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Etiqueta: teletrabajo

Reflexiones acerca de la circular r-012-2023 de la rectoría referida al teletrabajo en la Universidad Técnica Nacional

Luis G. Martínez Sandoval.

MBA Lic. Bach. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario,
Ex Integrante Comisión de Vinculación con los Sectores Productivos y,
Comisión de Trabajos Finales de Graduación COEX, AA
Sede Central UTN www.utn.ac.cr
Ex Directivo Nacional Propietario JD ANEP,
Secretaría de Organización y Conflictos, Seccional Sindical Nacional ANEP-UTN
Ex Funcionario Banco Mundial IFC Sede Ecuador y, América Latina,
Escritor, Científico Social

El REGLAMENTO DE TELETRABAJO DE LA UNIVERSIDAD TÉCNICA NACIONAL fue aprobado por el Consejo Universitario mediante Acuerdo 9 tomado por el Consejo Universitario en la Sesión Ordinaria No. 8-2022, celebrada el jueves 28 de abril del año 2022, a las nueve horas, según el Artículo 14 del Capítulo IX. Comisión de Reglamentos Internos. Publicado en el diario oficial La Gaceta No. 90 del 17 de mayo del 2022, sección Reglamentos).  Es un documento oficial y, es nuestro Reglamento Interno de Trabajo. ¡Nuestro Código de Trabajo! dada nuestra autonomía universitaria.

En el mismo se establece los lineamientos legales, técnicos y administrativos necesarios para promover, regular e implementar el teletrabajo en la Universidad Técnica Nacional (UTN), según con lo establecido en la Ley para Regular el Teletrabajo (N.º9738).

El teletrabajo es la prestación de servicios de carácter no presencial fuera de las instalaciones del patrono. La jornada laboral se desarrolla desde su propio domicilio o lugar que se destine tal fin. En su alcance es aplicable a las personas servidoras UTN cuyas funciones y tareas respondan al perfil de un puesto teletrabajable. La modalidad de teletrabajo es voluntaria.

Se establecen tres modalidades de teletrabajo. Modalidad Externa (domicilio establecido y autorizado por la instituciónModalidad Intermitente (las tareas se alternan en distintos días de la semana en la institución o domicilioModalidad Extraterritorial (previa aprobación de la Rectoría, se le autoriza ejecutar sus funciones, en un plazo definido, fuera del país). Se rige por un contrato y lo firma la persona teletrabajadora. En su jornada laboral esta ajustado a las cuarenta horas semanales establecidas en la institución. Se debe contar con un puesto teletrabajable. El teletrabajo modifica únicamente la organización y forma en que se efectúa el trabajo y, bajo ninguna circunstancia, afecta las condiciones de relación laboral de la persona servidora. No genera derechos adquiridos. En cuanto a los riesgos de trabajo aplicarán las condiciones y pólizas previstas para el trabajo presencial. Se firmará un contrato o addendum de teletrabajo que contiene las labores a ejecutar, los medios tecnológicos y de ambiente requeridos, los mecanismos de comunicación con la persona teletrabajadora, la forma de ejecutar la labor y, los días y horarios.

La vigencia del contrato de teletrabajo es de un año. Tiene criterios de medición, evaluación y control de la persona teletrabajadora. Es potestad de la UTN otorgar y revocar la modalidad de teletrabajo, cuando así lo considere conveniente.

En cuanto a los requisitos para ingresar a la Modalidad de Teletrabajo se debe cumplir con el perfil y los lineamientos que definirá la Dirección de Gestión de Desarrollo Humano. Algunos de ellos son: estar nombrado al menos seis meses de manera continua, al menos el 50% de las actividades, tareas y funciones que se realizan en el puesto, sean teletrabajables, aprobación de la jefatura, disponer de un espacio de teletrabajo acondicionado, contar con la conectividad y accesibilidad (DGTI), estar dispuesto a que se realicen inspecciones y, firmar un contrato.

Hay deberes y responsabilidades que se adquieren. Por ejemplo, proveer y garantizar el mantenimiento de los equipos y programas propiedad de la UTN. Si el equipo informático es propiedad de la persona teletrabajadora, esta deberá permitir a la UTN el libre acceso a la información propiedad de la misma, ya sea durante el desarrollo de la relación laboral, o bien, al momento de finalizar el vínculo contractual. La persona teletrabajadora deberá guardar confidencialidad respecto a la información propiedad de la UTN. Se brindará capacitación en uso de los equipos y programas necesarios para desarrollar sus funciones. Se debe cumplir con las normas y directrices relacionadas con la salud ocupacional y prevención de los riesgos de trabajo.

En cuanto a las obligaciones y responsabilidades de las Jefaturas estas deben coordinar, dar seguimiento y evaluar a la persona servidora en teletrabajo. Atenderlas y aclaración de dudas, contratiempos, conflictos, entre otros.

Las personas teletrabajadoras deben comprometerse a que su lugar de trabajo, cumpla con las condiciones mínimas establecidas en el contrato de teletrabajo, relacionadas con la seguridad, ergonomía e higiene, así como de conectividad. Cumplir con los criterios de medición, evaluación y control determinados en el contrato o addendum, así como sujetarse a la normativa institucional. Cuando las fallas en el equipo y/o herramientas impidan el normal desarrollo de las funciones de la persona teletrabajadora y se afecte el adecuado cumplimiento de sus labores, se podrá suspender temporalmente el teletrabajo. La persona teletrabajadora debe cumplir con el horario establecido, su jornada laboral y estar disponible para la institución durante dicho horario y jornada. El incumplimiento de la jornada u horario de trabajo, o bien, el no estar disponible para la institución durante dicho horario y jornada serán considerados como abandono de trabajo. Permitir el acceso de la persona servidora de la UTN designada para realizar la inspección de las condiciones ergonómicas, de seguridad y de higiene del puesto de trabajo. Participar y aprobar de las pruebas psicológicas, que eventualmente la Dirección de Gestión de Desarrollo Humano, aplique a las personas teletrabajadoras. Son causas de reincorporación a la modalidad de trabajo presencial la disolución del contrato de teletrabajo como la revocatoria o incumplimiento de algunos de los requisitos establecidos en el contrato. Y queda prohibido solicitar incorporación presencial cuando la modalidad de teletrabajo ha sido acordada desde el inicio de la relación laboral. Corresponde a la autoridad competente en todos los casos en que se solicite la reincorporación a la modalidad presencial, resolver las solicitudes con base en lo normado por este Reglamento y en los principios de conveniencia y oportunidad, rectores del instituto del teletrabajo. Por último, se establecen Disposiciones Transitorias que definen plazos para la elaboración y comunicación de los perfiles de los puestos sujetos a la modalidad de teletrabajo y la cantidad de horas laborables.  A la fecha se cuenta con Reglamento, el procedimiento y las herramientas necesarias para la implementación del teletrabajo en la Universidad, modelo y formato de Contrato a ser utilizado por la persona servidora y el patrono. Además, el “Instrumento de Análisis de Funciones”, así como, la declaración jurada respectiva para su análisis y valoración.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Por razones y fundamentos que no conocemos hubo intención de ciertos Decanos de Sede (Central, Atenas, Guanacaste) de frenar la implementación de los Contratos de Teletrabajo lo que habría generado una gran afectación a la comunidad docente y administrativa de la UTN como el avance de la UTN hacia la digitalización que en pandemia fue nuestra razón de ser (2.5 años) guiados por Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) guiados por CFPTE.

¡Hay buenas noticias! Con fecha 28 de febrero de 2023 la Rectoría liderada por el Dr. Emmanuel González Alvarado, remite la comunidad universitaria una CIRCULAR R-012-2023. En la cual expone la: CONTINUIDAD INMEDIATA DE LA VALORACIÓN Y APROBACIÓN DE PERMISOS DE TELETRABAJO.

Aplaudimos dicha circular que nos vuelve a colocar en el camino lógico del teletrabajo, la virtualidad y, los entornos virtuales de aprendizaje online.  Nos agrada saber que se habilita de nuevo la valoración y aprobación de los permisos de teletrabajo a partir del 01 de marzo de 2023. Agrada saber que el rendimiento de las personas funcionarias en teletrabajo en términos generales ha sido el esperado, y, (…) como razón de los buenos resultados (…) se ha decidido aumentar a tres días el permiso para realizar teletrabajo, puntualmente, a partir del 01 de agosto de 2023. Medida que aplica a las personas funcionarias que así lo soliciten.   No omitimos exponer que durante la pandemia sin experiencia en teletrabajo, sin contratos, sin Reglamento de Teletrabajo y sin Instrumentos para el Teletrabajo la comunidad DOCENTE y ADMINISTRATIVA durante casi 2.5 años dio MUY BUENOS RESULTADOS sin afectar el aprendizaje y la marcha de la UTN.   Por lo anterior, aquellos Decanos de Sede que criticaron que el teletrabajo se daban rendimientos decrecientes del personal DOCENTE y ADMINISTRATIVO deberían “guardarse de escupir al viento” o “dejar de mirar la paja en el ojo de los seres humanos y mirar la viga en su propio ojo”…

Las prácticas de control y seguimiento de cara a la mejora continua – nos expone el Rector UTN- son responsabilidad de las jefaturas directas y de las jerarquías correspondientes, en cada sede recae el compromiso final de revisión y aval en las respectivas decanaturas, todo esto de conformidad con el debido proceso sustentado en la normativa interna y nacional.

Agrada leer que hay un manifiesto compromiso con el mejoramiento continuo en  beneficio de toda la comunidad universitaria y nacional. Y aplaudimos la política de puertas abiertas en pro de la defensa del bien común con la comunidad universitaria y a sus familias.

Esta CIRCULAR R-012-2023 marca una hoja de ruta que tiene más ventajas para la UTN que desventajas y existe mucha evidencia objetiva de las ventajas del teletrabajo. Hay más beneficios que perjuicios que citamos: la flexibilidad y autonomía. El ahorro de tiempo. La mejora de la motivación y la productividad. Mayor conciliación de la vida familiar y laboral. Permite la integración y la universalidad. Reduce de costes. Menor absentismo laboral. Acceso a mejores profesionales. Promueve la innovación y el emprendimiento. Mayor cumplimiento de los objetivos. Contribuye a bajar la huella carbono. Se impacta menos en la infraestructura.  Da mayor seguridad a estudiantes, docentes y administrativos ante la emergencia de violencia y criminalidad en Costa Rica. Presiona a los teletrabajables a contar con tecnología TiCs de punta.

¡Al César lo que es del César! Damos un fuerte aplauso por la visión y compromiso de la Rectoría de la UTN con el Teletrabajo y la Virtualidad para la educación superior universitaria pública y nuestra alma mater: UTN.  Es un gran mensaje para los docentes y administrativos en un año electoral (2023). Ahora solo resta esperar que fluya el aval de las jefaturas correspondientes para poder firmar muchos contratos de teletrabajo especialmente de aquellos funcionarios docentes o administrativos que, por razones de edad, quebrantos de salud, distancia geográfica, o problemas financieros – económicos les será de gran ayuda para ellos y ellas y sus economías domésticas (familias).

Reflexiones sobre el Reglamento de Teletrabajo de la Universidad Técnica Nacional

Luis G Martínez Sandoval.

MBA Lic. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario, Escritor
Sede Central UTN
www.utn.ac.cr

Este Reglamento – en proceso de aprobación por el Consejo Universitario- en sus lineamientos legales, técnicos y administrativos se guía por lo establecido en la Ley 9738, Ley para Regular el Teletrabajo, del 18 de setiembre de 2019 y publicada en la Gaceta del 30 de setiembre de 2019, según Alcance 211, Gaceta 184.

El teletrabajo es la prestación de servicios de carácter no presencial fuera de las instalaciones del patrono. La jornada laboral se desarrolla desde su propio domicilio o lugar que se destine tal fin. En su alcance es aplicable a las personas servidoras UTN cuyas funciones y tareas respondan al perfil de un puesto teletrabajable. La modalidad de teletrabajo es voluntaria.

Se establecen tres modalidades de teletrabajo. Modalidad Externa (domicilio establecido y autorizado por la institución) Modalidad Intermitente (las tareas se alternan en distintos días de la semana en la institución o domicilio) Modalidad Extraterritorial (previa aprobación de la Rectoría, se le autoriza ejecutar sus funciones, en un plazo definido, fuera del país).

Se rige por un contrato y lo firma la persona teletrabajadora. En su jornada laboral esta ajustado a las cuarenta horas semanales establecidas en la institución. Se debe contar con un puesto teletrabajable. El teletrabajo modifica únicamente la organización y forma en que se efectúa el trabajo y, bajo ninguna circunstancia, afecta las condiciones de relación laboral de la persona servidora. No genera derechos adquiridos. En cuanto a los riesgos de trabajo aplicarán las condiciones y pólizas previstas para el trabajo presencial. Se firmará un contrato o addendum de teletrabajo que contiene las labores a ejecutar, los medios tecnológicos y de ambiente requeridos, los mecanismos de comunicación con la persona teletrabajadora, la forma de ejecutar la labor y, los días y horarios.

La vigencia del contrato de teletrabajo son dos años. Tiene criterios de medición, evaluación y control de la persona teletrabajadora. Es potestad de la UTN otorgar y revocar la modalidad de teletrabajo, cuando así lo considere conveniente.

En cuanto a los requisitos para ingresar a la Modalidad de Teletrabajo se debe cumplir con el perfil y los lineamientos que definirá la Dirección de Gestión de Desarrollo Humano. Algunos de ellos son: estar nombrado al menos seis meses de manera continua, al menos el 50% de las actividades, tareas y funciones que se realizan en el puesto, sean teletrabajables, aprobación de la jefatura, disponer de un espacio de teletrabajo acondicionado, contar con la conectividad y accesibilidad (DGTI), estar dispuesto a que se realicen inspecciones y, firmar un contrato.

Hay deberes y responsabilidades que se adquieren. Por ejemplo, proveer y garantizar el mantenimiento de los equipos y programas propiedad de la UTN. Si el equipo informático es propiedad de la persona teletrabajadora, esta deberá permitir a la UTN el libre acceso a la información propiedad de la misma, ya sea durante el desarrollo de la relación laboral, o bien, al momento de finalizar el vínculo contractual. La persona teletrabajadora deberá guardar confidencialidad respecto a la información propiedad de la UTN. Se brindará capacitación en uso de los equipos y programas necesarios para desarrollar sus funciones. Se debe cumplir con las normas y directrices relacionadas con la salud ocupacional y prevención de los riesgos de trabajo.

En cuanto a las obligaciones y responsabilidades de las Jefaturas estas deben coordinar, dar seguimiento y evaluar a la persona servidora en teletrabajo. Atenderlas y aclaración de dudas, contratiempos, conflictos, entre otros.

Las personas teletrabajadoras deben comprometerse a que su lugar de trabajo, cumpla con las condiciones mínimas establecidas en el contrato de teletrabajo, relacionadas con la seguridad, ergonomía e higiene, así como de conectividad. Cumplir con los criterios de medición, evaluación y control determinados en el contrato o addendum, así como sujetarse a la normativa institucional. Cuando las fallas en el equipo y/o herramientas impidan el normal desarrollo de las funciones de la persona teletrabajadora y se afecte el adecuado cumplimiento de sus labores, se podrá suspender temporalmente el teletrabajo. La persona teletrabajadora debe cumplir con el horario establecido, su jornada laboral y estar disponible para la institución durante dicho horario y jornada. El incumplimiento de la jornada u horario de trabajo, o bien, el no estar disponible para la institución durante dicho horario y jornada serán considerados como abandono de trabajo. Permitir el acceso de la persona servidora de la UTN designada para realizar la inspección de las condiciones ergonómicas, de seguridad y de higiene del puesto de trabajo. Participar y aprobar de las pruebas psicológicas, que eventualmente la Dirección de Gestión de Desarrollo Humano, aplique a las personas teletrabajadoras. Son causas de reincorporación a la modalidad de trabajo presencial la disolución del contrato de teletrabajo como la revocatoria o incumplimiento de algunos de los requisitos establecidos en el contrato. Y queda prohibido solicitar incorporación presencial cuando la modalidad de teletrabajo ha sido acordada desde el inicio de la relación laboral. Corresponde a la autoridad competente en todos los casos en que se solicite la reincorporación a la modalidad presencial, resolver las solicitudes con base en lo normado por este Reglamento y en los principios de conveniencia y oportunidad, rectores del instituto del teletrabajo. Por último, se establecen Disposiciones Transitorias que definen plazos para la elaboración y comunicación de los perfiles de los puestos sujetos a la modalidad de teletrabajo y la cantidad de horas laborables.

Es urgente su aprobación por el Consejo Universitario dado el entorno pandémico, la inflación en ascenso, las tasas de interés subiendo, el tipo de cambio fluctuante y el aumento en el precio de los combustibles que incide en los salarios de los funcionarios de la UTN y que en presencialidad genera aún más gastos para las economías domésticas.

Democracia digital: Imprescindible pero ausente

Luis Fernando Astorga Gatjens

Muchas de las tantas cosas que ha puesto en evidencia esta pandemia, es que el país se situaba lejos, muy lejos de estar en lo mínimo preparado para la participación e inclusión social, a partir del acceso a Internet y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), para la inmensa mayoría de sus habitantes.

Todos debemos de coincidir que en el presente un componente clave para el desarrollo económico y social, es el acceso lo más democráticamente posible a Internet. Pero la pandemia y el limitado desarrollo del Costa Rica en este campo nos muestran un país con significativos desfases, sino abismos, entre regiones, sectores –sociales y poblacionales—y personas.

De esta manera una democracia que de por si es deficitaria en el campo económico, social y político, se hace más agudamente deficitaria en el ámbito digital.

Hoy día, la atención a la salud sería mucho mejor, si más personas tuvieran acceso a una Internet de calidad, a dispositivos adecuados y con suficiente memoria, y si estuvieran mejor capacitadas en el uso de aplicaciones, para desarrollar citas virtuales en todos los servicios médicos, que puedan ser resueltos de esta manera. Pero eso no es así: solo un porcentaje limitado cumple con estas condiciones de inclusión digital efectiva.

Igualmente, el acceso a la educación en esta época aciaga de la pandemia, se ha visto severamente limitado, ya que más de 400 mil hogares carecen de conectividad y demás requerimientos. Esto hace que casi medio millón de estudiantes de primaria y secundaria de la educación pública, no tengan otro horizonte que la educación presencial. Este hecho genera una grave situación relacionada con la calidad formativa ante tal desventaja y que éste sea un contribuyente más en la ampliación de la brecha entre educación pública y privada, en la cual todos los educandos si cuenta con acceso a Internet.

El otro tema es el teletrabajo. Ésta modalidad productiva creció rápidamente en los últimos meses, al compás de las restricciones y de la aplicación de otras medidas de seguridad sanitaria. Sin embargo, más allá que no todas las actividades laborales son sujetas a adecuarse a esta alternativa productiva, lo real es que la precondición de acceso a Internet, está lejos de estar democráticamente extendida para la gran mayoría de trabajadores.

Se combinan varias causas y factores para que la democracia digital en Costa Rica, sea mucho más quimera que realidad. Pasemos revista:

Lo primero que tenemos que destacar es la calidad y alcance en el acceso a Internet. La oferta general de servicios de Internet es de limitada calidad y eso se hace más grave, dependiendo de si el servicio es de zona urbana o rural, o remota.

Le segundo es el costo, la asequibilidad del servicio. Para contar con un servicio de buena o excelente calidad, se deben pagar cifras que son imposibles de cubrir para la mayoría de las familias.

Lo tercero está relacionado con los dispositivos, sean teléfonos celulares, tabletas o computadoras. Igualmente, la mayoría de los hogares y personas no cuentan con recursos, para comprar dispositivos con programas, aplicaciones y suficiente capacidad de almacenaje, que permitan un uso adecuado de Internet.

El cuarto elemento tiene que ver con la alfabetización digital. Es imprescindible que las personas potencialmente usuarias (ya cumplidos los requisitos precedentes), se capaciten de manera práctica, en el uso de Internet, para sacarle el mayor provecho y para que sean participantes de la era digital, que con la pandemia, inevitablemente, se ha tenido que acelerar.

Cabe aquí hacer una mención específica relacionada con las personas con discapacidad y el acceso a Internet y dispositivos, y programas adecuados. Se requerirán ajustes razonables según el tipo de discapacidad, pero antes que nada hará falta que cuenten con esos aparatos y acceso a Internet, y eso no se da en la mayoría de las personas con tal condición.

De esta manera, el grave aislamiento que afectaba a las personas con discapacidad antes de la pandemia, se ha hecho más grave aún en el presente, por no tener acceso a Internet en una época en que para conectarse en casi todas las esferas de la actividad social, es imprescindible contar con este servicio. Así las cosas, todo hace prever que el círculo vicioso entre discapacidad y pobreza, se afianzará para la desdicha de miles de personas con discapacidad esparcidas a lo largo de nuestra geografía. Eso porque el acceso a la salud y la rehabilitación, a la educación y formación técnica, y al empleo y la actividad productiva, en general, se ha hecho sumamente complicado y lejano para este sector poblacional. Lo que debería ser una oportunidad de inclusión social para las personas con discapacidad mediante el teletrabajo, se torna en lo contrario por la falta de acceso a Internet, como una causa fundamental.

El que exista tan enorme brecha entre personas con acceso o falta de acceso a Internet, lo explica en primer término la pobreza y la exclusión social. Esa es la primer causa y barrera estructural a derribar.

Sin embargo, hay otra razón que se suma y que es de carácter coyuntural. Es la incapacidad que ha tenido esta administración de atender este tema mediante una política de Estado, seria y robusta, que habría de impulsar antes de la pandemia y ya una vez con ella instalada como tenaz acompañante, acelerar procesos para avanzar rápidamente con acciones de emergencia.

Y aquí alguien podría decir que lo que planteo no es objetivo ya que a raíz de la pandemia, el Gobierno no cuenta con los recursos necesarios, para echar adelante una política de inclusión digital, como la situación exige en forma imperiosa. Pero si los hay. Están en FONATEL. Veamos que se indica al respecto: “Es el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (FONATEL) y es el instrumento de administración de los recursos para financiar el régimen de garantías fundamentales de acceso universal, servicio universal y solidaridad establecidos en la Ley General de Telecomunicaciones, (LGT) N° 8642…“.

Entonces, nos debemos preguntar: ¿Por qué el país no ha avanzado como debe ser en este tema, de acuciante prioridad? La respuesta urgente la deben ofrecer las autoridades competentes, que con seguridad, si cuentan con servicios de Internet de alta calidad; no como la inmensa mayoría de los costarricenses que miran desde muy lejos, la democracia digital.

(24 de mayo, 2021)

Comunicado: traslado del local de SERPAJ- COSTA RICA e implementación de la modalidad de trabajo virtual

La coyuntura social actual nos afecta de muchas maneras. Por ello, situaciones como el confinamiento, que nos impone la pandemia de COVID-19, unidas a otras realidades, nos han llevado a tomar la decisión como movimiento de trasladar nuestras oficinas del centro San José y empezar a construir otras formas de acompañamiento mediadas por la virtualidad.

Se trata de una decisión difícil, puesto que este local ha sido nuestra casa durante muchos años. En ella hemos podido dar sostén a distintos Ciclos de Talleres Anuales sobre Derechos Humanos y No Violencia Activa. También hemos tejido alianzas con variadas organizaciones, para construir acciones conjuntas en pro del bienestar de poblaciones. Así mismo, hemos podido brindar acompañamiento a movimientos emergentes para que puedan seguir adelante con sus propios procesos. No obstante, mantener el pago del alquiler y el costo de los servicios básicos, en este momento de completa imposibilidad de utilización del espacio por causa del COVID-19, es lo que nos lleva a trasladarnos a la modalidad virtual sin mantener una oficina física en San José.

La coyuntura, las consultas y un intenso proceso de reflexión interno, nos lleva tomar esta decisión. Esto no implica abandono de nuestro trabajo ni de nuestro compromiso con todas las personas, grupos y comunidades con las que nos relacionamos. Por el contrario, seguimos siendo un movimiento vigente. Nuestro deseo es continuar en estas luchas por el reconocimiento, promoción, ampliación y la defensa de Derechos Humanos, aportando nuestra visión y experiencia desde la No Violencia Activa. Seguimos adelante con los procesos en los que participamos, con la misma fuerza, articulación y compromiso con todas y todos ustedes.

Mantendremos nuestros horarios de atención lunes, miércoles y jueves de 8:00am a 12:00md y de 1:00 a 4:00pm a través de nuestro teléfono y correo electrónico. Asimismo, REALIZAREMOS EL CICLO DE TALLERES 2020 EN MODALIDAD VIRTUAL, para lo que brindaremos la información respectiva de manera oportuna.

Finalmente, queremos manifestar nuestro más profundo agradecimiento a la dueña del edificio por su comprensión y su respaldo al trabajo de SERPAJ — Costa Rica durante los últimos años.

Saludos de paz y bien.

Coordinación Nacional Miércoles 23 de septiembre de 2020

Atisbo de la realidad post Covid-19

Hernán Alvarado

            Resulta paradójico el intento de descifrar una «nueva normalidad» que no es nueva ni normal. ¿Y cuál era la vieja normalidad? ¿Se trata de una palabreja más que pretende decir mucho y no dice nada? ¿Disimula acaso que la realidad de los más ricos nada tiene que ver con la de los más pobres? ¿Cambiará eso? Claro que no. En ese sentido, la «normalidad» anterior al Covid-19, a juzgar por la mayoría, refiere a una sociedad anómala, cada vez más inequitativa, injusta e insostenible.[1] En realidad, no se sabe en qué consiste la «nueva» normalidad, ni siquiera está claro cuándo terminará esta primera pandemia global. Aún así conviene buscar un hilo de luz utópica entre sus distópicas y despóticas posibilidades.

El rostro recortado

            La mascarilla, el escudo facial, el pañuelo o la bufanda, cubren el rostro de cada vez más personas en la calle, como ya se estaba volviendo hábito en los países del sudeste asiático. Agréguese anteojos oscuros y un sombrero para obtener un disfraz parapandémico. Parecen implementos necesarios, aunque no sea seguro cuánto contribuyen a mitigar el contagio, pues suponen buenas prácticas que son poco conocidas. No obstante, la máscara se está convirtiendo en símbolo de «responsabilidad individual», sobre todo para una política pública fallida que pretende lavarse las manos.

            Esa desaparición progresiva del rostro, siguiendo una intuición de Emmanuel Levinas (1906-1995) podría significar también el debilitamiento de la resistencia. Con su rostro tapado el otro obedece, arrebatándole su atuendo a los anarquistas, para quienes representaba rebeldía. El otro es ahora un peligro invisible e impredecible y sirve de pretexto para que los algoritmos y los modelos probabilísticos tomen la escena dictando los cursos de acción, como antes ya lo hacían las aplicaciones georeferenciadas. Hay que ver, por ejemplo, cómo tratan hoy las aerolíneas a sus clientes a través de los dispositivos móviles; cuidando su quebrantada rentabilidad, atrasan sus vuelos, cambian itinerarios y paradas a última hora, no devuelven el dinero de viajes truncados y no aceptan aplicarlos a otros. ¿Y el usuario? Bien, gracias, enmascarado y calladito sigue instrucciones en fila, a dos metros de distancia.

Un rostro en la arena

            Eso calza con la borradura del sujeto, tan propio de la post modernidad. Adiós al actor social, suplantado en adelante por un agente anónimo, sin arraigo ni historia, accesorio de la máquina y esclavo del sistema. Su narrativa errática e incoherente oscila entre el individualismo rapaz y la anomia, rayanas ambas en lo absurdo, a penas compensado por un consumismo voraz que amenaza la vida de la Madre Tierra. Michel Foucault (1926-1984) había intuido, muchos años atrás, que algo extraño podía suceder, puesto que ya había sucedido antes:

El hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda facilidad la arqueología de nuestro pensamiento. Y quizá también su próximo fin. Si esas disposiciones desaparecieran tal como aparecieron, si, por cualquier acontecimiento cuya posibilidad podemos cuando mucho presentir, pero cuya forma y promesa no conocemos por ahora, oscilaran, como lo hizo, a fines del siglo XVIII el suelo del pensamiento clásico, entonces podría apostarse a que el hombre se borraría, como en los límites del mar un rostro de arena.[2]

Una hipótesis radical

            El recorte del rostro propio y ajeno, su desvanecimiento masivo en el espacio urbano, tendrá impactos negativos sobre la subjetividad.[3] El otro se puede ir volviendo cada vez más abstracto, mirado de reojo por quien lo desconoce y le considera portador de la peste. El odio que destilan las redes sociales también indica ese vaciamiento de la humanidad del otro, al que se juzga in absentia, antojadizamente. ¿Será la venganza del «hombre masa» denunciado antaño por José Ortega y Gasset (1983-1955)?

            Estamos ante el triunfo del hemisferio izquierdo del cerebro cuya hegemonía progresiva, propiciada por la modernidad, podría ser la fuente, según MacGilchrits, del incremento de enfermedades mentales como esquizofrenia y autismo.[4] Las habilidades sociales dependen más bien de las facultades propias del hemisferio derecho. La comunicación, por ejemplo, depende mucho más de gesto y tono que de los mismos significantes que, no obstante, los transforma en signos. Aprendemos a ser humanos mirando el rostro de los cuidadores, verificamos los significados observando sus expresiones faciales. Basta notar que la risa es el feedback del sentido, tal como lo evidencian las bromas. Pero en pandemia la sonrisa queda confinada y, concomitantemente, el malhumor aflora y la violencia abunda.

            La «nueva normalidad» implica una comunicación reducida a significantes, con un impacto negativo sobre empatía y confianza, pues las máscaras nos aproximan más al robot que al animal, al programa más que al espíritu. Una comunicación empobrecida solo puede ser heraldo de una humanidad más pobre, en medio de su abundancia material. Peor aún, tras la mascarilla cuesta más hacerse oír y hacerse entender. Por lo demás, se le aconseja limitar su parloteo. Por ese camino, la persona quedará reducida al personaje abstracto del mercado, a vendedor o comprador, obsesionado con el cálculo de utilidades y atado al «lenguaje de las mercancías».[5] Puesto que el autoservicio tenderá a imponerse, ya no podrá hablar ni con los cajeros que también están siendo sustituidos por máquinas. De por sí que, como McGilchrits observa, el lenguaje sirve más para controlar que para comunicar.

De lo presencial a lo virtual

            El gran cambio que empuja la pandemia, consecuencia del enfoque que la OMS le ha imprimido, consiste en partir la realidad en dos. Esta resulta ser ahora bimodal, es decir, virtual y presencial. El mismo Coronavirus es más virtual que presencial, aunque sus efectos mortíferos sean tan reales como miles de cadáveres incinerados. Hasta hace poco la virtualidad era opcional y buena parte de la ciudadanía seguía ajena a las computadoras. En cambio, el uso de Internet durante esta crisis sanitaria ha aumentado, en promedio, alrededor de un 35%. El face to face disminuye mientras el screen to screen aumenta aceleradamente, cambio enorme que parece insignificante -nada más promisorio para una innovación.

            El teletrabajo y el teleaprendizaje enfrentaban prejuicios hasta en altas esferas académicas. Se había avanzado lentamente con reglamentos y protocolos.[6] Ahora se han convertido en modalidades indispensables por lo que medio mundo ha corrido a ponerse al día. En correspondencia, la brecha digital también ha quedado evidenciada y requiere ser cerrada cuanto antes. La «normalidad» que viene emergiendo implica, entonces, una digitalización y bancarización universales, escenario que iba a tardar mucho más.

            Una realidad virtual generalizada lo cambia todo. El capitalismo se volverá cada vez más automático, también más explotador, puesto que la computadora absorbe más tiempo que nada. A la vez será más volátil, más explosivo. Se puede vaticinar que sus crisis sistémicas serán cada vez más agudas y devastadoras. El teletrabajo aísla más o menos a la fuerza de trabajo, como la máscara al virus; así que puede aumentar su flexibilización y atomización.

            Sin embargo, también aumenta la conectividad virtual entre las personas, ya que el problema no está en el instrumento sino en el modo de usarlo. Esa tecnología también abre la posibilidad de un trabajo más colaborativo, más crítico y creativo, al conectar un cerebro con otros. Lo importante será aceptar que ella implica cambiar la estructura y dinámica de la organización, la tribu y el grupo, pues la cuestión seguirá siendo política: ¿cómo usar esta tecnología en red, para qué y al servicio de quién?[7]¿Servirá a la democracia cognitiva o a la manipulación mediática?

Entre el espanto y la ternura

            El manejo de la pandemia la ha convertido, como toda crisis, en un acelerador del cambio. ¿Cuál cambio? Quienes promueven la nueva normalidad celebran el retorno a lo mismo con gente más desconfiada, sometida e inmovilizada. Al decir de Franz Hinkelammert: «Cuando hoy se produce el infierno para la mayoría de la humanidad, hay otros que creen vivir en el cielo.» Sin embargo, al final todo dependerá de una conciencia social que escuche o no el llamado de supervivencia; el mandato de la vida que desemboca en el grito del sujeto. Premonitoriamente Hinkelammert alertaba sobre eso:

Se dice que en la Edad Media, y precisamente en el siglo XIV – después del estallido de la gran peste-, hubo fiestas en las cuales se bailaba hasta que el último estuviera arrasado por la muerte. Toda nuestra sociedad está bailando este baile. Hace falta interrumpirlo por lo menos un momento, para reflexionar, y ver si no es mejor enfrentar la peste para detenerla, en vez de seguir con este baile de muerte.[8]

            El avance tecnológico debe usarse para las mejores causas, más allá del enriquecimiento insaciable del 1% de la población. Pero, esa tecnología también puede ser fría y alienante, así que habrá que seguir defendiendo después cada abrazo, tanto como nuestro indispensable lazo con la trama de la vida.[9] De cierto modo, la humanidad seguirá viviendo, de aquí en adelante, al filo del abismo, «entre el espanto y la ternura».[10]

[1] El capitalismo salvaje deviene capitalismo suicida, será cuestión de tiempo, pues un crecimiento infinito en un planeta finito es sencillamente imposible, como insistía José Luis Sampedro (1917-2013).

[2] Foucault, M (1968) Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias sociales. Buenos Aires: Siglo XXI, p. 375.

[3] El concepto de «normalidad» ha sido cuestionado por casi toda psicología. En realidad, no soporta ni la primera pregunta: ¿qué diablos significa ser normal?

[4] MacGilchrist, I (2009) The Master and his Emissary. The divided brain and the making of the Western World. New expanded edition. New Haven and London: Yale University Press, chapter 12. Kindle, Loc 10255.

[5] Mencionado por Karl Marx (1818-1883) para aludir a la realidad fetichista del intercambio. Marx, K.(1980) El Capital. Crítica de la Economía Política. T I, V 1. México: Siglo XXI. 9ª, p. 63.

[6] En el 2019 se aprobó la Ley 9738 que regula el teletrabajo en Costa Rica, cuando ya lo hacían bajo esa modalidad unas 12,000 personas.

[7] No se consideran aquí los impactos sobre las comunidades rurales, donde todo lo dicho debe ser repensado pues posiblemente serán de los últimos bastiones de la resistencia contra la robotización del ser humano, amén de que garantizan la producción de alimentos y otros servicios ecosistémicos. Sobre sus realidades viene reflexionando para Surcos, entre otros, German Masís.

[8] Hinkelammert, F.J. (1998) El grito del sujeto. Del teatro-mundo del Evangelio de Juan al perro-mundo de la Globalización. San José: Editorial DEI, p.8.

[9] Hay una vislumbre esperanzadora en ElPaís.cr, del 3 de septiembre del 2020: Rafael Arias, «Bioeconomía: eje de la transformación productiva con equidad social y sostenibilidad ambiental».

[10] Según el dilema que plantea una canción de Silvio Rodríguez.

Imagen: Guayasamín y el abrazo

Las mujeres trabajadoras y el COVID-19

La CSA y su Comité de Mujeres Trabajadoras de Las Américas – CMTA reafirma que la crisis sanitaria, económica y social provocada por el Covid-19 pone en evidencia el fracaso del modelo neoliberal y las políticas que promueve, afectando a mujeres y hombres de maneras diferentes, por tanto, es necesario comprender sus efectos particulares y poner en práctica políticas públicas e intervenciones que sean efectivas y equitativas.

En el contexto de La crisis es importante tomar en cuenta las dificultades específicas que enfrentan las mujeres, por lo que las medidas de recuperación deben tener una perspectiva de género considerando la diversidad de realidades que atraviesan en la región. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas – ONU los impactos de la pandemia podrían revertir los logros de la agenda de igualdad de género y dificultar el alcance del Objetivo 5 de la Agenda 2030, haciendo más difícil reducir las brechas entre hombres-mujeres y alimentando el retroceso que se viene produciendo en varios países.

En América Latina y Caribe las trabajadoras en condiciones de informalidad, según ONU Mujeres, representan el 59% de La fuerza Laboral, esto implica que carecen de la protección que ofrecen las leyes laborales y prestaciones sociales como pensiones, seguros de salud o subsidios por enfermedad remunerados. Esta condición laboral tiene otras repercusiones implicando mayor número de mujeres que viven en La pobreza, trabajan por salarios más bajos y en condiciones inseguras, lo que aumenta el riesgo de acoso, violencia sexual y reproductiva. En este sentido, insistimos en la importancia de la ratificación e implementación del Convenio 190 contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.

Según la Comisión Económica Para América Latina y Caribe – CEPAL las trabajadoras del servicio doméstico en la región en condición de informalidad representan el 77,5%, situación que se dificulta ante la ausencia de fiscalización laboral, por ser considerado su lugar de trabajo un espacio privado. En este sector se ejemplifica el doble riesgo que enfrentan durante la pandemia: el contagio por seguir trabajando, o la pobreza por dejar de trabajar.

En el caso de las trabajadoras de primera línea donde el personal de salud cuenta con 72,8% de mujeres, hay múltiples denuncias sobre la ausencia de equipos de protección individual o de protocolos adecuados para evitar el contagio, así como condiciones de trabajo caracterizadas por las jornadas extensas, presión física y psicológica y, en algunos países, violencia y discriminación.

Por otro lado, la falta de políticas sanitarias para el regreso a las aulas en los países que lo están implementando, al igual que la falta de condiciones de seguridad, capacitación antes, durante y después de la pandemia para las educadoras es preocupante.

El teletrabajo como respuesta para mantener la actividad económica en el contexto del confinamiento y distanciamiento ha precarizado aún más las relaciones laborales, transfiriendo costos operativos de las empresas a las trabajadoras/es, implementando iniciativas de regulación y decretos de urgencia que pasan por encima de mecanismos democráticos y sin negociación colectiva, estas condiciones serán difícilmente reversibles en el futuro.

Por otra parte, el desbalance en la distribución de las tareas domésticas y el cuidado no remunerado han aumentado de forma exponencial durante la pandemia, lo que implica una desvalorización de los cuidados y su función en el sostenimiento de la economía. Según la OIT las mujeres contribuyen con 76,2% en promedio de horas del trabajo de cuidado no remunerado (más del triple que los hombres), esa diferencia profundiza las triples jornadas laborales para las mujeres durante la crisis, colocándolas en mayor riesgo de contagio por su rol socialmente asignado como cuidadora de enfermos en el hogar. Esta situación provoca un serio impacto en su salud y en su seguridad, por tanto, el reconocimiento de la corresponsabilidad familiar es fundamental.

Esta crisis también aumenta la situación de vulnerabilidad de mujeres campesinas y las de pueblos indígenas y originarios por el desamparo y olvido que sobrellevan antes y durante el confinamiento, sin ingresos económicos, expuestas a situaciones de violencia e invisibilizadas ante las políticas de los Estados.

El periodo de pandemia generó indirectamente condiciones que aumentaron de forma drástica la violencia de género en la región. Para muchas mujeres y niñas, los hogares siguen siendo lugares de mayor inseguridad, quedando en muchos casos aislados, con escasas posibilidades para denunciar sus agresores.

Toda esta situación promueve un retroceso considerable en la conquista de derechos humanos y laborales de las mujeres, por lo que es necesario adoptar políticas públicas inclusivas que consideren la igualdad de género y los derechos de las mujeres, considerando la diversidad de necesidades, como esenciales para así lograr superar esta situación de crisis provocada por el Covid-19.

En este sentido desde la CSA y su CMTA proponemos las siguientes medidas y/o acciones afirmativas para avanzar en esta Línea y minimizar Los efectos de La pandemia para Las mujeres:

  • Aumentar desde los Estados tos recursos asignados a la prevención de violencia contra las mujeres y la protección de las víctimas.
  • Demandar al gobierno la pronta ratificación del convenio 190 contra la violencia y el uso en el mundo del trabajo, así como la ratificación e implementación del C156 (corresponsabilidad familiar) y el C189 (trabajadoras y trabajadores domésticos).
  • Exigir a los Estados la garantía de estabilidad del trabajo y de salario para las mujeres a través de políticas públicas ya existentes o con la creación de nuevos mecanismos que lo garanticen, sea en condiciones de formalidad o de informalidad.
  • Adoptar, restablecer y ampliar regímenes integrales de protección social, que reflejen la comprensión de las circunstancias particulares de las mujeres y el reconocimiento de la economía del cuidado, teniendo en cuenta las legislaciones nacionales y acuerdos internacionales.
  • Demandar la prohibición de la suspensión o finalización de contratos de prestación de servicios temporales de las trabajadoras durante el tiempo de la emergencia en todas las entidades públicas nacionales o territoriales, centralizadas o descentralizadas de servicios, así como del ámbito privado en todas sus modalidades, bajo el argumento de quiebra, baja productividad, pérdida de ganancias, entre otros.
  • Regular la implementación del teletrabajo para evitar la precarización y flexibilización de las relaciones laborales existentes, teniendo como premisa la garantía del trabajo en concordancia con los estándares de la BIT.
  • Impulsar la representación de las mujeres en los sindicatos u otros organismos a nivel nacional, como también en espacios de negociación tripartita donde se definan medidas que garanticen la protección a las trabajadoras ante Los efectos de la pandemia
  • Instar a los gobiernos y empleadores para generar datos segregados por género y de esta forma poder realizar análisis sobre los impactos del COVID-19 y establecer nuevas estrategias a corto y largo plazo con enfoque de género.

 

*Imagen ilustrativa, UCR.

Internet gratis y universalizado – PROPUESTA DEL SINDEU

Estamos en el marco de la IV Revolución Industrial, la era de la robotización y la cibernética. Las relaciones sociales de producción exigen nuevas adecuaciones curriculares para entender las lógicas de la extracción de la plusvalía y la explotación.

Frente este magro horizonte, otro nuevo fenómeno nos azota con gran violencia. La pandemia del coronavirus, el SARS-Co. V2 o más popularmente el COVID-19. Condujo y obligó a las universidades y los ministerios de educación a reinventarse. Nos exigió, sin estar preparados, a elevar la calidad del teletrabajo y el rendimiento académico, bajo la ausencia de las condiciones mínimas infraestructurales.

De pronto la educación se encuentra ante la urgente tarea de desarrollar una excelente alfabetización tecnológica, pero no se tenían las condiciones presupuestarias para las nuevas exigencias del virus, que todavía no se dibuja una salida integral por parte de los gobiernos para atender y dar una salida radical a dicho problema.

Por el contrario, un gobierno como el nuestro, dirigido por Carlos Alvarado Quesada y una Asamblea Legislativa que puso en su mira derrotar y destruir la clase media y empobrecer aún más a las masas populares, no nos puede augurar nada bueno en el corto plazo.

Rebaja salarial en el sector público, conculcan principios de los derechos laborales esenciales. Prohibición de las huelgas, eliminación de la jornada histórica de las 8 horas, flexibilización de jornadas, reducción de salarios, en fin se carga con demasiada violencia los costos de la crisis generada por el Estado Neoliberal y bajo el pretexto de un COVID-19, con las espaldas de la clase trabajadora. Pero no es este el examen que nos interesa. Aunque, lógicamente, un problema estructural de esta envergadura no podemos soslayarlo.

Recientemente la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo adscrito a la ONU, definió que “… el Internet es un Derecho Humano de tercera generación” y por tanto los Estados miembros de la ONU, deben entenderlo como tal”.

En este sentido, Edwin Estrada, exviceministro de telecomunicaciones, responsable del Fondo Nacional de Telecomunicaciones –FONATEL, manifestaba en una entrevista pública lo siguiente:

“… en Costa Rica los índices son 95 líneas de Internet móvil por cada 100 habitantes, tenemos casi 200 líneas de teléfono por cada 100 habitantes”.

Claro que en su entrevista el señor Estrada, enfatizaba en que hoy Internet debe ser un derecho humano esencial. Estamos en la obligación de dar un salto de calidad para que las diferentes zonas del país hagan posible el sueño de que Internet llegue a todos los hogares del país.

Defender entonces el Internet como derecho humano esencial, es también decirle al pueblo de Costa Rica de la urgente tarea de defender al Instituto Costarricense de Electricidad.

CONARE, conjuntamente con cada uno de los sindicatos universitarios y las respectivas asociaciones de trabajadores y empleados, deben convertirse en los grandes abanderados de esta lucha, que bajo las condiciones infraestructurales que ha desarrollado el ICE, no es una utopía o una simple propuesta salida de la angustia que nos genera el encierro de nuestra burbuja social. Si no, por el contrario, es ser propositivos y ofrecer a toda la masa estudiantil: primaria, secundaria y de educación superior, la plataforma adecuada para enfrentar los déficit de una malla curricular que no contaba con este nivel de exigencia de una educación virtual y un trabajo académico teletrabajado.

Nos parece entonces que, con el aporte de los diferentes sindicatos adscritos al ICE, los institutos científicos de nuestras universidades, la voluntad política del MICITT y el compromiso moral de la Superintendencia de Telecomunicaciones-SUTEL, podemos darle a la población de Costa Rica la aplicación de este tan importante Derecho Humano: El INTERNET COMO DERECHO HUMANO DE LA TERCERA GENERACIÓN y así aportar integralmente en este espacio de la IV Revolución Industrial en que quedamos insertos, sin estar lo suficientemente preparados.

 

*Imagen ilustrativa, UCR.

Foro: La nueva normalidad post COVID-19 una visión sindical

El pasado 11 de junio del 2020 la Escuela de Planificación y Promoción Social invitó a representantes del sector sindical costarricense, para realizar un foro sobre la Nueva Normalidad en Costa Rica-post Covid-19 para con el fin de conocer sus perspectivas sobre los posibles futuros.

Este foro se realizó mediante la plataforma Zoom en donde se evidenció la participación de representantes de la Central General de Trabajadores, Sindicato de Empleados del PANI-SEPI-Sindicato del AYA, Sindicato 7 de agosto, Sindicato Sin Trazas, Mesa Sindical de Mujeres, Sindicato UTRA-UTN, ANATRANS (Asociación Nacional de Transportista) Sinpae, Sintrasas, Sitraa.

Juan Carlos Mora, académico de la EPPS explicó que este foro es parte de un proyecto realizado por la Escuela de Planificación y Promoción Social sobre la construcción de escenarios a futuro para la Costa Rica del 2030, para el cual han contado con la participación de muchas personas de distintos sectores de la población, esto les han permitido definir cuáles son los temas más relevantes que podrían presentar cambios en el futuro.

En el foro, los participantes seleccionaron según las prioridades para el país, aspectos sociales, tecnológicos, culturales, económicos y de dimensión institucional que presentarán mayores cambios a futuro y vertieron su criterio al respecto.

La metodología del foro fue mediante preguntas generadoras, en donde los participantes deberían de señalar las opciones más acercadas a su opinión con respecto al tema planteado.

Para iniciar el foro se presentó la siguiente pregunta:

¿Cuál área del ámbito social costarricense presentará los mayores cambios a futuro (2023-2030) convirtiéndose en parte de la Nueva Normalidad?

Los resultados de esta elección mostraron que la mayoría de las personas (86%) piensan que, en el área de brechas sociales, desigualdad y pobreza se presentará más cambios. Como segundo lugar (57%) en la votación se señala el área de educación inclusiva, flexibilidad laboral y pensiones. Con el mismo porcentaje, en tercer lugar, (29%) quedaron las áreas de protección social, pensiones, seguros, seguridad ciudadana, convivencia social, redes de apoyo mutuo, migraciones, desplazados, adultos mayores, salud preventiva, derechos humanos y equidad.

Giovanni Beluche Velásquez, Secretario General Adjunto del Sindicato UTRA-UTN, dijo que se podrían tener serios problemas principalmente en la educación inclusiva, flexibilización laboral y pensiones. Y esto se debe a la desconfianza que se le tiene a los encargados de coordinar las pensiones. Además, cuando la preocupación de la educación es la afectación del FEES que está porvenir, pero también la pandemia, esto ha hecho que se evidencie la falta de equidad en el acceso a la educación a distancia.

El camino por el que se está yendo actualmente, según Beluche, va incrementando la brecha social lo cual no es nuevo, porque desde hace mucho tiempo esto se viene agravando por consecuencia del poder capitalista. A este modelo es inherente ensanchar la brecha social, porque sus objetivos no están enfocados en las necesidades de población, además que se caracteriza por provocar la pobreza material. Esta situación no es nada nuevo, sin embargo, la pandemia ha provocado que la agenda neoliberal profundice estas consecuencias.

Carlos José Cabezas, del Sindicato del PANI. agregó al análisis que el aumento de estas desigualdades es real, por ejemplo, es más del 40% de la población económicamente activa que pertenece al sector informal y no hay políticas que se enfoque en la resolución de este fenómeno.

Además, también está sucediendo que se da la informalidad en la formalidad, esto porque existen trabajadores que están contratados por patronos, pero no se le están respetando sus derechos, lo que genera que el escenario puede llegar a ser catastrófico.” Este problema no solo ocurre en Costa Rica, sino también en América Latina, lo cual se ha dado para seguir favoreciendo a unos pocos y concentrando la riqueza en una minoría”.

La segunda pregunta generadora fue:

¿Cuál área del ámbito tecnológico costarricense presentará los mayores cambios a futuro (2023-2030) convirtiéndose en parte de la Nueva Normalidad?

En primer lugar, hubo un empate (88%) entre las opciones que hablaban sobre la comunicación virtual, redes sociales, conectividad y virtualización de la educación, telemedicina, teletrabajo.

Seguidamente se consideraron los temas de inversión en investigación y desarrollo (25%), luego la opción de ciudades inteligentes, accesibilidad, innovación (13%). Por último, con cero votos quedó la robotización, Big Data y genoma humano.

Mario Rodríguez, del Sindicato de AyA, dijo que en relación con la realidad en la que se está viviendo se tiene un proyecto en ley sobre el teletrabajo, esto porque el tema de la pandemia se prestó para que muchas instituciones públicas consideren la implementación del teletrabajo. Sin embargo, el tema del teletrabajo y de la jurisprudencia laboral no solo beneficia el trabajador, sino, también al patrón, ya que ahora las empresas se ahorran gastos de electricidad, internet, impuestos, entre otros. Por esta razón, el teletrabajo se convierte en otro tipo de trabajo a nivel mundial y esto se evidencia en el cambio de luchas que se darán, ya que ahora se demandará el tiempo de ocio con sus familias, sino va a ser, al contrario, ya que va a haber muchísimo más trabajo y explotación.

Cynthia Crespo Campos, Sindicato Patriótico de la Educación (SINPAE) comentó, que en el caso del Ministerio de Educación Pública existen grandes cambios, los docentes trabajan tres veces más de lo que laboran generalmente en las aulas, y por el mismo salario. Ante el MEP se planteó por parte de la agrupación de sindicatos del Magisterio “Magisterio en Acción” la conectividad gratuita a internet para estudiantes y docentes.

 Crespo, indicó que, además, los empresarios y patrones cuando se aprobó esta ley de teletrabajo pensaron que eran beneficios para ellos, cargándole al trabajador, los gastos de luz, agua, internet, y alquileres, sin aumentar salarios: “El excesivo trabajo hoy del docente, junto con quehaceres del hogar, y las necesidades de salubridad que pide el Estado, hace que la mujer, sea empleada pública o privada, sea objeto un abuso laboral por parte del MEP. Mientras, sin que la opinión pública sepa que no hay docentes nombrados y están despidiendo a docentes interinos, de esta manera, el ambiente se recarga de estrés constante, pues trabajamos hasta 15 horas al día como docentes y en lo demás. Y esto producirá más enfermedades y enfermos que el COVID-19”, manifestó, la representante del SINPAE.

Carlos José Cabezas, mencionó que esta virtualidad nos va a obligar a generar nuevas formas de comunicación, porque la educación de primaria y segundaria no están adaptadas a las nuevas tecnologías. Esto porque se deben definir metodologías apropiadas a la nueva tecnología y capacitar a las personas para sacar un mayor provecho didáctico y pedagógico de la enseñanza-aprendizaje: “El movimiento sindical se está empezando a valorar sobre cómo se utilizarán las redes sociales para protestar, el cual piensa que es algo muy fantasioso ya que no se piensa que mediante estas se pueda dar la suficiente presión que permita modificar las posiciones gubernamentales o empresariales. Se deben aprovechar las redes sociales con fines de propaganda, sin embargo, no es viable generar un verdadero cambio y movimiento mediante estas plataformas”, acotó el sindicalista, quien agregó que indudablemente la implementación de la tecnología va a ensanchar las brechas sociales ya que ahora para disfrutar de los servicios y beneficios de estas se tiene que pagar por lo que mediante la obligación de utilizar este tipo de plataformas se va a ver varios sectores de la población excluidos.

Efraín Cavallini, académico de la EPPS se refirió a que el tema de las redes sociales, tecnología y conectividad es complicado, porque aún en Costa Rica no existe una ley que organice y plantee claramente el tema de gobierno abierto y de las redes sociales. Esto tiene que ver con la comunicación y transparencia: “lo que pasa es que la ley de radio, televisión es obsoleta. El problema con esta situación es que el gobierno no les ha dado la oportunidad a las comunidades, gobiernos locales, fundaciones, asociaciones, ONG e instituciones públicas de explotar más estos servicios, y si no te tiene esta oportunidad, será casi que imposible lograr que todos los sectores de la población lleguen a tener al alcance a medios de servicio público para la enfrentar de la mejor manera la virtualización en beneficio de la educación y el trabajo”.

Carlos José Cabezas, añade que este tipo de ley ha inculcado que las emisoras y empresas de televisión se crean los dueños de estos servicios, porque tienen el mercado acaparado, y cuando se hacen iniciativas que promuevan la creación de espacios de comunicación comunal y cultural los califican de proyectos comunistas para minimizarlos. “Esto es de esperar que se agrave con el tiempo si no se hacen las reformas necesarias en las leyes actuales que tienen que ver con este tipo de servicios”.

La tercera consulta planteada correspondió a:

¿Cuál área de la cultura (2023-2030) convirtiéndose en parte de la Nueva Normalidad?

Nuevamente hay un empate entre las opciones más votadas (90%), las cuales son las áreas que consideran la convivencia entre las personas, autocuidado, espacios públicos y vida familiar/laboral, roles en el hogar. En segunda posición (40%) están las redes de solidaridad comunal y territorial, seguidamente (30%) están la relación con la naturaleza y el medio ambiente y la espiritualidad, comunicación interpersonal y hogar. En penúltima posición (20%) se encuentra el ejercicio físico, ocio y sedentarismo, y en último lugar (10%) se encuentra la educación cívica, ahorro y educación vial.

Con respecto a esta pregunta, se considera que las medidas de salud y autocuidado existen en el papel, pero no en la práctica, por lo menos, en temas laborales en los que él autocuidado se es necesario que todos los trabajadores que todavía no han adoptado estas medidas las adopten lo más antes posible, para promover la salud y la unidad de los trabajadores, en los centros de trabajo. “El uso de espacios públicos para la recreación, por ejemplo, los parques, cuando se llegue a permitir más apertura, estos serán con restricciones muy estrictas a menos que se tenga la vacuna contra el Covid-19.

Según lo obtenido en la consulta y desde la percepción de los representantes sindicales, la vida familiar, va a cambiar, porque se deben empezar a adoptar nuevos hábitos, para poder separar el tiempo de trabajo del tiempo de ocio. Esta situación viene a explotador más necesidad de terapia y servicios de psicología por la cantidad de estrés laboral que ha estado generando el teletrabajo y los casos de violencia intrafamiliar: “Por estas situaciones el movimiento sindical debe reinventarse y empezar a desarrollar acciones, que logren el cambio de las realidades que están viviendo los costarricenses en tiempos de pandemia” acotó Cabezas.

Carlos José Cabezas, agregó que en el tema de convivencia de las personas el país tiene un gran reto presente que se va a proyectar en el futuro: “ Esta pandemia ha despertado a muchos para darse cuenta de que la xenofobia y el racismo es algo muy presente en la cultura costarricense, aunque muchos pensaban que no, esto no debería de ser así porque la migración nicaragüense aporta muchísimo al sector productivo del país y sería fantasioso pensar que si se eliminan estas migraciones la mayoría de los problemas se resolverán. Esto no solo afecta en términos de ideologías sino también, que gracias a las migraciones en un futuro nuestra cultura será aún más pluricultural. Y esto debería de verse como una ventaja, pero la visión de las personas nacionales es otra y esta debería de cambiar porque las migraciones no se van a detener a menos que los otros países empiecen a realizar reformas para que las personas no tengan la necesidad de migrar. Por esta situación, que requiere que estemos en la casa, se ha empezado a valorar más el tiempo familiar lo cual podría ser una bandera a futuro, para generar motivos de luchas y demandar una regulación en el trabajo y eliminar la explotación laboral que traer consigo el teletrabajo”.

Como última pregunta generadora se expuso:

¿Cuál área de la dimensión institucional costarricense presentará los mayores cambios a futuro (2023-2030) convirtiéndose en parte de la Nueva Normalidad?

La mayoría de las personas coincidieron con la respuesta: “Pensiones, seguros, subsidios” (89%). Seguidamente, se encuentran las opciones: “Innovación de procesos, simplificación de trámites, creatividad” y “Familia (56%), derechos humanos, religión” (56%). Como penúltima (33%) y última opción (22%) se encuentran respectivamente: “planificación de largo plazo, gestión de riesgos, resiliencia” y “Enfoque territorial, descentralización, desconcentración”.

Giovanni Beluche comentó que el tema de pensiones y subsidios está en el presente y va a estar en el futuro. En cuanto a innovación de procesos y facilitación de trámites aparece en el análisis dado las presiones que hace el sector empresarial. Sin embargo, reitera que lo que está sucediendo no es nuevo, ya que todo es producto de una agenda neoliberal que no se venía aplicando a fondo y se aprovechó la pandemia para empezar a profundizarse más. También que para realizar el análisis del futuro debe mirarse de manera retrospectiva, ya que desde el movimiento sindical se tiene que señalar el papel del presidente de la Asamblea Legislativa, que encabezó toda la reforma de la legislación para regular el derecho a la protesta social y a la huelga de parte de la clase trabajadora: “todo lo que estaban haciendo en ese momento, era para preparar las condiciones de reprimir a la población, porque saben que la agenda que se está aplicando con mayor profundidad necesariamente iba generar protesta social. Esto quiere decir que todas estas acciones han profundizado el marco del ensanchamiento de la brecha social y van a seguir en eso, esto sucede justamente cuando el sector sindical está encerrado en las casas y sin muchas posibilidades de protestaren las calles, por ello, se tendría que salir a protestar sin importar las condiciones de la actualidad.

Cabezas, dijo que a la Costa Rica del futuro le hace falta entender que el derecho a la sindicalización es un derecho sagrado y humano de primer nivel. Si esto se llega a entender bien, el país en el futuro se debe llegar a establecer una creciente unión de los trabajadores, sin embargo, la proyección que se está visualizando pareciera buscar la desaparición del sector sindical.

Se mencionó en el foro que será necesario la implementación del Estado Laico en Costa Rica, porque actualmente se están viendo aún más la necesidad de separar la religión de las decisiones que se toman con respecto a los derechos humanos. Se dijo, que las luchas sociales están siendo entre personas religiosas y otras no tan religiosas y no debería de ser así, dado que cuando se habla de derechos humanos deberíamos de ver el mundo como ciudadanos y no como personas pertenecientes a una religión específica.

Edly Halt, explicó que, con respecto a la realidad del país, la situación es bastante complicada, ya que en la mayoría de los temas hay divisiones muy marcadas y nunca se va a llegar al punto en el que la mayoría de la población este de acuerdo con las decisiones tomadas. Además, que las personas involucradas en el sindicalismo normalmente no están involucradas en la toma de decisiones, por lo que es necesario recapacitar la estructura de la población, ya que esta es extremadamente diversa y esta diversidad se debe convertir en un principio del quehacer político y económico del país, sin embargo, la realidad es que se busca tener a la gente dentro de un mismo molde.

Para concluir, se mencionó que, si no se empieza a ver la globalización desde otra perspectiva, no se lograría entender, la razón por la cual, se realizó un esfuerzo extraordinario, para que se cambiara el artículo primero de la constitución política, para incluir que somos un país muy diverso y pluricultural, así como también libre e independiente. Este principio obliga a repensar el Estado costarricense y a empezar a cambiar la orientación de las decisiones tomadas, para que se consideren la diversidad de la población y no se ignore como está pasando actualmente, agregó el sindicalista Edly Halt.

M.Sc Efraín Cavallini Acuña
Académico EPPS-UNA
María Laura Jiménez Villalobos-Estudiante EPPS

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Cuando la pandemia del COVID-19 obligó al mundo entero a trabajar a distancia o a teletrabajar, se dio la encrucijada por la que estamos atravesando, es por esto que cabe preguntarse si cualquier organización podría habilitar esta modalidad.

La Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica, con más de 10 años de experiencia en el teletrabajo, desea compartirles parte de su conocimiento:

  1. ¿Cómo se implementó el teletrabajo?, principales retos y desafíos.
  2. ¿Qué hacer cuando se presentan eventualidades?, aplicación de planes de contingencia.
  3. Recomendaciones para jefaturas y para teletrabajadores.

A cargo de: Adriana Oviedo Vega. Máster en Propiedad Intelectual. Licenciada en Comunicación de Masas. Coordinadora del Programa de Teletrabajo de la Universidad Estatal a Distancia.

Una producción del Programa de Teletrabajo de la Vicerrectoría de Planificación y del Área de Comunicación y Tecnología, de la Dirección de Extensión Universitaria https://www.uned.ac.cr/viplan/index.php/teletrabajo

 

Imagen de portada tomada de https://www.panoramadigital.co.cr/

Enviado por MSc. Martha Verónica Herrera Pérez.

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