El mal llamado flujo a la inversa y el rostro humano
Alejandro Machado García
Gestor en Desarrollo Sostenible con Equidad de Género
América Central sigue siendo una importante zona de origen y tránsito, en el que dinámicas internas como la pobreza, la desigualdad, la violencia de las pandillas, sicariato, así como otras originadas globalmente como las redes de tráfico ilícito, la trata, el cambio climático, generan que grupos de familias, niños, niñas, mujeres se vean desplazadas, huyan o migren a otros países en búsqueda de ese sueño americano o salvar sus vidas.
Al ser de forma irregular y no tan planificada, se corren múltiples riesgos que se experimentan producto del racismo, la xenofobia y la violencia de género en países de tránsito y destino, aumentando las probabilidades que ciertas amenazas se concreten, que hayan privaciones a derechos humanos y en ocasiones con consecuencias mortales.
Es decir, ya la migración se puede dar por factores internos pero también por dinámicas globales, por ejemplo por presiones externas puede ser originadas como mecanismo de presión de un país sobre otro o como moneda de cambio, dejando entredicho los tratados internacionales en derechos humanos.
Costa Rica había sido un país impulsado por la movilidad y migración, siendo en sus primeras estadios, un país de destino y recepción pero luego con el pasar de los años, hemos sido expulsores, de tránsito y ahora un espacio de reflujo migratorio en medio de una pluralidad migratoria.
Hoy en día, con este recibimiento y especie de acatamiento o la mal llamada “cortesía”, estamos frente quinto estadio y le llamo reflujo. No es un flujo a la inversa, no es un flujo hacia el sentido contrario del norte con intención necesariamente de permanecer en Costa Rica, sino es la devolución de la personas que pasaron en tránsito o residían y terminaron en Costa Rica.
En este reflujo migratorio que no tienen nada de retorno, sino son deportaciones y expulsiones -sin decir legitimas o no-, dado que cada país cuenta con su soberanía nacional pero que quizás sí obviando las situaciones de abuso, violencia en las que las personas han sido expuestas tanto antes, durante o después de la migración realizada, y finalmente terminaron siendo una moneda de cambio o mecanismo de presión geopolítica.
De forma excelente y categórica, Costa Rica está haciendo uso de sus instalaciones para continuar una práctica que ya en el pasado entendió eso espero, que de no administrar los flujos, es volver a generar duplicidad y/o revictimizar. Duplicidad en todos los sentidos, no solo en datos, sino tratamientos o asistencias.
De no hacerlo, es ser presa fácil de la ineficiencia, de ser inoportunos y/o insuficientes parar proteger vidas, por lo que esperamos que puedan estar haciendo abordaje inmediato de ciertas emergencias en salud, abordar la salud mental, el control y vigilancia de ciertas enfermedades infectocontagiosas, el que tengan su documentación, traductores para todas las nacionalidades presentes, que se haga la comprobación de vínculos para que no se filtre el tráfico.
En fin sin número de acciones que deberían de centrarse en una respuesta en el migrante y se respete el carácter voluntario de estar ahí, porque voluntariamente no quisieron estar acá, fuimos nosotros como ticos que “voluntariosamente”, sin presiones a impuestos aceptamos recibirlos por cortesía. Por cierto, ya tenemos los impuestos del 10% valga decirlo.
Si no me cabe duda, que es mucho mejor que estén institucionalizados pero no retenidos si fuese el caso, porque una falta de articulación puede nuevamente desbordarse las calles y comienzan las redes locales de coyotaje y las organizaciones delictivas locales, a aprovecharse y pregúntese en ese contexto, ¿Qué posibilidades tienen estas personas que ya presentan vulnerabilidades, para evitar situaciones de violencia, explotación y abuso? Agréguele el hecho de barreras del idioma y que no conocen nuestro país.
Finalmente, se habla muy poco pero el axioma social que está quedando deja en el piso ser migrante. ¿Qué significa salir televisado con esposas? ¿Qué significa ver a su sobrino en un centro a kilómetros de su país de origen? Se han preguntado, como continúan los niños sin traumas, que piensa el niño al ver a su papá y mamá en ese estado, en el que muchas veces no saben ni porque están ahí ni en que país están y elude a través del juego o a pura resiliencia.
Como harán para intimar las familias y sus matrimonios, que significa no tener mis documentos, que significa no tener ingresos y quedar en calle para generar con venta de dulces para continuar su viaje. No poder cortarme el pelo, no vestirme como quiero, no poder ahorrar. Al menos al motociclista que le quitaron la moto en Puntarenas en los retenes, llamó a algún familiar en San Carlos para que le hiciera un simpe desde el baño de un restaurante. Ahora pregúntese, ¿A quién va a llamar un Afgano, ruso o chino?
Peor aún agréguele el hecho de que no puede reingresar al país en el que fue expulsado ni al que lo tienen amenazado. ¿A qué mundo podrán ir? ¿A marte con Elon Musk?
América Central, Costa Rica, deportaciones, derechos humanos, desigualdad, expulsiones, migración, pobreza, reflujo migratorio, violencia