equipo veterano de futbol aficionado en la quinta del expresidente Macri, enemigo encarnizado de Cristina. ¿Les recuerda algo?

Pero la cuestión aquí es que el Magistrado Salazar ha empezado mal y ha continuado peor: su nombramiento fue irregular: fruto del favor político (¿alguien pretendería convencernos de que aquellos súbitos 40 votos para alguien que ni siquiera había participado, se debieron a su notorio prestigio como juez?); y al igual que los ex-magistrados Chinchilla y Gamboa, ha tomado el camino que lo conduce a contraer vínculos con figurones políticos, incompatibles con su condición de garante de la legitimidad constitucional.

La ironía de la situación consiste en que este Magistrado no ha hecho méritos para ser Presidente de la Corte (ni Costa Rica se merece castigo semejante): sus constantes coqueteos y componendas lo descalifican; sin embargo, es evidente que en Corte Plena ha venido contando con un apoyo numérico superior al de sus adversarios. Esto sería inexplicable para mí, si no fuera por el dato de los misteriosos 40 votos en el Plenario de la Asamblea Legislativa, que nos brinda la clave: igual que allí, también sobre la Corte Plena se cierne la fuerte presión de los políticos que ansían barrer con los restos de la institución y la función de garantía judicial que aún quedan en pie, sobre todo en la judicatura de primera instancia y apelación. Para esa tarea les sirve precisamente aquel Magistrado que es el ‘amigazo’ de expresidentes y altos funcionarios, seguramente dispuesto a hacer causa común, desde la Corte, con los verdugos de la Justicia.

Y de nuevo, también en esta ocasión el secretismo del voto nos impedirá conocer la hondura y la transparencia moral de los argumentos que tienen los partidarios del Magistrado Salazar para brindarle su constante apoyo. Pero es poco razonable esperar que entre esos argumentos, si existen, se encuentre el propósito de construir una institución judicial independiente e ilustrada que garantice la tutela de los derechos consagrados en la Constitución y en los Convenios Internacionales.

Ésta es, me parece, la verdad de la situación que afrontamos: entre los miembros de la Corte se destacan, como luz al final del túnel, algunas honrosas opciones entre las cuales escoger.

Las manifestaciones del diputado Leslye Bojorges León

José Luis Pacheco Murillo

El diputado Leslye Bojorges León manifestó que otra diputada (sin decir el nombre) le indicó que el tema de votar para elegir a magistrados pasaba por una llamada telefónica en donde se le decía que si no votaba por elegir un magistrado determinado podía ser motivo de que le atacaran un hijo.

Además, expresó que “ya comprendía por qué si capturaban a alguien con cien o mil kilos de cocaína no se le castigaba porque el Poder Judicial estaba tomado por el narcotráfico”.

Dichas manifestaciones son irresponsables y jamás debieron de haberse emitido, máxime cuando no demuestra con pruebas su dicho. Y peor aún, ir más allá y juzgar al Estado mexicano como un estado narco.

El diputado Bojorges debe indicar el nombre de la diputada que le hizo tal aseveración y comprobar que se han dado tales hechos, o de lo contrario, disculparse con todos aquellos que se han sentido afectados ante dichas manifestaciones.

No debe olvidar su investidura y la representación que ella significa. No debe opinar sobre otros países sin tener a mano las pruebas de sus dichos. Eso podría ocasionar un conflicto internacional, que no se debe permitir.

El tema del narcotráfico y sus supuestas influencias en los poderes de la República es un tema muy sensible. Debe ser tratado de tal manera que no se abran portillos para que se creen más oportunidades para que ese flagelo mantenga o introduzca sus tentáculos en el poder político en cualquiera de sus manifestaciones.

Dios quiera que si existiese esa influencia se pueda desterrar y si no la hay que se mantengan los poderes públicos libres de ese flagelo. Además, que el diputado Bojorges León sea más cauteloso a la hora de hacer manifestaciones y tenga la debida prudencia para fundamentarse en pruebas contundentes antes de emitir criterio.

Programa Interferencia: demanda ante la CIDH por proceso de elección de magistraturas

Este 22 de agosto en el programa Interferencia, se conversará sobre la demanda presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por inadecuados procesos en la elección de magistraturas.

Como panelistas del programa se estarán: 

  • Héctor Ferlini-Salazar; uno de los peticionarios.
  • Marcia Aguiluz; abogada de demandantes. 

Se le invita a las 6:00 p.m. a la transmisión del programa Interferencia por medio de Radios UCR o en el Facebook Interferenciacr y YouTube Live de Radioemisoras UCR.

Voto público en la elección de las magistraturas y otros altos cargos – Mitos y realidades

Foro de Justicia1
Firma responsable: Rosaura Chinchilla Calderón
forodejustiacr@gmail.com

A junio de 2022, hay tres nombramientos de magistraturas pendientes en el Plenario Legislativo, para las vacantes en la Sala Constitucional, la Sala Tercera y la Sala Primera. Las ternas para hacer la selección están a cargo de la Comisión Especial Permanente de Nombramientos (CPEN), y la selección final recae en el Plenario. Ambas votaciones se realizan de forma secreta, generalmente sin fundamentación alguna y luego de un proceso de selección con un fuerte componente de discrecionalidad. Así, la ciudadanía se ve impedida de conocer los fundamentos de las decisiones de sus representantes, de pedirles cuentas y responsabilizarles por su decisión.

Esta práctica contradice los principios constitucionales de transparencia, publicidad, idoneidad, rendición de cuentas y razonabilidad; y además, perjudica no solo las imágenes del Poder Legislativo y del Poder Judicial, sino también las de las personas que se eligen y las de aquellas que sometieron sus nombres al proceso.

Diversos esfuerzos desde la ciudadanía y entes especializados demandan que se haga público y fundamentado el voto para nombrar altos cargos públicos. véase, por ejemplo, el pronunciamiento del Relator de Naciones Unidas para la Independencia Judicial, la campaña de redes sociales #VotoPúblicoYA del colectivo Foro de Justicia, el compromiso firmado por el actual Presidente de la República con la Asociación Costarricense de la Judicatura (ACOJUD), y el compromiso de varios de las actuales diputaciones con el medio Delfino.cr, entre otros.

Para oponerse a esta amplia demanda ciudadana de transparencia suelen esgrimirse algunos argumentos que, como se demostrará, son excusas y mitos.

Mito 1. La publicidad está contra la ley y la normativa vigente. Realidad: Eliminar la votación secreta en la CPEN solo requiere de la voluntad de las diputaciones que integran dicha comisión, pues la metodología de trabajo la aprueban ellos mismos para cada proceso. Por su parte, en el Plenario legislativo el mecanismo se puede modificar a través de una reforma puntual al Reglamento de la Asamblea Legislativa. Y aún sin dicha reforma, las diputaciones que así lo deseen pueden publicitar su voto, en virtud de los principios constitucionales, de más alto rango que el citado reglamento, de publicidad, representatividad, transparencia y rendición de cuentas que los obliga y en ejercicio de su libertad de expresión. En este sentido, por ejemplo, se encuentra el antecedente de la propia Corte Suprema de Justicia cuando decidió votar de manera pública durante el proceso de selección de fiscalía general en 2018.

Mito 2. El voto secreto es una garantía para quien vota. Realidad: Esto es así para el ciudadano o la ciudadana frente a los eventuales abusos del poder, pero no aplica para quienes representan a otras personas o quienes desempeñan la función pública, quienes, por mandato constitucional, deben rendir cuentas de lo que hacen ante sus electores; y si persisten en recurrir al secretismo y la opacidad es para ocultar intereses contrapuestos, negocios, corrupción, etc. que carcomen la democracia y la institucionalidad (quien actúa por principios no tiene nada que ocultar).

Mito 3. La publicidad expone a diputados y diputadas a riesgos en su seguridad personal o integridad física. Realidad: Aceptar este argumento significa dar por hecho que la institucionalidad está cooptada por grupos criminales que serían capaz de recurrir a ese nivel de violencia, cosa que no ha pasado nunca, ni de ello hay evidencia alguna en el país a la fecha, pero que sí podría irse generando de fomentar la opacidad en el ejercicio del poder. Además, en caso de haber amenazas en este sentido, la visibilización y combate de las causas serían el curso de acción adecuado y no la limitación de un derecho de la ciudadanía de conocer cómo votan sus representantes. En todo caso, los amenazadores tendrían hoy en día muchas formas de saber cómo vota cada diputado (fotos por ejemplo desde el celular), aún cuando este voto sea secreto.

Mito 4. La publicidad abre el portillo para la presión de grupos poderosos. Realidad: Al contrario, el secretismo es el caldo de cultivo de las componendas entre corruptores y corruptos. En cambio, la publicidad transparenta los eventuales intereses en juego y facilita su control cívico. Aceptar aquel argumento implicaría que también las leyes deberían seguir ese mecanismo, lo que es absurdo y antidemocrático. En todo caso, quien legisla debe entrenarse y prepararse para enfrentar estas presiones que tendrán en prácticamente todas las decisiones que tomen.

Ciertamente, el voto público no resuelve los problemas y debilidades que tiene el proceso de nombramiento de los altos cargos y, en particular, de las magistraturas, pero sí se trata de un pequeño pero importante paso para promover una justicia independiente e imparcial que salvaguarde los derechos de toda la población, sin discriminación alguna.

Instamos al Parlamento (pero también a la Corte Suprema de Justicia en las designaciones a su cargo) a usar y fomentar este mecanismo en los asuntos de su competencia.

1 Foro de Justicia es una organización que busca el fortalecimiento de la justicia independiente y democrática y está integrada por la Asociación Costarricense de la Judicatura (Acojud), la Asociación Americana de Juristas, rama Costa Rica, la Asociación Costa Rica Íntegra, la Facultad de derecho y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad de Costa Rica, la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la Universidad La Salle, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), por el Programa Estado de la Nación y por personas expertas independientes.

¿Qué se requiere para ser magistrado/a suplente en C.R?

Por: Marcia Aguiluz Soto, experta en Derecho Internacional de los Derechos Humanos

Aparentemente tener la bendición de algún grupo magistrados/as de la Corte Plena y las conexiones políticas adecuadas para resultar electo en la Asamblea Legislativa. En días recientes, la Asamblea Legislativa nombró a 3 magistrados y 1 magistrada suplentes para integrar la Sala III de la Corte Suprema de Justicia que es la que conoce en última instancia los conflictos de las personas con la ley penal y puede juzgar a quienes integran los supremos poderes (Diputados, Ministros, Presidente de la República, entre otros).

La magistratura suplente (que sustituye a magistrados/as titulares ante su ausencia temporal) no puede ser tomada a la ligera, de hecho, es muy común que las diversas Salas se integren con suplentes. Casos como el amparo contra la Mina Crucitas, la decisión que recalificó los hechos delictivos en los que participó el expresidente Rafael Ángel Calderón, la suspensión del cargo de Magistrado a Celso Gamboa, las recusaciones en el marco del caso UPAD, fueron fallados con participación de magistrados/as suplentes. Es decir, para la ciudadanía es fundamental que quienes resulten electos en estos cargos sean las mejores personas y no haya duda alguna sobre su independencia.

¿Cuál es el camino para llegar a la magistratura suplente?

Las magistraturas suplentes se encuentran establecidas en el artículo 165 de la Constitución Política. Para este cargo se requiere cumplir con los mismos requisitos que los magistrados/as titulares establecidos (a saber, ser costarricense, pertenecer al estado seglar, ser mayor de 35 años, abogado/a, con al menos 10 años de ejercicio o 5 si se trata de funcionarios judiciales).

En 2012, el Poder Judicial aprobó un reglamento para la selección de magistrados y magistradas suplentes. Sin embargo, este (por mayoría integrada, casualmente, por magistraturas suplentes) fue declarado inconstitucional por la Sala Constitucional en 2013. Sin ejercer control de convencionalidad y sin integrar el principio de idoneidad comprobada estipulado en el artículo 192 de la Constitución Política, dicho Tribunal señaló que basta con cumplir con los otros requisitos constitucionales genérico para ser elegible.

En febrero del 2021, la Corte aprobó unos lineamientos para la conformación de las listas para el cargo de magistraturas suplentes. De conformidad con estos, se realiza una convocatoria pública, se abre un periodo de inscripción de todas aquellas personas que reúnan los requisitos constitucionales, se realiza una investigación sociolaboral y de antecedentes con el objetivo de identificar potenciales conflictos de interés, incompatibilidades o prohibiciones legales, se elabora una nómina que es enviada a la Sala correspondiente, seguidamente se programa una entrevista (pública y grabada) con 3 magistrados/as titulares y, luego, la Sala envía sus recomendaciones a la Corte Plena, quien puede acoger o no estas recomendaciones a la hora de decidir la nómina que envía a la Asamblea Legislativa. Este órgano, a través de la Comisión Permanente de Nombramientos (CPEN) realiza una nueva evaluación y envía una lista al plenario con sus recomendaciones, sin que nada de eso vincule al Plenario.

Aunque pareciera que el proceso descrito tiene varios filtros, está lejos de cumplir con los estándares internacionales aplicables a este tipo de nombramientos. En este sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que se deben respetar parámetros básicos de objetividad y razonabilidad, los criterios de selección deben ser estrictos y regirse por los principios de igualdad y no discriminación, así como publicidad y transparencia.

Si bien el Poder Judicial señaló, en un reciente comunicado, que en esas recomendaciones sí aplica parámetros objetivos, en la práctica no hay información pública sobre cuáles son esos parámetros. Más bien, hay evidencia empírica de que, salvo los elementales requisitos constitucionales que provienen de1871 (edad y título de abogacía), los órganos intervinientes disfrutan de una amplia discrecionalidad para recomendar y elegir a quienes quieran. No solo no se siguen parámetros objetivos (o al menos no son públicos) sino que tampoco el proceso actual respeta los principios constitucionales de publicidad y transparencia (art. 11 CPol) pues los órganos decisores (Salas, Corte, Comisión de Nombramientos AL y Plenario) resuelven en secreto y sin fundamentación alguna. Los y las costarricenses no conocemos qué inclina la balanza a favor de una u otra persona candidata.

¿Qué pasó con la elección reciente de magistraturas suplentes para integrar la Sala Tercera?

Como mencioné, recientemente se eligió a los señores Rafael Segura Bonilla, William Serrano Baby, Miguel Fernández Calvo y Cinthia Dumani Stradtman. En la evaluación que realizó la CPEN, estas personas obtuvieron una calificación de 83.75, 84.25, 79.33 y 82.17, respectivamente. Otras personas, juezas de carrera en el máximo escalafón y con notas superiores —como Patricia Vargas González, con 93.26; o Edwin Salinas Durán, con un 87.19— no resultaron electas. ¿Qué motivó al Congreso a elegir a personas con menores calificaciones? No lo sabemos porque su voto es secreto y no tienen que justificarlo. Puede ser que las personas electas sean profesionales espectaculares, sin embargo, no es posible conocer el razonamiento detrás de su elección.

Por otra parte, en este proceso tampoco se tomó en cuenta la paridad de género. La Sala Tercera actualmente tiene 2 magistradas y 3 magistrados titulares. Pese a que claramente había otras mujeres muy calificadas para llegar al cargo de suplentes, la Asamblea se decantó por nombrar 3 hombres y 1 mujer, obviando así la importancia de que exista mayor representatividad de género en este tipo de cargos.

Lo ocurrido ilustra la perversidad del sistema vigente. Los lineamientos o metodologías solo existen para crear la ilusión de que las decisiones se toman con objetividad. Es evidente que no importa qué tanta formación, experiencia o idoneidad se tengan, la elección siempre será producto de negociaciones que se hacen a espaldas de la ciudadanía. La realidad nos demuestra que para llegar a la magistratura no se necesita ser la profesional mejor calificada, se necesita tener la conexión política adecuada. Justo ese vínculo política-magistratura está acabando con la independencia judicial, y con ello, menoscabando nuestra democracia y nuestro derecho de acceso a la justicia.

Urge una reflexión de país en torno a este tema. Se requieren reformas que respondan a las necesidades y desafíos actuales. El país no puede darse el lujo de continuar con un sistema de elección tan permeable a los intereses de los grupos de poder visibles e invisibles. Toda persona y actor social debe sumar su voz y demandar cambios en todos los niveles que corresponda: reglamentario, legal, jurisprudencial, y de ser necesario, constitucional. Nos lo debemos.