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Etiqueta: modelos de desarrollo

Regiones menos favorecidas se fortalecerán con modelos de desarrollo

Mediante un trabajo articulado entre instituciones públicas, academia y comunidad, la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad Nacional (UNA) presentó al país alrededor de 28 Modelos de Desarrollo Territorial (MDT) que contribuirán al bienestar de las comunidades, regiones y territorios en vulnerabilidad social.

Martín Parada, vicerrector de Extensión de la UNA, explicó que los MDT son iniciativas académicas debidamente articuladas a través de una estructura predeterminada, basada en la integración y la estructura de gobernanza del desarrollo territorial afincado en comunidades, asociaciones, cooperativas y grupos organizados. En ese sentido, el modelo establece un vínculo directo de la institucionalidad pública con el conocimiento técnico de la universidad que se pone al servicio de la comunidad.

Parada agregó que esos tres componentes, la universidad, comunidad y marco institucional público brindan fortaleza a la hora de garantizar la sostenibilidad, sin embargo, se definen soluciones a la problemática y demandas sociales.

Francisco González, rector de la UNA afirmó que desde el inicio de su gestión a mediados de 2020 se comprometió a impulsar la extensión hecha por la UNA en todo el territorio nacional. “De la mano del vicerrector académico, Martín Parada construimos los MDT, los cuales desde la acción sustantiva universitaria buscan generar actividades formales que permitan transferir el conocimiento y a partir los saberes para incentivar propuestas de desarrollo en las comunidades”, detalló González.

Algunas iniciativas son: Granjas de cultivo de peces y camarones integradas con turismo, granjas de maricultura, cosecha de lluvia, escuela agroecológica, conservación de abejas melíferas, rehabilitación cardiaca, ostricultura, formación musical, banco de germoplasma, seguridad alimentaria, proyecto de compostaje en isla Venado, entre otros.

Academia, sectores y actores sociales

Manuel Luna, director del Campus Sarapiquí de la UNA, resaltó que los MDT en la región Huetar Norte y Caribe se relacionan con un modelo enfocado en actividades socioproductivas en el cantón de Upala, procesos genéticos enfocados a especies forestales, ubicadas en la parte central de las dos regiones y un nuevo desarrollo económico que se espera plasmar a través del ámbito académico y empresarial.

Wagner Castro, decano de la Sede Regional Chorotega de la UNA, manifestó que de estos 28 modelos territoriales, ocho de ellos se replican en la región Chorotega, por ende, de hecho es la región donde más modelos se ejecutan en una misma región.

Castro destacó que se trabaja con iniciativas de mar, como las ostras, viveros alternativos, de cosechas alternativas en tierra, también cosechas de aguas de lluvia, en la parte norte, norte casi frontera con Nicaragua, iniciativas en educación y proyectos de salud con la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida (Ciemhcavi). “Toda esta interrelación a lo interno y externo de la universidad es lo que ha potenciado que desde nuestra génesis como Sede Regional tengamos una diversidad de proyectos implementados en la zona”, detalló Castro.

Guido Vargas, secretario General de la Unión de Pequeños Productores Agropecuarios Costarricenses (Upanacional), aseveró que este acercamiento entre universidad y comunidades resulta fundamental para lograr que la academia brinde soporte científico al conocimiento ancestral de las comunidades que conduce al desarrollo que se genera a través del tiempo, ese conocimiento de los pioneros y las pioneras de las comunidades del país. “Hoy más que nunca la universidad lleva fe, esperanza, conocimiento, oportunidades y da nuevas rutas y emprendimientos, lo cual tiene que ver con la sostenibilidad económica de la agricultura, para así tener una vida digna y además fortalecer el desarrollo y la democracia.

Vanessa Rodríguez, alcaldesa de Sarapiquí, comentó que dentro de los MDT juega un papel importante la integración institucional, con el propósito de hacer aportes y tener una sociedad más desarrollada.

Agregó que como parte de los 28 modelos el cantón cuenta con iniciativas enfocadas en la atención de la población más vulnerable, aspectos socioculturales, desempleo e inseguridad; también se impacta a la niñez, adolescencia, juventud, así como a hombres y mujeres que necesitan fortalecer habilidades blandas y otros, que se requieren para hacer mejores personas. “Esta relación entre la UNA, el Campus Sarapiquí, la Municipalidad y otras instituciones que están en nuestro territorio, realmente fortalecen la identidad sarapiqueña, cultural, social y formativa de las personas, que viven del campo”, dijo Rodríguez.

Sonia Medina, presidenta de la asociación local de pescadores de Isla Venado, expresó que los MDT son importantes porque la UNA ha estado presente durante mucho tiempo en la comunidad de Isla Venado, brindando ayuda y capacitación en cómo trabajar en conjunto y armonía con la naturaleza; después a gestionar modelos de desarrollo que vengan a beneficiar a los pobladores de la isla. “En este caso nosotros tenemos el cultivo de ostras que es sumamente importante, es un modelo de desarrollo que ha venido a generar empleo a las familias involucradas de este proyecto e igual hacía la comunidad”, recalcó dirigente social.

Marilyn Rojas Vargas y soy académica de la escuela de Ciencias Ambientales dijo que el MDT del programa se basa en el aprovechamiento del bambú en comunidades rurales vinculadas al sector y de esa forma generar oportunidades en la cadena de valor del bambú, con productos innovadores, pero siempre en la línea del desarrollo sostenible y amigables con el ambiente. “Trabajamos con más de cinco comunidades, pero también tenemos un proyecto muy bonito que se llama formador de formadores”.

Subrayó que, a nivel de preparación, todo lo que se pueda hacer con palmito, se puede replicar con bambú, pero con una carga nutricional y sostenibilidad en el producto mucho más favorable.

Estos modelos representan una opción de bienestar con un enfoque integral, abordando aspectos socioeconómicos, productivos, culturales, educativos y ambientales, todo orientado a mejorar las condiciones de vida de las personas y satisfacer demandas locales.

VÍDEO

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Ríos de gente

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Un conjunto de materiales agolpados y escombros apilados yacen en el centro del barrio. Son desechos de lo que ha quedado luego de la correntada convertida en inundación que se llevó todo a su paso.

Hombres y mujeres captados por la televisión internacional tratan de recuperar lo que les quedó de sus pertenencias luego de la crecida. Lo que antes eran sus viviendas ahora es un depósito amalgamado de barro mezclado con agua. Lo perdieron todo. Los desaparecidos se cuentan por centenares. Las personas fallecidas identificadas hasta ahora sobrepasan la centena y media.

Esta es una escena común en un barrio clase mediero en cualquier país centroamericano donde los inviernos, las ondas tropicales y los huracanes hacen su agosto.

Pero estos impactos no solo se experimentan en un barrio clasemediero, sino en aquellos centros de población caracterizados por la exclusión, la segregación territorial y la segmentación, combinaciones poderosas para experimentar los efectos devastadores de la mala planificación territorial y la intensidad de los eventos naturales, que por sí solos no afectan pero son parte del entorno que los vuelve amenaza.

Lo que se narra en las imagenes que vemos, sin embargo, deja de ser común si las escenas son ubicadas en Alemania, si los hombres y mujeres que se agolpan como hormigas construyendo eso que hasta ahora estaba reservado como destino exclusivo del sur global y que se llama resiliencia, son justamente hombres y mujeres alemanes damnificados (otra categoría exclusiva reservada al sur global).

Miran fijamente a la cámara, lloran con desespero porque no encuentran explicación posible a lo que les acaba de ocurrir. En eso, como en tantas otras cosas, nos recuerdan su humanidad falible, ligera, vulnerable.

Tanta es la imposibilidad de encontrar posibles causas, que una mujer en medio de su desolación al ser entrevistada por la DW local señaló con cierta resignación: “Uno no espera que la gente muera por inundaciones en Alemania, uno espera que eso pase en los países pobres».

No deja de ser cierta la frase lapidaria de la señora. El centro, el norte, tan preparado siempre, tan previsor y tan ajeno a estas categorías reservadas para el sur global, no sabe qué hacer cuando le alcanzan las tragedias. Y dice cosas como estas.

Lo que ocurre ahora no es ni más ni menos que la instalación planetaria de un conjunto de dimensiones de quiebre civilizatorio. Por ello, la idea sobre los ríos que también crecen en el norte es certera y absoluta. Pero no son solo corrientes de agua que se desbordan. Son, como lo ha dicho Ramón Mejía (Perrozompo en su nombre artístico) hace ya muchos años, “Ríos de gente que cruzan la selva de los pavimentos y llevan heridas en el corazón”.

Nos encontramos ante la irreversibilidad de procesos en transcurso sobre la relación entre clima y desplazamiento humano. En 2015 cerca de 1.600.000 personas experimentaron desplazamientos al interior de sus países en América Latina como consecuencia de una variable ambiental. Se estima que hacia el año 2050 cerca de 200 millones de personas en el mundo serán declarados como “migrantes ambientales” (Rubio, 2017).

Aún más, cuando estas reflexiones están siendo editadas en su versión final, la región atlántica y la zona norte costarricense están siendo golpeadas por las inclementacias de una onda tropical que no ha detenido sus lluvias en 24 horas. Más de 200 incidentes han sido contabilizados entre los que se cuentan deslizamientos, desbordamientos de ríos e inundaciones. No deja de preocupar que todavía estas lluvias no sean las de la temporada invernal con toda su fuerza. El escenario se avizora, entonces, complicado.

Si las condiciones imperantes, los modelos de desarrollo y el descuido basado en un consumo rampante y desinteresado continúan, las previsiones para años futuros podrían adelantarse al corto plazo, con las consecuencias devastadoras que ya hemos observado a nivel planetario.

Los desafíos para esta generación que somos son enormes. No son del norte y del sur, solamente. Son globales. La gestión de los territorios con un enfoque consciente de la relación entre seres humanos y ambiente, el cambio en el modelo económico y la modificación absoluta de la forma como consumimos, son requeridos con urgencia.

Pero sobre todo, la ruptura de los esquemas dominantes de pensamiento que han partido el mundo en dos espacios diferenciados, para que manifestaciones como las emitidas por la señora afectada en las inundaciones en Alemania, sean transformadas por el reconocimiento de que todos, absolutamente todos, formamos parte de este planeta y que es con actitud solidaria y sensible del otro y la otra, que saldremos adelante. Esa debería ser la consigna.

Imágenes: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57857317