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Etiqueta: docencia

De patentes y universidades públicas

José María Gutiérrez
Profesor emérito, Universidad de Costa Rica
jose.gutierrez@ucr.ac.cr

El día de la multitudinaria marcha en apoyo de la educación pública circularon en redes sociales videos en los que se planteaba, entre otras cosas, que las universidades públicas costarricenses generaban muy pocas patentes y que esto era una señal de debilidad y de escaso aporte al desarrollo del país. Estos comentarios invitan a la reflexión.

¿Qué son las patentes?

Las patentes son un instrumento mediante el cual los estados confieren derechos exclusivos a las personas, instituciones o empresas que han desarrollado una invención, de manera que se impida a otros, dentro del territorio en cuestión, su utilización durante el período de tiempo en que rige la patente, si no se hace mediante autorización del titular de la misma. Para calificar como patente, estos desarrollos deben ser novedosos, tener carácter inventivo y potencial de aplicación industrial, diferenciándose de productos o procesos existentes. Los titulares de las patentes pueden licenciarlas a terceros para que estos las utilicen en la fabricación de bienes o la provisión de servicios.

¿Son las patentes un indicador de desarrollo científico y tecnológico?

El número de patentes que genera una institución o un país se ha considerado un parámetro que evalúa el grado de desarrollo científico-tecnológico y de innovación. En general, los países del norte global generan una mayor cantidad de patentes que los del sur global y Costa Rica no es la excepción. En nuestro país se concede un número escaso de patentes a personas costarricenses, lo cual es un indicador de un limitado nivel científico-tecnológico, como lo ha señalado el Informe del Estado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Pero se corre el riesgo de hipertrofiar el valor de las patentes como criterio valorativo de desarrollo científico-tecnológico al no verlas como un elemento más de un universo de parámetros mucho más amplio.

¿Es el escaso número de patentes otorgadas un signo de debilidad de las universidades públicas de Costa Rica?

No necesariamente. El crecimiento de la investigación científico-tecnológica y de innovación en un determinado país se acompaña, en términos generales, de un creciente número de patentes. Y el número de patentes concedidas a universidades públicas de Costa Rica es limitado; eso es verdad. Sin embargo, este tema debe analizarse con cuidado y a la luz del contexto nacional y de la misma filosofía que guía a las universidades públicas del país.

Patentar por patentar, como un fin en sí mismo, no tiene sentido, por al menos tres razones: (1) el proceso de patentamiento y el seguimiento a la protección de las patentes es caro y representa una erogación importante para las instituciones si se hace de una manera indiscriminada; por ello, se debe tener claro qué se requiere patentar y por qué. (2) Muchas patentes nunca se trasladan al plano real de la producción de bienes y la provisión de servicios. O sea, existen patentes que no son utilizadas y no redundan en beneficios para la colectividad. (3) La protección de los hallazgos científico-tecnológicos se puede hacer mediante otros mecanismos distintos de las patentes, los cuales también son reflejo de dicho desarrollo. La pregunta no sería entonces cuántas patentes tiene un país o una institución, sino más bien cómo la investigación impacta en la calidad de vida de la población, en el bien común, independientemente de si los descubrimientos se patenten o no.

Las universidades públicas costarricenses constantemente proyectan los resultados de sus investigaciones a amplios sectores de la sociedad mediante procesos que no involucran patentes. Estas universidades son el principal reservorio científico-tecnológico del país y generan un gran volumen de conocimiento, mucho del cual se vierte a la sociedad de diversas maneras.

Estos conocimientos se canalizan a través de la extensión o acción social, y tienen un impacto enorme en el desarrollo económico, social y cultural del país. Por lo tanto, el hecho de que las universidades públicas no generen muchas patentes no significa que las mismas no estén produciendo continuamente investigación científico-tecnológica de alto nivel y pertinencia, ni que esta no se proyecte a la sociedad de múltiples formas. La obsesión por las patentes no debe hacernos dejar de ver que la acción de las universidades públicas impacta de manera decisiva en el desarrollo, la prosperidad y la equidad del país.

A manera de ejemplo: lo que ha hecho el Instituto Clodomiro Picado

Estos conceptos se ilustran claramente con la evolución científico-tecnológica del Instituto Clodomiro Picado (ICP), una unidad de investigación de la Universidad de Costa Rica cuya misión es aportar soluciones al problema de los envenenamientos por animales ponzoñosos y contribuir con la biotecnología del país. Uno de los ejes principales de acción del ICP es el desarrollo tecnológico y la producción de sueros antiofídicos o antivenenos, no solo para Costa Rica sino también para el resto de Centroamérica, varios países de Sudamérica y también países del África sub-Sahariana.

En esta evolución, el ICP ha desarrollado importantes innovaciones en la tecnología para la producción de antivenenos. Algunos aspectos de esta tecnología eran susceptibles de protección y hubieran permitido efectuar una solicitud de patente. Pero el ICP decidió más bien que estos valiosos conocimientos sean de dominio público, de manera que los mismos puedan ser aprovechados por laboratorios productores de antivenenos de otras latitudes.

¿Por qué esa decisión? Porque la gran mayoría de laboratorios productores de antivenenos están ubicados en instituciones públicas de países del sur global, donde ocurren la mayoría de los envenenamientos por serpientes y escorpiones. Si se hubiera protegido estas tecnologías, este conocimiento no se habría utilizado por muchos de estos laboratorios, por motivos obvios. Por el contrario, el haber hecho público estos saberes ha permitido que países de América Latina y Asia hayan incorporado esta tecnología en sus procesos productivos.

Como consecuencia, se ha mejorado la producción y el abastecimiento de antivenenos en estas regiones y ello ha permitido salvar miles de vidas. La filosofía de la universidad pública, centrada en la procura de la excelencia y del bien común, sirvió de guía para esta decisión. No hubo patentes en este aspecto del trabajo del ICP. ¿Significa esto una debilidad? Todo lo contrario; se trata de una fortaleza que ha tenido gran impacto en la salud pública.

Por otra parte, el ICP desarrolló una tecnología novedosa para la producción de medicamentos derivados de sangre humana, tales como inmunoglobulina y albúmina. Aquí el análisis fue diferente. La producción de derivados de sangre humana está en manos de grandes empresas farmacéuticas privadas. Haber divulgado libremente dicha tecnología, como se hizo con los sueros antiofídicos, habría significado ‘regalar’ este conocimiento a dichas empresas.

En este caso se procedió de manera distinta: la Universidad de Costa Rica patentó esta tecnología en un gran número de países donde se ubican esas empresas, y la patente ha sido licenciada a una empresa colombiana, mediante un contrato que garantiza regalías a nuestra universidad cuando la empresa entre en la etapa de comercialización. Esto, además, fortalecerá la capacidad regional y la autosuficiencia en la producción de hemoderivados en América Latina. También se dejó planteada la posibilidad de producir estos medicamentos en Costa Rica para el sistema de salud pública nacional.

Conclusión

Estos ejemplos ilustran que el tema de las patentes en las universidades demanda un análisis crítico y no se puede tomar a la ligera. Lo esencial debe ser fortalecer el desarrollo científico-tecnológico endógeno, mediante una política decidida en la cual las universidades públicas tienen un papel central. Pero, además, se requiere garantizar que la ciencia y la tecnología beneficien a amplios sectores de las poblaciones y tengan como norte la procura del bien común.

El aporte científico-tecnológico de las universidades públicas permite conocer y brindar soluciones a muy diversos problemas del país y más allá. Y ese conocimiento lo vierten estas instituciones a la sociedad mediante variados mecanismos. El patentamiento y el licenciamiento de las patentes para su explotación son una forma, pero no la única ni la más importante, como el conocimiento fluye de los centros de investigación a la sociedad. Por lo tanto, juzgar el aporte científico-tecnológico de las universidades en términos de cuántas patentes tienen es una visión limitada y simplista que deja de ver un enorme abanico de contribuciones.

Las universidades públicas deben depurar continuamente su capacidad para generar nuevo conocimiento a través de la investigación y proyectar ese conocimiento mediante la docencia y la acción social o extensión. Pero deben hacerlo teniendo siempre como mira la procura del bien común, el bienestar de las mayorías y el desarrollo con dignidad y equidad. Para ello, entre otros requisitos, estos centros de educación superior necesitan recibir del estado el financiamiento que requieren, acorde con las necesidades del país y con el mandato constitucional. Por ello es fundamental asegurar un presupuesto justo para la educación pública en general y para la educación superior pública en particular.

*El autor agradece las valiosas discusiones que sobre este tema ha tenido con Mariángela Vargas, Guillermo León y demás colegas del Instituto Clodomiro Picado.

Las universidades públicas convocan a una marcha en defensa de las inversiones del país en educación

Tanto estudiantes como funcionarios docentes y administrativos participan activamente en las marchas que han convocado las universidades públicas. A estas actividades también se unen diversos grupos y colectivos sociales, sindicatos, partidos políticos y público en general. Foto: Anel Kenjekeeva, UCR.

Los rectores y la rectora de las instituciones de enseñanza superior mantienen una fuerte posición a favor del desarrollo de Costa Rica

Educación hoy, paz mañana

Por primera vez en la historia democrática de Costa Rica, el Poder Ejecutivo no logra consensuar el acuerdo anual que invierte los recursos públicos necesarios para el correcto funcionamiento de las cinco universidades estatales, al que se le denomina Fondo Especial para la Educación Superior (FEES).

Las negociaciones que se dan en conjunto entre las cinco universidades reunidas en el Consejo Nacional de Rectores (Conare) y las representaciones del Gobierno, dentro del marco de la denominada Comisión de Enlace, resultaron infructuosas debido a la intransigencia del Poder Ejecutivo para otorgar un aumento que al menos contrarreste el aumento por el costo de vida.

Y es que según el Informe de Política Monetaria del Banco Central de Costa Rica, el cual se publicó en el mes de julio pasado, la expectativa de inflación para finales del 2024 será de 3,1 %; el Gobierno dijo a las universidades que solamente propone dar un aumento del 1 % para el FEES, lo que pone en una grave posición el accionar de las universidades, por lo que tal propuesta fue rechazada de forma tajante por el Conare.

Inclusive, el mandato constitucional dicta que el Estado debe aportar el 8 % del PIB para la educación pública, desde donde se obtiene el FEES para las universidades, pero esta ley no se ha cumplido y perjudica el quehacer de las universidades públicas en sus cinco actividades sustantivas: Acción Social, Docencia, Investigación, Vida Estudiantil, y Administración.

Cuadro 1. Información tomada de UCR en cifras, fuente: Oficina de Planificación Universitaria UCR.

De tal forma, las cinco universidades estatales han convocado a una marcha nacional en defensa de la inversión en la educación pública, que se llevará a cabo el próximo miércoles 28 de agosto. La comunidad universitaria de la UCR saldrá desde el Pretil de la Escuela de Estudios Generales a las 9 a.m. y se dirigirá hacia el Parque de la Democracia, en San José.

Un aporte económico estatal que viene en declive

Esta movilización social responde a los múltiples intentos del Gobierno del presidente Rodrigo Chaves Robles, por desfinanciar y desmantelar la educación pública universitaria, en beneficio de algunos sectores privados que quieren lucrar con este derecho constitucional y obtener enormes beneficios económicos.

Cuadro 2. Información tomada de UCR en cifras, fuente: Oficina de Planificación Universitaria UCR.

Por ejemplo, una de las nefastas consecuencias que se obtiene de estas políticas, además de la baja en la calidad de la educación pública, es una amplia desigualdad de oportunidades para las y los jóvenes que buscan, por medio de una carrera universitaria, convertirse en profesionales y así alejarse de la pobreza y de la delincuencia.

Una educación universitaria pública fortalecida es garantía de paz, seguridad, desarrollo e inclusividad para Costa Rica, y los próceres que elaboraron y firmaron la Constitución Política lo tenían muy claro, por lo que buscaron blindar con leyes esa importante inversión en educación que debe hacer el país, para asegurar un buen futuro para todas las generaciones.

¡Una educación superior pública de calidad es de tod@s y es para tod@s! Defendámosla en todos los espacios, incluyendo en las calles… ¡acompáñenos en la marcha del 28 de agosto!

Cuadro 3. Información tomada de UCR en cifras, fuente: Oficina de Planificación Universitaria UCR.

Convocatoria a la marcha: Educación hoy, paz mañana

Cuándo: 28 de agosto, 2024
Hora: 9:00 a. m.

Quiénes: las cinco universidades públicas se encuentran en la Fuente de la Hispanidad

Otto Salas Murillo
Periodista, Oficina de Comunicación Institucional, UCR

La UCR es un semillero de calidad para el sector educativo de Costa Rica

La UCR continúa siendo un referente en la educación superior costarricense y contribuye significativamente al progreso del país, a través de una educación inclusiva y de excelencia. Foto Laura Rodríguez, UCR.

La educación pública atraviesa actualmente una de sus peores crisis en su historia; sin embargo, la formación de profesores altamente capacitados por parte de la UCR se convierte en uno de los aportes fundamentales, en la lucha por mejorar esta situación.

En medio de la problemática que se vive en las escuelas y colegios del país, en cuanto a la deficiente formación que reciben las y los jóvenes por parte de un cuerpo docente poco capacitado, a lo que se suma la pobre inversión en infraestructura y la disparidad en el acceso a la tecnología, la Facultad de Educación de la UCR sí cumple su misión de proveer el recurso humano necesario para ayudar a revertir este panorama.

Prueba de ello es que las carreras de Bachillerato en Ciencias de la Educación, con énfasis en Educación Especial; y el Bachillerato y Licenciatura en Educación Primaria, ambas impartidas en la Sede Rodrigo Facio, recibieron el certificado de acreditación oficial por parte del Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes).

La ceremonia de entrega del certificado de acreditación se llevó a cabo a inicios de junio en el Aula Magna de la Universidad de Costa Rica (UCR).

A dicho evento asistieron la M. Sc. Martha Eugenia Picado Mesen, miembro del Consejo Nacional del Sinaes; el Dr. Roberto Guillén Pacheco, rector en ejercicio de la UCR en ese momento y vicerrector de Administración; la Dra. Julieta Solórzano Salas, directora de la Escuela de Orientación y Educación Especial; y la Dra. Nora Cascante Flores, directora de la Escuela de Formación Docente. También estuvieron las representantes estudiantiles Sara Camacho Mata, de Educación Especial, y Montserrat Villacis Llobet, de Educación Primaria.

La reciente acreditación de las carreras de Educación Especial y Educación Primaria de la UCR subraya el compromiso que tiene la UCR con la formación de profesionales capaces de hacer frente a los retos inmediatos. Foto Karla Richmond, UCR.

Un compromiso con la calidad

Precisamente, Sara Camacho expresó con emoción que cursar esa carrera le representó dar un giro de 180º: “es algo precioso trabajar con personas en situación de discapacidad, desde un énfasis de Derechos Humanos o desde el modelo social. Para mí ha sido un cambio radical saber que estas personas lo que necesitan es la eliminación de las barreras que les pone la sociedad y el entorno”.

Por su parte, Montserrat Villacis destacó la importancia de una acreditación, “que la carrera esté acreditada implica que tiene calidad y que cuenta con todo lo necesario para desarrollarse. Se trata de un proceso de mejora, lo que significa que todos los años está intentando ver en qué se puede mejorar”.

La Dra. Julieta Solórzano subrayó en su discurso la importancia que tiene el compromiso que caracteriza a la UCR con la calidad educativa: “los ejercicios de autoevaluación implican retos importantes para las diversas poblaciones que participan e integran a la carrera. Sin embargo, el compromiso de la unidad académica con la calidad ha sido la constante en cada una de las actividades que emprendemos”.

Asimismo, Solórzano resaltó la trayectoria de la carrera de Educación Especial, que este año celebra su 50 aniversario, y que ha evolucionado para ofrecer una educación inclusiva y equitativa, ajustada a las necesidades individuales de cada estudiante.

El Sinaes conmemora este año su 25 aniversario, siendo una guía para la mejora continua de la educación superior en Costa Rica. Foto cortesía Sinaes.

La Dra. Nora Cascante también hizo énfasis en la excelencia de la carrera de Educación Primaria, que goza de una gran historia desde 1940.

“La acreditación obtenida no sólo es un motivo de celebración, sino también un compromiso para continuar mejorando y ofreciendo una formación cada vez más integral a los futuros docentes del país”, afirmó Cascante.

La UCR es un eslabón importante en la cadena de la educación costarricense

Finalmente, el Dr. Roberto Guillén señaló que la búsqueda constante de la excelencia es una de las tareas que cumplen con creces las universidades públicas.

“Nos caracterizamos porque en los procesos de transmisión del conocimiento procuramos que las personas estudiantes tengan una formación integral, es decir, somos conscientes que existe un compromiso con una educación de calidad, que forme profesionales preparados y preparadas para desarrollarse en la esfera pública o privada, y con bases sólidas, tanto en conocimiento como en valores”, aseguró Guillén.

La carrera de Bachillerato en Ciencias de la Educación, con énfasis en Educación Especial, y la carrera de Educación Primaria han demostrado su compromiso con la excelencia, al obtener nuevamente la acreditación por parte de Sinaes. Este reconocimiento no sólo avala la calidad académica y pedagógica de estos programas, sino que también refleja el esfuerzo colectivo de estudiantes, docentes y personal administrativo.

En un contexto educativo desafiante, la UCR se destaca entonces como un faro de calidad y compromiso, asegurando que sus egresados y egresadas estén preparados para enfrentar y transformar la realidad educativa del país, promoviendo una educación inclusiva y de vanguardia.

Otto Salas Murillo
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

UCR: Mujeres docentes de la UCR tendrán apoyo permanente para realizar publicaciones

En este momento 12 docentes se encuentran en el proceso de escritura. Son la cuarta generación de PUBLICARE (de arriba a abajo y de izquierda a derecha): María Melissa Rojas Downing Escuela de Ingeniería de Biosistemas, Paola Montero Sánchez de la Sede del Pacífico, Tatiana Zúñiga Salas de Artes Plásticas,Eugenia Gallardo Allen de Estadística, Zuiri Méndez Benavides de Sociología y de Ciencias Políticas, María del Milagro Granados Montero de Escuela de Agronomía, Mariángel Sánchez Alvarado de Trabajo Social, Jeannette Aguilar Villamariona de Psicología, María del Carmen Acuña Rodríguez de la Sede del Atlántico, Andrea Vincent Rossi de Biología, Ana Marcela Montenegro Sánchez de la Sede Guanacaste, Iria Briceño Álvarez de Bibliotecología y Ciencias de la Información.

Convocatoria está abierta hasta el 13 de junio de 2024

Más de 80 artículos y capítulos de libros se han enviado gracias al apoyo que PUBLICARE ha brindado a 48 investigadoras

La Universidad de Costa Rica, por medio de una Resolución de la Vicerrectoría de Docencia, estableció de manera permanente el espacio PUBLICARE; un programa que apoya a las académicas para que puedan escribir y publicar resultados de investigaciones, proyectos de docencia o acción social o tesis de maestría y doctorado, defendidas en los últimos tres años.

Luego de dos años de apertura del espacio y gracias a los resultados positivos y al esfuerzo de las participantes, se decidió establecer como un espacio fijo en la institución. A la fecha, se han desarrollado y enviado a publicar 85 artículos y capítulos de libro por parte de las cuatro generaciones de académicas beneficiadas por esta iniciativa.

“El espacio para formarse en estrategias de escritura académica ha evolucionado para disminuir los tiempos de envío de manuscritos a las revistas. Sin embargo, el principal aporte detectado por las académicas ha sido la formación de una estructura de apoyo. Es decir, incluso cuando se ha finalizado la participación directa en el espacio, las docentes e investigadoras continúan vinculadas para continuar escribiendo trabajos que desean publicar y fortaleciendo su identidad como escritoras académicas”, explica la Dra. Tatiana Aguiar Montealegre, directora de la Red Institucional de Formación y Evaluación Docente RIFED, instancia de la VD que lidera la iniciativa.

Para el segundo ciclo de este año 12 mujeres, en propiedad e interinas, podrán postular sus iniciativas para tener apoyo de la Vicerrectoría de Docencia. La postulación tiene como fecha límite el 13 de junio y se realiza por medio de este formulario.

Para elegir a las nuevas participantes, se evaluará el tiempo servido en la institución, área académica, cantidad de publicaciones, idioma de las publicaciones que se trabajarán, nivel de avance de los capítulos o artículos y nivel de impacto de las dos publicaciones.

PUBLICARE ha buscado darle apoyo tanto a mujeres en propiedad que buscan ascender en Régimen Académico como a las que se encuentran en condición de interinazgo. Actualmente, docentes en ambas condiciones pueden postularse para formar parte de este apoyo.

En detalle

PUBLICARE inició en el 2022 como un espacio colaborativo y cuenta con una guía de especialistas que desarrollan un proceso formativo sobre publicación académica, con sesiones periódicas y el acompañamiento de la Dra. Tatiana Aguiar. De ahora en adelante la convocatoria se realizará semestralmente, y se asignará un cuarto de tiempo o 10 horas de apoyo de personas asistentes para seis académicas en propiedad y otras seis interinas.

Las mujeres académicas aceptadas dentro del apoyo se comprometen a participar en un proceso virtual de 16 semanas sobre publicación académica, y a cumplir con la culminación de al menos dos artículos o capítulos de libros que deben ser enviados a revistas indexadas con arbitraje o editoriales para ser sometidos a revisión.

La selección de los proyectos cuenta con la participación y el aval de las Vicerrectorías de Docencia, Investigación y Acción Social, así como del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer y la Red Institucional de Formación y Evaluación Docente. Para mayor información sobre los requisitos, puede revisar la Resolución

Bárbara Ocampo Hernández
Periodista, Vicerrectoría de Docencia y Rifed, UCR

La lucha por los derechos de las niñas y niños que realiza Pridena UCR sobresale en congreso internacional

La presentación de la Dra. Cindy Calvo Salazar, docente de la ETS, se centró en el tema del recurso hídrico dentro del desarrollo sostenible y el impacto que se puede tener desde el trabajo social. Foto cortesía Carolina Navarro Bulgarelli.

Especialistas de la Escuela de Trabajo Social de la UCR participaron con exposiciones y presentaciones de posters científicos, con el fin de crear alianzas y mejorar las metas de desarrollo de la región

Un grupo de docentes de la Escuela de Trabajo Social (ETS) de la Universidad de Costa Rica (UCR), estuvieron presentes en la Conferencia Conjunta de Trabajo Social, Educación y Desarrollo Social 2024 (SWSD, por sus siglas en inglés), que se realizó en Panamá entre el 4 y 7 de abril.

La directora de la ETS, la MAG. Carolina Navarro Bulgarelli, afirmó que hubo una importante participación de las y los profesionales en trabajo social de diversas instituciones del país, como por ejemplo del Colegio de Trabajadores Sociales de Costa Rica (Coltras) y, en especial, de dicha Unidad Académica de la UCR.

Precisamente, en este evento resaltó la exposición que hizo Navarro, en coordinación con la profesora M. Sc. Laura Rivera Alfaro, con la ponencia titulada: Cuando los derechos humanos son cuestionados.

Este tema se ha trabajado intensamente dentro del Programa Interdisciplinario de Estudios y Acción Social de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (Pridena UCR).

Asimismo, para Navarro, el SWSD 2024 brindó a las personas participantes la oportunidad de aprender, reflexionar y compartir experiencias académicas con colegas de todo el mundo, y posibilitó el debate académico.

Otra de las docentes que estuvo presente fue la Dra. Cindy Calvo Salazar, quien expuso el título: Agua limpia, desarrollo sostenible y trabajo social. Su disertación se basó en el libro: The Routledge International Handbook of Social Development, Social Work, and the Sustainable Development Goals.

Por su parte, la M. Sc. Laura Rivera Alfaro participó con la ponencia: Entre la creación de políticas sociales de cuidado y el recorte de la inversión pública, la paradoja en Costa Rica.

Para Rivera, el Congreso fue “un espacio de alto nivel para reflexionar con colegas de todo el mundo, sobre las oportunidades de articular desde una perspectiva que fortalezca la internacionalización de la ETS”.

Además, Rivera lo consideró como una “ventana” sobre la situación de la profesión en el mundo, en los que hubo espacios de debate sobre el ejercicio docente actual y de cómo debe articularse con los debates mundiales.

Aunado a esto, la MAG. Carolina Navarro Bulgarelli participó también en la presentación de posters, con infografías del proyecto de extensión docente llamado: Construyendo nuevas estrategias de crianza y vinculación, las familias en procesos de cambio.

La importancia del intercambio de ideas

La Dra. Mariángel Sánchez Alvarado, docente de la ETS UCR e investigadora en política social de América Latina, consideró que “este Congreso se constituyó en una zona de intercambio de culturas, pensamientos diversos y reflexiones sobre las condiciones interpuestas por las relaciones sociales de corte neoliberal en la que nos encontramos”.

Ella concordó con la docente Rivera Alfaro, en cuanto a considerarlo un lugar de debate en los que se colocaron temas como derechos humanos y el análisis colectivo de las intervenciones profesionales de trabajo social, enmarcado en las condiciones laborales en las diferentes áreas de trabajo a nivel mundial.

Parte de las profesoras de la Escuela de Trabajo Social de la UCR, que participaron en el SWSD 2024. Foto cortesía Carolina Navarro Bulgarelli.

La Dra. Sánchez Alvarado también participó con la ponencia: Las condiciones laborales del trabajo social costarricense, un acercamiento histórico-crítico, en representación del Coltras, en donde se desempeña como coordinadora de la Unidad de Investigación.

En palabras del Dr. Jorge Arturo Sáenz Fonseca, presidente del Coltras, quedó demostrado que este ha sido el evento de mayor participación internacional de personas trabajadoras sociales costarricenses fuera del país, pero además de colegas que residen en Panamá, quienes se unieron a la delegación tica.

Para el Dr. Sáenz existen tres puntos importantes a destacar: se trata de un congreso mundial que se realizó en América Latina y el Caribe; la colaboración del Coltras con la Asociación de Profesionales de Panamá, en cuanto al apoyo logístico y académico; y el reconocimiento recibido por la M. Sc. María Molina, a quien se le otorgó el premio Eileen Younghusband.

El Congreso SWSD 2024 se realizó en Panamá del 4 al 7 de abril. Foto cortesía Carolina Navarro Bulgarelli.

La IASSW reconoció así su trabajo académico, con un premio que se entrega desde 1984 y en reconocimiento a la trayectoria de la enseñanza de esta disciplina.

“Me siento muy agradecida con quienes postularon mi nombre y con ello reconocen un trabajo, que es también un trabajo que se forjó colectivamente durante 33 años, de ser parte de la ETS. Ser académico universitario es estudiar constantemente y creo que esa oportunidad la pude aprovechar en muy buena medida”, recordó Molina.

Voces solidarias con los oprimidos

La Conferencia cerró con un pronunciamiento sobre el conflicto entre Palestina e Israel, en el cual se condenó la guerra y la barbarie perpetrada contra el pueblo palestino.

Parte del texto de dicho pronunciamiento decía lo siguiente: “Condenamos la guerra y barbarie perpetrada por el gobierno sionista israelí contra el pueblo palestino, y abogamos por el pleno reconocimiento del derecho de su autodeterminación, como, asimismo, exigimos y solicitamos a los organismos internacionales su intermediación para exigir el cese del fuego y de los ataques a Palestina, y las medidas de protección de la población que impidan el padecimiento colectivo de miles de seres humanos inocentes, la violación de niñas y mujeres, y las muertes de la población en general”.

Finalmente, la M. Sc. Lorena Molina Molina, profesora de la ETS, explicó que los congresos mundiales son “una instancia importante para poder identificar el estado de situación del avance de los debates de los desafíos de los desarrollos investigativos en el mundo, y así poder reconocer similitudes y diferencias entre las regiones”.

Esta profesora emérita también destacó la participación de las personas conferencistas de América Latina, y consideró que “esto da cuenta de la comprensión histórico-teórica que se tiene acá de la profesión, y sobre todo de la explicación del desarrollo del capitalismo para comprender las manifestaciones de la cuestión social, las transformaciones que ha sufrido el Estado, y en consecuencia la política social”, concluyó Molina.

Este evento fue convocado por tres organizaciones internacionales: la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (IASSW, por sus siglas en inglés), que afilia a las escuelas de Trabajo Social, asociaciones regionales y membresías individuales de académicos del campo del TS; la Federación Internacional de Trabajo Social (FITS), que agrupa a los gremios, específicamente colegios o asociaciones profesionales de Trabajo Social; y ⁠el Consejo Internacional en Bienestar Social (ICSW, por sus siglas en inglés).

Estas tres organizaciones rotan la coordinación global del evento y en esta ocasión lo asumió la ICSW, con la cooperación y el auspicio de la Asociación de Profesionales de Panamá.

Daniel González Quesada
Coordinador de la Unidad de Divulgación de la ETS UCR

Otto Salas Murillo
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR

Repensar la formación docente en el futuro de la educación

José Joaquín Chaverri, representante del Centro Costarricense de la Universidad de Osnabrück, tiene el gusto de invitarle a la siguiente conferencia: Repensar la formación docente en el futuro de la educación.

La charla será impartida por la doctora en Educación Inger Enkvist, de la Universidad de Lund, Suecia. La exposición será en español el día martes 23 de abril a las 5 p.m. en el Hotel Radisson, Barrio Tournón.

Por favor, confirme su asistencia al correo  jich98@yahoo.com

Compartido con SURCOS por José Joaquín Chaverri. 

Volver al futuro

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Es verano de 1987. Mis padres hacen esfuerzos para que conecte con la vida universitaria. Cumpliendo los mandatos de Don Arnoldo, me lanzan a la aventura de dejarme algo para el futuro. Y me llevan al encuentro de un enorme Joaquín Gutiérrez en un curso libre de ese verano, sobre literatura costarricense. Años más tarde, la obra de Gutiérrez sería encriptada en un necesario debate acerca del racismo en la narrativa doméstica. Me pregunto si es la obra o el autor. Entonces me lleno de perplejidad y cuestiono.

Ese verano, el primer día de clases en mi vida universitaria, iría a mi encuentro con la vida. Colmado de nervios, dudas y preguntas. Para acallarme en mis incertidumbres, entré a un café que por entonces dominaba la escena sanpedrana, revestido de un nombre de historieta latinoamericana, que aún hoy resuena en mi inconsciente. Un café y un arreglado serían mis armas para combatir la angustia de esa tarde.

Y entonces entro a mi primera clase de universidad, con el infortunio de toparme con alguien que decía ser docente, de arte, de teatro. Nunca olvidaré la vulgaridad de su pedagogía. Nunca estaría más claro para mí decirme a mí mismo que si sería docente alguna vez en la vida, no repetiría las imbecilidades de aquel mal profesor universitario.

Y fui y soy docente y sigo aprendiendo.

Todas estas cosas las pienso en el presente mientras recibo, ahora como vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional, estudiantes de primer ingreso el día de apertura del primer ciclo lectivo de 2024.

Desfilan ante mis ojos proyectos de vida que recién comienzan. Pienso en el contexto de un mundo post pandemia, acechado por los reacomodos de las hegemonías militares a nivel global. Pienso en el cardumen de las violencias, la imposición de los conservadurismos, el destino de los apátridas, la hora de la ingobernabilidad en una Costa Rica que no reconozco.

Pienso en todo eso mientras una joven proveniente de Río Frío de Sarapiqui, comunidad ubicada al norte del país, se nos acerca y nos pregunta a la decana Marta Sánchez y a mí persona, por el número de aula que le corresponde y porqué hace tanto frío una mañana de febrero.

Es la puerta al futuro la que se divisa para ella.

Entonces me apresuro a desdibujar el continente de dudas, para llegar a un puerto seguro. Una tarde de marzo de 1987 me incliné a la pregunta. Y aún hoy sigo esperando la respuesta.

La educación pública es un bien histórico, que hay que salir a defender sí o sí. Las armas de la integración social están allí, en esa joven de Río Frío o en el muchacho que se acercó tímidamente a preguntar por su futuro en la carrera de Comercio Internacional: ¿dónde está?, preguntó.

Pienso, por un momento, en esas cuatro clases de verano de 1987 que me desafiaron como persona y me delinearon el camino.

“Para adelante”, le dijimos. “El futuro está adelante”.

Dr. José María Gutiérrez: Ciencia al Servicio de una Cultura de la Vida

Msc. Eyleen Paniagua Rojas
Ex directora de Centros Educativos, públicos y privados
Premio Nacional de Educación, Mauro Fernández 2002

El Dr. José María Gutiérrez, galardonado con el Premio Magón 2022, en una reciente entrevista realizada por Jenniffer Jiménez de la Universidad de Costa Rica, nos invita a reflexionar y a emular sus conceptos en relación al papel de la ciencia en la cultura, la educación y la sociedad. Asimismo, se evidencia su integridad como profesional y su visión y misión humanista y solidaria.

Es claro el aporte de una casa de enseñanza, como la Universidad de Costa Rica y otras instituciones de educación superior públicas y privadas, como entes generadores de desarrollo, en todos los ámbitos, a través de la formación que ofrecen a los ciudadanos cada una de sus facultades y escuelas, en donde convergen los saberes científicos, tecnológicos, culturales y artísticos, entre otros.  En este sentido, es encomiable la labor emprendida por el Instituto Clorito Picado y los valiosos aportes del Dr. Gutiérrez, que han trascendido nuestras fronteras. 

Como bien destaca el Dr. Gutiérrez, la docencia, investigación y acción social deberían ser los principios que rijan el accionar de todas las instancias educativas. De hecho, los que hemos tenido contacto con la enseñanza en Costa Rica, vivenciamos cómo desde el nivel de preescolar, primaria y secundaria, estos principios están presentes. De manera implícita la docencia constituye el arte de enseñar; la investigación se fomenta a través de las ferias científicas escolares y estas, más otras múltiples acciones de investigación científica y social, deben permear los hogares y comunidades, en procura de mejorar la calidad de vida.

Tenemos que emular acciones como las del  Dr. Gutiérrez e incentivar el cultivo de la ciencia en el quehacer humano, de manera que las instituciones educativas se conviertan en canalizadores del conocimiento, desarrollado científicamente y de manera empírica, a través de las distintas experiencias cotidianas que acompañan el diario vivir, para que se conviertan en herramientas innovadoras, propulsoras de cambio cultural, y crear conciencia de la responsabilidad que debe permear y transformar nuestra manera de vivir. Impronta que se debe interiorizar y reflejar, en las acciones responsables del individuo y la sociedad.

Los gobiernos, líderes por excelencia de la voluntad de los pueblos, sobre los que recae gran parte del compromiso de satisfacer las necesidades de los electores que confiaron en sus intenciones y capacidades, en procura del bienestar de la mayoría, deben impulsar políticas públicas que garanticen un mayor desarrollo del conocimiento científico y cultural. Por consiguiente, dotar de los recursos necesarios a programas y proyectos, como el del Instituto Clorito Picado, que con su aporte puedan marcar un nuevo rumbo para el país y el planeta, constituye una obligación moral incuestionable. Además, procurando, como destaca el Dr. Gutiérrez, una vinculación de los saberes científicos, tecnológicos, artísticos, morales y espirituales, para enriquecer nuestra experiencia vital y comunitaria, articuladas y engarzadas en nuestra identidad. De esta manera, superar conductas y comportamientos erráticos que hoy amenazan con la extinción misma de la especie humana. El egoísmo y la ambición desmedida por tener cada vez más, donde se privilegian los grandes intereses del mercado, han conducido a que no se consideren las consecuencias sociales y ambientales de esas acciones, lo que ha significado que se pierda el sentido de lo esencial y trascendente; así, la humanidad involuciona y se acerca cada vez más a su propia extinción. De ahí que la tarea fundamental de la ciencia, la tecnología y la educación, es formar para sustentar la vida, de manera que el ser humano sea un aliado de los procesos naturales o aprendidos, descubiertos a través de la investigación, para generar bienestar, salud y equidad. Donde también la ciencia se convierte en arte, manifestación por excelencia de la magnificencia creadora de la humanidad; y tenga un lugar seguro, donde fluir e influir como elemento transformador de la sociedad y la emoción humana, con plena conciencia de la existencia del otro; se ponga al servicio de lo excelso, bueno y fecundo del alma; el cincel certero, capaz de decantar lo más sublime de la existencia. 

Por ello, liderazgos como el del Dr. Gutiérrez, visionarios, creativos y comprometidos, desde su quehacer científico, con las poblaciones más necesitados y vulnerables, siempre preocupados para que la ciencia esté al servicio de las gentes y las comunidades y no de intereses meramente mercantilistas, son imprescindibles para construir un mundo más solidario, donde se enaltece el sentido de vivir como colectividad. Es decir, una ciencia al servicio de una cultura de la vida digna. Apoyar el talento y disposición de este singular y brillante científico humanista, y con él de las nuevas generaciones de científicos costarricenses, constituye una obligación innegable, para todos los entes involucrados en dictar pautas y políticas encaminadas al desarrollo del país y con plena aceptación de la corresponsabilidad que se tiene con el mundo entero.

Los cincuenta años de la UNA y el ethos de sus fundadores (III)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

A lo largo de su medio siglo de existencia ya transcurrido, la UNA se fue dotando de una importante infraestructura física, tanto en sus campus Omar Dengo y Benjamín Núñez, el primero ubicado en la ciudad de Heredia y el segundo en el sector del Barreal de Heredia, donde se concentran algunas de sus actividades más importantes de docencia, investigación y extensión, como también en los de las sedes y subsedes regionales de Pérez Zeledón, Coto, Liberia, Nicoya y Sarapiquí por lo que la nueva universidad fue consolidando la proyección nacional que siempre la caracterizó, aunque también en esto hay una gran diversidad de opiniones, si bien algunas caricaturescas como la de quienes hablaban de la “Universidad de Heredia” o simplemente “la del río Pirro”, con connotaciones también peyorativas. Sin embargo, fue el abandono gradual del proyecto académico original, con sus proyecciones sociales e interdisciplinariedad, lo que tiende a pesar desapercibido, o silenciado en la manera de evocar (o verdad oficial y oficiosa, para el caso) el inicio de la vida universitaria durante su etapa fundacional.

Los aportes de la UNA en los campos de la investigación y la extensión han sido tan valiosos como los de la docencia, y abarcan un espectro muy amplio en diversos campos de actividad científica, la acción social y de respaldo a la cogestión de comunidades y cooperativas de agricultores, pescadores y apicultores en diversos puntos de la geografía nacional. También, han sido muy importantes las contribuciones específicas del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de la institución (OVSICORI), la Escuela de Biología Marina y sus laboratorios acerca de los problemas planteados por la pesca de arrastre, la matanza de tiburones y la pesca abusiva en el domo térmico de nuestra zona exclusiva marítima del Pacífico, las investigaciones de la Escuela de Química sobre la contaminación ambiental en los espacios urbanos entre otras actividades, el programa de investigación de plaguicidas y las implicaciones su toxicidad en el agro, el programa de análisis de la coyuntura económica y social, auspiciado por las escuelas de economía y sociología, las investigaciones del IDELA y sus constantes publicaciones sobre nuestra área continental, los del IDESPO o Instituto de Estudios de Población con sus encuestas demográficas, sociales, como también de opinión sobre temas sociales y políticos. En fin, todo un conjunto de acciones con las que UNA impacta en la comunidad nacional para beneficio de todos sus habitantes, si bien advertimos que este no pretende, de manera alguna, ser enumeración exhaustiva del inmenso aporte de esta universidad pública a nuestra nación.

La UNA acogió como estudiantes a jóvenes provenientes de los sectores populares, tanto urbanos como rurales, lo que se reflejó en las estadísticas para cuantificar los resultados y tendencias de las políticas de admisión, becas y residencias estudiantiles dentro del ethos del proyecto inicial de la UNA. Los logros se pueden apreciar también en el orden de lo cualitativo y en la medida del tiempo transcurrido se han hecho mucho más evidentes.

En los inicios mismos de la nueva institución, la creación del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA), rescatando la colección del Repertorio Americano de Joaquín García Monge (publicado en Costa Rica entre 1919 y 1958), con la ayuda de su hijo, el doctor Eugenio García Carrillo, dando lugar a un largo proceso de recuperación, análisis y divulgación de los contenidos de esa extraordinaria revista que circuló por todo el continente (Francisco Morales Hernández y Mario Oliva Medina, dixit). Por otro lado, los esfuerzos del IDELA se orientaron hacia el análisis de las tendencias que caracterizan  al conjunto de nuestra región, en el plano de lo cultural, de la integración regional y el reconocimiento de una identidad común, y la del  Instituto de Estudios del Trabajo (IESTRA), con sus pioneras investigaciones y la docencia dirigida hacia los trabajadores sindicalizados, permitieron avizorar las tendencias y orientaciones  de la UNA hacia el mundo laboral, con toda su intrincada y compleja problemática, cuando aún no soplaban los vientos fríos del pensamiento único neoliberal, los que fueron alejando a la socialdemocracia regional de sus políticas keynesianas y reformistas en el mundo laboral y empresarial, al mismo tiempo que entraban en una crisis, incluso de identidad, la casi totalidad de los diversos sectores de la izquierda socialista o comunista (¿meras etiquetas acaso?), los que durante las décadas siguientes abandonaron gradualmente las reivindicaciones obreras y campesinas en materia de legislación laboral, contrato colectivo de trabajo, salud ocupacional, sindicalización y respeto a los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).Todo este lento y sostenido proceso, que si bien no se dio en términos del discurso pero sí en el de los hechos, como resultado del arribo de la llamada posmodernidad y presunto el abandono de los “grandes relatos” del período de entreguerras y la última posguerra, caracterizada por un crecimiento económico sostenido y el despliegue del estado de bienestar. Esto explicaría, al menos en parte, el cierre o reconversión del IESTRA en los últimos años del siglo XX, un hecho al cual hicimos alusión en la segunda parte de artículo y que marcó un punto de inflexión hacia una visión tecnocrática y utilitarista de la institucionalidad universitaria, frente al que al menos uno de los fundadores de la UNA, Francisco Morales Hernández protestó vehementemente. Tendremos que seguir conversando sobre otras dimensiones de la inmensa proyección de la UNA sobre el conjunto de la sociedad costarricense.

50 aniversario de la Universidad Nacional

Inauguración UNA-1973 Dr-Oscar Arias Sánchez-Margarita Penón, José Figueres Ferrer Pte CR- Karen Olsen de Figueres primera Dama.

Dr. Juan Rafael Espinoza Esquivel

Catedrático jubilado de la Universidad Nacional

Asesor de la Academia Solidarista Alberto Marten Chavarría.

La Universidad Nacional (UNA) fue creada por Ley N.° 5182 de 12 de febrero de 1973. El proyecto original fue impulsado, como una universidad pedagógica, por el Poder Ejecutivo de ese entonces (1970-1974) encabezado por Don Pepe Figueres, en su tercer gobierno, como Presidente de la República y Don Uladislao Gámez Solano como Ministro de Educación Pública. No obstante, en su tramitación en la Asamblea Legislativa, una iniciativa alternativa impulsada por los diputados en aquel tiempo: Daniel Oduber Quirós y Francisco Morales Hernández, se convirtió finalmente en ley de la República.

La ley referida encargó a una Comisión ad hoc organizar la nueva institución, la redacción del Estatuto Orgánico y la elección del primer rector. La Universidad abrió sus puertas el 14 de marzo de 1973. Fueron miembros de la comisión ad hoc, entre otros: Uladislao Gámez Solano, Óscar Arias Sánchez, Francisco Morales Hernández, Benjamín Núñez Vargas, Francisco Antonio Pacheco Fernández y Rose Marie Karpinski Dodero. La comisión citada designó al Pbro. Benjamín Núñez Vargas como primer rector de la UNA, quien ejerció la rectoría de 1973 a 1977. El señor Núñez concibió a la Universidad Nacional como una “universidad del pueblo”, como una Universidad Necesaria, al servicio de los sectores sociales más vulnerables. También para el Padre Núñez: “He ahí nuestra gran concepción de nuestra Costa Rica: una patria de propietarios, de hombres que poseen, que se poseen a sí mismos, que poseen sus propias opiniones, sus ideas propias, que poseen su propio instrumento de trabajo, sus propias viviendas, que poseen su propio pedazo de tierra para cultivarlo, que poseen su propio porvenir, que poseen su propia misión social, que poseen su propio derecho a la felicidad.”

El lema de la Universidad desde su fundación es: “la verdad nos hace libres”, propuesta por el Padre Núñez y esta institución desarrolla su oferta académica en áreas de docencia, investigación y extensión (similar a la acción social de otros centros universitarios públicos).  Despliega más de 100 opciones de grado y posgrado.

La Universidad Nacional ha galardonado con el doctorado honoris causa entre otras, a las siguientes distinguidas personas, por haber alcanzado elevadas cumbres personales y profesionales, en beneficio de la sociedad: Uladislao Gámez Solano, José (Pepe) Figueres Ferrer, Franklin Chang Díaz, Óscar Arias Sánchez, Rodrigo Carazo Odio, Elizabeth Odio Benito, Benjamín Núñez Vargas, Rodrigo Zeledón Araya, Rigoberta Menchú Tum y Mario Boza Loría.

La Universidad Nacional cuenta con 5 sedes universitarias: A)  La sede en Heredia: campus Omar Dengo y campus Benjamín Núñez. B) La región Chorotega (Liberia y Nicoya). C) La región Brunca (Pérez Zeledón y Coto). D) La región Huetar Norte y el Caribe (Sarapiquí). E) Sede interuniversitaria en Alajuela.

En la actualidad la UNA tiene 11728 estudiantes, distribuidos en las 5 sedes citadas. La Universidad Nacional cuenta con un Sistema de Colegios Humanistas Costarricenses. Estos colegios son académicos, preuniversitarios y responden al plan de estudios de educación diversificada del Ministerio de Educación Pública. Se ubican en Heredia, Coto, Nicoya y Sarapiquí. Atienden con altos niveles de excelencia académica a aproximadamente 300 estudiantes destacados.

Han ocupado la rectoría de la Universidad Nacional las siguientes personas: Benjamín Núñez Vargas, Alfio Piva Mesén, Edwin León Villalobos, Carlos Araya Pochet, Rose Marie Ruiz Bravo, Jorge Mora Alfaro, Sonia Marta Mora Escalante, Olman Segura Bonilla, Sandra León Coto, Alberto Salom Echeverría y Francisco González Alvarado (período 2020-2025).

En la actualidad, la Escuela de Planificación y Promoción Social (EPPS) de la UNA recoge la herencia del padre Núñez, en lo que respecta a la búsqueda de justicia, paz social, solidaridad, desarrollo integral de las personas, consecución de mejores condiciones de vida para los trabajadores y la edificación de una patria de propietarios; para ello, ha instituido la cátedra Alberto Martén Chavarría, instancia en la que se estudian, a profundidad, temas como los mencionados y se presentan soluciones pertinentes, desde una perspectiva solidarista.

En la Universidad Nacional desarrolla, desde 1974, su gestión el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional (SITUN). Asimismo, ejecuta labores de bienestar laboral el Fondo de Beneficio Social de los Trabajadores de la Universidad Nacional.

En la Universidad también actúa la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional (ASOUNA) que es la organización laboral más grande de la institución. Cuenta con el aporte decisivo de la UNA, lo que ha posibilitado que el auxilio se convierta en una prima de antigüedad (es decir, en un derecho adquirido), pagadera en todo caso de terminación de la relación laboral, sin límite o tope alguno. Contribuyendo así a la paz, la justicia social, desarrollo integral de los trabajadores y la armonía laboral en el seno de la Universidad.

Ahora bien, la actual coyuntura del país, caracterizada por una sociedad injusta y desigual, reclama imperiosamente líderes valientes y visionarios, como el padre Benjamín Núñez Vargas, mentor indiscutible de la Universidad Nacional, en su concepción de Universidad Necesaria.

Deseo fervientemente que la Universidad Nacional transite en el futuro, por amplias veredas de imaginación, desarrollo positivo y constructivo, en beneficio directo de las personas y regiones más vulnerables del país, plasmando así las altruistas aspiraciones de los próceres de la Patria que coadyuvaron en la creación de esta prestigiosa casa de estudios.

José Figueres Ferrer Presidente de Costa Rica, firma ley UNA 1973 con Uladislao Gámez-Ministro de Educación a su derecha.