Por José Luis Valverde Morales
Tarzán el “Hombre mono” de las historietas, era el rey de la selva, cuidaba plantas y animales, los protegía.
En Costa Rica el hombre jaguar, le declaró jurada enemistad a los humildes monitos, dijo palabras más o menos, prefiere sacrificarlos en el altar de los negocios.
Lo acontecido en Gandoca-Manzanillo, en el caribe sur, es señal inequívoca, algunos están prestos a medrar con el medioambiente, máxime, cuando la señal desde arriba es dejar hacer, dejar pasar.
El abandono de los Parques Nacionales, la falta de presupuesto, escasez de vigilancia, invita a los depredadores.
En África el grito de tarzán convocaba al reino animal, en Costa Rica, el rugido de zantar (tarzán al revés) los tiene amedrentados.