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Etiqueta: sandinismo

Programa Alternativas, 19 de julio celebración en Nicaragua

Luis Angel Salazar Oses, menciona que el sistema político de Costa Rica es uno capitalista y neoliberal, que favorece a los ricos y se constituye como un gobierno de los ladrones. También menciona que es un sistema homicida, que atemoriza y manipula a la población para que tengan que caer en drogas o prostitución para subsistir. Esta posición se debe erradicar y centrarse más bien, en una relación equitativa con la naturaleza, que transforme y se base, en un comportamiento armonioso.

Por otro lado, se habla de la lucha histórica que tuvo el pueblo nicaragüense y se conmemora el derrocamiento de los Somoza. Seguidamente Camilo Mejia, un tico-nicaragüense habla sobre la relación que tienen sus padres con el movimiento revolucionario en Nicaragua, eran Sandinistas. Hoy en día, vive en Estados Unidos desde que huyó de Nicaragua con su familia. Se unió al ejército de Estados Unidos para poder pagar su universidad. En este tiempo, lo enviaron a Irak y el tenía duda de que la invasión fuera por armas nucleares, creía que era solo por petróleo. Después de esto, se vuelve en contra de la guerra y se da cuenta de la gran destrucción y de las misiones suicidas en que mandaban a los soldados. El se niega a volver a Irak y lo condenan de desertar el ejército, lo sentencian en una corte marcial y una vez cumplida su condena, se vuelve una voz de lucha en el movimiento anti guerra.

Camilo Mejia se da cuenta, cuando se involucra con los sindicatos y movimientos ambientalistas de Miami, sobre las intervenciones de tipo militar o de golpe suave que hace Estados Unidos en todo el mundo. En el año 2018 empezó a investigar más de cómo el gobierno sandinista masacraba estudiantes, y él se da cuenta que lo que estaba pasando era un intento de golpe suave, por medio de un movimiento que surge de la sociedad civil. 

Juan Felix Montero es otro de los invitados, fue maestro en Costa Rica por muchos años y después de eso se dedicó a involucrarse más en los movimientos sindicalistas. A los 19 años de edad, organizó y formó parte del primer sindicato de educadores en el país. También formó parte de la primera Confederación Unitaria de Trabajadores. Por otro lado, estuvo involucrado con la lucha política desde el partido de Vanguardia Popular. Estuvo en Cuba por tres años en la Organización de Solidaridad de los países de Asia, África y América Latina (OSPAAAL ). Una organización fundada por el Che Guevara y Fidel Castro. Esta organización responde a la idea de que los países del tercer mundo deben unirse en contra del capitalismo. 

Juan Felix habla de cómo el proceso revolucionario sandinista, resume la lucha nicaragüense. En general, el programa pretende evidenciar y compartir varias historias de estas personas hace algunos años, de cómo presenciaron la organización de la lucha del movimiento sandinista. También se hace mención a un discurso y a varias actitudes de Fidel Castro y su frase “Qué lejos hemos llegado los esclavos”. Sin duda alguna, este programa pretende hablar y especificar varias acciones que llevó a cabo Costa Rica e incluso, la esfera internacional en la lucha que vivió Nicaragua en la contra revolución. Es importante también, ver como se habla de la impresión que tuvo el involucramiento de las fuerzas armadas en el país, desde radio transmisiones en la BOA hasta entrenamientos militares que veían todos los costarricenses. 

Para ver el video y poder acceder a la conversación, ingrese a este link: https://www.facebook.com/share/v/kygTkSVUvBqjqjwz/?mibextid=qi2Omg 

Pueblos centroamericanos en un callejón sin salida

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (13).
Tercera época

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Las llamadas izquierdas del espectro político regional están sumidas en una profunda crisis desde los años ochenta, no han sido capaces de reflexionar sobre los desafíos del momento histórico, más bien desde la segunda mitad del siglo anterior quienes la encarnan se convirtieron en unas gentes que dejaron de pensar y de elaborar algún tipo de pensamiento sólido y fecundo, además de que como consecuencia de ello han sido incapaces de reinventarse, en un escenario histórico difícil, muy demandante y de suyo tendiente a cambios que requieren de mucha creatividad e incluso audacia.

Si el estalinismo original con toda su barbarie homicida, desarrollista y paranoica eliminó o asesinó a la mayor parte de los revolucionarios soviéticos de la generación que materializó la revolución rusa de 1917, durante las cruentas purgas de la segunda mitad de los años treinta, el estéril y corrupto, además de parasitario e ineficaz neoestalinismo que lo sucedió acabó de matar lo poco que quedaba de aquella revolución que tantas esperanzas despertó entre los más desheredados de la tierra.

El dogmatismo de la dupla estalino-troskistizante (dentro de lo que devino en una discusión escolástica, además de anacrónica) de algunas gentes y gentecillas, parafraseando el título de una famosa novela del escritor costarricense, Carlos Luis Fallas (1909-1966) de grata memoria, durante este cambio de siglo, los ha llevado a protagonizar el ridículo más grande con su notoria pérdida de contacto con la realidad de nuestro tiempo histórico, tal como sucedió cuando la pequeña burguesía paceña de Bolivia apoyó el golpe contra el entonces presidente Evo Morales, hace ya un par de años…ya no soportaban a esos indios aymaras y quechuas empoderados, pobrecitos esos marxistas tan acartonados, tanto que terminaron jugando al fascismo tropicalizado, una extraña paradoja ejecutada en nombre del filósofo de Tréveris y del creador del Ejército Rojo, algo que no es nada nuevo en la historia boliviana.

De ahí la manifiesta incapacidad de muchos dirigentes y partidos de la llamada izquierda regional de enfrentar, o intentar entender con al menos un poco de sensatez, lo que ha estado en juego durante las recientes elecciones de Nicaragua con los imposibles dilemas que nos plantean sus protagonistas, la simultánea descomposición del sistema político costarricense, de cuya gravedad muchos ni siquiera se han percatado, en vísperas de unas elecciones generales, donde el resultado será el de siempre o incluso peor y tampoco de la perpetua crisis política de la vecina Honduras, un poco más al norte, donde desde el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya Rosales, mediante un golpe de estado militar, disfrazado de parlamentario por las dirigencias de los partidos tradicionales, en el mes de julio de 2009, no ha sido posible efectuar unas elecciones en las que no esté de por medio un descarado fraude electoral, cosa que ya ocurrió en 2009, 2013 y 2017, mientras tanto nada indica que no lo repetirán el próximo 28 de noviembre de 2021. Los golpistas de entonces han instalado una dictadura sui generis, y mucha gente de la izquierda de estos países ni siquiera ha tomado nota de ello.

Una cosa es discrepar del rumbo político que lleva el régimen nicaragüense, incluso en nombre de la esencia de un cierto “sandinismo” puro que nunca fue, y otra muy diferente matricularse en la oscura trama de una variopinta oposición que carece de un programa político definido, además de haberse plegado al financiamiento y a las imposiciones del Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de sus agencias y las llamadas organizaciones no gubernamentales (ONGS). Todavía resulta imposible entender ¿cómo es eso de que Washington está interesado en que el sandinismo vuelva a sus orígenes con su apoyo y financiamiento decidido? ¿no será más bien un retorno al antiguo régimen la apuesta efectiva de la superpotencia del norte?

Mientras tanto, un poco más al sur, el presidente peruano Pedro Castillo Terrones está a punto de ser derribado o vacado por la derecha más troglodita del continente, mediante un golpe parlamentario, al mismo tiempo que «su canciller» anda hablando de que en Nicaragua las elecciones no fueron ejemplares, como si la ultraderecha peruana hubiera establecido que los recientes comicios en que fue electo lo fueron de verdad, cosa que jamás harán. Los fujimoristas andan muy felices, para ellos el nuevo presidente ya mordió el anzuelo, sólo es cuestión de días para sacarlo del palacio de gobierno.

En un continente donde sólo cuando la derecha gana las elecciones son legítimas, limpias y libres, de lo contrario desconocen los resultados, le aplican a sus adversarios el boicot parlamentario y acuden a un feroz cerco mediático, a cargo de la gran prensa a su servicio. Dado lo anterior, convendría ser un poco más cautelosos a la hora de considerar el significado y la validez de los resultados electorales de Nicaragua, Honduras y Costa Rica durante los meses que corren… como también los de Argentina y Chile, programadas para este noviembre de 2021.