Neoliberalismo: el verdadero ganador de las elecciones

Marcos Chinchilla Montes

No era una sorpresa, pero ya las encuestas lo venían anunciando con contundencia: el candidato del partido de gobierno sería derrotado de manera estrepitosa, aunque se esforzará en afirmar que el de Alvarado, era un gran gobierno. Lo cierto es que años atrás el PAC social demócrata y de centro fue tomado por las élites del PUSC y del PLN y le dieron un viraje neoliberal que terminaría cristalizando buena parte de la reforma del Estado que no lograron materializar durante varios de sus gobiernos. A la postre, en estas elecciones dejaron al PAC en la absoluta bancarrota electoral, sin representación legislativa y con el riesgo de no salir de cuidados intensivos. El PAC es el principal perdedor de esta contienda.

El Partido Restauración Nacional también fue otro sonado perdedor en estas elecciones; siendo el que llevó a Fabricio Alvarado al primer lugar de las elecciones del 2018, en esta oportunidad obtuvo cerca de 10 mil votos, menos incluso que el PAC. Esta situación demuestra que Alvarado en su momento fue el eje articulador del partido, y que la confrontación entre el grupo de Avendaño y el de Alvarado resultó nefasta para el primero.

Aun así, y contrario a lo que sugerían la mayor parte de las encuestas, Alvarado se impuso con el Partido Nueva República al PUSC y obtuvo el tercer lugar. Dichosamente su moralismo bíblico, su posición anti derechos, sus propuestas depredadoras del medio ambiente y su desconocimiento de la institucionalidad pública quedan fuera de la contienda, pero la amenaza fundamentalista tiene ganados seis asientos en la Asamblea Legislativa.

Inaudito me resultó la derrota del PUSC. Alcanzar el cuarto lugar se podría explicar en parte por una candidata que por lo general evitó el debate de ideas, que tuvo limitaciones para sostener sus propuestas, por un lastre partidario de tres gobiernos que no solucionaron la desigualdad social. También podría abonar en su derrota la movilización de una parte de su base electoral hacia los partidos de Chávez y Feinzaig con la cual comparte un ideario y trayectorias políticas.

Figueres con la histórica maquinaria electoral que ha caracterizado a su partido, alcanzó a duras penas el primer lugar con poco más del 27% de los votos, va a segunda vuelta con Chávez (16.7% con el corte de las 12:00 pm del 7 de febrero), ex funcionario del Banco Mundial que salió por la puerta trasera dadas sus prácticas de acoso sexual contra funcionarias de esa institución.

Ese juego de porcentajes, derrotas, primeros lugares y las alianzas que se avecinan, tenemos que entenderlo como una expresión en la cual el gran capital nacional y transnacional se configura en Costa Rica para mantener un poder económico y político que le sea plenamente funcional a sus intereses. Intereses que confluyen, o que son contrapuestos (véase el caso del PLN y la forma como integró los intereses del sector figuerista, el arista y el toñista) según la fracciones de clase del gran capital, y que en la actual coyuntura se materializa en cinco de los seis partidos que obtuvieron la mayor parte de los votos. Esos cinco partidos neoliberales concentraron el 83.47%. de las intenciones de voto, lo que supone haber conquistado los sueños de miles de personas de ingresos medios y bajos que paradójicamente apostaron por una perspectiva política, económica, ideológica y cultural que privilegia la concentración de la riqueza (en sintonía con el cierre de campaña que hizo Feinzaig en un Mercedes Benz de alta gama) y la ampliación de la pobreza y la exclusión social.

Para finalizar, esta coyuntura electoral necesariamente tenemos que relacionarla con las luchas sociales contra el Combo del ICE (2000), contra el TLC (2003-2007) y al menos la lucha social contra el Combo Fiscal (2018).

En su momento, las dos primeras luchas supusieron el surgimiento de un amplio abanico social contra el neoliberalismo y en defensa de la institucionalidad pública costarricense; mismo que tuvo como corolario el surgimiento del Partido Acción Ciudadana -hoy devorado y sacrificado en las fauces del neoliberalismo- y el Partido Frente Amplio.

Este último partido alcanzó el sexto lugar en las intenciones de voto presidenciales, y tiene la posibilidad de conquistar seis diputaciones que necesariamente enfrentarán la avanzada por consolidar la reforma neoliberal de nuestro Estado y sociedad. El Frente Amplio en conjunto con los movimientos sociales populares, las comunidades y profesionales progresistas, se enfrentan al enorme reto de seguir luchando por construir justicia social, igualdad, garantía de derechos, sustentabilidad ambiental. En suma, esperanza como rezaba su lema partidario.

Un Figueres en el poder durante el periodo 2022-2026, o en su defecto un Chaves, tendrán que lidiar con bancadas legislativas insuficientes y en confrontación para materializar sus intereses; con la decepción de sus electores por no beneficiarse de manera pronta con las mieles del neoliberalismo; por el aumento de la pobreza y la exclusión social; por la expansión de la violencia y el crimen organizado; por la crisis económica derivada de la pandemia; o por el aumento de la inflación.

Las manifestaciones contra el Combo Fiscal le recordaron dolorosamente al PAC que el haber ganado en segunda ronda con un 60% de los votos, no fue suficiente para legitimar un plan fiscal impopular y cortado a medida de los intereses del empresariado, el que a la postre contribuiría a la ruinosa debacle del PAC.