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Etiqueta: venta de activos del Estado

BCR: El jugoso negocio del Estado que el Gobierno quiere vender

Las autoridades del Poder Ejecutivo en nuestro país contemplan dentro de sus iniciativas para mitigar la deuda pública, la intención de vender en su totalidad o de manera parcial algunas de las llamadas “joyas de la abuela”. 

El Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Hacienda y del Sistema Aduanero Nacional (SITRAHSAN), respetuoso de la estrategia financiera presentada, comparte la publicación del Semanario Universidad, considerando dicha fuente como confiable y creadora de opinión sobre diversos tópicos nacionales. 

Sin dejar de lado lo anterior, SITRAHSAN hace hincapié en el aporte que brinda la aplicación de la Ley 9430, el cual se estima entre dos y tres puntos del Producto Interno Bruto (PIB), si se suman mejores normas tributarias para unificar actuaciones en el Código Procesal Tributario, se puede contribuir entre uno a uno y medio del PIB y si se saca a la luz el Proyecto de Cánones presentado por la ex legisladora Ligia Fallas, se podría contemplar un uno y medio de más, es decir que se obtendrían seis puntos en total del PIB. 

Además, en muchos Documentos Únicos Administrativos (DUAS), se deben de verificar los valores de transporte o seguros declarados; y la acción en sede Penal, cuando se comete el delito de Falso Testimonio contenido en el Artículo 323 del Código Penal, resultando necesario. 

La soluciones alternativas están, la viabilidad política depende de los diversos caminos para llegar “a Roma”.

Las imágenes compartidas y su contenido son responsabilidad del Semanario Universidad, se muestran en el siguiente enlace: https://semanariouniversidad.com/pais/bcr-el-jugoso-negocio-del-estado-que-el-gobierno-quiere-vender/ 

La venta del Banco de Costa Rica es una cortina de humo

Partido Acción Ciudadana
20 de setiembre de 2022

Recurrir a una medida como la venta del BCR o del INS para pagar, supuestamente la deuda interna, es económica y socialmente contraproducente para el país en el largo plazo. Las utilidades de los bancos estatales, solo en el primer semestre del 2022 alcanzaron más de ¢80.000 millones.

Los aportes de la venta de estas instituciones contribuirían muy poco en la reducción real del déficit fiscal. Además, nuestro sistema financiero, que adolece de mecanismos de competencia, con la venta del BCR, no se tendría garantía de la reducción de las tasas de interés. Recientes estudios e investigaciones acerca del sistema bancario nacional han revelado que el mercado está sumamente concentrado e impone costos muy altos a los costarricenses.

Si realmente el gobierno quiere reducir la deuda, entonces debe trabajar en la lucha contra la evasión fiscal y el contrabando; eliminar los portillos para la recolocación de utilidades imponiendo las normas BEPS de la OCDE, continuar y profundizar la ruta para reducir los costos de la deuda mediante los préstamos de apoyo presupuestario y la renegociación en el mercado interno;  mejorar las compras del Estado; acelerar la dinamización de la economía  para así aumentar la recaudación de impuestos, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y la reducción del endeudamiento público. Para alcanzar esas metas se requiere una banca estatal que dé soporte a esos programas e instituciones a intereses accesibles.

En concreto, ¿por qué nos oponemos a la privatización del BCR?:

1. Los bancos públicos son los que más han invertido en bancarizar al país entero.  El Banco de Costa Rica cuenta con 226 oficinas y 592 cajeros automáticos, desde Aguas Claras de Upala hasta San Vito de Coto Brus, sitios en los que la banca privada no cubriría puesto que no son rentables desde una óptica de mercado. Los bancos estatales, no solo persiguen el afán de lucro, sino la bancarización y el servicio en sí mismo, que es un interés público. Esto no sucede usualmente con los bancos privados. Costa Rica es el tercer país de América Latina más bancarizado, es decir que cuenta con una experiencia acumulada exitosa y en donde los Bancos Públicos demuestran su valía.

2. El mercado de crédito de Costa Rica es de ¢27,7 billones, por lo que cada punto porcentual de más cobrado en intereses por los financieros privados significaría ¢270.000 millones por año de más que deberían pagar las familias y las empresas (PYMES principalmente). Solo esta última cifra valida cualquier esfuerzo por tener la banca pública que tiene Costa Rica hoy.

3. La venta del BCR, INS y cualquier otra institución pública sería un duro golpe para un desarrollo con equidad. Por ejemplo, las utilidades de los bancos públicos se asignan de la siguiente manera: CONAPE 5%, Comisión Nacional de Emergencias 3%, Sistema Banca de Desarrollo 5%, INFOCOOP 10%, Impuesto de Renta 30% y Régimen de Pensiones CCSS 15%. En otras palabras, con los 1.800 millones de dólares que según el gobierno generaría la venta de las empresas mencionadas, solo se amortiguaría una mínima parte de los 40.000 millones de dólares que representa la deuda del Estado, pero el país sí perdería instrumentos y recursos permanentes que son medulares para el desarrollo. El presidente ha dicho que recurrirá a impuestos para suplir estos fondos, pero cabe preguntar, ¿qué impuestos y quiénes los van a pagar? La falta de claridad de la propuesta pone en duda tanto su aplicación como el apoyo. 

Ante la crisis global que se enfrenta producto de la pandemia, las confrontaciones bélicas y comerciales, el crimen organizado y el cambio climático, el PAC propone y confía que la principal tarea del gobierno sea centrarse en el fortalecimiento de las instituciones públicas necesarias para enfrentar los desafíos que nos demanda el momento y no en debilitar el Estado Social de Derecho.

Reiteramos nuestro compromiso por la defensa de una institucionalidad pública eficiente, transparente, oportuna y presente en todo el territorio nacional.

Comité Ejecutivo Nacional

Comisión Política

El camino fácil del gobierno: vender el Banco de Costa Rica (BCR)

Álvaro Vega Sánchez.

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo.

El señor presidente, don Rodrigo Chaves, ha optado por el camino fácil. Nos extraña de alguien que habla de tener capacidad y voluntad para comprarse las broncas, que por definición son difíciles. Su argumento, al parecer, más contundente es que el Banco de Costa Rica ya no cumple la función social de una banca de desarrollo, sino que opera como un banco privado o peor. Entonces, ¿por qué opta por el camino fácil de venderlo en lugar de reconvertirlo en un verdadero banco de desarrollo al servicio de la pequeña y mediana empresa?

El camino difícil es comprarse la bronca de hacer del sistema bancario nacional una institución financiera competitiva y eficiente para contribuir a la reactivación económica y social del país. Y esa es una tarea del gobierno, poner en cintura al sistema bancario nacional para que cumpla su función fundamental como banca de desarrollo. Los poderes Ejecutivo y Legislativo son quienes fijan la política de la institucionalidad financiera pública. Entonces, si el banco no está cumpliendo esa función, la responsabilidad recae sobre esos dos poderes, así como sobre la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF), y no solo sobre el banco. El banco no se manda solo. Entonces, ¿quién manda en este país?

El camino fácil de la privatización es el que ha llevado a la profundización de la pobreza y la desigualdad a los países de Suramérica, con Chile a la cabeza. Ahora, están de vuelta y, en ese país, a pesar del voto negativo al reciente proyecto de reforma de la Constitución, sigue habiendo consenso, entre tirios y troyanos, de que hay que revertir la privatización que quebró el sistema de pensiones y encareció los servicios públicos privatizados.

No hay explicación razonable para persistir en la chilenización, al estilo de Pinochet, de uno de los países, como Costa Rica, que ha sabido cultivar lo mejor de su patrimonio natural, humano y social levantando en alto la bandera -con algunos traspiés propiciados por quienes piensan más en su patrimonio que en el de la patria- de un Estado Social de Derecho, único frente de resistencia al neoliberalismo frívolo, injusto e inhumano.

Se replican hoy los intentos privatizadores de los gobiernos de don Oscar Arias y don Miguel Ángel Rodríguez. Don Oscar, en su primera administración, buscó privatizar las telecomunicaciones autorizando la operación ilegal de la empresa MILLICOM, algo que logró legitimar con la firma del TLC con Estados Unidos en su segunda administración. Asimismo, con la creación de una “Empresa Costarricense de Telecomunicaciones (ECOTEL)” para la venta de acciones y privatizar parcialmente al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), como se pretende ahora con el Instituto Nacional de Seguros (INS). Es decir, en este caso, estamos ante un mismo modelo.  Por su parte, Don Miguel Ángel, buscó privatizar infructuosamente el ICE con el famoso paquete energético “Combo ICE”, lo que le costó la casi desaparición de su Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), algo parecido le ha sucedido a don Carlos Alvarado con el Partido Acción Ciudadana.

Los vientos virulentos de la privatización se pueden convertir, por efecto bumerang, en tempestades para los mismos partidos que los impulsan. Pareciera que viejos y nuevos partidos no han puesto en la balanza el comportamiento de una ciudadanía que todavía arrastra una cultura política afincada sobre los valores imperecederos de un Estado Social de Derecho. Hay una arrogancia globalista modernizante que busca tirar al tarro de la basura las conquistas sociales del pasado, incluso a quienes las promueven los tratan de “ningunear” con el mote de “nostálgicos”, pero resulta que esa herencia se resiste a morir, no por capricho de esos “cabezas calientes” o “anacrónicos”, sino por la misma fuerza de su vigencia para atender a las calamidades sociales de este tiempo “pandémico”, donde los más vulnerables continúan siendo las víctimas.

No estamos ante la venta de un “Rolex”, una mercancía de lujo. Se trata de una institución pública, socialmente rentable, porque sus dividendos sí contribuyen a paliar las necesidades de la “señora de Purral”, y funcionando como debe ser, ella podría emprender un negocio propio para no seguir viviendo del asistencialismo social. Pero, ahora, el señor presidente opta por el camino fácil, para no comerse la bronca con la reconversión del sistema bancario público nacional y con el FMI. Y, además, con esa venta no tener que comprarse la bronca de impulsar una verdadera reforma tributaria y parar, de una vez por todas, la evasión y la elusión fiscal. De seguir por este camino fácil, pobrecita la “señora de Purral”.

La venta del BCR requiere una reforma parcial de la Constitución Política

Por Manuel Hernández, abogado

En estos días tan lluviosos, el Poder Ejecutivo presentó a la Asamblea Legislativa un proyecto denominado “Ley de venta del conglomerado financiero Banco de Costa Rica”.

El objetivo de este anunciado proyecto es vender, al mejor postor del mercado, el Banco de Costa  Rica y sus sociedades subsidiarias.

Aparte de la discusión acerca de las razones de conveniencia o no de vender este importante activo del Estado, ya sean motivos de orden político, económico y social, incluso de orden fiscal, que es hasta ahora donde el debate se ha centrado, es necesario entrar a discutir, de manera imprescindible, si mediante un proyecto de ley ordinario, desde el punto de vista del Derecho de la Constitución, se puede realizar esta jugosa operación de privatización y venta de un banco estatal.

En mi opinión, considero que no es pertinente promocionar así la venta de esta institución autónoma, por los siguientes motivos que formulo de manera resumida:

1.- En primer lugar, es necesario recordar el Decreto Ejecutivo N° 71, de 21 junio de 1948, emitido por la Junta Fundadora de la Segunda República.

Este decreto fundamentalmente definió lo siguiente: por una parte, estableció que sólo el Estado, por intermedio de sus instituciones bancarias propias, podrá movilizar los depósitos del público.

Por otra parte, nacionalizó la banca privada, expropiando por motivos de utilidad pública, las acciones del Banco de Costa Rica, Banco Anglo Costarricense (qdep) y el Banco Crédito Agrícola de Cartago (qdep).

En una elocuente alocución que realizó en la radio el Presidente de la Junta de Gobierno, José Figueres Ferrer, prácticamente en la víspera de la promulgación de este histórico decreto, lo justificó de esta manera:

“(…) De ahí nace el tremendo poder social que disponen [los bancos privados] y que, en la actualidad- en el siglo veinte- constituye un verdadero anacronismo. La administración del dinero y el crédito no debe estar en manos particulares, como no lo están ya tampoco la distribución del agua potable ni los servicios de correos. Es al Estado, órgano político de la Nación, a quien corresponde esas funciones vitales de la economía. El negocio bancario es el más seguro y el más productivo de todos los negocios. (…) Semejante poder, repito, no debe estar en manos de particulares, sino de la Nación.”
Cualquier comentario se quedaría muy corto frente a la contundencia de estas vigorosas palabras, que resuenan con tanta fuerza en la actualidad, 74 años después, que sería recomendable que el señor Presidente de la República leyera integralmente.

2.- El decreto-ley de nacionalización bancaria fue complementado y catapultado por la Constitución Política, promulgada el 07 de noviembre de 1949.

La Constitución emergente dibujó un nuevo diseño de la arquitectura de la institucionalidad pública, basado en un esquema orgánico de descentralización política y administrativa, que comprende las instituciones autónomas y municipalidades.

El artículo 188, en su redacción original, dispuso que las instituciones autónomas del Estado gozan de independencia, en materia de gobierno y administración.

Luego, el artículo siguiente estipula:

“Artículo 189.- Son instituciones autónomas:

  • Los Bancos del Estado;
  • Las instituciones aseguradores del Estado;
  • Las que esta Constitución establece, y los nuevos organismos que creare la Asamblea Legislativa por votación no menos de los dos tercios del total de sus miembros.”

Al tenor del primer inciso de este artículo, el constituyente preceptuó que los Bancos del Estado son instituciones autónomas.

Esta declaratoria constitucional tiene efectos y alcances determinantes que obstaculizan que por la vía de un simple proyecto de ley pueda ser vendido un banco del Estado.

3.- Ahora bien, volviendo a lo que venimos, el proyecto de ley autoriza al Poder Ejecutivo a realizar la venta, total o parcial, de los activos y pasivos del Banco de Costa Rica, sus sociedades subsidiarias, y “su extinción como institución autónoma, a partir del momento en que la venta total sea válida y eficaz (…).” (artículo 1).

Una vez que se haya realizada la venta total de las acciones, “(…)  se disolverá de pleno derecho el Banco de Costa Rica como institución autónoma y se deberá proceder con la liquidación correspondiente” (artículo 34).

Esta privatización del Banco de Costa Rica, en realidad, su reprivatización,  y consecuente extinción, jurídicamente no es posible, porque la Constitución Política de manera expresa e inequívoca estableció, ad litteram, que los bancos del Estado son instituciones autónomas.

La voluntad del poder constituyente originario, plasmada en el texto del artículo 189.1 de la Constitución, consolidando la nacionalización bancaria decretada por la Junta Fundadora de la Segunda República, fue reforzar su naturaleza pública; pero, además, todos quedaron configurados constitucionalmente como instituciones autónomas del Estado, incluido el Banco Nacional de Costa Rica.

Es decir, por mandato de la Constitución, por un lado, se constitucionalizó la naturaleza pública de los bancos del Estado. Pero, por otro lado, se rediseñaron como instituciones autónomas del Estado.

Esta regulación constitucional le impone un límite a la venta y privatización de los Bancos del Estado.

4.- Así las cosas, jamás podría sostenerse, al amparo de un proyecto de ley ordinario, la despublificación del Banco de Costa Rica, transformándolo en un banco privado.

El proyecto implica, por tanto, una desconstitucionalización que enerva la naturaleza pública y el régimen de autonomía que el constituyente le atribuyó a dichos bancos.

La  enajenación del Banco de Costa Rica, cuya naturaleza jurídica blindó la Carta Política Fundamental, norma normarun suprema, no se puede aprobar a merced de una reforma legislativa ordinaria; salvo que sea saltándose olímpicamente, con una buena garrocha fabricada en los astilleros del Banco Mundial (BM), la Constitución de 1949.

Si los bancos del Estado fueron configurados, ex constitutione como instituciones públicas y autónomas del Estado, sólo por una reforma constitucional podrían ser desposeídos de esta naturaleza jurídica, para que sin violentarse el ordenamiento jurídico, puedan ser susceptibles de un  proceso de venta y transformarse en un banco privado (regla de contrarius actus o paralelismo jurídico de las formas).

La eventual venta del Banco de Costa Rica, desde la óptica constitucional, si de algo todavía vale la Constitución de nuestro país, no se puede realizar a cuestas de un proyecto de ley común; excepto que se reforme el artículo 189.1 de la Constitución, mediante el procedimiento garantista de reforma parcial previsto en el artículo 195 de la misma.

¡Ni 38 votos, y mucho menos, la cifra de 29 votos, son pertinentes para vender esta institución fundacional del Estado Social y Democrático¡ La reforma constitucional es insalvable.

Lamentablemente, en los últimos 4 años, aquella devaluada Constitución se ha convertido en un producto más de la canasta básica alimentaria: un rollo de papel higiénico, de una sola capa.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Como el cangrejo

Manuel Hernández

El artículo 2 del decreto de nacionalización bancaria, Nº 71, de 21/06/1948, promulgado por la Junta de la Segunda República estableció:

“(…)

Artículo 2.- Exprópiese por motivos de utilidad públicas, las acciones del Banco de Costa Rica, el Banco Anglo Costarricense y del Crédito Agrícola. (…)”

En una alocución radial, prácticamente en la víspera de la nacionalización bancaria, el presidente de la Junta de Gobierno, J. Figueres Ferrer, manifestó:

“(…) De ahí nace el tremendo poder social que disponen [los bancos privados] y que, en la actualidad- en el siglo veinte- constituye un verdadero anacronismo. La administración del dinero y el crédito no debe estar en manos particulares, como no lo están ya tampoco la distribución del agua potable ni los servicios de correos. Es al Estado, órgano político de la Nación, a quien corresponde esas funciones vitales de la economía. El negocio bancario es el más seguro y el más productivo de todos los negocios. (…) Semejante poder, repito, no debe estar en manos de particulares, sino de la Nación”.

A la vuelta de varios años, el BAC y BANCREDITO ya los cerraron.

Ahora, pretenden vender el último banco, el BCR, que fue nacionalizado, hace 74 años.

Tanto poder, ese poder, como decía J. Figueres, no puede estar en manos privadas.

Sin duda, vamos como el cangrejo: cada vez más para atrás.

El pueblo deberá defender las instituciones que considera fundamentales

José Luis Pacheco Murillo

Por lo general, los sabios y los entendidos nos inculcan la filosofía de vivir “ligeros de equipaje”. Es decir, no obsesionarnos con la acumulación de cosas materiales. El fundamento es el estar preparados para alzar vuelo en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. Ese pensamiento es válido para seres humanos.

Sin embargo, ese principio no necesariamente es bueno cuando del Estado se trata. La venta de instituciones públicas no siempre ha sido un buen negocio para el Estado y por ende para la ciudadanía. Mucho menos cuando esas instituciones son exitosas y proveen al país oportunidades de desarrollo. Ya conocemos lo que ha sucedido en otros países cuando se han despojado de las instituciones que brindaban bienestar, el pueblo termina pagando las consecuencias.

Quizá haya que poner orden en algunas. Quizá haya que mejorar la forma de prestar servicios o quizá haya que ponerlas a competir para hacerlas más eficientes, pero deshacerse de ellas no siempre es la mejor decisión.

El dinero que pagarán por ellas durará poco y luego ya no tendremos ni dinero ni instituciones y eso simplemente es empobrecernos más y hacer que el futuro sea poco halagüeño.

El pueblo deberá defender las instituciones que considera fundamentales para que tengamos un futuro promisorio y especialmente para las nuevas generaciones. No siempre nuestros representantes en la Asamblea Legislativa tienen los mismos pensamientos e intereses que el pueblo y por ello también ahí se debe presionar y hacer saber que no queremos despojarnos de lo que tanto ha costado mantener.

Vender lo que ha sido bueno es un pensamiento de pobreza y abandono en manos de otros que vendrán a explotarnos. Tengan mucho cuidado señores del gobierno, Presidente y diputados con lo que hacen con lo que pertenece al pueblo.

Dios quiera que entiendan que eso de las instituciones no son bienes de difuntos sin herederos, por el contrario, nuestros antepasados lucharon mucho por tener y dejarnos algo para nuestro futuro. No despilfarren y no hagan de lo que no les pertenece una fiesta para beneficio de amigos y financistas de campaña.

Federación de Trabajadores Financieros se opone a la venta de activos del estado

La Federación de Trabajadores Financieros ( FETRAFI) envió un oficio al presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, en el cual expresan su oposición a la venta de activos del Estado y solicitan una audiencia “a la mayor brevedad posible, con la finalidad de exponer los motivos de nuestra justificada inconformidad con la venta de esta institución, que nos heredaron nuestros abuelos; que hoy, los costarricenses tenemos la obligación moral e histórica de defender este invaluable legado”.

FETRAFI expresa en la carta: “En momentos tan aciagos, como estos, que está pasando la Patria, no podríamos dejar de evocar el discurso de uno de nuestros próceres, Joaquín García Monge, frente al Monumento Nacional, que, por lo visto, ahora más que nunca, tiene tanta actualidad”:

(…) Si es sumamente grave que aventureros extraños se atrevan a comprar la Patria, lo sería mucho más, e ignominioso, que hijos del país de bruces se la vendan.” Joaquín García Monge.

SURCOS comparte el documento de FETRAFI que llegó a nuestra redacción:

SE VENDE

Oscar Madrigal

Tan preocupados como el señor Presidente de la República, don Rodrigo Chaves, un grupo de ciudadanos, aunque pequeño, viene promoviendo la idea desde hace pocos días, de vender el Teatro Nacional para amortizar parte de la deuda pública del Gobierno e incluso aumentar los ingresos fiscales un poco más allá de la venta. Según sus cálculos preliminares, esa venta puede producir entre un 2 y un 3% del PIB lo cual haría que la deuda con relación al PIB llegaría en el 2030 a un 55%.

Las consideraciones que expresa dicho grupo se resumen en que el Teatro Nacional no genera ningún beneficio concreto a las grandes mayorías populares, a los grupos más pobres, ya que el Teatro pasa mucho tiempo cerrado y las entradas a sus funciones no están al alcance de la mayoría de la sociedad que está apenas subsistiendo con un 12% de inflación. En esta tesitura -sostienen- solo produce gastos que perfectamente se pueden ahorrar.

La idea sería promover la venta entre inversores extranjeros porque es difícil que alguno nacional quiera participar en el negocio. El Teatro Nacional posee grandes potencialidades que pueden promoverse, tales como las siguientes que se resumen: la luneta puede transformarse en un casino al estilo Casino Royale con máquinas de monedas de última generación, juegos de póker, 21 y apuestas sobre lo más diverso del mundo, tal como cuántos años va a reinar Carlos III o cómo terminará el Clásico. El escenario debe mantenerse para las presentaciones de grupos como los del Mouline Rouge y otros y hasta la presentación en vivo de los Tigres del Norte. Los palcos pueden convertirse en bares de muy diversos ambientes y la gradería en lugar de actividades más íntimas. Se trata, en fin, de generar un negocio lejos del subdesarrollo como el Hotel El Rey, sino una empresa a nivel de Mónaco o Montecarlo.

Además, agregan, con los impuestos que genere la empresa se podrán construir o al menos arreglar carreteras y caminos, construir escuelas y hospitales. El negocio es un ganar-ganar porque también promovería una sana competencia.

El procedimiento de venta es fácil de diseñar porque se puede utilizar el mismo de la venta del Banco de Costa Rica. Primero se convierte el Teatro Nacional en una sociedad anónima, Teatro Nacional S.A., cuya asamblea de socios es el Gabinete. Eso sí, en aras de la trasparencia, deberá contratarse una empresa que haga el avalúo de activos y pasivos para saber cuánto exactamente vale el Teatro y luego -viene lo bueno- la subasta: ¡quién da más! En definitiva, el Presidente y los Ministros escogerán al comprador, pero lo bueno -otra vez-  es que por lo que se ha visto por la televisión, los ministros son mansos, indignos y sumisos, incapaces de contradecir al Presidente, por lo que será don Rodrigo el que escoja. Esto es importante y ayuda mucho porque no habrá grandes debates, ni discusiones y menos discrepancias que enredan las cosas y las atrasan. Así rápidamente se podrá empezar a abonar la fatídica deuda.

¿No les parece genial la idea?

¿Alguien, por favor, podría trasmitírsela a don Rodrigo, el Presidente de la República no el de la Asamblea?

Nota: se escribe este resumen a petición de parte.

La contra-imagen de Chaves ante la venta del BCR, Bicsa e INS

Juan Pablo Chaverri Ruiz | 8 de septiembre, 2022

Con motivo del informe de los primeros 100 días de la administración Chaves Robles, expuesto el 16 de agosto pasado (Canal 13 Costa Rica, 2022), el presidente de la república anunció, como una de sus intenciones fiscales, la venta del Banco de Costa Rica, el Banco Internacional de Costa Rica y el 49% de las acciones del Instituto Nacional de Seguros con el fin de reducir la deuda pública; cuyo monto alcanzó los 28.9 billones de colones en junio de 2022 (Quirós Romero, 2022).

            El anuncio, oficializado en proyecto de ley tres semanas después (Arrieta, 2022), resulta llamativo por al menos dos razones. La primera consiste en el clima de confrontación social que antecede su presentación, ya que ese mismo día el ejecutivo obtuvo su primera derrota pública (Bermúdez Vives, 2022), luego de enfrentarse a una multitudinaria manifestación interuniversitaria contra el recorte presupuestario propuesto al Fondo Especial de la Educación Superior. De modo que el anuncio sugiere, en esta coyuntura, el impulso de una política de revaloración del aparato público, la cual parece más interesada en definir su valor monetario, de cara a subastas internacionales, que su potencial económico, político y social para el crecimiento estratégico del país más vulnerable a la venta de activos públicos. En este sentido, la propuesta constituye o bien un paso calculado hacia la radicalización de tal política o bien un intento por sondear las reacciones que ella puede provocar en el tejido institucional costarricense, dado el peculiar manejo digital de las redes sociales que el equipo de comunicación de Zapote ha mostrado en los últimos meses.

            La segunda razón consiste en la anomalía discursiva que el anuncio incorpora para un presidente interesado en desmarcarse del quehacer de sus antecesores, puesto que la idea de vender o privatizar instituciones públicas ha sido un proyecto planteado y avanzado por diversas administraciones desde la década 1980 (Durán Segura & Montes Ruiz, 2019; Vargas, 1993). Proyectos que han generado populares rechazos en distintos momentos, cabe destacar. De hecho, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría fue uno de los expresidentes que aplaudió el anuncio al recordar que él había sido uno de los promotores de la venta de la citada tríada institucional durante su campaña electoral (Córdoba González & Campos, 2022).

            Visto así, el proyecto simboliza una idea que difícilmente puede considerarse contraria a las intenciones de la élite política y económica del país, ya sea que se la enfoque desde su aspecto oligárquico o desde su aspecto financiero. Por ello, el anuncio resulta un gesto anómalo para un presidente que procura despachar o ridiculizar proyectos arraigados en visiones remisibles al periodo donde el bipartidismo costarricense transitó su decadencia. Dicho de otro modo, la administración Chaves Robles no figura como una opción “antisistema” con tal anuncio; imagen que, valga decir, ha intentado cultivar con esmero.

            De este modo, su propuesta fiscal no solo parece ensanchar el frente de choque contra las entidades públicas, iniciado con las universidades; pero lo eleva a instancias donde su discurso “anticorrupción”, en cuanto núcleo de su imagen “antisistema”, deriva en el apalancamiento de posiciones defendidas durante el ocaso del bipartidismo.

Ahora bien, cabe indagar cómo este giro discursivo lo colocará ante la opinión pública, la cual le sigue siendo favorable (Murillo, 2022), dados los aportes financieros que dicha tríada implica para el fondo de pensiones del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja Costarricense del Seguro Social, y demás entidades o programas estatales (Córdoba González, 2022).

            Así las cosas, una recomendación para evitar el clima de confrontación, la incertidumbre o desconfianza hacia el aparato público, y rectificar la retórica “antisistema” de la administración Chaves Robles, puede encontrarse en la búsqueda de políticas restrictivas de la elusión y evasión fiscal; y la búsqueda de bases impositivas más amplias para las industrias asentadas en las zonas francas del país, de modo similar al proyecto tributario impulsado por la administración Biden para las grandes corporaciones estadounidense alojadas en EE.UU. y otras fronteras (Watson & McBride, 2021).

            Esta última opción podría encontrar resonancias políticas para futuros proyectos fiscales, dada la emergencia de Costa Rica como nodo estratégico para la relocalización de las cadenas de suministro occidentales y estadounidenses, particularmente (Leitón, 2022).

Referencias:

Arrieta, E. (2022, septiembre 7). Rodrigo Chaves oficializa propuesta para vender BCR. La República.net. https://www.larepublica.net/noticia/rodrigo-chaves-oficializa-propuesta-para-vender-bcr-al-congreso

Bermúdez Vives, M. (2022, agosto 17). Presidente pierde primer pulso con la calle y deja a su ministra de Educación expuesta en intento de recortar el FEES. Semanario Universidad. https://semanariouniversidad.com/pais/presidente-pierde-primer-pulso-con-la-calle-y-deja-a-su-ministra-de-educacion-expuesta-en-intento-de-recortar-el-fees/

Canal 13 Costa Rica. (2022, agosto 16). Informe 100 días de gobierno Rodrigo Chaves Robles. https://www.youtube.com/watch?v=8ZarsJ1gCB4

Córdoba González, J. D. (2022, agosto 22). Venta de BCR y 49% del INS plantea dilema sobre aportes para IVM y otras entidades. La Nación. https://www.nacion.com/el-pais/politica/venta-de-bcr-y-49-del-ins-plantea-dilema-sobre/4U2EUCXC3BEZLEC2CMJVCDTBFU/story/

Córdoba González, J. D., & Campos, M. (2022, agosto 22). ‘Más vale tarde que nunca’, dice Miguel Ángel Rodríguez sobre venta de BCR y acciones del INS. La Nación. https://www.nacion.com/el-pais/politica/mas-vale-tarde-que-nunca-dice-miguel-angel/YGFWIKQ3TFGBTEJG7SJK54KHQU/story/

Durán Segura, L. A., & Montes Ruiz, A. P. (2019). Tres apuntes sobre la ciudad neoliberal en Costa Rica (1980-2017). Revistarquis, 8(1), 1-23. https://doi.org/10.15517/ra.v8i1.35793

Leitón, P. (2022, marzo 24). Subsecretario de Crecimiento Económico de Estados Unidos: ‘Sabemos el valor de Costa Rica en cadenas de suministro mundial’. La Nación. https://www.nacion.com/economia/negocios/subsecretario-para-crecimiento-economico-energia-y/BSHK2KJOERC5FHIZQBLJSFUDSY/story/

Murillo, Á. (2022, agosto 24). Población da apoyo récord a Chaves, pero no un cheque en blanco. Semanario Universidad. https://semanariouniversidad.com/pais/poblacion-da-apoyo-record-a-chaves-pero-no-un-cheque-en-blanco/

Quirós Romero, M. (2022, julio). Deuda Pública del Gobierno Central [Presentación del Ministerio de Hacienda y del Banco Central de Costa Rica]. https://www.hacienda.go.cr/docs/PresentacionMinisterioHaciendaRevPlanFinanciamiento2022.pdf

Vargas, M. (1993). Privatización de servicios públicos. El caso de los servicios de salud en Costa Rica. Salud Pública de México, 35(2), 186-193.

Watson, G., & McBride, W. (2021, febrero 24). Evaluating Proposals to Increase the Corporate Tax Rate and Levy a Minimum Tax on Corporate Book Income. Tax Foundation. https://taxfoundation.org/biden-corporate-income-tax-rate/

«Privatización» del INS

Gabriel Pérez Salguera

Quiero compartir las siguientes dudas y aspectos que se deben de tomar en consideración en el proyecto de ley que busca la privatización del INS, proyecto al que se refirió el Sr. presidente en su informe de 100 días de gobierno:

-La línea de seguros de riesgos del trabajo y seguro obligatorio automotriz (RT Y SOA) componen el 33% de la cartera del negocio de seguros del INS (% material). Son líneas solidarias que tienen un margen mínimo o nulo de ganancia. ¿Qué interés podría generarle un negocio sin ganancia en estas líneas a los posibles inversionistas? Para que estos productos tengan margen de ganancia, se tendrían que subir las primas de las dos líneas de seguros y esto evidentemente impactaría los bolsillos de los patronos (RT) y usuarios (SOA), este último se reflejaría en el marchamo. EL INS es la única aseguradora de Costa Rica interesada en ofrecer estos seguros.

-El INS construyó la Red de Servicios de Salud, como una subsidiaria del grupo donde cuenta con el Hospital del Trauma, centros médicos referenciales y regionales que atienden accidentes laborales, de tránsito y una pequeña porción de seguros comerciales. Los gastos de atención de los accidentes se cargan a las respectivas líneas de productos dependiendo del tipo de accidente y es importante mencionar que el INS ha procurado brindar un servicio de atención de primer mundo (inversión millonaria) a sus pacientes. ¿En una privatización del INS, este seguirá invirtiendo en infraestructura médica a como lo ha venido haciendo en los últimos años incluso en zonas rurales, tendiendo en consideración de nuevo, que estos seguros tienen un margen mínimo o nulo de ganancia?

-El INS es la única empresa estatal del sector financiero que entrega un dividendo al estado, adicional al impuesto de la renta y otras contribuciones, dicho dividendo (25%) se calcula con base a la utilidad después de aportes. ¿Qué pasaría con este dividendo?

-Actualmente la aseguradora cuenta con garantía estatal en caso de insolvencia, que no afectaría a sus clientes. ¿Qué pasaría con esta garantía si el INS deja de ser autónomo y se convierte en Sociedad Anónima?

-Con la privatización el estado se convertiría en accionista mayoritario con el 51% de dichas acciones, lo cual no significa necesariamente que el estado tiene control absoluto sobre el INS, ya que la junta directiva es un órgano colegiado que se compone de diferentes miembros, donde incluso los que son nombrados por el ejecutivo pueden tomar decisiones diferentes a la dirección que quiere el poder ejecutivo, esto es parte del funcionamiento del gobierno corporativo.

-La venta del INS según el estimado que brindó el Sr. Presidente en su informe rondaría los 598 mil millones de colones. Este precio lo tendría que determinar un estudio técnico con experiencia en fusiones y adquisiciones porque el precio de venta depende de muchas variables. Ahora sí se toma ese monto como un estimado, el ingreso sería menos de un 2% de la deuda pública.

Nota de la edición: Gabriel Pérez Salguera fue presidente ejecutivo del INS durante un periodo del gobierno Alvarado Quesada.

 

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