José Luis Pacheco Murillo
Ayer falleció a los 93 años el señor José León Sánchez Alvarado. Esa muerte podría pasar inadvertida como la de cualquier otra persona, sin embargo, este hombre reflejó varias cosas que de alguna manera reflejaron también a nuestra sociedad.
La primera de ellas fue la injusticia del sistema judicial. Fue condenado por un crimen que no cometió y a raíz de de esa circunstancia su vida se transformó completamente. Un trato inhumano, una vida que no merecía a sus veinte años de edad.
Pese a ello, pese a la degradación física y moral, su mente y su espíritu combativo lo llevó en dos oportunidades a buscar la libertad. Pretensiones que fueron cortadas por la acción policial. Pero su mente y su espíritu seguían deseosos de libertad y la encontró en escribir y esa escritura fue la que poco a poco abrió sus alas a esa libertad añorada. Aprendió a leer y escribir en la cárcel y en la cárcel inició su fructífera carrera de escritor.
Ganó un concurso literario en 1963 y eso llamó la atención del sistema y de la injusticia cometida. En 1967 salió de la cárcel, ya con su libro “La isla de los hombres solos” que fue el que le abrió las puertas a un mundo de reconocimientos y de justicia tardía. La Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia lo absolvió del crimen que se le achacó e incluso la Iglesia Católica le pidió perdón por la injusticia cometida.
Su vida, desde su nacimiento fue una prueba constante de sobrevivencia. Fue a muy corta edad a un reformatorio y de ahí escapó a una vida de peligro constante y a sus 20 años detenido y acusado de un crimen por el que se le apodó “el monstruo de la basílica”. Condenado a cadena perpetua, gracias a su esfuerzo personal poco a poco fue logrando ubicarse en un camino de regreso.
Recibió el reconocimiento premio Nelson Mandela y además se le designó como miembro de la comisión de Derechos humanos en México y luchó incansablemente por los derechos de los prisioneros.
Su obra literaria de más de 30 libros, ha dado la vuelta al mundo e incluso su libro “La Isla de los Hombres Solos” se llevó al cine.
Amó profundamente la libertad y dejó plasmado ese amor a través del personaje de su obra, Jacinto, que dijo: “por la libertad yo diera una mano y un ojo, y quizá las dos manos, y quizá los dos ojos”.
Descanse en paz, José León Sánchez y gracias por tu aporte literario, pero especialmente, por tu aporte a la grandeza del ser humano.