María Elena Fournier Solano envió a las diputadas y los diputados el siguiente mensaje:
Señoras y señores diputados:
Es increíble que no se den cuenta la señora vicepresidenta-ministra del Ministerio de Salud que, con un sencillo ejemplo, la Coca Cola, sólo de su sede en Calle Blancos, salen todos los días camiones y camiones repletos de botellas desechables de Coca Cola, agua, refrescos… ensuciando al país con sus botellas, con el agua de nuestras fuentes subterráneas, ni qué decir de la planta de Coca Cola en Liberia, aguas prístinas que les tenemos que regalar, porque pagan tarifas ridículas gracias a la Dirección de Aguas del MINAE, cuyo director tiene más de 20 años en el mismo puesto… ¿por qué será?
Y como si fuera poco, además este producto engorda (Coca Cola), es dañino para la salud de las personas, es adictiva, además sabe horrible, etc.
Sospecho que podría tratarse de que nos vendan la idea de nuevo de una planta incineradora, pero… si ponemos a raya a estas empresas de la Cámara de Industrias y Comercio y del «libre comercio» no habría necesidad de seguir contaminando con una planta de esta naturaleza que viene a agravar el problema de contaminación y adiós país verde.
Comparto mi comentario en Semanario U. hoy, la ministra Munive se preocupa por la basura, pero no así del contenido de esta, que también es salud:
¡¡Claro que estamos en crisis señora vicepresidenta Munive!!, ya que quién finalmente hizo la actual Ley GIR No. 8836 fue la Cámara de Comercio e Industrias… ¡eso es lo que tenemos que ver en su propuesta, cómo los van a poner en línea y dejen de producir tanta basura y empaques innecesarios que contienen la comida chatarra que afecta la salud de toda la población que no tiene acceso a la información correcta de una buena dieta, hechos y no palabras.
La mayoría de los bioplásticos se comportan igual que los plásticos convencionales y pueden permanecer en la naturaleza cientos de años, aunque son mercadeados como una alternativa ecológica.
El plástico se ha convertido en una plaga que inunda todo el planeta. Se estima que entre cinco y diez millones de toneladas de plástico se arrojan cada año a la tierra y a los océanos. Esto ha llevado a acuñar el término plastisfera, para referirse a los nuevos ecosistemas de plástico creados por los seres humanos.
Costa Rica no escapa a esa realidad, pues también contribuimos a la contaminación ambiental con plástico. En suelo nacional se producen alrededor de 550 toneladas diarias de este material, de las cuales el 80 % va a dar al mar. Esto equivale a cerca de 35 camiones cargados de basura.
En las últimas dos décadas se han desarrollado plásticos de origen biológico como una alternativa a los de origen petroquímico o fósil. Sin embargo, tales materiales no constituyen una solución, porque no se degradan en medios naturales. Para su compostaje requieren de procesos industriales.
Bolsas, platos, vasos y pajillas, entre otros artículos de un solo uso, se comercializan en tiendas y supermercados con etiquetas y términos como oxobiodegradables, biodegradables, biológicos, compostables y verdes.
Esos productos “tienen los mismos impactos ambientales que los plásticos de origen petroquímico y no constituyen alternativas para suprimir el plástico tradicional”, afirma Alberto Quesada, de la Fundación Mar Viva.
Dicha organización, interesada en sensibilizar acerca del tema, publicó recientemente un análisis sobre la contaminación marina por plásticos.
Para someter a prueba esos nuevos materiales y conocer sus efectos en el ambiente, la Universidad de Costa Rica (UCR) realizó un estudio con la participación del Centro de Investigaciones en Productos Naturales (Ciprona) y las escuelas de Química y de Biología. Asimismo, formó parte el Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (Cenibiot).
El artículo científico que da a conocer los resultados se titula Biodegradación de plásticos en condiciones de compostaje casero y fue publicado en la revista Environmental Challenges, en abril del 2022.
El objetivo del experimento consistió en evaluar el grado de biodegradabilidad de materiales identificados como ácido poliláctico (PLA) y oxobiodegradable (OXO), los cuales son presentados como biodegradables. Igualmente, se consideraron otros plásticos como el polietileno (derivado del petróleo) y la celulosa (existente en la naturaleza).
Dichos materiales se evaluaron en un sistema de compostaje casero durante 78 semanas, bajo condiciones típicas de un país tropical.
La prueba de compostaje se adaptó de dos normas, una australiana y otra india, que establecen que el material plástico tiene que alcanzar el 90 % de degradación o la misma degradación del material de referencia, en este caso de la celulosa, a las 31 semanas.
Los investigadores compararon los valores de masa de los materiales para medir los cambios en la materia.
A las 31 semanas de compostaje, la masa de los plásticos analizados no sufrió ningún cambio. Solo el papel (celulosa) tuvo una reducción significativa (del 85 %) en su masa.
Si bien las personas investigadoras reportaron los hallazgos de las primeras 78 semanas del compostaje en el artículo, afirmaron que a las 180 semanas la celulosa ni siquiera se veía y el resto de los plásticos permanecieron exactamente igual.
¿Qué es un plástico?
Un plástico es un material que consiste en un polímero, al cual se le añaden otros compuestos (aditivos) para darle determinadas propiedades.
“Normalmente, los aditivos se agregan a los polímeros para que estos tengan ciertas características, como color y algunas propiedades físicas”, explica la Dra. Rosaura M. Romero Chacón, química y una de las investigadoras participantes en el estudio.
El problema es que hay algunos aditivos que lo que provocan es que los plásticos se descompongan en partículas más pequeñas y son peligrosos.
Por su parte, un bioplástico es un polímetro derivado de fuentes renovables, biodegradables o ambos. Sin embargo, a muchos de ellos se les han agregado otros compuestos que hacen que ya no sean biodegradables.
Lo anterior implica que ese material solamente es degradable bajo condiciones industriales, en las cuales se requieren temperaturas de al menos entre los 50 y 60 oC para poder procesarlo, y superiores a 60 oC para su higienización (eliminación de microorganismos patógenos). En condiciones ambientales típicas, no es posible la degradación.
Para la especialista, cuando se desee hablar de biodegradación hay que conocer cuáles son las cualidades de un determinado plástico, su composición química (incluyendo los aditivos) y las condiciones que requiere para ser degradado.
La palabra oxo está relacionada con un cambio químico que les hacen a los plásticos convencionales (derivados del petróleo), pero que solo logra facilitar la fragmentación del plástico, no así su degradación.
En la degradación del plástico pueden intervenir factores como la luz ultravioleta y la temperatura, aunque también puede ser degradado por hongos y bacterias.
“(…) se reconoce que esta degradación depende en gran medida de la naturaleza del polímero, las condiciones ambientales y los microbios a los que están expuestos los plásticos, por lo que es usual observar una lenta tasa de degradación e incluso la inhibición de esta”, afirman los autores del estudio.
Destacan los especialistas que no existe suficiente evidencia científica de si estos materiales “amigables” con el ambiente tienen ventajas sobre los plásticos convencionales, por su capacidad de fragmentarse en microplásticos. Este hecho preocupa ante los posibles riesgos ecológicos y para la salud humana de estas pequeñas partículas.
“Los microplásticos y los nanoplásticos eran vistos hace unos cuantos años solo como un problema para el ambiente, pero ahora estamos empezando a ver las consecuencias en la salud humana”, recuerda el Dr. Keilor Rojas Jiménez, biólogo y otro de los científicos que participó en la investigación.
De acuerdo con Rojas, los nanoplásticos se pueden acumular en los sitios más recónditos del cuerpo humano, como los pulmones. Asimismo, causan variaciones en la microbiota intestinal.
“No solo representan un problema físico, sino también químico, por los aditivos que contienen”, subraya.
Para los expertos, existe un serio problema de etiquetado de los productos que se comercializan, ya que brindan al consumidor una impresión errónea de lo que realmente son.
Cambios en los microorganismos
El plástico es colonizado por los microorganismos. Esto significa que las superficies plásticas constituyen una matriz donde esos organismos viven y se reproducen. “Son como un oasis para los microorganismos”, comenta Rojas.
Esto motivó a los científicos a incluir en el estudio citado el análisis de la microbiota que vivía en el plástico del compostaje, para entender su composición y cuáles son los efectos de esos ecosistemas que se forman en las partículas de plástico.
Según Rojas, lo primero que se observó es que no hay diferencias en la estructura de la comunidad microbiana de los plásticos corrientes y los bioplásticos.
Otro aspecto señalado en el estudio es que los grupos de microorganismos principales que había al principio del compostaje no eran los mismos del final. La tendencia es que conforme aumenta el tiempo, las comunidades naturales disminuyen y aumentan otras poblaciones.
Entre los microorganismos identificados, están las proteobacterias (la mayor cantidad de patógenos está en este grupo), como Escherichia y Pseudomonas.
Otro grupo identificado en el compostaje son los lactobacilos, que tienen una función biológica importante en la degradación de la comida y actúan como probióticos. Al inicio eran abundantes y luego fueron disminuyendo.
También se detectaron poblaciones de actinomicetes, cuya abundancia está asociada con la salud del compost.
Para el biólogo, la presencia del plástico varía la composición de los microorganismos que cumplen funciones biológicas y ecosistémicas. Además, constituye un riesgo de asociarse con potenciales patógenos existentes en el medio.
“Estamos cambiando la estructura de las comunidades naturales de microorganismos por poblaciones que pueden constituir un riesgo para el ambiente y para los humanos”, advierte.
Los plásticos potencian la contaminación del ambiente, porque van a estar allí por cientos de años. Es un problema de grandes dimensiones, concluye el investigador.
Patricia Blanco Picado Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR
El Parque Nacional Cahuita se convirtió en el primer parque con una playa accesible gracias al apoyo de miles de personas y más de 250 centros educativos, entidades públicas, empresas y organizaciones que se sumaron a la campaña “Cada tapa cuenta” impulsada por la asociación Pro Parques y su programa Amigos de los Parques Nacionales.
La campaña de recolección tapas plásticas de la UCR logró recolectar más de 1 000 kilos de plástico para construir pasarelas de acceso al mar
Miles de tapas plásticas que podrían haber terminado en los botaderos, los ríos y el mar, ahora tendrán un segundo uso gracias a la colaboración de cientos de personas que se sumaron a la campaña de recolección de tapas de la Universidad de Costa Rica (UCR) en coordinación con la Asociación Proparques, promotora de la iniciativa.
La campaña que inició la UCR en el mes de octubre y finalizó el 5 de diciembre, logró activar 107 puntos de recolección distribuidos en todas las sedes y recintos, con el objetivo de recolectar material para la construcción de pasarelas de acceso al mar para las personas con discapacidad en el Parque Nacional Cahuita.
El Recinto de Grecia, la Biblioteca Carlos Monge Alfaro y la Sede de Guanacaste fueron las tres unidades que lograron recolectar la mayor cantidad de material gracias a todas las personas que se acercaron a estos puntos a dejar sus tapitas. Como reconocimiento a los tres primeros lugares recibirán un macetero fabricado con madera plástica.
El cierre de la campaña se realizó el jueves 6 de diciembre frente a la Biblioteca Carlos Monge donde se recibieron las tapas de todas las unidades participantes y se realizó el pesaje del material que fué entregado a la Asociación Pro Parques. Todo ello con la ayuda de los y las estudiantes que colaboraron a través del Programa de Voluntariado.
Este evento mostró una vez más la importancia del Voluntariado, una actividad que realizan miles de personas y que consolida la cohesión social y promover acciones individuales y colectivas impulsando las transformaciones que el mundo necesita para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Posteriormente, con ayuda de voluntarios de otras empresas e instituciones la Asociación se encargará de clasificar las tapas plástica y llevarlas a la recicladora donde se fabricarán las tablas de madera plástica que finalmente se instalarán en el Parque Nacional Cahuita, según explicó Andrea Cartín, representante de esta asociación sin fines de lucro.
Esta experiencia demuestra que si nos enfocamos en objetivos comunes y sumamos el esfuerzo individual podemos lograr resultados que nos permitan transformar nuestro entorno en un espacio más acogedor, socialmente integrador y ambientalmente sostenible, señaló Marianela Abarca de la Unidad de Gestión Ambiental (UGA).
La campaña que desarrolló la Unidad de Gestión Ambiental (UGA), el Programa de Voluntariado con el apoyo de la Oficina de Divulgación e Información (ODI) motivó la participación de toda la comunidad universitaria, además acogió los esfuerzos de otras instituciones educativas como el Colegio Monterrey, el Liceo Francocostarricense y la Universidad Estatal a Distancia, entre otros.
Debido al éxito de la iniciativa. las organizadoras decidieron continuar con la campaña para el año 2019,por lo que se pidió a las unidades mantener sus puntos de recolección activos. Así mismo, se instó una vez más a que las personas rechacen o reduzcan el consumo de plásticos, especialmente aquellos que se utilizan una vez y luego se desechan, pues representan un serio problema de contaminación ambiental y una amenaza a los ecosistemas marinos.
La universidad se une a la campaña nacional de recolección de tapas plásticas que dotará al Parque Nacional Cahuita de pasarelas de acceso al mar
En el marco de la Estrategia de Sustitución del Plástico de un solo Uso, la Universidad de Costa Rica se unió a la campaña de recolección de tapas plásticas de la Asociación Pro Parques, cuyo objetivo es dotar al Parque Nacional Cahuita de pasarelas de acceso al mar para personas con discapacidad.
A partir de este mes de octubre más de 100 unidades funcionan como centros de acopio en las diferentes sedes y recintos de la UCR en todo el país. Escuelas, asociaciones de estudiantes, sodas, laboratorios, oficinas y centros de investigación son algunos de los espacios donde se están recolectando las tapas plásticas dentro de la Universidad.
Además de recolectar material para elaborar las pasarelas para el Parque Nacional Cahuita, esta campaña busca promover una mayor conciencia de los consumidores en cuanto a la clasificación del plástico de un solo uso, uno de los materiales que producen mayor contaminación, y que en su mayoría, va a parar a los océanos.
La coordinadora de la UGA, Emilia Martén, insistió en la importancia de rechazar los plásticos de un solo uso y en caso de que se hayan utilizado disponerlos correctamente. “Nosotros trabajamos en tratar de erradicar el plástico desechable y vimos en esta campaña una oportunidad de que a éstos plásticos se le diera un segundo uso” acotó.
La Unidad de Gestión Ambiental (UGA) y el Programa de Voluntariado de la UCR se aliaron por primera vez con Asociación Pro Parques y su programa Amigos de los Parques para colaborar en esta iniciativa, avalada por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y la Asociación de Desarrollo Integral de Cahuita, que ya integra a 150 empresas, escuelas, colegios y universidades de todo el país.
La coordinadora del programa Amigos de los Parques, Andrea Cartín, explicó que la campaña va dirigida 100% para crear las pasarelas de acceso al mar con el objetivo de hacer de Cahuita una playa accesible. A la fecha ya han recolectado 1.000 kilos de plástico y esperan recoger mucho más para lograr la meta, y de ser posible, aportar otros implementos de madera plástica para el parque.
Cartín agregó que el plástico duro número 2, 4 y 5 se recicla en el país para crear productos como pasarelas, rótulos, bancas y hamacas. Entre sus ventajas está su alta durabilidad, fácil mantenimiento y movilidad, por lo cual es un material muy adecuado para resistir las condiciones del clima y el uso intensivo en los parques nacionales.
En la UCR la campaña inició el 10 de octubre y finalizará el 05 de diciembre del 2018, día en que los estudiantes del Programa de Voluntariado realizarán la recolección y pesaje de las tapas en cada punto de recolección. Las unidades que aún no se han inscrito como centros de recolección pueden hacerlo enviando un correo electrónico a UGA.VRA@ucr.ac.cro completando el formulario en la siguiente dirección https://goo.gl/forms/g12QFuC1kmJaT2o93
Según una reciente estadística, en Costa Rica más de 550 toneladas de plástico terminan en el mar. A nivel mundial, la producción de plástico se ha duplicado en los últimos 10 años y va en aumento, mientras que sólo una pequeña parte de los residuos de plástico están siendo reciclados.
Este no es un panorama alentador, a menos que tengamos una conciencia de cambio masiva. La Organización Mundial de la Salud ha declarado al plástico como un problema de salud debido a la sobre producción del plástico y son muchas las enfermedades que puede ocasionar en la población.
La mitad del plástico que producimos es de un solo uso. Esto incluye botellas, empaques de alimentos, tazas de café, pajillas, bolsas y comida para llevar, entre otros. Es muy probable que, consciente o no, hoy hayás tirado un tanto de este plástico a la basura. Estos artículos están diseñados para ser usados unos cuantos minutos, pero estarán en nuestro planeta dentro de 100 años.
Cada vez que rechazás el plástico, es un gane para el océano. Si lo pensás, es una pieza de plástico menos en el mar. He aquí algunos consejos para reducir el consumo de plástico:
No más agua embotellada: En lugar de comprar botellas de agua, que luego van a dar a la basura, mejor usá una botella reutilizable en el mercado las hay de diferentes materiales como aluminio y vidrio.
Adiós a las pajillas: ¡Ni de broma! Este es un artículo que realmente no se necesita.
Casáte con las bolsas reutilizables: No requieren mucho espacio, son fácil de lavar, las podés utilizar tantas veces como las necesités y son muy resistentes.
Evitá las carnes congeladas: Usualmente las carnes en los supermercados, ya vienen empacadas en bandejas forradas en plástico. En lugar de eso, llevá tus propios recipientes y decíle no a la bolsa.
¡Cuidado con los empaques!: De ser posible, comprá productos que vengan en empaques de cartón o vidrio.
Productos a granel: Esta es la forma más fácil de olvidarse de las bolsas en granos en general. En Costa Rica hay ciertos lugares donde podés comprar los granos a granel y transportarlos en tus propios recipientes.
Evitá los productos desechables: Si, ya sabemos que es complicado. Pero en la medida de lo posible, tratá de controlar el consumo.
Si tenés bebés, tratá de utilizar pañales de tela.
¿Vos, qué hacés para reducir el consumo de plástico desechable?
El proyecto busca probar una nueva mezcla asfáltica con componentes de plástico PET de botellas recicladas
Asfalto Verde es el nombre de un proyecto único en Latinoamérica, que busca ensayar la mezcla asfáltica con plástico reciclado para pavimento. La propuesta es liderada por el equipo técnico del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la UCR (LanammeUCR), en conjunto con la Compañía Coca Cola, la Fundación Aliarse y la Municipalidad de Desamparados.
La idea busca añadir polímeros PET (plástico) a las mezclas convencionales utilizadas en el país para mejorar la vida útil del asfalto, gracias al aumento de su resistencia a factores climatológicos y también al peso vehicular.
«Ejemplos como este muestran que cuando juntamos la academia, la empresa privada y organizaciones de la sociedad civil, podemos plantear soluciones a las problemáticas del país», acotó William Segura, gerente del área de Comunicación de Compañía Coca Cola.
Además de ser una alternativa innovadora para construir o reparar las vías públicas nacionales, es una forma deaportar al desarrollo con sostenibilidad ambiental, ya que la mezcla cuenta con 3 % de plástico y se espera que las siguientes pruebas ayuden a determinar si el porcentaje de polímeros se puede aumentar.
En los próximos meses se va a realizar el plan piloto que consiste en implementar la mezcla en el plantel de la Municipalidad de Desamparados, para aplicarla en un kilómetro. El proceso se hará de la siguiente manera: 500 metros con asfalto convencional y los otros 500 metros con asfalto verde, cada tonelada de este último pavimento contendrá 1 000 botellas de plástico.
Tal prueba busca medir la calidad y el funcionamiento de la mezcla en condiciones reales para validar los beneficios de esta investigación impulsada por el LanammeUCR. Según los ensayos realizados, se determinó que el Asfalto Verde tiene un buen desempeño, resiste a la malformación, al agrietamiento y a la humedad, entre otras características.
«Después de nuestros estudios, llegamos a confirmar que el PET es bastante noble e, incluso, compite muy bien con productos comerciales que se añaden a las mezclas asfálticas«, explicó el Ing. José Pablo Aguiar Moya, coordinador de la Unidad de Materiales y Pavimentos del LanammeUCR.
Para realizar esta primera prueba, el LanammeUCR cuenta con un Simulador Pesado de Vehículos, el cual será utilizado por primera vez fuera de las instalaciones del Laboratorio. Esta tecnología permite establecer cuál es la resistencia de determinada superficie ante el rodamiento de automóviles.
De igual manera, se realizarán más ensayos de laboratorio en las próximas semanas, con la finalidad de someter a prueba al asfalto verde junto con los componentes utilizados por la empresa que brinda el pavimento a la Municipalidad de Desamparados. Realizar este control permite garantizar que la mezcla sea lo más exitosa posible.
El LanammeUCR asegura que entre los beneficios que contiene este proyecto resalta la reutilización delplástico en vez de la extracción de producto virgen como piedra y arena. Tal cambio reduce el impacto ambiental, pues al mermar la extracción de productos, se disminuye el gasto económico y energético para obtenerlos.
“De este modo, utilizar esta mezcla única reduciría la huella de carbono y el costo económico del asfalto convencional”, concluyó Aguiar Moya.
Súmese a la campaña UCR libre de plástico y etiquete sus buenas acciones con #noseásindiferente
Bajo el lema «UCR libre de plástico, #noseásindiferente», la Universidad de Costa Rica promueve la eliminación del plástico de un solo uso como parte de una estrategia de sustitución y un consumo responsable, informado y consciente dentro del campus universitario.
El plástico de un solo uso es aquel que utilizamos una sola vez y lo desechamos. Ejemplo: las pajillas, las bolsas y botellas plasticas. Permanece unos minutos en nuestras manos pero dura años en desaparecer.
El plástico representa el 13 % de los residuos y la naturaleza no sabe qué hacer con ello.
Desde enero del presente año, se emitió una directriz para sustituir el plástico de un solo uso por productos amigables con el ambiente, tanto en las sodas como en las provedurías internas. Esta disposición se une a la directriz de eliminación del estereofón en el año 2016.
En la semana ambiental, se hará el lanzamiento de la campaña «UCR libre de plástico», que utilizará el hashtag #noseásindiferente.
El objetivo prioritario es promover, en primera instancia, un consumo responsable para disminuir y, en el mejor de los casos, eliminar el plástico en nuestras actividades cotidianas.
La Vicerrectoría de Investigación, el Programa Interdisciplinario de Investigación y Gestión del Agua PRIGA, el Centro de Estudios Generales CEG y el Programa UNA Campus Sostenible en el marco de la celebración del Día de la Tierra 2018: («Fin a la Contaminación por Plásticos»), le invitan cordialmente a las siguientes actividades institucionales:
CINEFORO: «UN OCEANO DE PLÁSTICO»: Proyección del documental y análisis de expertas de la UNA y el MINAE.
Las actividades se realizarán el jueves 19 de abril de 2018 a partir de las 10:00 am en la Sala de Exrectores de la Biblioteca Joaquín García Monge. Campus Omar Dengo, UNA Heredia.
Esta actividad está dirigida a la Comunidad Universitaria y nacional, especialmente para estudiantes y académicos(a) de la UNA.