Analista UNA: La mejor noticia del año

Programa Martes Económicos

Greivin Hernández González*

 

El hecho que 22.620 costarricenses hayan salido de la pobreza en el último año no puede pasar desapercibido. Más allá de las cifras, es un logro profundamente humano pues implica que unos 10.400 hogares han dejado de padecer carencia de recursos para satisfacer sus necesidades más importantes. Es la primera vez que una cosa así sucede desde que el instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) realiza la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO).

Según dicho estudio, se mire por donde se mire, el avance es significativo. Si la pobreza se mide en términos de ingreso (línea de pobreza) la reducción fue de 1,2 puntos porcentuales (p.p.), si se calcula en torno a un conjunto de indicadores más amplios, como pobreza multidimensional, la reducción fue mayor, 1,3 p.p. En ambos casos el resultado es estadísticamente significativo, según el INEC.

Las razones de la reducción están claras, el ingreso medio de los hogares registró un aumento del 2,4%, explicado en mayor medida por la subida en un 14% de las transferencias estatales y las becas, un aumento de 8,5% en otras transferencias, la reducción en la línea de pobreza gracias a una inflación negativa y un aumento del empleo en algunas zonas rurales.

Uno de los méritos del avance en pobreza es haberlo logrado en un contexto económico difícil, donde el crecimiento económico nacional, si bien es más alto que el promedio de la región, es apenas acorde con el potencial de la economía, y la tasa de desempleo es alta. No es la primera vez que algo así ocurre, como ha documentado el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, países como Costa Rica y algunas regiones de la India, han mostrado que es posible mejorar las condiciones de vida de las personas en contextos de bajo crecimiento económico, a través de una buena política social. Si bien muchos economistas consideran que la única forma de reducir la pobreza es con tasas de crecimiento económico altas, por la vía de la “teoría del goteo”, el acontecimiento sucedido es señal de que existen otras maneras para distribuir mejor los recursos que genera la sociedad.

El otro gran logro es la reducción de la pobreza en la zona rural, donde en promedio fue mayor (2,2 p.p.), destacándose regiones como la Brunca, donde la pobreza cayó 4,4 p.p. y la Chorotega que lleva dos años consecutivos de fuerte merma. Regiones donde además el desempleo se encuentra históricamente por encima del promedio nacional.

El secreto de lo acontecido parece ser una política estatal de atención a la pobreza que se mantiene a través de los distintos gobiernos y se perfecciona. El apoyo a programas de larga data como las pensiones no contributivas, las becas para educación y las ayudas en especie, han sido articuladas y combinadas en una batería de programas que reduce las filtraciones y las ineficiencias. El cambio más importante en años recientes, parece ser una identificación más precisa de los beneficiarios, y la reorientación en la asignación de las ayudas por la vía de la oferta, más que la demanda. La creación de los cogestores sociales, los mapas sociales, el Sistema Nacional de información y Registro Único de Beneficiarios, todos ellos parte del programa Puente al Desarrollo que ya atiende a más 27 mil nuevas familias, parecen estar dando resultados.

No obstante, el logro más importante en materia social este año no está exento de retos, el primero quizás sea su sostenibilidad; mientras no se resuelva el asunto fiscal, la disponibilidad de recursos para financiar el conjunto de programas sociales que tiene el Estado costarricense no está garantizado. En los últimos años la inversión social estatal ha venido recuperándose a expensas de un mayor nivel de deuda pública, y reduciendo el gasto de capital, esta ruta no es sostenible.

El reto fundamental es lograr que los recursos de los programas de asistencia social creen y potencien las capacidades de las personas. En el mediano plazo, la meta es que los beneficiarios de los programas sean capaces de independizarse de ellos; aquí la responsabilidad es compartida.

*Observatorio de la Coyuntura Económica y Social, Escuela de Economía UNA.

 

Imagen con fines ilustrativos tomada de www.eldeber.com.bo

Enviado a SURCOS Digital por Oficina Comunicación UNA.

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