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Etiqueta: José Luis Callaci

Causalidad de una guerra

Por José Luis Callaci

Con la intención de justificar lo injustificable se está difundiendo en las redes un escrito en el cual se describe, con extrema minuciosidad, las diversas presencias a lo largo de la historia de Estados e Imperios en Palestina.

Termina esa larga descripción con la falaz aseveración de que nunca existió un Estado Palestino como tal, y por tanto pone en entredicho el justo reclamo de libertad y soberanía de un pueblo con identidad propia, que desde siempre ha ocupado esas tierras.

Pareciera ser una forma más de desacreditar y rebatir lo que se afirma como derechos a luchar contra el despojo y la humillación de un pueblo por parte de quienes, irrespetando todos los acuerdos internacionales de los Dos Estados, actúan como verdaderos invasores al expandir sus dominios por medio de la fuerza, confinando al pueblo palestino en guetos, en campos de concentración en su propia tierra.

Palestina también es de los palestinos y no se justifica bajo ningún concepto que se le continúe arrebatando con violencia sus posesiones, destruyendo las vidas de millones de personas a quienes despectivamente los extremistas sionistas acaban de llamarlos públicamente “animales humanos”.

Que los buenos deseos unidos a meditaciones y profundas reflexiones permitan que la verdad se imponga y triunfe la justicia para con un pueblo que, a pesar de todas las agresiones, aún resiste.

Revertir esta trágica historia dependerá de que se hagan cumplir los acuerdos suscritos sobre los Dos Estados y evitar así que se continúe con la confiscación de tierras, los asentamientos ilegales de colonos, y esa implacable discriminación generalizada que alimenta la violencia y le sigue infligiendo un sufrimiento inmenso a una población palestina, que ha sido despojada de sus derechos fundamentales.

Que haya paz entre palestinos e israelíes, entre israelíes y palestinos.

Obligada aclaración

José Luis Callaci

Al igual que otras personas, que en esta guerra entre el protagonista principal de uno de los bandos como lo es la OTAN y Rusia, creemos tener claro nuestros puntos de vista sobre rechazos y apoyos.

Decimos esto partiendo, en primer lugar, del conocimiento y análisis de los irrefutables hechos y de que antes de emitir una opinión hemos sacado nuestras propias conclusiones, utilizando el debido sentido común y la propia lógica que abonan a la razón.

Lo hemos hecho partiendo también de la historia completa sobre cómo se originó este conflicto y cuáles han sido sus móviles y no de un solo episodio de este.

Así que no estando alguien de acuerdo con nuestras apreciaciones bienvenidas sean las contrarias, siempre y cuando no vengan acompañadas de esas acostumbradas descalificaciones, y de esa maliciosa insinuación de ser víctima de la propaganda de una de las partes.

Tan temeraria afirmación es inaceptable y ofensiva y no merece respuesta de nuestra parte ya que nos cuesta mucho, y nos disculpamos por ello, bajarnos a ese nivel.

¿Fue un grave error o algo diferente?

José Luis Callaci

Por José Luis Callaci

En la reciente visita del presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski, a Canadá se produjo un escándalo internacional de grandes proporciones.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau y la élite de ese país recibieron con efusivo deseo de complacer a Zelenski al invitarlo a una sesión del parlamento, junto con un viejo residente de origen ucraniano de nombre Yaroslav Hunka a quien el presidente del Parlamento, Anthony Rota, lo presentó como «un héroe» de la primera división ucraniana durante la Segunda Guerra Mundial, ante los cerrados aplausos de los presentes.

Pero lo que no dijo u omitió decir es que esa división también era conocida durante la invasión de la Alemania nazi como la división Waffen SS Galizien, al mando del Tercer Reich y cuyos miembros fueron declarados criminales de guerra por el Tribunal Internacional que los juzgó.

Es sabido que después de la guerra muchos países se convirtieron en refugio para muchos criminales nazis. Cuando algunos medios masivos de comunicación publicaron fotos antiguas de Yaroslav Hunka con el uniforme nazi junto a otros miembros de la Division Waffe SS, los titulares destacaban que los diputados canadienses homenajearon a un criminal.

La representación diplomática de Polonia en Ottawa reaccionó indignada manifestando que su país no tolerará que se rindan homenajes a los nazis en cualquier lugar del mundo y exigió las debidas disculpas al Gobierno canadiense. Por su parte el Centro Simon Wiesenthal, que busca a los criminales nazis por todo el mundo, declaró que la división de Hunka era responsable de crímenes horrendos contra civiles inocentes y exigió de igual forma las disculpas de las autoridades canadienses, no solo con los sobrevivientes del Holocausto sino con todas las víctimas del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

El primer ministro Trudeau optó por no disculparse por ese indebido homenaje a Hunka y descargó toda la culpa al presidente del Parlamento canadiense. Quedan muchas interrogantes de este lamentable y censurable hecho. Entre ellas: ¿fue un grave error o algo diferente?

Inaudito y pernicioso

José Luis Callaci

En todos estos años de residir fuera de Argentina, al igual que otros compatriotas, nos hemos mantenido informados y conectados con todo aquello que hace a la vida de nuestro país, sin sentirnos ajenos o indiferentes a lo que acontece en general en el quehacer nacional y en particular en sus cambiantes realidades políticas y sociales.

Con relativa frecuencia, ya sea debido a una celebración patria o cuando una determinada situación lo amerita solemos reunirnos, y al margen de nuestros distingos ideológicos, partidistas o de otra índole procuramos amenizar o si algo nos inquieta sobre lo que está ocurriendo en nuestra tierra de origen, tratar de dilucidarlo.

Dicho lo anterior deseamos referirnos a algo que como pocas veces antes, o tal vez nunca, nos mantiene en vilo; en un estado de angustia e incertidumbre con motivo del actual proceso electoral que se lleva a cabo en Argentina.

Tal es así que cuando en otras latitudes el tema pasa a ser relevante en las redes sociales, en los medios y en las habituales conversaciones, se encienden alarmas y lo que no se entiende y desconcierta se manifiesta en forma de preguntas, que requieren respuestas. La repetida es: ¿cuál es la razón del inaudito apoyo que recibe uno de los candidatos por parte de un considerable número de electores?

Cuando llegan a nosotros, los argentinos, nos quedan dos opciones, rehuirlas o reconocer que no sabemos qué responder. No obstante, las opiniones crecen y se transmiten un día sí y otro también. Entre los más entendidos en la materia sobre la cual el candidato se presenta y hace gala en su campaña electoral prevalece el que es un diletante, alguien que esputa lo que ni siquiera merece ser considerado como algo serio. Deposiciones mentales, afirman algunos, de alguien que hace alardes de ser un experto que sabe de lo que habla, que “tiene toda la razón” y no acepta cuestionamiento alguno. Los más severos en sus apreciaciones lo caracterizan como un enajenado, un pamplinero que propone medidas de gobierno que, en caso de ser elegido, conducirá a situaciones caóticas. Un salto al vacío que amenaza con la propia disolución, no solo del Estado sino del propio país hermano. Será un mal que afectará a todos los de la región. No pueden concebir que gente con un mínimo grado de sensatez y cordura lo puedan estar apoyando.

Hay quienes aseveran que esto que hoy ocurre en Argentina puede tratarse de una de esas apariciones de monstruos de los que hablaba Antonio Gramsci; lo que tipificaba como resultado de transiciones de lo que fenece a algo nuevo que demora en perfilarse. También están los que coinciden en que este tipo de extrañas manifestaciones se dan debido a trastornos individuales y colectivos de carácter psicosocial. Los sonrojos de vergüenza asoman en muchos de nosotros cuando nos llegan a raudales expresiones de tal naturaleza, aunque también de pesar por esto que sucede en Argentina.

¿No es hora ya en que tirios y troyanos intenten, dentro de lo razonable y lo posible y del propio sentido común, sin renunciar a lo básico que marcan nuestras diferencias, comenzar a tender puentes en lugar de seguir levantando muros? A veces en situaciones cómo está, ¿no resulta más importante convencer en lugar de vencer?

Lo que está sucediendo no solo es inaudito sino pernicioso para la inmensa mayoría de un noble pueblo argentino deseoso de vivir en paz, luego de tantos años de violencia que ha dejado tantas heridas que aún no han del todo cerrado. Tal vez nos haga falta cierta pausa y mesura, en una reflexión nacional que nos acerque más a esa práctica de la democracia que mejor garantiza la convivencia en las diferencias y a esa anhelada paz social.

“Cosas veredes…”.

Desnudando las mentiras

Por José Luis Callaci

Nuestra opinión. Rusia realizó la intervención militar limitada, fuera de sus actuales fronteras, obligada por las circunstancias. Lo hizo en una región considerable de la hoy llamada Ucrania en donde la población RUSA, ¡SI! RUSA, y no simplemente “ruso parlante” ha vivido en esas sus tierras y sus ciudades, del vasto territorio conocido como El Donbas.

No son ni cientos ni miles sino millones los integrantes de esa población que quedó allí atrapada debido a decisiones arbitrarias e inconsultas tomadas en un relativo reciente pasado. Dicha obligada intervención se realizó luego de negociaciones mantenidas durante largos ocho años, que resultaron infructuosas, y no precisamente por culpa de Rusia que procuraba llegar a un acuerdo razonable que garantizara las particularidades culturales de todos los segmentos de la población, parecido a lo que existe en otros países (Gran Bretaña, Canadá, la misma España , etc.), y otras importantes exigencias para proteger su seguridad, sino debido a los engaños de los participantes occidentales (ver testimonios de tácitos reconocimientos hechos por Francois Hollande y Ángela Merkel).

Pero otros eran los planes que venían siendo cuidadosamente elaborados desde hace años. Ante tal cruda realidad a Rusia no le quedó otra opción que, por un lado acudir a desbaratarlos comenzando por impedir que se colocara en su frontera otra base militar hostil de la Alianza Militar conocida como la OTAN, y por tanto proteger su propia seguridad como Estado Soberano, como lo hubiera exigido cualquier otro Estado en iguales circunstancias y por otro, sustentada en valederas razones humanitarias, auxiliar a esa población rusa que venía siendo sometida a todo tipo de humillaciones, vejámenes y ataques genocidas con un costo elevado en vidas de inocentes, en cuenta cientos de niños del Donbas.

Hechos que se venían produciendo a partir del Golpe de Estado del 2014 apoyados por quienes quieren ver a Rusia sometida a un mundo unipolar de claras imposiciones de una parte en detrimento del resto. Un Golpe de Estado que trepó en el poder a ucra nazis que cometieron un sinnúmero de atrocidades no solo con la población civil rusa sino con todos aquellos que no acataran o se opusieran a las políticas de marginalidad y exterminio del régimen.

Sin embargo, lo que se venía planeando desde ya hace años, como el continuar rodeando a Rusia con bases militares no precisamente para protegerse como vienen falsamente repitiendo sino para doblegarla o destruirla porque esa ha sido la constante a lo largo de la historia, y sobran los ejemplos, se frustró.

Solo les ha quedado la opción de hacer circular por medios hegemónicos la propaganda burda de historias parciales contadas al revés, mientras en el campo de batalla se sigue derramando sangre rusa y ucraniana. A las cosas por su nombre. O los hechos, que son causa o antecedentes de un desenlace, se cuentan como son y completos o dejan de ser historias verdaderas, para juzgar o condenar.

Al menos para que la racionalidad y el propio sentido común, por supuesto cuando estos están en uso, permita sacar propias conclusiones sobre quien habla con la verdad y quien lo hace con la mentira. De qué lado están esas irrefutables verdades y de qué lado las mentiras vestidas de verdad.

Siempre serán los rusos

José Luis Callaci

José Luis Callaci

Para los que padecen de esa patología conocida como “rusofobia», todo lo malo que haya pasado, pase ahora o en el futuro será siempre culpa de los rusos.

Nada de que asombrarse y los reclamos de poco sirven mientras esa enfermedad adquirida y alimentada por los «Ulises» modernos, la de la mentira vestida de verdad, siga recorriendo el mundo de los incautos y los dominados. El absurdo llega a unos extremos tales debido al abandono, o no uso, del sentido común y la propia lógica. Los rusos que se vieron obligados a intervenir con una acción militar limitada, en cuenta para proteger a los millones de rusos del Donbas, ante el genocidio cometidos por los «ucranazis», que llegaron al poder mediante un golpe de estado, propiciado por los enemigos de Rusia, atacan a la población civil» o sea a su propia gente.

Los rusos que ocupan la central nuclear recuperada «la están bombardeando». O sea, se están autobombardeando.

Los rusos que trasladan a los niños rusos a lugares seguros están «secuestrando niños». Fueron los rusos los que destruyeron su propio oleoducto y ahora llegan al extremo de afirmar que también una represa que afecta a una población, también rusa. La lista es larga y nada de que sorprenderse porque la vileza de los que quieren seguir dominando el mundo a su antojo es muy grande.

Todo esto lo dicen y divulgan por baterías mediáticas y sin sonrojos, contando cuentos, o historias, pero al revés. El absurdo es de tal magnitud que ofende la inteligencia de las mentes y los corazones bien informados. ¿Quedó corta la descripción del mundo en la obra 1984? De nada sirven los irrefutables hechos y menos los reclamos ante aquellos que padecen de una de las peores fobias contra una determinada nacionalidad o pueblo. Ya se vivió en un relativo reciente pasado con una de las peores atrocidades y tragedias de la historia humana: el nazismo.

Aunque usted no lo crea

José Luis Callaci.

José Luis Callaci

En el Campeonato Internacional de Judo que se está celebrando del 7 al 14 de mayo en Catar, organizado por la Federación Internacional de esa disciplina deportiva, representantes de tal entidad en un inusitado hecho obligaron a espectadores, si a espectadores y no a deportistas, a quitarse de sus vestimentas una cinta distintiva de San Jorge.

Al negarse algunas de estas personas a obedecer tal absurda “orden” fueron expulsados de la actividad, prohibiéndoles incluso volver a entrar al recinto deportivo.

Esta noticia difundida en el portal “Inside the Games”, está dando la vuelta al mundo como una muestra más sobre los extremos a los que están llegando los que se han adueñado también de las organizaciones deportivas mundiales.

La calificación de tal hecho puede ser variada y por analogía podría considerarse “fascista” pero sin desmerecer tal calificación nos permitirnos agregar que ya es pertinente afirmar que es otra muestra de un estado mental alterado.

Un delirio más de los responsables de dirigir este ya decadente mundo unipolar. O dicho en términos más corrientes: una soberana estupidez de mentes planas o mediocres.

El Pez por la boca muere

José Luis Callaci

Agradezco la invitación a participar en este conversatorio sobre un nuevo orden internacional denominado Multipolar en el que se replanteen las relaciones entre países basadas en equilibrios reales de poderes. Un nuevo esquema de relaciones internacionales que reemplace el existente conocido como Unipolar.

Creemos en la importancia, la necesidad y hasta el imperativo de ese posible cambio basado no solo en planteamientos meramente teóricos sino en hechos concretos que tienen que ver con las actuales actitudes y perniciosas conductas por parte de los responsables que persisten en sostener ese mundo sumiéndolo a un sinnúmero de situaciones que ponen en riesgo la propia paz mundial, al real peligro de una devastadora guerra que amenaza la propia supervivencia humana.

Hechos que sería largo enumerar pero que pasan por ignominiosas imposiciones de ese poder Unipolar cuyas manifestaciones más concretas han sido las invasiones de países, los golpes de estado, los bloqueos económicos, las sanciones de todo tipo, la provocación de guerras argumentado inventadas amenazas, la instalación de cientos de bases militares a través de una Alianza Militar falsamente defensiva, y las provocaciones contra la seguridad de otros Estados como lo ha sido el Golpe de Estado del Maidan que le dio inicio a una nueva guerra fratricida. La constante continúa siendo vencer toda resistencia a lo que se presenta como una especie de omnímodo destino, para imponerle al resto, en lo económico, lo militar y hasta lo cultural, los modos de vivir, de pensar, de creer, y hasta de comer y amar. Este es ese Mundo globalizado Unipolar de claro origen que pareciera estar llegando a su fin.

De nada sirven los acuerdos entre partes o los suscritos ante los propios organismos internacionales, de los cuales se es signatario. Todo se vulnera o se vale sin dar explicaciones, o cuando debido a las circunstancias se considera necesario hacerlo se esputan las razones de tales burdas actuaciones con total desparpajo que ofende la inteligencia, y sin siquiera medir que debido a ello se arriesga que se aplique aquello de que El pez por la boca muere.

Las falsas noticias recorren el mundo gracias a ese poder que controla las hegemónicas y masivas baterías mediáticas convertidas como nunca antes en simples bastiones de propaganda, mientras se censuran o prohíben la divulgación de medios informativos no proclives o alineados y se silencian las voces de prestigiosos comunicadores mediante acciones punitivas cuya principal falta ha sido hablar con la verdad. Ni que decir sobre la reciente arbitraria medida de impedirle el ingreso para asistir a una sesión de Naciones Unidas a periodistas de un país soberano.

Todo sucede no solo en el propio poder situado al norte del Rio Bravo o Grande sino también, salvo algunas honrosas excepciones, en una Europa hoy sumisa con líderes que más que auténticos gobernantes de países independientes se comportan como simples vasallos de un temporal poder imperial. Los grandes viejos gobernantes europeos, se estarán probablemente revolcando en sus tumbas al observar tanta mediocridad sin rumbo, tanta insensatez y tanta vileza en algunos de los actuales gobernantes europeos. Pero felizmente las verdades que se demoran cuando llegan suelen ser demoledoras y cada vez es mayor el número de quienes en los distintos estamentos del poder mundial, incluso entre miembros del propio establishment del país de las barras y las estrellas en uso de la razón y del propio sentido común y por encima de las grandes y probables insalvables diferencias, alzan sus voces para defender los necesarios equilibrios que deben prevalecer en una Multipolaridad que mejor garantice el respeto a los Derechos de todos los Estados y un mundo más seguro, alejado de confrontaciones que amenazan la propia existencia humana. Los ciudadanos que gustan de estar bien informados y por consiguiente tener opiniones propias se sienten indignados por tantas mentiras vestidas de verdades pero que ya se van desnudando, y por esas historias contadas al revés. Yo también. Yo también.

En corto y directo

José Luis Callaci

Las grandes ONG, principalmente usa-americanas, financiadas con ingentes recursos financieros de los dueños de la globalización en inglés, se han adueñado de muchas agendas, no solo en el tema ambiental sino en otros que tienen que ver con los derechos de ciertas minorías e incluso de temas de diversa índole, en cuenta sobre las políticas nacionales y la geopolítica.

Denunciarlo una y otra vez, y sin tapujos, se ha convertido en un imperativo. Tal vez con ello se logre evitar que mucha gente honesta pero incauta siga cayendo en esas trampas o puertas falsas establecidas para distraernos de los problemas comunes no resueltos que nos afectan.

Esa presencia no solo ignora o disimula el nefasto y omnímodo poder internacional impuesto, sino que incluso lo fortalece.

Por supuesto que nuestros Estados serviles terminan siendo los principales responsables de esa presencia al permitir que esas organizaciones ejerzan de hecho una especie de “gobernabilidad” en nada democrática, al estar vinculadas y ser obedientes a intereses ajenos que terminan siendo perniciosos para nuestras sociedades y países.

Desnudar a la mentira

José Luis Callaci

Sobrados motivos le asistieron a Rusia para realizar la obligada intervención en Ucrania. En cuenta, para proteger a la población ruso parlante del Donbás. Protección plenamente justificada en la llamada asistencia humanitaria ante el genocidio que radicales nacionalistas, que no ocultan y más bien exhiben sin tapujos sus simpatías nazis, vienen perpetrado desde el Golpe de Estado del 2014 contra una población de más de siete millones que ha vivido por generaciones en ese casi veinte por ciento del territorio de la llamada hoy Ucrania.

Pero hay algo más que decir. Cierta razón les asiste a quienes señalan la carencia de valores y la ignorancia de los actuales líderes occidentales frente a los acontecimientos que se viven en Ucrania. ¿Pero no es acaso eso parte de las mentiras, de lo que quieren vender a quienes aún los escuchan y les creen?

Cabe llamarlos Ulises modernos, viles y aviesos, que en sus ADN de colonialistas han querido poner de rodillas una vez más a Rusia.

En cuanto a lo que repiten hasta la saciedad de que Rusia “no produce nada”, en ausencia de algo substancioso para continuar denigrando al gran país euroasiático: Rusia si produce, no solo energía para calentarnos del frío y mover la producción, sino fertilizantes y demás bienes para alimentar al mundo. Produce arte, cultura, ciencia y por sobre todo una permanente voluntad de crear un mundo humanizado, de paz y amistad entre todas las naciones.

¿Es eso poco?

Desnudar a la mentira vestida de verdad es lo más importante. Al menos para quienes sentimos la imperiosa necesidad de responder a lo que nos dicta nuestra conciencia, llamando a las cosas por su nombre.

Los rusos son parte de la humanidad y merecen el debido respeto como cualquier otro pueblo que habita este planeta.