El pasado domingo 3 abril, por cuarta vez en su historia, Costa Rica recurrió a un balotaje para decidir quién ocupará la presidencia de la República por los próximos cuatro años. La alta oferta partidaria (25 agrupaciones contendieron por la presidencia en la primera ronda, un número nunca visto en un proceso electoral costarricense), la fragmentación del apoyo del electorado en diversos grupos y un abstencionismo que superó el 40% del padrón, fueron elementos que se conjugaron para que José María Figueres (PLN) y Rodrigo Chaves (PPSD) lograran avanzar a la segunda ronda con el apoyo, de forma conjunta, de un 26% del apoyo del total padrón electoral.
Resultados sin grandes sorpresas
Desde mediados de febrero del 2022, el Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO), realizó una serie de estudios de opinión pública, con el propósito de analizar la intención de voto de la ciudadanía costarricense, así como otros aspectos y percepciones vinculados al proceso electoral.
El primero de estos estudios identificó que, a pesar de obtener una menor cantidad de votos en primera ronda, Chaves obtenía la mayor intención de voto para la segunda ronda. Asimismo, si bien Chaves inicia la campaña por el balotaje con una ventaja de casi el 12% entre la población que ya había decidido candidato; estos estudios también mostraron que la diferencia entre los apoyos de los candidatos tendía a disminuir con el paso de los días. Así, para la medición realizada entre el 14 y 19 de marzo, la diferencia entre la intención de voto por Chaves y Figueres había pasado a ser de un 8%. Los resultados que, de forma preliminar, el TSE ha proporcionado sobre el balotaje muestran que la diferencia de apoyo entre ambos candidatos rondó el 5,7%; con lo cual se confirma la tendencia que los estudios del IDESPO habían identificado.
Además, el abstencionismo parece ser que aumentó respecto a lo ocurrido a la primera ronda electoral, alcanzando el 43,23% según los datos disponibles del TSE. Nuevamente, no hay sorpresas, ya que es común en procesos de balotajes que esto ocurra. Además, los estudios del IDESPO habían señalado que cerca del 62% de la población encuestada señalaba estar totalmente segura de ir a votar; no obstante, un porcentaje de este grupo también indicaba tener apatía y desinterés en el proceso, lo que los convertía en posibles abstencionistas.
Apoyo popular y gobernanza
Rodrigo Chaves es electo presidente con el 52,85% de los votos válidamente emitidos, superando en un 5,7% a su contrincante, José María Figueres. Esta es la diferencia más baja sobre su oponente conseguida en los balotajes en Costa Rica; le sigue el balotaje del 2002, en el cual Abel Pacheco superó en un 15,5% a Rolando Araya. Así, estos resultados electorales no solamente señalan que fue una elección más competitiva que los balotajes anteriores, sino también es un indicador de la polarización de la sociedad costarricense, la cual puede tener efectos en la situación de gobernanza que enfrentará la administración Chaves Robles.
Adicionalmente, los estudios del IDESPO mostraron que el 63,5% de las personas que señalaban votar por Chaves indicaban que la principal razón para hacerlo es que lo hacían para oponerse a Figueres. Asimismo, el 52,1% de las personas que indicaban que votarían por Figueres daban como principal razón que lo hacían para oponerse a Chaves. Por lo tanto, sin importar quien fuera el ganador del balotaje, ambos candidatos enfrentarían una situación en la que un amplio sector de la ciudadanía se manifiesta en su contra y, adicionalmente, con un precario apoyo popular, ya que la mayoría de la población que les brindó su voto no lo hizo por creer en sus propuestas o capacidad de gobierno, sino principalmente para evitar que su contrincante llegara al Poder Ejecutivo.
Por lo tanto, parece ser que la administración Chaves Robles tomará el poder el próximo 8 de mayo gracias al apoyo de un importante segmento del electorado que no necesariamente está de acuerdo con sus ideas o propuestas, y teniendo que hacer frente a un segmento de la ciudadanía que se movilizó electoralmente en su contra. Esto reafirma la idea de que enfrentará un complicado escenario de gobernanza; por lo que habrá que observar que estrategias genera para obtener apoyo y si estas terminan siendo efectivas para llevar a cabo su proyecto político.
Compartido con SURCOS por José Andrés Díaz González, IDESPO-UNA.