EL DESAFÍO DE REVERTIR LA VIOLENCIA EN COSTA RICA

Memo Acuña

Al momento de escribir esta columna el número de homicidios en Costa Rica ronda ya los 560 ( 27 de agosto de 2023) y las previsiones para el cierre del año pareciera se cumplirán sin problemas: más de 900 homicidios cerrarían esta temporada como la más violenta en la historia de la vida Republicana contemporánea.

En varias participaciones para medios locales se me ha solicitado que explique desde el punto de vista sociológico este hecho. Hemos insistido en el alto nivel de complejizacion de las estructuras criminales, su deslocalización y distribución en prácticamente todo el territorio nacional y la participación cada vez más frecuente de mujeres y jóvenes en estas organizaciones.

Ante ello, la respuesta institucional ha sido rebasada y su inacción resulta evidente.  Ante la desarticulación de una figura delictiva, aparecen 3 más asegurando su rápida reproducción. A esta velocidad de reciclaje de la organización criminal no hay estrategia de respuesta posible.

No al menos desde los enfoques de seguridad comúnmente utilizados.

A nuestro juicio, y esto también lo hemos dicho en los espacios mediáticos donde intervenimos, la alternativa no pasa por sacar más policías a la calle. No es desde un enfoque punitivo que se combate esta violencia, que a todas luces es estructural.

Obviamente la mejor política de seguridad de un país como Costa Rica es restarle peso a su modelo neoliberal y el aumento de la desigualdad de los últimos años.

Para nosotros el componente comunitario seguirá siendo fundamental, la restitución de los espacios públicos como lugares para la integración y la socialización y una participación más protagónica de las poblaciones.

La disputa a la violencia no es desde un lugar represivo. Nos parece que debemos potenciar otras formas de comunicarnos y expresarnos y para esto el arte resulta fundamental.

Debemos intentarlo como sociedad.