Las candidaturas y la participación ciudadana

José Luis Pacheco

Tener 25 candidatos a la presidencia de la República podría considerarse una fortaleza de cualquier democracia, sin embargo, analizando las circunstancias que vive el país, lo sucedido en elecciones anteriores y lo que la ciudadanía espera, habría que establecer fuertes interrogantes sobre si eso ayuda a la democracia. Si bien hemos entendido y se realiza una asimilación de conceptos entre participación y democracia, lo cierto del caso es que no siempre sucede como lo pensamos.

Creo que la democracia se alimenta de una participación sana, equilibrada y con una representación adecuada de los sectores, pero también con una participación de calidad, con gente que haya demostrado una preparación adecuada para el cargo que se pretende. Si eso no se da, si el que llega sin estar preparado, sin tener conocimiento y sin tener el temple para la toma de decisiones y la capacidad para que estas sean correctas, el asunto será muy complicado y la democracia sufrirá un duro golpe.

Desde luego que tampoco quisiéramos que las cosas se den como se vienen dando en Nicaragua, en donde en lugar de alentar una participación democrática, se impide y se violentan derechos fundamentales.

“Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”

¿Esa participación masiva hace suponer que en muchas personas el tema de llegar a la presidencia de la República supone un asunto sencillo, sin mucha importancia sobre el cómo y el para qué? Como si ese traje tuviera una medida de adaptarse a cualquiera independientemente de sus características.

Eso no es así o, al menos, no debería de serlo. Aspirar a gobernar un país supone la existencia de una preparación adecuada y que se ha venido teniéndola por muchos años antes de aspirar.

Alguien dijo que “aspirar a un puesto para el que no se esté preparado es el primer acto de corrupción”. Y ha habido casos en que esa manifestación ha sido corroborada y con creces, desgraciadamente para todos los demás. 

Dios quiera que esta ebullición de candidaturas no confunda al electorado. No hagan perder el entusiasmo de la participación de los ciudadanos y que no sea letal para la democracia.