Álvaro Salas Chaves, Expresidente Ejecutivo CCSS
¨Llegará el día en que un estornudo en oriente provocará un
cataclismo en occidente¨. Así se expresaba la Dra. Libia Herrero en una charla
sobre virus en la Universidad de Costa Rica hace algunos años. Pues amigos y
amigas, ese día llegó.
Después de esta pandemia del coronavirus, nada volverá a
ser lo que fue. Todos los órdenes existentes sobre la tierra: el político,
social, económico, religioso, militar, habrán cambiado para siempre. Si el
ataque y destrucción de las torres gemelas de New York cambiaron la
organización y los esquemas de seguridad del transporte aéreo mundial, la
pandemia del coronavirus trastornará los sistemas políticos y sociales, los
esquemas económicos como la globalización y los sistemas de suministros y
transporte de personas y carga del mundo.
La pandemia del coronavirus ha venido a demostrar la
absoluta vulnerabilidad de todas las sociedades del mundo, grandes y pequeñas,
poderosas y débiles, de un signo político o del otro. Tendremos que repensar lo
que creíamos que era estable y perenne. Quedó claro una vez más que ¡Nada es
para siempre!
Los personajes más poderosos de la tierra reyes, príncipes
y princesas, presidentes, generales jefes de ejércitos, actores de cine,
primeros ministros, sacerdotes, médicos, enfermeras, cantantes, pobres y ricos,
absolutamente todos, tenemos las mismas probabilidades de enfermar y morir por
esta enfermedad como nos cuentan los medios informativos continuamente.
La pandemia, sin estar o estando, en la agenda secreta de
los poderosos de Washington, Moscú o Beijín, ha venido a transformarlo todo.
Este planeta fue uno antes de la pandemia y será otro después de la pandemia.
Un ejemplo concreto de esta situación es la cuaresma, la
época más sagrada de toda la cristiandad, suspendida en todos los pueblos y
ciudades del mundo católico. Igualmente ha sucedido con el peregrinaje y las
celebraciones hacia la Meca. Aquellos millones de musulmanes caminando en
círculos en los sitios sagrados del Islam han desaparecido en las pantallas de
televisión. De igual manera, las celebraciones ancestrales del judaísmo han
sido canceladas y podrán ser seguidas por la televisión religiosa y el
internet.
En Ciudad del Vaticano, todas las actividades religiosas
masivas de la Semana Santa han sido canceladas, además de la ausencia del Papa
Francisco en todas, nos demuestra que aquí están pasando cosas muy graves. Pero
es claro, Su Santidad es un anciano muy enfermo con solo un pulmón que toda la
gente quiere tocar, abrazar y recibir su bendición. Se convierte así en la persona
más vulnerable sobre la tierra. Esa no es la situación de Donald Trump, nadie
quiere acercarse y menos ser tocado por él y sin embargo se tuvo que realizar
la prueba del coronavirus por un cuadro gripal que sufría.
Todo cambió en un segundo. Las actividades religiosas se podrán
seguir, únicamente, por medio de la televisión religiosa, páginas web, los
podcasts de cada una de las órdenes religiosas, sean estas cristianas, judías,
o musulmanas. Para ello habrá necesidad de rediseñar y simplificar la liturgia
que lo acompañe. Pero sin duda, habremos ganado mucho haciendo la actividad
religiosa mucho más espiritual, mucho más íntima y menos una obra de teatro.
La cancelación de todos los cursos presenciales en las
universidades europeas, americanas y, las nuestras en Costa Rica, demuestra que
en adelante, los cursos tendrán que rediseñarse con un gran componente de
elementos pedagógicos a distancia, desde la casa, el kiosco o la biblioteca, no
por los libros que contiene, sino que por los espacios y la conectividad. Las
enormes ciudades universitarias, los costosos y vistosos auditorios y las salas
magnas, serán historia del pasado.
Los innovadores de cursos y carreras, técnicas y
profesionales a distancia están teniendo en este momento una enorme vigencia y gran
apoyo político académico para salvar la educación superior y también las
finanzas universitarias, del presente y del futuro. Todo tendrá que ser rediseñado,
repensado, innovado o desaparecer. Se requerirán un nuevo set de habilidades y
destrezas educativas para lograr remontar este momento.
Los servicios de salud serán, en un alto porcentaje, organizados
en forma ambulatoria y a distancia igualmente. Los pioneros de la telemedicina
sienten hoy que es su oportunidad, que les llegó el momento que tanto
esperaban. Se habían abierto camino casi a codazos en la tradicional y
ancestral forma presencial de hacer medicina.
Grandes contingentes de pacientes podrán ser diagnosticados,
tratados y seguidos clínicamente vía la televisión especializada, páginas web
especializadas, y otros medios que todavía no existen ni conocemos, para
desarrollar el componente capacitación y educación a pacientes. Vendrán nuevos desarrollos
de algoritmos, aplicaciones y equipos sencillos adaptables a los teléfonos y
las computadoras desde sus casas o centros de trabajo.
Como dijo el presidente Emmanuel Macron de Francia: queda
claro que los servicios de salud y de salud pública no pueden ser un producto
del mercado. La Salud y la Salud Pública para todos, deben estar organizados y
financiadas por el estado. Este es el único que tiene la capacidad de
respuesta, de oportunidad y de estar preparados para entrar en la batalla. El
gobierno español ha decretado la integración de los sistemas de salud públicos
y privados de Madrid para poder copar con la inmensa demanda insatisfecha que
se ha generado.
Las empresas de entrega de comida y paquetes a domicilio evolucionarán
a transporte autónomo en base a drones especializados en el traslado de
muestras de laboratorio y entrega de medicamentos delicados que ya existen pero
que se han desarrollado en forma tímida hasta ahora. Toda la información
biomédica entre médicos y pacientes será canalizada por la web de cada
institución de salud y de seguros.
Por supuesto que esto generará otro sinfín de nuevos
problemas. Si los pacientes, especialmente los ancianos, permanecen en sus
casas, muchos de ellos viven solos, habrá que pensar en las nuevas formas de
cuidarlos. ¿Quién les dará de comer, quien les ayudará en el aseo personal,
quién o qué les lavará la ropa y les limpiará las casas? Surgirán, sin duda,
nuevas propuestas inteligentes para hacerlo.
O sea, todas las empresas de telecomunicaciones y apps
médicas y de laboratorio estarán desarrollando cientos de nuevos dispositivos
para los teléfonos, las tabletas y las computadoras para evitar el traslado
masivo de personas a los hospitales y centros de salud.
El transporte público, ahora sí, ya no lo podrán contener
más, será autónomo, con vehículos que no contaminen más. Lo que está sucediendo
en Beijín no tiene parangón en la historia de la humanidad. El cielo azul se
empieza a ver nuevamente. Ese color amarillo sucio, denso, mal oliente está
siendo barrido por el viento y por primera vez en muchos años, los chinitos
empiezan a entender por qué China era conocida como el Reino Celeste.
¿Qué haremos con el desempleo que se generará? A pensar
señores, llegó el tiempo de pensar, de investigar, de tratar, de imaginar, de
soñar, todo se vale.
La economía sufrirá los cambios más intensos de todos los
sectores. La globalización llegó a su término. Las cadenas de abastecimientos
mundiales han demostrado su inoperancia en estos casos de paralización mundial
del transporte aéreo, marítimo y terrestre. Los suplidores únicos de productos
intermedios o finales para toda la industria, llegó a su fin.
Los mercados de valores tendrán que buscar nuevas alternativas. Llevamos ya dos semanas de las peores pérdidas en bolsa desde la segunda guerra mundial. Las empresas aéreas reportan pérdidas billonarias, los aviones están en tierra costando una fortuna mantenerlos sin que exista siquiera una fecha aproximada para reiniciar las operaciones. El fantasma del desabastecimiento de productos básicos alimenticios y de uso doméstico se observa en todos los países. Las personas acaparan como si no fuera a existir el día después.
Imagen alusiva: Semanario Universidad.