Fondos de pensiones: Los entretelones de una pérdida anunciada

Por Dr. Luis Paulino Vargas, Economista / Investigador CICDE-UNED

Las voluminosas pérdidas que los regímenes de pensiones complementarias han registrado en los últimos meses, surgieron, no exclusivamente, pero sí principalmente, de las inversiones realizadas en los casinos de la especulación global, o sea, en las grandes bolsas de valores del mundo. Eso es algo que ha quedado claramente demostrado en los reportajes de la excelente periodista Natalia Díaz, que el Semanario Universidad han venido publicando.

Al respecto, comparto con ustedes algunas breves consideraciones:

  • El problema tiene facetas diversas e interconectadas: éticas e ideológicos, normativas e institucionales.
  • Lo ético se manifiesta de diversas formas. Por ejemplo, en el grave conflicto de intereses que plantea la “puerta giratoria”: hoy vemos a una persona que es gerente o tiene una importante posición en alguna poderosa empresa financiera, y mañana esa misma persona tiene a su cargo importantes responsabilidades en alguna de las entidades a cargo de la vigilancia y regulación de esas empresas financieras. El claramente el caso de Rocío Aguilar Montoya, quien en el pasado estuvo vinculada al Banco Banex, la Corporación ALDESA y la Asociación Bancaria Costarricense, y hoy preside tanto la Superintendencia de Pensiones (SUPEN) como la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF). También plantea una seria interpelación ética, el que nuestros fondos de pensiones se inviertan en empresas vinculadas a actividades muy cuestionables, como es el caso de la industria bélica y de armamentos.
  • Lo ideológico se hace manifiesto en la ligereza con que se cede al embrujo de la especulación financiera, aparentando sofisticación y modernidad donde solo hay impericia y ligereza. El caso es que estos sistemas de pensiones fueron diseñados bajo el influjo cultural del neoliberalismo, y ello inevitablemente se refleja y reproduce en la forma tan desprolija como se les gestiona. Téngase en cuenta que, en la práctica, son regímenes privados, centrados en cuentas de capitalización individual y extraños a cualquier criterio de solidaridad.
  • La normativa y la institucionalidad vigentes, no solo reflejan muy bien esa laxitud ética y esa torpeza ideológica, sino que las propician y facilitan, e incluso las premian, puesto que ni siquiera contemplan ninguna penalización para casos como los actuales, donde la imprudencia ha traído graves perjuicios. La ligereza con que se ha propiciado que una parte creciente de nuestros ahorros, se destinen a inversiones especulativas fuera de Costa Rica, y la evidente desidia con que las entidades regulatorias miran todo esto, no solo es producto del sesgo ideológico desde el cual actúan y trabajan, sino que es algo que la ley y la institucionalidad activamente promueven.
  • Las pérdidas sufridas no se recuperarán jamás. Usted y yo, debíamos haber tenido durante estos meses una ganancia, así fuera pequeñita, y en su lugar tuvimos grandes pérdidas. Esa diferencia negativa inevitablemente pesará en nuestra futura pensión.
  • Siendo cierto que entre 2010 y 2020 las bolsas de valores del mundo tuvieron un comportamiento expansivo bastante sostenido, y que ello pudo tentar a nuestras operadoras de pensiones y alimentar sus fantasías ideológicas y la ligereza de sus decisiones, también debe entenderse que las condiciones están cambiando: las bajísimas tasas de interés y las políticas monetarias súper expansivas, que alimentaron esos auges bursátiles, se fueron y, al menos por unos años más, no volverán. Estamos entrando en una fase de tasas de interés más altas y políticas monetarias más contenidas, lo que significa que los grandes bancos centrales del mundo dejarán de poner a disposición de los bancos, las enormes reservas excedentarias que alimentaron los auges especulativos de las bolsas de valores.
  • Tengamos claro que este problema sobrepasa por muchos las personas, individualmente consideradas. Podría forzarse que renuncien, en pleno, todas las autoridades que, de una u otra manera, por desinterés, ineptitud o venalidad, han propiciado que ocurra este desastre. Pero ello no evitará que luego venga otra gente que actúe de forma similar. El problema es estructural: está enraizada y circula en la ideología desde la que esto se gestiona, y se cristaliza en normas, instituciones y organizaciones. Solo si estas últimas cambian, podremos lograr que aquella ideología deje de ejercer su dañino influjo, y que otras personas, técnica y profesionalmente solventes, aporten nuevas formas de hacer las cosas, desde valores comprometidos con el bien de la gente y el beneficio de Costa Rica.
  • En conclusión: necesitamos cambios de fondo en la normativa y en la institucionalidad vigentes: hay portillos que deben cerrarse, obligaciones que deben quedar claras y objetivos que hay que replantear. Urge que el sistema financiero se ponga a trabajar en serio para diversificar, sobre bases sólidas y confiables, las posibilidades de inversión. Es absolutamente descabellado que nuestras operadoras de pensiones saquen del país cantidades enormes de capitales, mientras múltiples y urgentes necesidades de inversión pública, que podrían ser inversiones seguras y rentables, permanecen desfinanciadas. Como también es un grosero pleonasmo, aducir que el mercado financiero costarricense es “pequeño”, y que por ello el gobierno debe financiarse con deuda externa ¿Cómo que es “pequeño” mientras los fondos de pensiones lanzan tales correntadas de dinero hacia las ruletas de la especulación global? Hay en todo esto, serias anomalías y múltiples contradicciones y falacias, todo lo cual convoca obligatoriamente a profundas reformas.

En adelante, los intereses nacionales, y, a su lado, los intereses de las personas cotizantes, deben primar sobre los intereses del negocio financiero y lo de las burocracias a cargo de la regulación.

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Fondos de pensiones: Los entretelones de una pérdida anunciada

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