La sociedad al revés

Óscar Madrigal

Oscar Madrigal

Hace pocos días se informó del revuelo que produjo la protesta de los médicos especialistas en la Caja. La prensa monta un escándalo porque les aumentaron un 10,47% de salario.

Antier La Nación dice, citando el estudio actuarial de la Caja, que, con el aumento, un médico especialista con salario global que ganaba ¢1.420.694 pasará a ganar un salario de ¢1.833.006 y un médico general pasará de ¢1.267.887 a ¢1.404.182.

Parece increíble que un médico especialista con 8 años o más de estudios reciba un salario tan bajo. Y nos quejamos de que quieran emigrar a la empresa privada.

Mientras tanto, el gerente general de Coopeservidores ganaba según información de 2017 más de ¢12 millones y la alta gerencia de esa empresa era la más costosa del sistema cooperativo financiero.

Los gerentes de los bancos ganaban hasta hace muy poco tiempo salarios superiores a los ¢10 millones por mes.

Según informaba Delfino, en 2021 el salario promedio de los superintendentes era de ¢9.5 millones.

Vean la diferencia: mientras un médico especialista con salario global recibe ¢1.8 millones, un superintendente gana más de ¢7 millones. Mientras el primero salva vidas, el segundo no sirve para casi nada.

Llama la atención la frivolidad, superficialidad, ligereza y ausencia de solidaridad que ha mostrado la SUGEF en el proceso de intervención de Coopeservidores, sin comprensión alguna acerca de que miles de personas han perdido los ahorros de su vida y serán condenados a vivir con mayores necesidades.

La SUGEF no sirvió para lo que existe, sea para prevenir y salvaguardar los intereses de los ahorrantes e inversionistas, muchos de ellos asociaciones solidaristas cuyos ahorros son las prestaciones de miles de trabajadores y trabajadoras.

¿Qué responsabilidad le cabe a la llamada alta gerencia de SUGEF y el CONASIF? No les pagamos los contribuyentes multimillonarios salarios para que vayan a hacer la autopsia de una institución financiera, sino para salvaguardar los intereses de cada ahorrante del sistema. Evidentemente hay una responsabilidad por faltar a su deber de debida vigilancia e incumplimiento de deberes ya que esa cooperativa, como se ha demostrado, desde hace muchos años venía mostrando índices y conductas irregulares.

Igual ocurrió con Aldesa y la Sugeval.

Mientras el país mantiene una estructura bancaria y supervisora con salarios multimillonarios, los usuarios de la Caja deben sufrir con las largas filas de espera por -entre otras causas- la falta de especialistas.

Una sociedad orientada hacia el bien común reconocería salarialmente principalmente a las profesiones que brindan bienestar a sus habitantes, como los médicos, los maestros y profesores, los recolectores de basura o los agricultores y menos a la casta bancaria nacional, por ejemplo.

Los salarios de estos trabajadores son muy bajos y los de los que no le producen casi nada al país, muy altos. Paradojas de una sociedad capitalista.