Política exterior de Joe Biden-EEUU hacia América Latina: Te ignoro

Mg. José A. Amesty Rivera

Todas las administraciones, gestiones de EEUU y sus gobiernos de turno, no han sido iguales con relación a América Latina, unas han sido más agresivas y otras menos. El caso de la administración Biden, la veremos en este capítulo, resaltando sus matices, desatenciones e indiferencias.

Recordemos que durante la campaña de Biden, este hizo múltiples promesas, según él, para emprender, por ejemplo, las causas de la migración latinoamericana, y más específicamente, la centroamericana; buscar un enfoque efectivo contra Venezuela; y propiciar su estilo «democrático» en Latinoamérica.

Pero, los factores que impulsan la migración no han cambiado mucho, Venezuela sigue su camino de libre determinación de los pueblos y muchas «democracias», según ellos, siguen oscilando.

Más bien, el enfoque de esta Era Biden, producto de la guerra en Ucrania y ahora el conflicto Gaza-Israel, ha unido a EEUU con Europa occidental y Medio Oriente, con lo cual Biden ha tenido más suerte con los aliados europeos, que con los problemas de drogas y migraciones de América Latina.

El equipo diplomático de Joe Biden se ha pasado la mayor parte de su primer mandato, tratando de reconstruir alianzas con Europa, Medio Oriente y Asia. Solo recientemente han comenzado a mostrar atención hacia América Latina, pero legisladores y empresarios, por igual, manifiestan que estos esfuerzos son escasos, por lo que están perdiendo la paciencia.

La administración gringa dice que tiene un plan. El año pasado anuncio la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP), pero sus críticos dicen que hoy la APEP, es poco más que sus iniciales. Las compañías están frustradas por no tener la oportunidad de expresar al gobierno sus anhelos con relación al acuerdo propuesto. Se dijo que habría negociaciones a finales de 2022 o inicios de 2023, pero nada ha sucedido en realidad.

Hasta los aliados de Biden están preocupados porque que, si no hay progresos rápidos, EEUU estará más atrás que China en la carrera por la influencia económica en América Latina y el Caribe, donde Beijing ya cuenta con 20 naciones miembros en su iniciativa económica de la Franja y la Ruta de la Seda.

Si la oferta de China es, no demandamos reformas, solo estamos ofreciendo algún dinero; ahí hay una inversión. Si la oferta de EEUU es, una vez que los ayudemos a mejorar todos estos aspectos (imposiciones políticas, sociales y económicas) estaremos abiertos al intercambio; EEUU estará cada vez más detrás.

En fin, las presiones políticas y sanciones económicas de la administración Biden y los gobiernos de EEUU hacia los países de América Latina y el Caribe, traerán como consecuencia que estos se vean obligados a profundizar sus relaciones políticas y económicas con China y Rusia, con el ejemplo más reciente, la adhesión de Argentina al bloque de los BRICS.

Por otro lado, y en el mismo orden de ideas, los principales candidatos republicanos, de cara a las elecciones de 2025, abogan por revivir los acuerdos de países seguros de Latinoamérica de la era Trump, presionando a estos países, para que impidan la migración, además de, fortalecer sanciones contra Cuba, Venezuela y otros; siendo esto último una prioridad para los votantes influyentes del Sur de Florida.

De allí que, si la Casa Blanca cambia de gestión en 2025, cambia el foco de atención de su política exterior, del Atlántico a América Latina.

Este desinterés, como lo hemos insinuado, de Biden y su política exterior hacia Latinoamérica, se evidencia, por ejemplo, en que, de 14 viajes internacionales a 21 países como presidente, Biden solo ha estado en América Latina una vez, y solo por 48 horas.

Con esto no queremos decir que las propuestas demócratas y republicanas de EEUU, resolverán la crisis del hemisferio occidental, sino todo lo contrario, es más, estas nos pueden llevar al desastre, si no es que en algunos países ya no lo están.

En fin, demócratas y republicanos, cada día viven más en mundos diferentes, por eso no es ninguna sorpresa que articulen políticas exteriores tan divergentes. Por eso es que, adoptar medidas con enfoque republicano, puede aumentar las simpatías de la administración Biden entre los votantes, que piensan que las principales preocupaciones de EEUU, en materia de política exterior, están más cerca de casa y no de Europa, Asia y Medio Oriente.

Si volvemos a nuestro patio, México y su problema actual con el fentanilo como droga destructiva en EEUU, este debe valorar que México es un socioeconómico importante y no debe tensar las relaciones, y una intervención conllevaría un alto costo económico para los estadounidenses comunes.

Ningún tipo de disuasión, no importa lo brutal que sea, frenara la inmigración y el tráfico de drogas.

Al fin, ninguna intimidación o acoso hará que los gobiernos latinoamericanos se alineen con Washington. Aunque no se oirá de los candidatos republicanos, EEUU ya no es el hegemónico todopoderoso del hemisferio.

Un caso en particular es Cuba, donde en este ignorar de Biden, este realizo varias promesas de campaña en lo que se refiere a revisar las relaciones con Cuba, pero ha mantenido la política de su predecesor Trump. Sin embargo, esta política no ha logrado sus objetivos y tiende a aislar más a EEUU; la isla fue elegida como miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, siendo el país más votado de América Latina, y por trigésima ocasión los países miembros de la ONU, casi de manera unánime votaron contra el bloqueo.

La política de EEUU contra Cuba, limita los derechos de los propios ciudadanos y empresarios estadounidenses, que están perdiendo oportunidades de negocio en medio de una crisis económica global.

Si la política exterior de EEUU hacia América Latina y el Caribe no cambia, recogerá los mismos frutos que hoy cosecha Francia, con su política hacia los países de África, quienes han recibido un mejor tratamiento por parte de China, y Rusia, con quienes perciben relaciones políticas y económicas más viables.

A tres años de su elección como presidente, Biden ha sido errático en desarrollar una agenda propia hacia América Latina y el Caribe. Se equivocó al calcular que mantener el enfoque republicano hacia la región, contribuiría a que afiliados de esa denominación política voten por los demócratas en las próximas elecciones. América Latina se aleja cada vez más de EEUU, y el Estado de Florida, en un tiempo estado cambiante, hoy es un bastión republicano.