El creador de contenido por medio de la plataforma “YouTube” Isaac Moreno Gallo publicó un video explicando la perspectiva geográfica de Valencia afectada por DANA.
En primer lugar, desarrolla una explicación de la albufera que es una bahía influenciada por las constantes fuentes de los ríos en el valle y la dinámica pluvial. De esta forma, Moreno explica por medio de un mapa de la albufera la zona de presencia de agua a nivel de la tierra y por debajo de 1 metro bajo el nivel de mar como mantos de agua en el subsuelo y esto se mantiene expuesto a que cualquier volumen grande de agua ocasiona una inundación como la que ocurrió.
En el video se desarrolla una explicación histórica gráfica de los cambios en los volúmenes de la albufera valenciana. De esta forma se explica la alta exposición por riesgos de inundaciones en la zona medida por la cantidad de edificaciones que tiene la zona sumado al volúmen de agua en la albufera. Sin embargo, la densidad habitacional de la zona provocó que se fuera construyendo, aterrando, constriñendo y cultivando al lado la albufera por lo que Isaac Moreno presenta una serie de fotografías satelitales de la zona según el proceso del tiempo por años de transformación urbana.
La sobreposición de estas fotografías permite observar que esa transformación urbana en Picanya y comunidades vecinas fue progresivamente aumentando el riesgo de inundación dado el crecimiento residencial y la intervención de acequias de riego para cultivos y el cauce nuevo del río Turia.
Por otra parte, al norte de Valencia, Moreno también explica el mapa de riesgos de la comunidad de Aldaya en el cual el centro se puede ver con un riesgo mayor producto de la concentración urbana de la ciudad.
Finalmente, Moreno señala que en las últimas décadas se realizó un uso exponencial de los suelos indiscriminado sin ningún control de las zonas más riesgosas por el peligro de inundación por lo que delega en los expertos del gobierno atender a la solución a estos espacios habitados en condiciones de alto riesgo. De tal forma que una especie de normativa hidrológica se haga vigente sin importar los cambios de gobierno en el país, para que no vuelva a suceder que se ocupen espacios que no debieron haberse ocupado de la forma que ocurrió en la comunidad valenciana.
Lo que originalmente se planteó como un sistema de planificación territorial se ha transformado en un proceso que empobrece a nuestras comunidades.
Esto se debe a que las zonificaciones de los Planes Reguladores y los usos de suelo permitidos están concebidos de manera que resultan inaccesibles para los propietarios actuales con recursos económicos limitados.
Para ilustrar con un ejemplo concreto, alrededor del 50% del área terrestre ubicada entre la Ruta 32 y la línea férrea, desde el estero Margarita hasta Westfalia, ha sido designada como humedales. Además, aproximadamente el 40% restante solo permite la construcción de dos casas por hectárea.
En resumen, en esta extensa zona costera no se permitirá ningún desarrollo urbano costero significativo, lo que resulta en la devaluación de estas propiedades y consecuente empobrecimiento de las generaciones actuales y futuras de actuales propietarios.
Una situación similar afecta a las familias propietarias de las áreas altas de San Clemente, San Andrés, Bananito, entre otras. En el mejor de los casos, solo podrán edificar una casa por hectárea en la mayoría de estas fincas.
La repercusión económica de estas nuevas regulaciones de zonificación en las personas de bajos ingresos justifica la presentación de un Recurso de Amparo, ya que no se consultó a la población, como exige la ley para este tipo de planificación territorial.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
En 2022 la zona pacífica costarricense sufrió constantes embestidas de mal tiempo durante el invierno. Fueron frecuentes las inundaciones, deslizamientos y desplazamientos de población afectada por las dinámicas de eventos naturales que, aunados a la mala planificación territorial, el extractivismo y la rampante actividad económica, convergen en el impacto y la vulnerabilizacion para amplios sectores de población.
La antesala de lo ocurrido hace unos días en Punta Leona, zona ubicada justamente en el Pacífico central costarricense, debe ubicarse en ese contexto previo. El deslizamiento de construcciones ubicadas prácticamente en acantilados debe llamar la atención sobre la intervención técnica y política requirida en contextos sociales, económicos y culturales caracterizados por el cambio y la transición.
El enfoque de la gestión del riego no es un asunto meramente teórico. Es determinante para trabajar procesos de prevención, participación comunitaria y y una intervención viva y horizontal con las poblaciones.
Hace unos años trabajamos en los inicios de un proyecto sobre migración ambiental en Costa Rica. Visitamos la comunidad de Calle Lajas en Escazú, en el centro de la capital, devastada por una cabeza de agua que una noche de intensas lluvias mató 25 personas debido a un feroz deslizamiento. Las personas sobrevivientes fueron reubicadas en un terreno cercano al que le denominaron Lajas Compartir.
Los testimonios recogidos en esas primeras visitas de campo nos asombraron no solo porque los recuerdos de esa noche estaban presentes sino porque la realidad de un desplazamiento es quizá de las experiencias más duras que una persona y una comunidad pueden experimentar.
En Costa Rica, bajo una mirada analítica que aborda la segmentación, la segregación y la desintegración social, sabemos qué hay cientos de territorios desconectados y al borde de la tragedia.
Esos territorios no se ven porque justamente están segregados, pero contienen en sí mismos el riesgo latente de nuevas tragedias socio ambientales si la acción de planificación local y la participación comunitaria no accionan ya estrategias para mitigar los impactos que se avecinan en los próximos inviernos.
La discusión de fondo sobre lo acontecido en Punta Leona recientemente en construcciones notablemente visibles y expuestas al ojo mediático, no solo debería expresar variables sociales o categorías despectivas. Eso es tema para otra columna.
De fondo y de por medio se debe puntualizar la desidia política sobre el territorio y lo que es más grave, sobre las poblaciones que lo habitan. Eso es lo urgente.
Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)
Un conjunto de materiales agolpados y escombros apilados yacen en el centro del barrio. Son desechos de lo que ha quedado luego de la correntada convertida en inundación que se llevó todo a su paso.
Hombres y mujeres captados por la televisión internacional tratan de recuperar lo que les quedó de sus pertenencias luego de la crecida. Lo que antes eran sus viviendas ahora es un depósito amalgamado de barro mezclado con agua. Lo perdieron todo. Los desaparecidos se cuentan por centenares. Las personas fallecidas identificadas hasta ahora sobrepasan la centena y media.
Esta es una escena común en un barrio clase mediero en cualquier país centroamericano donde los inviernos, las ondas tropicales y los huracanes hacen su agosto.
Pero estos impactos no solo se experimentan en un barrio clasemediero, sino en aquellos centros de población caracterizados por la exclusión, la segregación territorial y la segmentación, combinaciones poderosas para experimentar los efectos devastadores de la mala planificación territorial y la intensidad de los eventos naturales, que por sí solos no afectan pero son parte del entorno que los vuelve amenaza.
Lo que se narra en las imagenes que vemos, sin embargo, deja de ser común si las escenas son ubicadas en Alemania, si los hombres y mujeres que se agolpan como hormigas construyendo eso que hasta ahora estaba reservado como destino exclusivo del sur global y que se llama resiliencia, son justamente hombres y mujeres alemanes damnificados (otra categoría exclusiva reservada al sur global).
Miran fijamente a la cámara, lloran con desespero porque no encuentran explicación posible a lo que les acaba de ocurrir. En eso, como en tantas otras cosas, nos recuerdan su humanidad falible, ligera, vulnerable.
Tanta es la imposibilidad de encontrar posibles causas, que una mujer en medio de su desolación al ser entrevistada por la DW local señaló con cierta resignación: “Uno no espera que la gente muera por inundaciones en Alemania, uno espera que eso pase en los países pobres».
No deja de ser cierta la frase lapidaria de la señora. El centro, el norte, tan preparado siempre, tan previsor y tan ajeno a estas categorías reservadas para el sur global, no sabe qué hacer cuando le alcanzan las tragedias. Y dice cosas como estas.
Lo que ocurre ahora no es ni más ni menos que la instalación planetaria de un conjunto de dimensiones de quiebre civilizatorio. Por ello, la idea sobre los ríos que también crecen en el norte es certera y absoluta. Pero no son solo corrientes de agua que se desbordan. Son, como lo ha dicho Ramón Mejía (Perrozompo en su nombre artístico) hace ya muchos años, “Ríos de gente que cruzan la selva de los pavimentos y llevan heridas en el corazón”.
Nos encontramos ante la irreversibilidad de procesos en transcurso sobre la relación entre clima y desplazamiento humano. En 2015 cerca de 1.600.000 personas experimentaron desplazamientos al interior de sus países en América Latina como consecuencia de una variable ambiental. Se estima que hacia el año 2050 cerca de 200 millones de personas en el mundo serán declarados como “migrantes ambientales” (Rubio, 2017).
Aún más, cuando estas reflexiones están siendo editadas en su versión final, la región atlántica y la zona norte costarricense están siendo golpeadas por las inclementacias de una onda tropical que no ha detenido sus lluvias en 24 horas. Más de 200 incidentes han sido contabilizados entre los que se cuentan deslizamientos, desbordamientos de ríos e inundaciones. No deja de preocupar que todavía estas lluvias no sean las de la temporada invernal con toda su fuerza. El escenario se avizora, entonces, complicado.
Si las condiciones imperantes, los modelos de desarrollo y el descuido basado en un consumo rampante y desinteresado continúan, las previsiones para años futuros podrían adelantarse al corto plazo, con las consecuencias devastadoras que ya hemos observado a nivel planetario.
Los desafíos para esta generación que somos son enormes. No son del norte y del sur, solamente. Son globales. La gestión de los territorios con un enfoque consciente de la relación entre seres humanos y ambiente, el cambio en el modelo económico y la modificación absoluta de la forma como consumimos, son requeridos con urgencia.
Pero sobre todo, la ruptura de los esquemas dominantes de pensamiento que han partido el mundo en dos espacios diferenciados, para que manifestaciones como las emitidas por la señora afectada en las inundaciones en Alemania, sean transformadas por el reconocimiento de que todos, absolutamente todos, formamos parte de este planeta y que es con actitud solidaria y sensible del otro y la otra, que saldremos adelante. Esa debería ser la consigna.
En días previos, representantes estudiantiles de 9 Asociaciones de la UCR invitaron al partido a participar de conversatorios “¿Dialogamos por Costa Rica?”. Sin embargo, a la fecha el partido no ha contestado la invitación
Los espacios de conversación girarán en torno a 4 ejes temáticos: Cultura, Economía, Planificación Territorial y Salud. Además, cada uno tendrá preguntas relacionadas a pueblos originarios, educación, ambiente y desarrollo regional
6 de marzo de 2018. En días previos, representantes de 9 asociaciones estudiantiles de la UCR invitaron a los partidos Restauración Nacional y Acción Ciudadana a participar en un evento denominado “¿Dialogamos por Costa Rica?”; el cual busca tender puentes de conversación entre partidos y ciudadanía.
Para sorpresa de las y los estudiantes, el Partido Restauración Nacional no contestó a su invitación; negándole así, consideran las y los universitarios, otra oportunidad de diálogo y acceso a la información a la ciudadanía. Es importante señalar que, pese a que el candidato Fabricio Alvarado, había manifestado que él no participaría en más espacios de debates o conversatorios, la actividad invita a referentes partidarios en los diversos temas planteados; no a su candidato.
Arelis Chavarría, Presidenta de la Asociación de Estudiantes de Salud Ambiental, indica que “Esta negación a participar de un proceso de diálogo e intercambio de ideas repercute en la democracia costarricense y afecta el derecho de las personas jóvenes a conocer las propuestas de los partidos políticos en esta segunda ronda electoral.”
De acuerdo con José David Cubero, Presidente de la Asociación de Estudiantes de Arquitectura, “la actividad se va a realizar, pese a la negativa de Restauración Nacional, porque estas mesas diálogo son espacios necesarios en la coyuntura actual de la política nacional”. Por su parte, el Partido Acción Ciudadana sí confirmó su participación y estuvo presente en la sesión previa de explicación metodológica del evento.
“¿Dialogamos por el país?” es un evento compuesto por 4 conversatorios se estarían realizando del 12 al 15 de marzo, de 6:00 p.m a 8:30 p.m en la Universidad de Costa Rica
Los espacios van a girar en torno a 4 ejes temáticos: Cultura, Economía, Planificación Territorial y Salud. Además, cada uno tendrá preguntas relacionadas a pueblos originarios, educación, ambiente y desarrollo regional.
La decisión de realizar estos eventos, se tomó a raíz de un acuerdo unánime del Consejo Superior Estudiantil, máximo espacio de toma de decisiones del estudiantado de la UCR
1 de marzo de 2018. El estudiantado de la Universidad de Costa Rica decidió tomar acción e invitar a los partidos políticos a dialogar con la ciudadanía de cara a la segunda ronda electoral. Las y los universitarios se decantaron por realizar 4 conversatorios enfocados en establecer puentes de diálogo entre ambos partidos políticos.
Los conversatorios mencionados girarán en torno a 4 ejes temáticos: Cultura, Economía, Planificación Territorial y Salud. Los mismos contendrán preguntas relacionadas a pueblos originarios, educación, ambiente y desarrollo regional; cada uno pensado en propiciar un voto informado y combatir el abstencionismo. Estos conversatorios se realizarán del lunes 12 al jueves 15 de marzo, como antesala al debate oficial del 16 de marzo organizado por la Universidad de Costa Rica; en los auditorios de Bellas Artes, Ciencias Económicas, Educación y Estudios Generales, respectivamente.
De acuerdo con Gabriel Quesada, presidente de la Asociación de Estudiantes de Artes Plásticas, “con la realización de estos espacios interdisciplinarios, se ve la capacidad del estudiantado de la UCR de gestionar canales de discusión y respeto ante la coyuntura política del país”. Asimismo, de acuerdo con Camila Marín – estudiante de Derecho y colaboradora de la Federación de Estudiantes – “estos conversatorios tienen un componente único debido a que son resultado de un trabajo transdisciplinario, que busca visibilizar distintas sensibilidades y realidades estudiantiles”.
Por su parte, Fernando Martínez -presidente de la Asociación de Estudiantes de Comunicación indica que “las candidaturas de Fabricio y Carlos Alvarado, por su formación como comunicadores, otorgan una responsabilidad distinta a sus partidos; sus equipos deben dar la cara y trabajar por brindar la información que la ciudadanía merece ante el contexto actual”.
Las invitaciones fueron enviadas a los partidos en días pasados, y próximamente en la página de Facebook del Consejo Superior Estudiantil se estará brindando más información al respecto.