El acto de corrupción más grande de la historia de la Caja

Óscar Madrigal

Óscar Madrigal

En una ocasión visité a Mario Devandas en las oficinas de la Caja cuando él era miembro de su Junta Directiva. Hablamos de muchas cosas; sin embargo, una me llamó la atención. Me decía que le sorprendía por qué participaban en esa Junta Directiva representantes del sector patronal y estatal que eran prominentes miembros de grandes bufetes de abogados o directamente de las empresas.

Mirá, me decía, las sesiones de Junta Directiva duran desde las 9 de la mañana hasta entrada la noche, hay que dedicar todo un día casi que a la semana a esta labor y muchas horas de estudio. Y las dietas que se pagan son de 40 mil colones por sesión. ¿Por qué dedican todo ese tiempo por tan poco dinero, personas que ganan muchísimo más plata diariamente en sus actividades empresariales?

Además, aquí aprobamos compras por millones de dólares en medicamentos o equipo médico, construcciones y muchas cosas más. Las responsabilidades son enormes, entonces ¿por qué se la juegan por tan poco?, me contaba.

A Mario le llamaba la atención esa situación.

Otra persona una vez contaba que la Caja era un pequeño ministerio de Hacienda, por ser una gran recaudadora de “impuestos” o cargas parafiscales ya que recaudaba miles de millones mensualmente, no solo para la Caja sino para luego dirigir determinados montos a otras instituciones.

Los recientes escándalos ocurridos con la Caja vuelven a poner de manifiesto que esa Institución es un ente apetecido para hacer grandes negociados corruptos. Ya ocurrió en el pasado con préstamos y ocurre ahora con sobreprecios exagerados a cooperativas de la salud.

La Caja mueve miles de millones de colones que son para la salud y las pensiones de los costarricenses. Por eso hablar de sobreprecios de 12.400 millones de colones por año o de 1.200 millones mensuales, por encima del precio que podría ser razonable, a pesar de ser una suma inimaginable para personas como nosotros, son cantidades propias del manejo de instituciones como la Caja o el ICE.

El escándalo de los sobreprecios a las cooperativas de salud es una transacción o compra de servicios absolutamente corrupta. Puertas giratorias, abogados de esas cooperativas y luego directivos, miembros de organizaciones cooperativas y luego personas que deciden millonarios contratos para esas cooperativas, visitas del gerente de logística de la Caja al bufete del directivo para conversaciones que no se aclaran, estudios de factibilidad o financieros del negocio, amañados o realizados por gente sin competencia para hacerlos, reuniones de Junta Directiva a la carrera y con cuórum arreglado para decidir la contratación. En fin, hacer a un lado a las estructuras normales y legales de la Caja para acomodar estudios técnicos a la medida de los corruptos. Y por supuesto, todo esto hecho bajo la dirección intelectual de la presidenta ejecutiva, Marta Esquivel, sin cuya participación todo lo anterior no habría sido posible.

El alegato del Gobierno es que el contrato no está en firme y que no se ha pagado ni un centavo. Es posible. Pero entonces estamos en presencia de un intento o tentativa de aprobación de una contratación evidentemente irregular, con un gigantesco sobreprecio y absolutamente corrupta. Un intento que no cristalizó por la rápida intervención de la Auditoría de la Caja y del Ministerio Público. De lo contrario Marta y su grupo se habrían salido con la suya.

Creo que estamos ante el acto de corrupción más grande de la historia de la Caja y, tal vez del país.

¿Y la UCAEEP qué dice?

Rodrigo Chaves despidió a Ramos de la presidencia Ejecutiva por aprobar un aumento de salarios a los trabajadores pero ahora mantiene y apoya a Marta Esquivel responsable del acto corrupto más grande de la historia de la Caja.