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Etiqueta: elecciones presidenciales

Programa Alternativas: Elecciones en Uruguay

Este viernes 01 de noviembre a las 18:00 (-6 UTC) se realizará un panel organizado por el programa Alternativas.

Las personas invitadas son: la exdiputada y militante del Frente Amplio Martina Casas; Martín Buschiazzo quien es magíster y profesor, además, docente de la enseñanza técnica terciaria, media y formación docente. También participará Matías Caciabue analista de CLAE-NODAL y Carolina Ovares quien es politóloga y socióloga, docente e investigadora en la UCR y miembro de la Red de Politólogas #NoSinMujeres.

El programa se transmitirá en las plataformas de Facebook Live, Youtube y Spotify. También se retransmitirá en la radio por Radio Actual 107.1 los sábados a las 22:00 hrs, en Radio Guanacaste 106.1, Radio Soberanía y Radio Revolución. 

Pronunciamiento de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional sobre las elecciones en Venezuela

La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional (UNA) ha emitido un pronunciamiento sobre las recientes elecciones presidenciales en Venezuela, realizadas el pasado 28 de julio de 2024. En la sesión ordinaria No. 15-2024 del Consejo de la Facultad, llevada a cabo el 2 de septiembre de 2024, se abordaron los hechos relacionados con la elección y las controversias posteriores.
Según los datos anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), Nicolás Maduro resultó ganador con el 51,95% de los votos (6.408.844 votos), mientras que Edmundo González Urrutia, candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, obtuvo el 43,18% de los sufragios (5.326.104 votos) con el 97% de las actas escrutadas. Sin embargo, indica el comunicado, el CNE aún no ha publicado las actas desglosadas por mesa de votación para corroborar estos resultados.

Por su parte, la oposición ha cuestionado los datos oficiales y ha presentado aproximadamente 24 mil actas recolectadas por voluntarios, que representan un 81,7% del total. Según el conteo opositor, González Urrutia habría ganado con el 67% de los votos frente al 30% de Maduro.
El Panel de Expertos de la ONU emitió un informe preliminar en el que afirma que el CNE «no cumplió con las medidas básicas de transparencia e integridad» esenciales para unas elecciones creíbles. Además, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela convalidó los resultados el 22 de agosto de 2024, lo cual fue rechazado por la Organización de Estados Americanos (OEA), que señala la falta de imparcialidad tanto del tribunal como del CNE. La OEA instó a que se publiquen las actas de la elección desglosadas por mesa y que se realice una verificación imparcial de los resultados.
Desde que se conocieron los resultados oficiales, se han registrado protestas masivas dentro y fuera de Venezuela exigiendo transparencia en el conteo de los votos. Estas manifestaciones han sido reprimidas por el gobierno, resultando en 27 personas fallecidas, cerca de 200 heridas y más de 2.400 detenidas hasta la fecha, dice el documento enviado a SURCOS.

La comunidad internacional ha llamado al gobierno venezolano a cesar la violencia contra la población civil disidente y a garantizar la transparencia electoral, situación que no se ha resuelto hasta ahora.

El escrito del Consejo de Facultad de Ciencias Sociales de la UNA expresa que la crisis política en Venezuela se atribuye a un deterioro de las instituciones democráticas, influenciado tanto por el modelo populista del chavismo como por las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos. Esto ha exacerbado la polarización política y la crisis económica, lo que ha forzado a unos 7,7 millones de venezolanos a abandonar el país, muchos en busca de mejores condiciones de vida o para huir de la persecución política. En Costa Rica, para 2023, se reportaron 29.400 venezolanos, de los cuales solo 11 mil han logrado regularizar su estatus.

Acuerdos del Consejo de la Facultad
En respuesta a este complejo escenario, el Consejo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA acordó los siguientes puntos:

  1. Instar al gobierno de Venezuela y al Tribunal Supremo de Justicia a detener la represión y la persecución política contra los líderes de la oposición, así como a respetar los derechos humanos y la libertad de expresión de la población civil que exige el desglose de las actas por mesa de votación.
    Acuerdo firme y unánime.
  2. Ratificar la importancia de que los partidos políticos respeten la voluntad popular y que el CNE ponga a disposición las actas de todas las mesas de votación para un conteo transparente.
    Acuerdo firme y unánime.
  3. Instar a los gobiernos extranjeros a no reconocer a ningún candidato como ganador hasta que los resultados finales sean corroborados por los datos de las actas.
    Acuerdo firme y unánime.
  4. Solicitar al Consejo Universitario de la UNA que se pronuncie oficialmente sobre la situación en Venezuela, exigiendo el respeto a la voluntad popular y a los derechos humanos.
    Acuerdo firme y unánime.
  5. Fomentar la discusión informada sobre procesos electorales en la Facultad de Ciencias Sociales, reconociendo que la transparencia y la democracia son esenciales para la convivencia pacífica y el respeto al estado de derecho en América Latina.
    Acuerdo firme y unánime.
  6. Comunicar este pronunciamiento a toda la comunidad universitaria y a las autoridades pertinentes, incluyendo al Dr. Arnoldo André Tinoco, Canciller de la República de Costa Rica.
    Acuerdo firme y unánime.

Este acuerdo fue firmado por la Dra. Marta Sánchez López, presidenta del Consejo de la Facultad de Ciencias Sociales, y «refleja el compromiso de la Universidad Nacional con los valores de soberanía, democracia y derechos humanos».

Información compartida con SURCOS por el profesor Carlos Carranza.

¿Qué fantasma recorre el país?

Óscar Madrigal

Óscar Madrigal

Evidentemente no es el fantasma del comunismo.

Es el fantasma de la derecha extrema, de la incertidumbre y de la fragmentación.

Esa es en mi opinión es la perspectiva política que se abre para Costa Rica en los próximos años y para las próximas elecciones presidenciales, después del resultado de las elecciones municipales.

La derecha extrema, agrupada en el PUSC, Liberal, Nueva República, Unidos Podemos y otros partidos afines, lograron ocupar la mayoría de los gobiernos locales. La extrema derecha pretende impulsar en los próximos años un neoliberalismo más radical, desmantelando la democracia, las instituciones sociales más importantes, la venta de activos, aumentando la desigualdad y el entreguismo al capital extranjero.

La incertidumbre también navega no solo porque la izquierda y las fuerzas progresistas no encuentran una clara plataforma programática y política, sino porque el mundo está muy complejo y enredado. Aunque las elecciones municipales son algo distintas a las presidenciales, parece existir una tendencia hacia la derecha, aupadas por la conducta y posiciones del presidente Chaves. La participación de Chaves y sus seguidores en la próxima campaña electoral es un misterio, dada su ausencia en esas municipales, aunque tuvo poca presencia en cantones, su votación no es desdeñable.

La fragmentación es evidente por la existencia de gobiernos locales dirigidos por partidos cantonales o minoritarios. No es cierto que la sociedad costarricense esté polarizada; al contrario, lo que se deduce de estas elecciones es una multiplicación de partidos, que pueden indicar cierto hartazgo con los grandes partidos.

Las elecciones municipales dejaron de manifiesto a un decadente Partido Liberación Nacional que en las pasadas municipales no alcanzó el 25% de los votos, sea que de cada 5 electores solo 1 votó por ellos, lo cual debe ser motivo de preocupación sobre la deriva ideológica y política que tiene ese partido.

Rodrigo Chaves ha sido para la izquierda el foco principal en estos dos últimos años, como debía ser por todo lo que representa y hace.

Los próximos dos años deben centrarse en lo que vendrá y, especialmente, en lo que ofrecerá la izquierda en las próximas elecciones. El gran reto será algo muy difícil como es conformar un frente electoral que logre disputar el gobierno y las diputaciones.

Para ello es fundamental elaborar una propuesta programática y un audaz plan de alianzas políticas.

El Frente Amplio logró el apoyo del Partido de los Trabajadores, uno de los partidos trotskistas, lo cual fue bueno. Miró a la izquierda, pero ahora deberá mirar a su derecha.

La izquierda está en buena medida desarmada en cuanto a ofrecer una propuesta de cambio, de transformación económica, social y cultural realista; un programa que ilusione y entusiasme al pueblo.

Esa es la responsabilidad de todos, formar un bloque político e ideológico que aleje los fantasmas que recorren el país.

Descalabro electoral innecesario

Rodolfo Cardenal

La ansiedad del adicto al poder pudo más que la prudencia del ilustrado. En lugar de aguardar los resultados oficiales de una autoridad electoral favorable a su causa, Bukele se autoproclamó ganador absoluto de la elección presidencial y legislativa. La reelección estaba asegurada de antemano. Por tanto, la serie de irregularidades en todas las fases del proceso electoral, que autorizan a descalificarlo como fraude, era innecesaria. La ambición desmedida de poder vició el proceso de principio a fin. La inconstitucionalidad de la reelección desembocó en la autoproclamación cuando apenas había comenzado el conteo preliminar y no se había procesado ningún acta de la votación legislativa. Los países amigos, encabezados por Washington, cayeron en la trampa y le siguieron el juego al felicitarlo sin datos oficiales.

La autoproclamación y las congratulaciones validaron una elección con más votos que empadronados, con votos fraudulentos, con actas incongruentes y contradictorias, con papeletas y actas extraviadas, con fallas graves de logística para resguardar la seguridad del voto y con la plataforma informática caída. Por falta de datos, el triunfo legislativo de Bukele es mera especulación. La ausencia de soporte electrónico impidió el escrutinio. El fiasco es tan clamoroso que la autoridad electoral dispuso abrir las urnas para contar los votos. Los partidos de la oposición hablan de anular las elecciones. En ciertos sectores de la opinión pública se habla de fraude. Desde los tiempos de la oligarquía militar y su partido de las manitas no había habido un fracaso de esta envergadura. En esto, el oficialismo se ha superado. Por asegurar lo seguro, se pasó.

El descalabro organizado por la autoridad electoral no sorprende. Es reflejo fiel de cómo la dictadura gestiona la administración pública. Es tan incompetente que ni siquiera pudo disimular el fraude. Después de la autoproclamación de Bukele, calificó cínicamente las elecciones como “un éxito”. Si la debacle es triunfo, qué será el fracaso. Desde 1992, la institucionalidad electoral no había dado muestras de una incapacidad tan escandalosa, que no solo deja por el suelo su credibilidad, sino que también le ha costado al país millones de dólares. No sería extraño, entonces, que la abstención aumente en la elección municipal.

El triunfo de Bukele es indudable, pero debe ser matizado. Hay indicios sólidos de que solo votó alrededor del 40 por ciento, es decir, la mayoría de la ciudadanía no acudió a las urnas. Por tanto, Bukele obtuvo una abrumadora mayoría solo entre ese 40 por ciento que votó. Dicho de otra manera, la mayoría de la población no votó por él. Tampoco la de la diáspora. De confirmarse, este dato demostraría que si su popularidad es real, no se tradujo en votos, o bien, esa popularidad no es tan alta como dicen las encuestas.

Consumada la reelección de Bukele es saludable preguntar qué se puede esperar razonablemente en los próximos cinco años. Esa cuestión se puede desglosar en otras dos: el para qué y el para quién de la reelección. Hasta ahora, Bukele ha sido incapaz de concretar qué hará en el segundo mandato. Ante la falta de novedades, cabe esperar más de lo mismo: militarización, seguridad y represión, eventos con repercusión internacional y megaproyectos como el nuevo estadio chino. Por otro lado, la reelección no es para aliviar las penurias de las mayorías, que tendrán que conformarse con más diversión y algún que otro reparto de alimentos. Ellas no son la prioridad de la dictadura. Antes que ellas se encuentran la familia presidencial y sus socios, los beneficiarios directos de la reelección.

La primera fase de las elecciones generales ha puesto en evidencia la similitud del oficialismo con los partidos tradicionales, la némesis de Bukele. El oficialismo hunde sus raíces en la peor tradición de la política nacional. En nombre de la gobernabilidad para una presunta transformación que no asoma por ningún lado, ha impuesto un partido único, que reproduce el partido de los militares de antaño. El atavismo es más poderoso que unas presuntas aspiraciones de novedad. La transformación en marcha se disfraza de seguridad y prosperidad para revisitar un pasado que sumió al país en una sangrienta guerra civil.

La reelección pudo haber sido un triunfo nítido y brillante de la popularidad de Bukele. La insensatez del adicto al poder total la descarriló. Bukele y sus consejeros se han metido innecesariamente en un berenjenal de consecuencias imprevisibles. El delirio le impidió consumar convincentemente la inconstitucionalidad de su reelección.

* Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero.

Fuente: https://noticias.uca.edu.sv/articulos/descalabro-electoral-innecesario

“Denunciamos la captura ilegal, inmoral e ilegítima del ciudadano salvadoreño-canadiense Carlos Bucio Borja” cuando leía artículos de la Constitución en un centro de votación

Nosotros, los abajo firmantes, escritores y artistas salvadoreños, denunciamos ante la comunidad salvadoreña e internacional, la captura ilegal, inmoral e ilegítima del ciudadano salvadoreño-canadiense Carlos Bucio Borja, acaecida en el marco de las elecciones de presidente y asamblea legislativa este domingo 4 de enero de 2024, por parte de elementos de la Policía Nacional Civil (PNC).

Bucio Borja leía los seis artículos de la Constitución salvadoreña que prohíben y penalizan la reelección presidencial, tanto a quien trate de ejercerla como a quienes la apoyen. Además citó palabras de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, canonizado en 2018 por la Iglesia Católica. Esto sucedió en el centro de votación del Centro Escolar Concha viuda de Escalón, en San Salvador. En ese momento, alrededor de seis elementos de la PNC lo sacaron, le decomisaron sus documentos mientras activistas y militantes del Partido Nuevas Ideas lo ofendían y pedían su captura. Hemos sabido que será ingresado al centro de detención conocido como el Penalito, lugar donde son llevado los capturados en el marco del Régimen de Excepción, acusados de pertenecer a pandillas.

La relección presidencial en El Salvador es un hecho cuestionado al interior y exterior del país, sin embargo las elección se están realizando, el gobierno de Nayib Bukele, que controla todas las instituciones del Estado, hasta la fecha no ha derogado la Constitución de la República, tampoco han decretado que  leerla públicamente sea un acto que subvierta el orden, o sea un acto subversivo, en ese sentido, que Carlos Bucio Borja haya sido capturado por leer la Constitución en un acto cívico, es una clara violación al  derecho a la libertad de pensamiento y expresión; considerar lo anterior como un delito solo confirma que en El Salvador ya estamos viviendo una dictadura.

Hacemos el llamado a intelectuales, artistas, escritores, instituciones nacionales e internacionales y defensores de derechos humanos, a sumarse a esta denuncia y a evidenciar las graves violaciones a los derechos humanos en El Salvador.

Firman

Otoniel Guevara, poeta. El Salvador
José Antonio Domínguez, poeta y abogado. El Salvador
Tania Molina, poeta, cantante, partera y artista circense. El Salvador
Rainier Alfaro Bautista, poeta. El Salvador
Alfonso Fajardo, poeta. El Salvador.
Juana M Ramos, poeta, académica y escritora. El Salvador.
Tony Peña, docente universitario. El Salvador.
Jorge Haguilar, poeta y docente universitario. El Salvador.
Moisés Ramos Guerra, cantautor. El Salvador.
César Lazo, poeta, Honduras.

Elecciones para la presidencia en México

Edgar Chacón Morales

Edgar Chacón Morales
Setiembre 2023.

Ya me parecía raro que Morena (Movimiento Regeneración Nacional) la tuviera tan fácil, en el camino hacia la substitución del presidente Andrés Manuel López Obrador en México, en el venidero 2024.

Por ahora, la “derecha prianista”, (PRI-PRD-PAN) con su candidata fantoche Xotchil Gálvez, que no convence ni a quienes la sacaron de quién sabe qué sombrero de mago de la más vulgar demagogia, no parece estar tranquila.

La cosa no podía seguir así, con Morena y su rostro Claudia Sheimbaum fortaleciéndose, ya sea con la aceptación de Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña y con el berrinche por ahora de Marcelo Ebrard.

Ahora, al panorama se suma lo siguiente:

El poder financiero internacional occidental, la oligarquía financiera internacional para algunos, sacó otra de sus “caras”: Eduardo Verástegui con el apoyo de sectores conservadores y el de aquel sector en el que se inscribe Donald Trump, a última hora se inscribió como candidato independiente.

Este panorama hace recordar un poco aquel escenario de “La Guerra Cristera” (1926-1929), aunque ahora nadie está imponiendo límites a las opciones y libertades religiosas o de culto.

A Verástegui parece haberle aportado alguna popularidad la película “Sonido de libertad” (en la cual el poder financiero especulativo se vale de una desgracia humana para hacer demagogia, siendo que es uno de sus causantes), lo que el conservadurismo mexicano interpreta como un posible caudal de votos y de ahí su escogencia como figura electoral.

El liderazgo de Morena, puede que muy a su pesar, había llegado a negociaciones con la otra “cara” de ese poder financiero internacional occidental, que algunos llaman el “progresismo” (“cara progre”).

De ahí algunas “cucharadas decepcionantes” que el presidente López Obrador, les dio a algunos de sus simpatizantes, por ejemplo, con lo que parece el “bailoteo raro” ante los BRICS, que sí, que no.

O habiendo llegado incluso a manosear el decir que se le atribuye a Porfirio Díaz: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, por algo así como que México no está tan lejos d Dios y lo manejablemente cerca de Estados Unidos (lo dijo en una “Mañanera”).

En Estados Unidos, esta “cara progre”, se puede decir que coopta a algunas personas de lo que en sus inicios fue una protesta y sectores de poder la han reducido a una pose sociocultural para consumidores: el movimiento “woke” (“Desperté o despertado” de wake up).

El asunto es que quienes están más “asustados”, son el “prian” y su poco afortunada candidata, pues Verástegui, les puede “quitar” una buena tajada de ese voto conservador.

Siendo esto así, por ahora, Morena, el Prian y el Movimiento Ciudadano, que son los que dan algo de qué hablar, conforman el panorama electoral mexicano.

Como para los del “prian” todo lo “malo” que sucede en el paisaje electoral de México es “culpa” del presidente López Obrador, la actitud actual de Ebrard, es sólo una maniobra más de ese cuño.

Para grandes sectores de mexicanos el “lopezobradorismo” es una esperanza y a mi entender Claudia Sheimbaum no es la mejor “continuidad”.

Veremos cómo se sigue componiendo el panorama.

Guatemala. ¿Golpe tras golpe, hacia dónde va?

Mg. José A. Amesty Rivera

Recordemos que el pasado 20 de agosto 2023, se celebraron elecciones presidenciales, en segunda vuelta, en Guatemala. La contienda electoral dio como vencedor a Bernardo Arévalo, sociólogo y diputado de 64 años, del partido Semilla.

Antes, ya había amenazas hacia el partido Semilla de Arévalo, de ser suspendido; y antes que el presidente electo fuera investido como presidente, ya hay amenazas de golpe de estado.

Según Fátima Najarro, en su artículo «Qué es un golpe de Estado en Guatemala y cuántos ha habido en el país«, definamos golpe de estado: «En un sistema político, un golpe de Estado se refiere a la inconformidad de un grupo con poder al respecto de la persona quien está en el ejercicio del poder. Este grupo actúa para lograr un cambio de régimen por la fuerza».

Najarro, citando al abogado constituyente Aquiles Faillace, este señala: «esa fuerza por la que se concreta el golpe de Estado puede ser de dos tipos. Si es un levantamiento de la ciudadanía, en este caso se le llama revolución, o bien por el uso de fuerza de los grupos militares». «El objetivo del uso del golpe de Estado puede ser un cambio de modelo político, cambio de forma de gobierno o bien desconocer a los contrapesos que existen en un gobierno democrático, como las cortes y el Congreso».

Y es que, en los últimos cien años de historia guatemalteca, en este país se han sucedido los siguientes golpes de estado: «La revolución de 1944: con esta se dio fin al régimen militar de Jorge Ubico que fue sustituido por Federico Ponce Vaides dando paso a que Juan José Arévalo Bermejo fuera electo. En 1954 fue removido de la presidencia Jacobo Árbenz a la fuerza quedando al frente el militar Carlos Castillo Armas. En 1963 Enrique Peralta Azurdia fue el jefe de estado de facto luego de derrocar a José Miguel Ydígoras Fuentes. En 1982 fue removido del poder Romeo Lucas García por parte de Efraín Ríos Montt. En 1983 Ríos Montt fue sustituido por Óscar Mejía Víctores, solo fue relevado del cargo porque el régimen se mantuvo. En 1993 ocurrió el conocido autogolpe de Estado fallido de Jorge Serrano Elías. En esta ocasión, Serrano disolvió el Congreso, la Corte Suprema de Justicia y las dos Procuradurías, es decir, los contrapesos», señala Najarro.

Volviendo a las denuncias contra el partido Semilla, según la periodista Daniela Camacho, en artículo «Pobre Guatemala«, «Antes de las elecciones de segunda vuelta, el fiscal Rafael Curruchiche, jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) en Guatemala, (quien ordenó suspender la personería jurídica del partido Semilla), advirtió que podría suspender al partido y emitir órdenes de arresto para algunos de sus miembros por supuestas irregularidades en la recolección de las firmas ¡de 2017! para la creación del Movimiento».

Así mismo, la periodista Victoria Korn, en el artículo «Guatemala: Arévalo se enfrenta a una nueva asonada del Pacto de Corruptos«, indica que, «el Ministerio Público guatemalteco investiga actualmente al Movimiento Semilla por presuntas irregularidades en el proceso para ser autorizado como partido político al haber supuestamente falsificado la firma a por lo menos 5.000 ciudadanos e incluir personas que ya habían fallecido, además de pagar a otras para que dieran su firma».

«El golpe más reciente que recibió el Partido Semilla fue en el Congreso donde a su bancada la despojaron del título de ‘bloque legislativo’, y en su lugar le fue impuesto el de ‘independiente’. En la práctica, los diputados de Semilla quedaron excluidos de participar de todas las comisiones de trabajo del Congreso, de las juntas de jefes de bancada Pacto de Corruptos: Rondan dudas sobre el futuro de los decretos y de las comisiones de Derechos Humanos. «Así, los diputados de Semilla se perderán de las discusiones legislativas, como el plan de presupuesto para el año 2024 que le atañe a la nueva Administración y que está por presentarse, y solo les será permitido votar cuando haya plenaria parlamentaria. Los analistas coinciden en que los directivos del Congreso no tenían atribuciones para tomar dicha decisión. La directiva es presidida por Shirley Rivera, del partido Vamos, que comanda el presidente Giammatei».

Finalmente señala Korn, «Al ser inhabilitado, Movimiento Semilla no puede realizar ninguna actividad, como emitir declaraciones, recaudar dinero o sumar afiliados. Además, sus 23 nuevos diputados tendrán facultades reducidas, pues no podrán conformar una bancada, presidir comisiones, participar en la preparación de la agenda del Congreso ni tener asesores pagados».

En fin, es todo un mecanismo golpista supuestamente «legal», que enfrenta el presidente electo, toda una nueva forma de golpe de estado no militar.

Actualmente, según Prensa Latina artículo «Guatemala: Presidente electo denuncia golpe de Estado en curso«, el presidente Arévalo, ha denunciado la existencia de golpe de estado contra el orden constitucional y la democracia, señalando que hay un grupo de políticos y funcionarios corruptos que no aceptan los resultados de la contienda electoral, señalando junto a la vicepresidenta electa Karin Herrera, específicamente a la Fiscal General Consuelo Porras, al jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad Rafael Curruchiche y al juez séptimo de instancia penal, Fredy Orellana, incluyendo además a “la Junta Directiva del Congreso de la República y otros actores corruptos y antidemocráticos».

A su vez, el presidente señala que, «quien ejerce golpe de Estado va contra la ley del país. La Constitución establece en el artículo 186, Prohibiciones para optar a los cargos de Presidente o Vicepresidente de la República que: “El caudillo ni los jefes de un golpe de Estado, revolución armada o movimiento similar, que haya alterado el orden constitucional, ni quienes como consecuencia de tales hechos asuman la Jefatura de Gobierno”.

La periodista Daniela Pacheco añade, «La situación que incluye hasta intentos para atentar contra la vida de Arévalo, y la de su vicepresidenta, Karin Herrera, es tensionante y muy preocupante. Hasta la desprestigiada Organización de Estados Americanos (OEA), llamó la atención sobre la suspensión del partido Semilla a la que calificó como un abuso».

Concluye Pacheco: «Hay un cáncer terminal en Guatemala y Bernardo Arévalo prometió extirparlo. No se ha posesionado y las élites ya le quieren quitar el quirófano, las enfermeras, la anestesia y las herramientas para operar. Luego, la culpa de que se muera el paciente es sólo del bendito médico».

Por otro lado, el compañero indígena quechua Ollantay Itzamná, activista y defensor de los derechos humanos, abogado, teólogo y antropólogo, ya había indicado antes de las elecciones en Guatemala, en su artículo: ¿Qué cambiará en Guatemala con las elecciones presidenciales de 2023?, que, «Gane quien gane, el sistema neoliberal, engarzado con la industria del narcotráfico, continuará despojando los territorios con más violencia que antes. Ninguno de los dos partidos políticos (Semilla y UNE Unidad Nacional de la Esperanza de Sandra Torres), pone en cuestión la vigencia del sistema neoliberal en Guatemala».

«Si gana Bernardo Arévalo, es probable, por la influencia de la juventud sensible que le rodea, que intente realizar algunas reformas simbólicas o cosméticas en las instituciones estatales o en las políticas públicas. Pero, de ser posible, dichas reformas serán mínimas, puesto que el Congreso de la República y la economía lícita e ilícita están controlados por el denominado “pacto de corruptos”. «En ese hipotético contexto, a Arévalo no le quedará más que arrimarse lo más que pueda a la Embajada norteamericana (de no hacerlo, podría tener el mismo final que Jacobo Árbenz u Otto Pérez). Pero, la Embajada no le permitirá a Arévalo acercarse a los actores sociopolíticos antineoliberales o anti imperiales que con seguridad seguirán en las comunidades y en las calles de Guatemala. El sector indígena-campesino-popular financiado por las migajas de la USAID no podrá defender a Arévalo de los ataques de la oligarquía».

«Si gana Sandra Torres, está igual tendrá el respaldo de la Embajada gringa, además de la oligarquía lícita e ilícita del país. El aparato estatal continuará su acelerado proceso de entropía (autodestrucción) ocupado por el crimen organizado. Pero, las condiciones de vida de la gente seguirán empeorando. Y las resistencias al despojo y al saqueo neoliberal desde los territorios continuarán creciendo. Con el partido Semilla es probable que el Estado criollo racista se oxigene o intente revitalizarse, pero con seguridad será para el beneficio de los de siempre, y sobre las cenizas de los pueblos. Así como ocurrió en los dos siglos de República».

«En resumen, la esperanza transformadora para las grandes mayorías no está en ninguna de las dos opciones. En 2027, la guatemalticidad continuará buscando la promesa de los cambios estructurales, y ojalá con algunas lecciones aprendidas. Porque no creo que estos pueblos hayan nacido condenados al eterno placebo».

A su vez, Itzamná artículo «Guatemala en contexto electoral 2023«, afirmaba: «Si ya el proceso electoral, y los resultados de la primera vuelta, estaban cuestionadas y deslegitimadas por la arbitrariedad y la disputa política entre el sistema judicial (Corte Suprema de Justicia) y los jueces electorales (TSE), además del silencio complaciente del gobierno de Alejandro Giammattei, la emotiva atmósfera electoral construida para la segunda vuelta afianzó la incertidumbre y la desvirtuación de lo que, según estándares internacionales, se entiende por proceso electoral democrático».

Entre las cuestiones más importantes ausentes en la atmósfera electoral de Semilla-Arévalo están la:

Corrupción. El electorado, aparte de la promesa del partido Semilla que indica que traerá de vuelta a jueces y fiscales refugiados en el exterior para reformar el sistema judicial, no conoce cómo y en qué consiste específicamente la prometida “lucha contra la corrupción”. La UNE, partido cuya candidata a la presidencia, Sandra Torres, ya estuvo detenida por “asociación ilícita”, simplemente calla sobre esta cuestión coyunturalmente sensible para el país.

El Narcotráfico. Desde diferentes comunidades y municipios se hicieron reiteradas denuncias públicas en las redes socio digitales de la compra o pago por voto de hasta Q.1,500 (equivalente a $200.00) por parte de candidatos locales y departamentales. Además, políticos con serias denuncias de narcotráfico fungieron como candidatos para alcaldes y diputados. Pero, estas y otras variables que determinaron las elecciones de la primera vuelta no fueron, ni son materia de debate electoral.

El Neoliberalismo. Sorprendentemente el sistema neoliberal vigente en Guatemala, con consecuencias dolorosas para los pueblos y para el propio país, no fue, ni es materia del debate electoral. La única organización política que cuestionó el sistema neoliberal, mediante su propuesta de revisión de los contratos de privatización, fue el partido de izquierda Movimiento para la Liberación de los Pueblos MLP.

La Desigualdad socioeconómica. En 2015, cuando surgió la “euforia de lucha contra la corrupción”, el 59% de guatemaltecos se encontraba en situación de pobreza. En 2022, el 63% de guatemaltecos se encontraba en situación de pobreza multidimensional. La hambruna, como consecuencia de la disminución de los medios de vida y de los impactos del cambio climático arrecia en el país. Aunque las remesas económicas de migrantes (que representan más del 20% del Producto Interno Bruto) atenúan aparentemente esta realidad.

La Plurinacionalidad silenciada. Otra tara republicana que tiende a renaturalizarse en este contexto electoral es el racismo y el despojo colonial de los territorios de pueblos indígenas. Ni Semilla, ni la UNE, contemplan en sus programas de gobierno el desafío de reconocer e implementar los derechos colectivos de los pueblos indígenas como son: derecho a la consulta previa, derecho al territorio, derecho al autogobierno, entre otros. Y, para sorpresa de propios y extraños, hasta las organizaciones indígenas, que en algún momento se proclamaron como “plurinacionales”, ahora, llaman al voto para Semilla, sin valorar quizás los fines geopolíticos o anti plurinacionales que están detrás de ambas propuestas políticas. De esta manera, el próximo 20 de agosto, Guatemala decidirá por más neoliberalismo, mayor racismo, y continuado despojo de los territorios indígenas.

Todo lo último, a raíz de algunos sectores de izquierda en América Latina, que creen que el partido Semilla de Arévalo es de orientación progresista, cuando en realidad es definido como: de ideología socialdemócrata, ecologista, y con miembros de distintas afiliaciones políticas.

Elecciones en Guatemala: Choque Generacional y Desafíos Democráticos

Mauricio Ramírez Núñez

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Las recientes elecciones en Guatemala han generado una variedad de opiniones y expectativas entre el hermano pueblo guatemalteco. Según comentarios de amigos residentes en el país, la generación mayor de 50 años no está satisfecha con los resultados electorales. Sin embargo, las generaciones más jóvenes muestran entusiasmo y esperanza debido a la ruptura histórica con lo que consideran la “política tradicional”. Aunque existe preocupación sobre posibles persecuciones y tensiones hacia militares y figuras históricas de otros partidos, al parecer, la polarización no ha alcanzado niveles críticos como en otros lugares del continente, como la Argentina, donde uno de los candidatos promete literalmente “pasar la motosierra a la casta tradicional y a los colectivistas”.

Los votantes jóvenes en Guatemala anhelan un enfoque del nuevo gobierno en la lucha contra la corrupción, un problema persistente en el país y la región. Por otro lado, quienes optaron por no votar muestran apatía y descontento hacia los dos candidatos de la segunda vuelta. El aumento en los votos nulos y la abstención podría señalar también un posible descontento con el funcionamiento de la democracia en el país ante la falta de respuestas concretas a problemas de carácter estructural e históricos que siguen sin resolverse.

Es interesante destacar la estrategia de campaña de la candidata Sandra Torres, quien al final centró su enfoque en temas de seguridad y culturales de corte conservador, adoptando posturas similares a la de líderes como Bukele. Aunque este enfoque podría haber sido considerado un punto fuerte, parece que no logró ganarle terreno, algo que se debe estudiar con detalle, en especial en un país de tradición conservadora. Por otro lado, Bernardo Arévalo demostró astucia al utilizar plataformas como TikTok y el discurso de la lucha abierta contra la corrupción para conectarse con las nuevas generaciones. Esta estrategia refleja la creciente influencia de las redes sociales en la política contemporánea y cómo los candidatos buscan posicionarse en la era digital ante el público más joven.

Sin embargo, el cambio político en Guatemala ha resucitado preocupaciones en ciertos sectores sobre la posible aparición del viejo fantasma del comunismo, debido al triunfo de Arévalo en la segunda vuelta. Específicamente, en círculos tradicionales y vinculados al poder económico, existe inquietud y críticas hacia el nuevo gobierno, el cual ni siquiera ha tomado el poder. Este resurgimiento de ideologías y debates ideológicos propios de la extinta Guerra Fría agrega complejidad al panorama político del país.

La gobernabilidad se presenta ahora como un reto crucial para el nuevo gobierno, tal como sucede en el resto de América Latina. La capacidad de diálogo, negociación y liderazgo se pondrá a prueba, especialmente ante los desafíos en la lucha contra la corrupción, la desigualdad y la necesidad de diversificar la economía para adaptarla a la era digital y las nuevas demandas del mercado laboral. La ciudadanía espera con gran expectativa que las acciones del gobierno estén en línea con los compromisos adquiridos durante la campaña electoral. Los pueblos latinoamericanos están sedientos de certeza, quieren volver a confiar y creer.

En el área de la política exterior el triunfo de Arévalo despierta especialmente entre los sectores conservadores, incertidumbre en torno a las relaciones con Estados Unidos y Taiwán, lo cual ha generado un gran interés tanto a lo interno del país como a nivel internacional. Para nadie es un secreto que las oportunidades económicas y de desarrollo para Guatemala que traería el establecimiento de relaciones con China serían muy beneficiosas, y parte del sector empresarial del país lo tiene claro. El nuevo gobierno enfrenta la tarea de redefinir sus alianzas internacionales en un contexto de multipolaridad que requiere altas dosis de pragmatismo, lo que añade un elemento crucial al ya complejo escenario político guatemalteco.

Estas elecciones en Guatemala han generado una mezcla de perspectivas. Aunque hay entusiasmo entre las generaciones más jóvenes por el cambio en la política tradicional, también hay inquietud por el resurgimiento de debates ideológicos y retos en la gobernabilidad. Una vez más, en esta década las estrategias de campaña y el uso de las redes sociales han demostrado ser factores importantes en la política del vecino país, así como en el resto del continente. Queda claro que toda vieja forma de hacer política se ha ido al basurero de la historia y las nuevas tendencias en temas de marketing digital sobrepasan los límites tradicionales de aquello que conocemos como campañas electorales. La capacidad del nuevo gobierno para enfrentar los desafíos será fundamental para unir al país y cumplir con las expectativas de la ciudadanía, en un contexto internacional complejo, en transición y de lucha geopolítica.

Elecciones en Ecuador: primeras aproximaciones

Edgar Isch L.*

El presente proceso electoral en el Ecuador ha tenido condiciones inéditas desde su origen, por la aplicación de la “muerte cruzada” decretada por Lasso para evitar una segura destitución resuelta en la Asamblea Nacional. El desprestigio del gobierno y de la Asamblea, que en ningún caso superaron el 16% de aceptación, se expresó en la falta de oposición social de la medida, sin poner ninguna esperanza en ella y más bien como una profundización de la crisis política. Trajo también la realización de una campaña electoral en un tiempo extremadamente corto, lo que daba ventaja a las chequeras y a las estructuras políticas más mencionadas en los medios de comunicación.

La agudización de la violencia criminal, que cada vez está más cerca del ecuatoriano común, se presentaba, por primera vez, como el tema central en las preocupaciones de la gente de los distintos estratos sociales, principalmente en los barrios más pobres y abandonados. Esto cambió buena parte de los debates a nivel social, aunque las consultas populares vinculadas al freno al extractivismo, trajeron otro tipo de disputas ideológicas y políticas.

El infame asesinato de Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia y conocido por su accionar en torno a denuncias sobre casos de corrupción, sacudió el ambiente electoral en sus últimos días, en una manera que al inicio no estaba clara, pero que no ha tenido antecedentes en procesos anteriores. Sin embargo, presentó el peligro de que Ecuador concluya su camino a convertirse en un “narco-Estado”. El alto número de asesinatos de funcionarios, las amenazas y sobre todo compra de jueces, masacres en cárceles dominadas por los reos, asesinato de líderes y autoridades locales, la denuncia del embajador norteamericano que interviniendo en nuestra política ratificaba la existencia de narco-generales que no han sido sancionados, son parte de la crisis que se agudizó con el asesinato de Villavicencio.

El escenario era propicio para que las elecciones sirvan como expresión del descontento social, tanto por la decepción en el gobierno y la Asamblea cuanto, por las perspectivas de futuro, buscando una salida, aunque sin saber bien dónde. Por ello buena parte de los votos fueron en búsqueda de lo “nuevo”, pero sin análisis profundo y menos aún de clase.

Algo sobre los resultados

Los resultados hasta cerca de la media noche, con la mayoría de las actas procesadas superando al 90% en las presidenciales, ratificaron tendencias que prácticamente ya estaban presentes desde el inicio del conteo. Pero también trajeron novedades. Primero, que la diferenciación de candidaturas y programas no fue determinante, llevando a la gente a buscar lo nuevo, sin ubicar de que se trataba y por ello apoyar a candidaturas como la de Daniel Noboa (que pasa a la segunda vuelta con el 23,78%), oligarca que fue asambleísta pero era desconocido por la población o Jan Topic, empresario que se promocionó como mercenario capaz de enfrentar la inseguridad, pero que finalmente llegó al 14,65%. Simultáneamente se rechazó a los que se presentaban como continuadores de los dos últimos gobiernos, Moreno y Lasso, como es el caso de Sonnenholzner (7,1%) e incluso Villavicencio que aparecía cuarto o quinto en las encuestas de la mayor parte de la campaña.

Por otra parte, como no se esperaba de acuerdo con las experiencias pasadas, esta vez el debate fue importante. Las condiciones posteriores al asesinato de Villavicencio generaron mayor expectativa y, más allá de haber sido observado por alrededor de la mitad de los electores, se convirtió en tema de diálogo permanente. Esto benefició principalmente a Noboa que no fue atacado por sus competidores al considerarlo sin importancia. Y benefició momentáneamente a Topic con su insistencia de que era quien podía enfrentar a la delincuencia usando más y más violencia.

La sociedad ecuatoriana está en shock, especialmente pero no únicamente por el tema de la violencia y el crimen organizado y, como demostraría Naomi Klein, el shock permite que incluso se renuncie a derechos con tal de salir del hoyo. Eso explica que se generalice el pedido de mano dura y ese se convirtió en discurso generalizado que utilizó Topic, quien tuvo el apoyo del Partido Social Cristian, partido tradicional de la extrema derecha que está en declive. El espacio de ese partido será posiblemente llenado por estos nuevos representantes de las posiciones reaccionarias, pero con mayor habilidad en su discurso y en las formas publicitarias para llegar especialmente a la juventud, como se vio en esta candidatura.

En el caso del correísmo, se ratifica con un 33,24% de los votos que tiene la estructura más votada, como sucedió en este mismo año en las elecciones de alcaldes y prefecturas, desde donde supieron hacer también la nueva campaña (por ejemplo, en Quito el alcalde señalaba que su candidata garantizaba la segunda fase del metro que aún no está en operación). Tienen la mayor votación a pesar de errores de campaña o de que la persecución que realizaron contra Villavicencio generó en ciertos sectores dudas sobre su interés en la muerte del rival. Sin embargo, la imagen autoritaria y su carácter nacional superó que la candidata Luisa González repitiera una y otra vez su ofrecimiento de retornar al pasado, de hacer lo que ya hicieron, como si las circunstancias no hubiesen cambiado. Su discurso ya ni menciona el llamado “socialismo siglo xxi”, pero mantiene un discurso que pega en sectores importantes de la población de las distintas regiones.

En cuanto a quienes apoyaban a Fernando Villavicencio, les correspondió en pocos días y prácticamente sin que se les permita hacer campaña, presentar un nuevo candidato. Se trata del también comunicador Christian Zurita que no solo insistió en las propuestas de su antecesor (cuya foto obligatoriamente iba en la papeleta), sino que igualmente se presentaba como otro outsider que no tenía responsabilidad con anteriores gobiernos. En su conjunto, la solidaridad popular, la buena imagen del nuevo candidato y los votos previamente obtenidos anteriormente, le permitió sumar un 16,49% alcanzando la tercera posición.

La otra sorpresa fue el descenso en la votación de Yaku Pérez, quien representó a una alianza de fuerzas de izquierda y centro izquierda (Unidad Popular, Partido Socialista, Somos Agua, Democracia Sí y un sector de Pachakutik). La no integración de listas conjuntas con Pachakutik y la negativa de la dirección nacional de la Conaie para apoyar a esta candidatura, afectaron a la votación de las dos fuerzas en varias provincias. Si bien por buena parte de la campaña estaba en una posición expectante, siempre con la posibilidad de pasar a la segunda vuelta, los cambios provocados por el asesinato a Villavicencio o ser visto por algunos como insuficientemente determinado contra la delincuencia tras el debate, le afectaron al grado de terminar con un 3,92% de los votos.

Por último, los resultados y la campaña demostraron que en esta primera vuelta fue menos notoria e importante aquella fragmentación entre correistas y anticorreistas. Para la mayoría de electores y sobre todo para los más jóvenes, no fue el tema central como algunos lo quisieron ubicar. Esto, en parte, por la dispersión de fuerzas y, por otro lado, por las nuevas temáticas que se presentaron.

La importancia de las consultas populares

Junto a la votación presidencial y de asambleístas se realizaron dos consultas populares que surgieron de la iniciativa popular y que tendrán importancia continental. La primera, de carácter nacional, para definir si el crudo del bloque 43 o ITT, ubicado en parque nacional Yasuni y junto a la zona de vida de dos pueblos en aislamiento voluntario. Esta consulta debió haberse dado cuando ya se tuvo las firmas necesarias de apoyo, pero fue ilegalmente impedida por el correísmo, luego que Rafael Correa renunciara a ese proyecto de protección humana y de la naturaleza que había acogido de la sociedad civil y ofrecido al mundo. Ahora, se suspende la explotación y en el plazo de un año la petrolera estatal debe salir de la zona.

La segunda, válida para el Distrito Metropolitano de Quito, consultaba para impedir la minería metálica en cualquier escala y así proteger los ecosistemas únicos del Chocó Andino y sus habitantes. La minería ha sido bandera de los tres últimos gobiernos y ha tenido un importante impulso al tiempo que confronta a las poblaciones que observan la destrucción de las condiciones de vida de las próximas generaciones.

En ambos casos, el extractivismo fue derrotado de manera determinante. El término, su significado y las consecuencias en destrucción ambiental y acumulación de la riqueza en pocas manos, han sido debatidos por importantes sectores, especialmente la juventud. La falaz pero millonaria campaña de compañías nacionales y transnacionales que contó con el apoyo de ministros y el Banco Central, fue derrotada por las organizaciones sociales que impulsaron las consultas, la izquierda y por la mayoría de la población. En el caso de la consulta sobre el Yasuní el Sí logró alrededor del 60% de la votación y, en el caso del Chocó Andino el Sí obtuvo alrededor de 68%.

La derecha política y económica fueron derrotadas pero un aspecto que se evidencia es que, a pesar de ello, las mismas poblaciones que votaron por el sí de manera simultánea dieron su voto por quienes impulsan esos proyectos extractivos. Por el contrario, no dieron un apoyo mayoritario al único candidato que en su historia se ha mostrado defensor del agua y la naturaleza, como es el caso de Yaku Pérez.

Esta contradicción demuestra la necesidad de un mayor debate sobre el tipo de desarrollo que debe impulsar el Ecuador y de dónde saldrán las fuerzas y representantes que pueden impulsarlo si se quiere fomentar la justicia social, la equidad y la vivencia de los derechos humanos y de la naturaleza.

Con miras a la segunda vuelta

El correísmo tiene una base electoral con la que puede contar, con presencia en los principales distritos electorales y tendrá sin duda el bloque parlamentario más grande, aunque difícilmente mayoritario. Esto le favorece, pero es sabido que tiene un techo de posible crecimiento y que difícilmente puede lograr la mitad más uno de los votos. Desde dónde puede lograr nuevos votos es fundamentalmente de los votos de la derecha socialcristiana, con la que en otras ocasiones ha sido capaz de establecer acuerdos. Las otras expresiones de derecha más posiblemente apoyen a Noboa y en cuanto a buena parte de sectores populares que tenían candidaturas propias, no olvidan la persecución vivida en un gobierno que puso juicio por “terrorismo” a más de 200 dirigentes populares y a ninguno de la oligarquía.

En cuanto a Noboa, se muestra con más posibilidades de crecer. Tendrá el apoyo de buena parte de electores de otras candidaturas, con excepción de los de Yaku Pérez, así como de una presencia importante en la Asamblea con candidatos de su partido y de otras expresiones reaccionarias. Es temprano para saber si eso será suficiente para lograr la presidencia.

Por otra parte, al igual que en la elección pasada, se puede presentar un crecimiento del voto nulo pero en menor proporción que en 2021. De todas maneras, su peso será importante para el conteo final de apoyos para definir el resultado electoral.

La disputa entre las dos candidaturas finalistas por los votos apenas comienza a dibujarse. Sin embargo, lo que viene tras esta primera vuelta y las consultas populares para muchos sectores organizados, una vez más, es sostener los anhelos de ecuatorianas y ecuatorianos, llevando a los pueblos a realizar un debate que supere lo coyuntural, que plantee las posibilidades de futuro del Ecuador y las nuevas batallas que tendrán que dar los explotados para dar un giro a la historia. Como ya sabemos por la experiencia social, un proceso electoral no es el comienzo ni el fin, sino solo un momento en las batallas que confrontan a las clases sociales. Aunque venga un gobierno de año y medio, combinado con la nueva campaña electoral, los cantos por concertación siempre serán pedidos para que los de abajo se pongan bajo las órdenes de los que domina. ¿Se tendrá ahora ese debate en los escenarios de trabajo, vivienda y estudio?

* Académico y ex ministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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Elecciones en Brasil y la lucha de la izquierda: La cuestión decisiva sigue siendo la de formar una mayoría popular

Gilberto Lopes
9 oct 2022

La frase es de Juarez Guimarães, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Minas Gerais: –La cuestión decisiva sigue siendo la de formar una mayoría popular.

Conocidos los resultados de la primera vuelta electoral en Brasil, podríamos decir –siguiendo la sugerencia del profesor Guimarães– que la cuestión decisiva es cómo formar esa mayoría popular, necesaria para cambiar el rumbo de Brasil.

En Brasil este es un tema urgente, que tiene fecha: 30 de octubre de 2022. Se trata de consolidar un frente capaz de derrotar el formado por el presidente Jair Bolsonaro, iniciativa que actualmente encabeza el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Es un esfuerzo por darle un nuevo rumbo al país que, en general, se ha definido como una confrontación entre un líder democrático y uno fascista. Una definición que simplifica las cosas, pero deja de lado otras muy importantes. Pero se ha usado mucho en la campaña.

En todos los ámbitos de la vida pública –en el económico, el cultural, el educativo, en la salud, el ambiental, el de seguridad, el racial, el de género- en todos, habrá que redefinir políticas.

Pero el secreto de todo es cómo se organizará el Estado para que el país produzca y distribuya mejor lo producido entre toda la población brasileña.

El “Puente al Futuro”, programa neoliberal en el que el entonces vicepresidente Michel Temer sustentó el golpe de Estado contra Dilma Rousseff, proponía:

implementar una política de desarrollo enfocada en el sector privado, a través de las transferencias de activos que sean necesarias, concesiones amplias en todas las áreas de logística e infraestructura, alianzas para complementar la oferta de servicios públicos y volver al régimen anterior de concesiones en el área petrolera, dando Petrobras el derecho de preferencia.

La ley que fija un tope a los gastos públicos limita las posibilidades de ofrecer servicios -incluyendo salud y educación- a la mayoría de la población del país.

“Estoy en contra de los topes de gasto”, dijo Lula, que ya está haciendo campaña para la segunda vuelta. “Lo que se hizo fue evitar inversiones en educación, en salud, en el SUS, para garantizar dinero a los banqueros. Y quiero garantizar el dinero de la política social, del arroz, del frijol, de la carne, la cebolla, el tomate, del litro de leche. Por eso, tendremos mucha responsabilidad fiscal, social y con el Brasil”, dijo.

Este será el centro de la lucha política, especialmente si Lula gana las elecciones.

Resultados de la primera ronda El profesor Juarez Guimarães es uno de los que interpreta de forma optimista los resultados de la primera vuelta. Hay otros, con una visión más pesimista. Para él, el hecho más decisivo de la primera vuelta “fue la casi mayoría alcanzada por la fórmula Lula-Alckmin”. Una candidatura de izquierda nunca alcanzó el 48,2% en elecciones presidenciales en primera vuelta, destacando que esto representa un crecimiento en todas las regiones del país y en todos los niveles de ingresos, de color o de escolaridad, en comparación con las elecciones de 2018.Pero los resultados pueden analizarse desde otra perspectiva, como lo hace el economista Flavio Tavares de Lyra. Para él, las fuerzas de izquierda sufrieron un impacto “algo pesimista con los resultados”, aunque reconoce las muchas posibilidades de la victoria de Lula en la segunda vuelta. La victoria de la derecha en las elecciones legislativas no debe sorprendernos, agregó, “en vista de los recursos públicos que el gobierno ha destinado a favorecer a sus candidatos”. Naturalmente, esa no es la única razón del desempeño del bolsonarismo, mejor de lo previsto en las encuestas. El mismo Lyra cita, además de un “presupuesto secreto” (aprobado por el Congreso), la influencia de las iglesias evangélicas en la campaña. Para un analista del diario O Globo (un medio conservador, tradicional adversario del PT y de Lula), en artículo publicado el lunes posterior a las elecciones, “Bolsonaro mostró fuerza y ​​debilidad. La fuerza fue el porcentaje de votación, más alto de lo previsto. La debilidad, el hecho de que, a pesar de aspirar a la reelección –lo que, tradicionalmente, representa una gran ventaja– Bolsonaro quedó en segundo lugar, a cinco puntos de Lula, con una diferencia de poco más de seis millones de votos. Pero la realidad es que, aunque ganara en segunda vuelta –según el analista Thomas Traumann–, “Lula tendrá una Cámara de Diputados mucho menos dispuesta a negociar con él” que durante sus dos mandatos anteriores. Giro al centro. En ese escenario, ¿cuál debe ser la estrategia de Lula para afrontar la segunda vuelta? No es sólo un debate brasileño, aunque, por el momento, en ningún otro lugar tiene tanta urgencia y efectos prácticos tan inmediatos. Una opción es “moverse al centro”, en la línea del “nuevo capitalismo” propuesto por Tony Blair y Gerard Schroeder a fines del siglo pasado, con los catastróficos resultados de una creciente disparidad social, ya bien conocida. Para Leonardo Attuch, editor de la página Brasil 247, esta exigencia tiene dos objetivos: el derecho a elegir al ministro de Hacienda, alguien capaz de retomar la propuesta del “Puente al futuro” –él cita el nombre del expresidente del Banco Central, Henrique Meirelles– pero, sobre todo, “el mantenimiento de la política de precios de Petrobras y la desmembración de la empresa estatal, que transfiere los ingresos de la sociedad brasileña a fondos locales e internacionales”. Una vez más se destaca el papel decisivo de la petrolera brasileña y los enormes recursos del pre-sal, aún más valorados en el escenario político mundial actual. El debate gira en torno a la propiedad de los recursos naturales –en este caso, del petróleo– y la distribución de los fondos públicos. El mismo diario O Globo dijo, en su editorial del lunes, que el gran desafío de Lula es la economía. Y preguntó: ¿Cuál es su propuesta para reemplazar el techo de gastos? ¿Qué hará con la reforma laboral y las privatizaciones? ¿O sobre la reforma fiscal y administrativa y el papel del Estado y la banca pública en el desarrollo? Para Attuch, “todo lo que ha pasado en Brasil desde las ‘jornadas de junio de 2013′ (cuando se desarrollaron grandes protestas populares contra el gobierno de Dilma Rousseff), incluyendo la Lava Jato y el juicio político, sin delito de responsabilidad, contra la expresidente Dilma Rousseff, siempre ha tenido como objetivo central robar las rentas del petróleo brasileño, después del descubrimiento del pre-sal”.El peligro de “girar al centro” es destacado por varios autores, entre ellos el profesor Valerio Arcary, para quien, en cambio, la campaña debería estar guiada por una “polarización implacable contra Jair Bolsonaro y el peligro fascista”.“Lula y el comando del Frente no deben reducir la campaña a la nostalgia del pasado. Necesitamos presentar propuestas de cambios concretos de vida”, dice Arcary, quien sugiere una amplia lista de medidas: aumento del salario mínimo, obras públicas para generar empleo, fortalecimiento del SUS, ampliación de las cuotas raciales en educación y servicios públicos, revisión de la reforma laboral, derogación del techo de gastos, impuestos a las grandes fortunas, elevación de la exención del impuesto a la renta, cero deforestación, defensa de las reservas de población indígena, derechos de las mujeres y población LGBTQIA+. Y finaliza sugiriendo “no ceder a la presión de girar al centro”. Pero la campaña no comienza hoy. Empezó hace varios meses y una de las primeras decisiones fue invitar a Geraldo Alckmin –hasta entonces un duro opositor a Lula y al PT, vinculado a las políticas neoliberales– para ser candidato a la vicepresidencia. Lula también accedió a mantener la independencia del Banco Central, pero ya dijo que no acepta el techo de gastos. En otras palabras, ya se produjo ese “giro al centro”, que estará en el centro de las tensiones políticas en un eventual gobierno de Lula. Decisión tomada. El debate ilustra bien la correlación de fuerzas en estas elecciones. Pero no solo eso. Si para la campaña de Lula esta opción era inevitable (y ya quedó resuelta, como sabemos) sigue siendo un desafío para la izquierda en todo el mundo, incapaz de ofrecer una propuesta coherente que entusiasme a los votantes, incapaz de encontrar un programa viable, una alternativa al proyecto neoliberal que se expandió por el mundo, como resultado del fin de la Guerra Fría. Esta izquierda, muchas veces, ha preferido esquivar este debate o sustituirlo por otros, como el de las luchas identitarias. El camino es combinar y no oponer o separar las luchas de las clases trabajadoras de las luchas identitarias, dice Guimarães, con razón. Pero es necesario colocarlos en su debida relación para que todas se potencialicen y una no debilite a la otra. Tiene razón al decir que “se cae por los suelos la política de oponer la reivindicación de las identidades oprimidas a las luchas de clases”, pero falta establecer una relación más clara entre ambas, porque no son lo mismo, ni tampoco definen de la misma manera un proyecto político. Nadie tiene derecho a equivocarse sobre el escenario político de un posible nuevo gobierno de Lula, que ha conformado una vasta coalición para enfrentar la campaña electoral. Quizás por eso mismo, la advertencia del expresidente de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa (ABED) y ex vicepresidente del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), Manuel Domingos Neto, sea más valiosa: “La izquierda institucional dejó hace tiempo de llamar a la lucha a los más sufridos”, dijo. “Se acostumbró a llamarlos a las urnas para consagrar una representación política que les promete beneficios”. En este escenario, es Bolsonaro quien llega al corazón de muchos, clamando por la lucha contra el sistema, advirtió“. Contra este farsante –dice Domingos– Lula debe llamar a la gente a cambiar Brasil, no para volver a la época en que comía picaña, viajaba en avión y tenía la oportunidad de llegar a la educación superior”.Pero para eso, primero tiene que llegar al Palacio del Planalto, la sede del gobierno brasileño.

FIN