¡En el Día del Amor y la Amistad, que los corazones hablen!

Vladimir de la Cruz

Se celebra internacionalmente el 14 de febrero el día de los enamorados, también día del Amor, y desde hace pocos años se le llama «Día de la Amistad», con la intención de darle un manto cobertor más amplio, que fomenta la solidaridad, las relaciones sociales con amigos, compañeros de trabajo o estudio, y la expresión de sentimientos, especialmente, con la pareja y los seres queridos y hasta para estimular más las actividades comerciales asociadas a esta celebración.

Es una fecha que sirve, con estos sentimientos, de afecto y amistad, intercambiar mensajes, obsequios y manifestar cariño.

El amor como sentimiento, como afecto, como pasión o placer siempre se ha experimentado y vivido. Probablemente desde los más antiguos seres humanos sentimientos de esta naturaleza se desarrollaron y se vivieron más que las expresiones instintivas de la naturaleza humana. Los hombres como las diversas culturas de distinta manera lo han expresado.

Desde las antiguas culturas se celebra y rinde culto a este sentimiento y pasión.

Los griegos fundamentaban el origen de la creación del mundo como resultado de un acto de amor. Hesíodo, poeta griego, del siglo VIII A.C., consideraba que el mundo se había creado de la formación, primero, del espíritu del amor, Eros o Cupido y la Tierra, Gea. Luego, de la unión de Erebo, la oscuridad y de Nix, la noche, surgieron Eter, el cielo claro y Hémera, el día. Gea, por su propio poder, produjo a Urano, el firmamento que la cubría, al igual que a las montañas y al mar.

Eros, considerado el más joven de los dioses comenzó a agitar el mundo y todo lo que en él había reuniendo todas las cosas en parejas. De estas primeras parejas, Urano y Gea, cielo y tierra, surgieron los seres que poblarían el mundo, titanes, gigantes, cíclopes, como el resto de los seres.

Así, los griegos concibieron la creación del amor desde el caos de los elementos, que opuestos, se preparaban para recibir la humanidad.

Eros representaba para ellos el deseo de amar. Como figura masculina acompaña siempre a Afrodita o Venus; es el que inspira la atracción afectiva entre los distintos seres; es el que mezcla, une y varía las distintas especies.

Afrodita o Venus, considerada la diosa del amor en el sentido más amplio de la palabra, se le asociaba también a lo que es bello, noble y sublime. Como poder del amor se pensaba que unía la tierra, el cielo y el mar y presidía sobre el amor humano. Se le hacía acompañar de Eros, las Gracias, las Horas, de Himeros, que es el dios del deseo del amor; de Potos, el dios de las ansiedades del amor y de Peito o Suadela, el del suave discurso del amor.

Afrodita presidía la vida del matrimonio y sus ceremonias. En Roma, en su honor, cada año se celebraba un festival llamado Veneralia, de danzas y placeres llenos de pasión.

También, en Roma, realizaban cada año una fiesta dedicada a la fertilidad o Lupercalia, que se celebraba en honor al Dios Lupercus, cada 15 de febrero. Así, esta práctica social de esta festividad se inició en la antigüedad.

Desde el siglo IV A.C. los romanos rendían culto al Dios Lupercus. Acostumbraban, como rito de iniciación, cada 15 de febrero, introducir en una caja nombres de jóvenes mujeres para que los muchachos, al azar, sacando sus nombres, las tuviesen durante todo el año, hasta la siguiente celebración.

Durante más de 700 años practicaron esta costumbre en Roma, hasta que bajo el gobierno del emperador Claudio II, en el 270 D.C., con motivo de las guerras y la necesidad de la movilización de jóvenes y hombres para las mismas, se dispuso, por edicto, prohibir matrimonios de gente joven o en edad de incorporarse al ejército. Así se tendrían a los varones disponibles para las guerras. Además, se consideraba que los soldados casados no se desempeñaban como los soldados solteros, ya que el separarlos de sus familias los afectaba.

Por tal motivo, en defensa del amor, de la pareja y del matrimonio, el Obispo Valentín de Roma, de la localidad de Interamma, de la actual región italiana de Terni, donde se encuentran sus restos, y donde el 14 de febrero se celebra su fiesta patronal, invitó, retando al emperador, a las jóvenes parejas de novios, o de enamorados, que le visitaran en secreto para casarlos y unirlos en el sacramento del matrimonio.

El Obispo consideraba los decretos imperiales indignos. Estimaba el acto de amor como una cualidad de la libertad del hombre, tanto para amar a Cristo como para realizarse en matrimonio.

Cuando el emperador se enteró, primero trató de persuadirle de que se le aliara y sirviese a los dioses romanos, pero el Obispo Valentín, aferrado a su fe, con profunda convicción y voluntad, no renunció a sus creencias, por lo que el Emperador ordenó que se le encarcelara, apaleara, lapidara y decapitara en el 273 D.C., un 14 de febrero.

Esta situación fundamentó que la Iglesia Católica le declarara Mártir del Amor y se oficializara el día de San Valentín como el de los enamorados, junto a la celebración pagana del día de la fertilidad o de la lupercalia, que se seguía celebrando en honor al dios Lupercus.

Cuenta, también, la leyenda y la tradición que en la cárcel, esperando la ejecución de su sentencia, se enamoró de la hija del carcelero, llamado Asterio, que padecía ceguera, produciéndose como un milagro la recuperación de su vista. Se despidió de ella enviándole una nota firmada «de tu Valentín», lo que dio origen a la costumbre de obsequiar tarjetas, en este día.

La situación de la Pandemia del Coronavirus COVID-19, durante estos dos años, no ha permitido los acercamientos sociales afectuosos con personas que no son del propio círculo inmediato de las personas, de la llamaba Burbuja social de cada uno.

Todavía hoy, a pesar de la alta vacunación nacional, imperan las restricciones sociales, los distanciamientos, las precauciones de relaciones afectivas de contactos físicos, con amistades, que se van asimilando como hábitos y comportamientos sociales, lo que ha obligado a fortalecer el refugio hogareño, a mantener las relaciones de amor, afecto y amistad de manera más intensa, a convivir en los espacios comunes con mayor respeto y tolerancia.

El Día del Amor y la Amistad bajo los efectos de la Pandemia no va a dejar de celebrarse en el interior de las familias, y de los amigos cercanos, aunque comercialmente de manera más estrecha o reducida. Este es un día para demostrar también el respeto, la lealtad la incondicionalidad y el sentido del compromiso. La amistad, en los distintos grados e intensidad en que se manifiesta o expresa, como se celebra este día, contiene el amor, de allí su solidez. Amor y amistad son componentes esenciales de la vida y de las relaciones humanas, pero también de la salud de las personas, especialmente de la salud mental.

Una manifestación especial del amor, en un día como éste, es lo que podemos llamar el amor solidario, “amor al prójimo” en la expresión cristiana, que trasciende a la expresión de los afectos, que es la expresión humanizada del amor, enriquecedora de la cultura y de la sociedad, la del encuentro con otros seres humanos, con aquellos que en una situación de crisis social y económica, como la que tiene el país, sufren carencias importantes, esenciales para la vida, a quienes hay que brindarles apoyos, pero también las rutas para salir y superar esas malas condiciones de vida, de trazarles un futuro de esperanza. En la coyuntura política y electoral del país es también señalar cuál ha de ser la mejor, en las opciones que hay hacia el primer domingo de abril, para lograr esa mejor Costa Rica. Esta decisión no es de caridad política, es de decisión política por todos los costarricenses.

Por ello, en el interior de cada Burbuja familiar, en este Día de la Amistad, y en general, cuando abrace a su ser querido, a su pareja, a sus hijos, a sus padres, a sus familiares, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo o de estudio, o a quien tenga oportunidad de abrazar, abrácelo de modo que el lado izquierdo de su pecho toque el lado izquierdo del pecho de su ser querido, y permita con ello que sus corazones «hablen», «se saluden», que sea su corazón el que «toque» o «abrace» el de su ser querido. Esta es la forma más rica e intensa de cómo deben realizarse los abrazos cuando se dan con estos sentimientos profundos de Amistad y de Amor.

¡Feliz día de San Valentín para todos y para todas! ¡Que vivan el amor y la amistad, y la solidaridad!