Del espacio también se aprende
Actividad Diálogos entre Arquitectura y Pedagogía profundizó en aportes del espacio físico al aprendizaje
Barbara Ocampo Hernández,
Periodista Vicerrectoría de Docencia Y RIFED
Se aprende con la familia, con los docentes y con el espacio también; no es lo mismo asistir a clases en un bus, en una finca, en un laboratorio o en un aula universitaria. Luces, colores, texturas, temperaturas, olores, formas; todo ello se mezcla para transmitir sensaciones, generar interacciones, y por supuesto, permitir aprendizajes.
Media centena de personas dialogaron durante cuatro horas en el tercero de la serie de Diálogos entre Arquitectura y Pedagogía. Esta vez el enfoque fue El espacio como el tercer docente y se contó con la participación de la M.Ed. Carolina García y de los arquitectos Irina Funes y Vladimir Quesada.
La actividad forma parte de una iniciativa de la Red Institucional de Formación y Evaluación Docente (RIFED), en conjunto con la Escuela de Arquitectura para construir conexiones entre disciplinas por medio de temas retadores.
La coordinadora general de la Red, Dra. Eleonora Badilla Saxe, se mostró muy complacida con la activa participación del nutrido grupo de personas que asisten, “la interdisciplinariedad es una necesidad en el mundo actual y el interés que ha generado estos Diálogos lo confirma”, manifestó.
Sensibilidad y humanización
Carolina García, en su presentación de Espacios para el aprendizaje, señaló que estos “deben reflejar lo político, lo artístico, lo pedagógico”. Ella como líder académica de un centro de aprendizaje para la primera infancia inspirado en el enfoque educativo Reggio Emilia, explicó que los espacios deben ser dignos y agradables porque los infantes lo merecen.
De hecho, aunque no hubiese posibilidad de realizar un diseño arquitectónico de acuerdo con el enfoque educativo, insistió en que sí es posible intervenir lo existente. García comentó que se puede echar mano de objetos sueltos para que las personas aprendices creen sus propias narrativas.
En el caso de niños y niñas los materiales como colchonetas y cajas son apropiadas para crear historias y vivir sus aventuras imaginarias. García dijo que “los pisos son lienzos en blanco, son una oportunidad para aprender cuando se gatea”, ya que permiten al bebé sentir y observar.
Otros aspectos importantes que recomendó Carolina García fueron la colocación de los elementos y objetos a escala y una concepción de las áreas que permita la movilización y la relación con los demás, ya sea con niños y niñas de otras edades o con adultos, para así generar el sentido de comunidad. Así mismo, resaltó el decorado hogareño: con colores suaves, fotografías y obras de arte que los hagan sentirse en casa.
Esta misma filosofía fue compartida por el Arq. Vladimir Quesada, quien realizó su proyecto Nuevos espacios para el estímulo de la creatividad en la educación inicial costarricense, en el espacio de la Escuela Los Lagos de Heredia y utilizó distintos parámetros de diseño como la convergencia con la comunidad, el uso de escalas inclusivas y la variedad de áreas para la socialización.
Finalmente la Arq. Irina Funes, con Espacios para la crianza infantil, mostró como el diseño arquitectónico puede ser un aliado para apoyar el desarrollo humano. Ella partió de una experiencia concreta: el Hospicio de Huérfanos de San José. Su visión fue amortiguar ciertas carencias y apoyar el desarrollo de los niños y jóvenes, partiendo de teorías como el constructivismo, la lúdica pedagógica o neurociencia.
Precisamente el próximo Diálogo entre Pedagogía y Arquitectura desarrollará este último tema desde diferentes aristas. Espacio, cognición y aprendizaje estará a cargo del Arq. Jorge Grané del Castillo; el antropólogo y científico cognoscitivo Johnny Cartín Quesada; y el periodista, productor y guionista de audiovisuales Tobías Ovares Gutiérrez.
Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/
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