UCR: Proyecto universitario combate las violencias por medio del arte

Natalia Odio González

Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social

“Buscamos la creación de una población estudiantil con más espacios para expresar sus miedos, sentires y molestias en relación con las violencias existentes en sus contextos inmediatos en la Universidad”, expresó Méndez. Fotografía de Anel Kenjekeeva.

En los últimos años, la comunidad estudiantil de la Universidad de Costa Rica (UCR) ha identificado dos fenómenos principales de violencia que perturban las dinámicas de relaciones humanas dentro de las instalaciones universitarias: los actos delictivos dentro del campus y los comportamientos de acoso y hostigamiento sexual.

El proyecto de acción social Sanando rutas y espacios en la U (EC-470) trabaja por medio del arte para combatir y denunciar las problemáticas de las violencias existentes en los espacios universitarios, así como informar sobre las políticas de protección nacionales e institucionales. Esta iniciativa surge desde la Rectoría y está pensada como “un organismo vivo que se va alimentando de la colaboración de muchas personas”, indicó Grettel Méndez, co-coordinadora del proyecto.

El EC-470 es un proyecto de reflexión, sensibilización, intervención artística y participación colectiva que utiliza herramientas como el baile, canto, teatro y performance para recuperar aquellos espacios en los que se ha cometido algún acto violento y sanarlo para que todos y todas puedan apropiarse nuevamente de él. Esto, en busca del mejoramiento de las relaciones sociales, estudiantiles, académicas, docentes y administrativas, con respeto por la integridad de toda persona y en reconocimiento pleno de sus derechos.

“La performance realizada el año anterior para mí significó mucho más que la pieza en sí. Significó unir a un grupo de mujeres que no se conocían en un espacio de apoyo, abrazos, escucha y mucho amor”, indicó Méndez. Fotografía de Anel Kenjekeeva.

Este proyecto trabaja con una metodología de diagnóstico en la que se realizan talleres de “mapeos sentimentales” para identificar las áreas que representan una amenaza para los y las estudiantes según sus propias vivencias. Una vez que estos sitios están ubicados, se trazan las rutas que generan temor a la comunidad universitaria y se llevan a cabo intervenciones artísticas para sanarlas.

“Pensamos que la intervención artística no debe darse de manera descontextualizada, porque si hablamos de una problemática tan fuerte y transversal como lo son las violencias, necesitamos un sustento. De ahí nace la idea de hacer un etapa diagnóstica”, indicó Méndez.

En 2018 se realizó la primera intervención artística del proyecto en la Sede Rodrigo Facio como acto de conmemoración del cierre de la primera etapa del proyecto. En esta actividad, más de 30 mujeres estudiantes, funcionarias y artivistas formaron una red de transformación en espacios identificados como vulnerables a la violencia, como el pretil y alrededores de las Facultades de Ciencias Económicas, Artes y Medicina.

“Desde la Escuela de Artes Dramáticas estamos generando un cambio que va más allá de evitar que ocurran las violencias, porque eso no lo podemos hacer con el proyecto, pero sí refleja la importancia de denunciar, que la gente conozca lo que pasa y se genere un cambio”, expresó Mora. Fotografía de Anel Kenjekeeva.

En este recorrido simbólico se realizó una performance de larga duración con una pieza elaborada de forma colectiva. Además, en los lugares en los que se habían manifestado formas de violencia se sembró una planta y se colocó una pequeña copia de la pintura elaborada por Natalia Astuacas como herramienta para resignificar el espacio.

“Sanando rutas” también ha realizado diagnósticos en el Recinto de Turrialba y el Recinto de Guápiles, por lo que esperan llevar los resultados y las intervenciones artísticas correspondientes en lo que resta de 2019.

Para este 2019, se realizará una convocatoria abierta para todas las personas que deseen participar de dos de las intervenciones artísticas programadas. Para esto, se llevará a cabo un proceso de talleres con los y las interesadas en los que se trabajará en busca de una construcción colectiva.

“Es importante comprender que este proyecto va más allá de llegar y llevar presentaciones artísticas a los lugares, sino que es un proceso en el que se trabaja a partir de las realidades de cada lugar y donde ellos y ellas mismas generan sus formas de expresión, de arte y de denuncia” indicó Karina Mora, co-coordinadora del proyecto.

El EC-470 continúa trabajando por la denuncia, información y acompañamiento de las personas que han sido víctimas de violencia para estar verdaderamente presentes en todos los espacios, sanando incluso desde los cuerpos.

 

Información generada desde la Vicerrectoría de Acción Social, UCR.

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