
Costa Rica y EE.UU.: Un acuerdo Inhumano sobre migrantes
Martín Rodríguez Espinoza
El reciente acuerdo entre Costa Rica y Estados Unidos para gestionar «el tránsito» forzado de migrantes genera indignación. Esta política no solo refuerza la postura restrictiva de Washington ante la migración, sino que convierte a Costa Rica en un eslabón servil en la cadena de un sistema que deshumaniza a quienes buscan mejores oportunidades de vida.
Estados Unidos ha sido históricamente un actor clave en la desestabilización económica y política de diversas regiones del mundo. Desde intervenciones militares hasta imposiciones económicas, ha contribuido a la crisis que obliga a miles de personas a huir de sus países. Sin embargo, cuando estos migrantes tocan su puerta, la respuesta es el rechazo y la criminalización.
Rodrigo Chaves, presidente de nuestro país, se ha alineado con este enfoque al aceptar el papel de intermediario en el trasiego de personas. En lugar de ofrecer una política humanitaria que garantice el respeto y la dignidad de los migrantes, ha optado por unirse a un modelo que los trata como una carga indeseable, contraviniendo la Carta de las Naciones Unidas y los principios básicos de derechos humanos.
Este acuerdo no solo es indignante, sino que sienta un peligroso precedente sobre cómo las naciones, gobernadas por corruptos, pueden ser cooptadas para servir a los intereses de las grandes potencias en detrimento de los derechos fundamentales de los más vulnerables. Los costarricenses y la comunidad internacional debemos alzar la voz para exigir un enfoque basado en la humanidad y la justicia, en lugar de uno que refuerce la explotación y el abuso.
El reciente acuerdo entre Marco Rubio y Rodrigo Chaves para gestionar el tránsito forzado de migrantes ha suscitado una profunda preocupación entre quienes sentimos que esto es un atropello a la dignidad humana. Este pacto, que implica la recepción temporal de entre 200 y 500 migrantes deportados por Estados Unidos, debe ser calificado como una medida que deshumaniza a quienes buscan mejores oportunidades de vida.
El pasado jueves 20 de febrero de 2025, Costa Rica recibió un vuelo con 135 migrantes de diversos países, incluyendo 26 ciudadanos chinos y dos mujeres embarazadas. Estos migrantes serán alojados en un campo de concentración, llamado «centro de atención temporal», cerca de la frontera con Panamá, mientras se coordinan su retorno voluntario a sus países de origen.
Este acuerdo se enmarca en las políticas migratorias de la nueva administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que buscan reducir la inmigración ilegal mediante la deportación de migrantes a terceros países.
Además, Estados Unidos, por su papel en la desestabilización económica y política de diversas regiones, ha contribuido a las crisis que obligan a miles de personas a huir de sus países. Paradójicamente, cuando estos migrantes buscan refugio, son rechazados y criminalizados. La colaboración de Costa Rica en este proceso es una acción servil que contraviene la Carta de las Naciones Unidas y los principios básicos de derechos humanos.
Es obligación de los Estados, bajo la Carta de las Naciones Unidas y los convenios internacionales sobre derechos humanos de respetar, proteger y promover los derechos humanos y las libertades fundamentales de los migrantes.
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