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Etiqueta: sector rural

El Programa de abastecimiento institucional y el buen uso de los fondos públicos

M.Sc. Vanessa Villalobos Ramos *

Bajo la frase que se ha venido escuchando “nos concierne el buen uso de los fondos públicos que se utilizan en el pago de fríjoles a los entes del Estado que lo requieren”, me di a la tarea específica de corroborar cuál ha sido el precio que ha venido pagando en los últimos años el CNP por la compra de los fríjoles, dado que si bien la pregunta abarca todas las categorías de productos como abarrotes, productos de higiene y limpieza, granos básicos y productos frescos, parece que, con el único detalle de compra de fríjoles que ha realizado el PAI, se concluye para todos los productos, y quisiera corroborar si dicha conclusión usa los número reales para sus cálculos.

Usando los datos promedio de cuánto ha pagado el PAI por los fríjoles en bolsa de 900 gramos que compra a sus proveedores desde el año 2013 a setiembre del 2021 (en valores reales), se muestra casi como una constante que levemente varía entre los 1 000 y 1 100 colones; mostrando además que para el año 2020 hay una disminución del 4,9 % respecto del 2019 y otra disminución del 1,2% a setiembre del 2021 respecto del año 2020. Pero veamos otro detalle que sorprende, a nivel de los precios internacionales del fríjol, considerando los países de donde regularmente han venido los fríjoles importados a Costa Rica (Argentina, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua), resulta que dichos precios en promedio aumentaron del año 2019 al 2020 en un 12,7% y del 2020 a lo que llevamos del 2021 en un 0,5%; esto nos evidencia que a pesar de que en el mercado internacional los precios se han mostrado al alza el PAI ha logrado disminuir el monto facturado comprando a las organizaciones de productores directamente.

Ahora veamos los argumentos desde otra perspectiva, según la ley orgánica del CNP en su artículo 9 establece que los entes públicos están obligados a proveerse del CNP y para ello, debe dar prioridad, como facilitador en el acceso a este mercado, a las mipymes de productores agropecuarios, agroindustriales, pesqueros y acuícolas de Costa Rica. Esto en concordancia de la mayoría de costarricenses que sienten una gran apreciación por el trabajo de nuestros agricultores y ni qué decir de la calidad de consumir productos frescos, recién cosechados, con la menor huella de carbono posible al evitar traslados de miles de kilómetros y generación de empleo local al darle todos los procesos dentro de nuestro país y en la medida de lo posible, en las mismas zonas productivas para evitar la migración a los suburbios de la GAM.

Ya quedo demostrado con el análisis de los precios, tanto a lo interno del PAI como a nivel internacional, que no hay argumento válido de que el PAI este gastando de más en las compras de los últimos dos años, pero sí ha habido cambios bien marcados en relación a la cantidad de proveedores, a la cantidad de marcas de fríjol y mucho mejor aún en el cumplimiento del mandato del artículo 9, en cuanto a quiénes son estos nuevos proveedores, volviendo a los datos, actualmente el PAI compra más de 32 marcas, pero lo más relevante es que ahora las marcas son propias de las organizaciones de productores, la participación de proveedores ha aumentado de forma importante, pasando de 5 0 6 proveedores en el 2013 a más de 10 a setiembre 2021, esto también es un claro ejemplo del aumento de la participación de las organizaciones, pasando de proveer menos de 5 mil quintales en el 2015 a alcanzar cerca 24 mil quintales para el 2020 (80 % de la demanda total del PAI) provistas por las mismas organizaciones, ello ha implicado una articulación entre productores, organizaciones base y proveedoras, de manera que al día de hoy logran cumplir con lo que establece la ley del CNP y las normas del reglamento técnico centroamericano para fríjol, adicionalmente de todas las formalidades de parte de las organizaciones desde la inscripción de áreas a sembrar, inscripción en el Ministerio de Hacienda, certificaciones PIMPA de cada uno de los productores proveedores, manejo de flujos de caja, administración financiera y demás, aspectos que parecen sencillos para empresas formalmente constituidas pero que en el caso de grupos de productores ha requerido apoyo tanto de las instituciones como del acompañamiento de estudiantes universitarios, por lo que esta viene siendo una escuela, que es el inicio de una proyección empresarial para más allá de la comercialización de fríjoles y lograr una mayor inserción comercial de las organizaciones de productores, esta es la manera en que pueden generar mayor valor a su producción, accesar a mejores condiciones de precios y aumento de la economía local en el sector rural.

Si ha habido cambios, insisto, a la luz de las evidencias, es en manos de quién están quedando las ganancias y como efecto, en la perspectiva de mayor seguridad en las familias productoras que ven con leve optimismo que para los próximos años tendrán un mercado más estable, eso que ven amenazado las industrias tradicionales del fríjol, no más de 3 o 4 grandes empresas, que hace años atrás no pagaban más de 27 000 colones por quintal al productor y cuyos márgenes de ganancia eran amplios tanto con los fríjoles nacionales como con los importados, sin duda estos dos años habrán tenido algunas mermas en sus ganancias, teniendo que comprar a mayor precio en los mercados internacionales, observando que nuestros productores se han venido organizando y aprendiendo a cosechar, seleccionar, limpiar, empacar y distribuir su producto, eso que tanto añoramos desde el más simple consumidor hasta los funcionarios del MAG, CNP, INDER y universidades, tanto en beneficio del consumidor final como de las finanzas públicas.

*Autora: M.Sc. Vanessa Villalobos Ramos
Docente Escuela de Economía Agrícola y Agronegocios
Coordinadora del TC-488 UCR que ha trabajado con organizaciones de productores de fríjol y apoyando al sistema de verificación de siembras y pronósticos de cosecha junto al CNP desde el año 2015.

El futuro de los sistemas agroalimentarios en América Latina

German Masís

El Banco Interamericano de Desarrollo y su División de Medio Ambiente y Desarrollo Rural organizó el 15 de este mes, el webinar: “El Futuro de los Sistemas Agroalimentarios y la Transformación del Sector Rural”, con la participación de Carolina Trivelli del Instituto de Estudios Peruanos, de Juan Lucas Restrepo de la Alianza de Biodiversidad internacional y el CIAT y Julio Berdegué, Representante de la FAO para América Latina.

La especialista Trivelli expuso sobre la transformación rural en América Latina y el Caribe, señalando el espacio y el rol de la agricultura, la alimentación y lo rural en el futuro de la región.

En esa dirección afirmó que la agricultura, los sistemas alimentarios y el mundo rural enriquecen a nuestra región en muchas dimensiones y que tienen funciones centrales e insustituibles en la construcción del desarrollo sostenible.

También dijo que el reposicionamiento cultural, social y político de lo rural en el desarrollo y el futuro latinoamericano, es condición necesaria para que existan estrategias de transformación rural, además de que la agricultura, los sistemas alimentarios y el mundo rural tienen que ser más resilientes y ambientalmente sostenibles.

Mencionó que hay una crisis innegable de malnutrición en el planeta y que América Latina y el Caribe tiene condiciones extraordinarias para ser un actor central de la solución de esta crisis alimentaria y que la región con su enorme diversidad agroecológica puede ser un proveedor privilegiado de alimentos saludables para el mundo, provenientes de nuestra agricultura, ganadería y pesca, y de nuestros procesadores de alimentos.

Asimismo estableció, que desde hace décadas la región viene diversificando sus economías rurales, sin embargo, las políticas públicas siguen casi exclusivamente orientadas a la producción silvoagropecuaria, pesquera y minera, por lo que debemos pensar en desarrollar nuevos motores de desarrollo basados en el mundo rural: como el turismo, las energías renovables, los servicios ambientales y ramas de la bioeconomía que requieren más innovación y valor agregado.

Trivelli apuntó que la transformación rural en la dirección del desarrollo sostenible, simple y sencillamente no es posible en ausencia de un formidable esfuerzo de innovación y esta no es posible sin un aumento en la inversión pública en ciencia y tecnología.

Así mismo, cuestionó en relación a la transformación rural, si continuamos en una senda que se basa principalmente en la asistencia social o si se llega a un acuerdo de inclusión social para dar una real oportunidad a esos sectores sociales de la agricultura familiar y el medio rural de construir medios de vida que les permitan crear o acceder a empleos que generen un incremento en sus ingresos y ampliar sus oportunidades de desarrollo.

Además, recordó que el mundo rural carga con desigualdades estructurales profundamente enraizadas en nuestra historia: la concentración de la tierra y las desigualdades étnica, de género, y territorial, son innegables y condicionan el acceso a todo tipo de activos, bienes y servicios públicos, adicionalmente a los efectos de la pobreza, por lo que es fundamental establecer qué lugar tiene en la estrategia de transformación rural, la superación de las desigualdades estructurales.

El Especialista Restrepo desarrolló el tema El Rol de la Tecnología en el futuro de los Sistemas agroalimentarios y definió como aspectos centrales, que es necesario transformar y rebalancear los sistemas agroalimentarios.

Afirmó que hay en todos los países, una acción frente al clima que determina las tecnologías y prácticas agrícolas sostenibles y que el esfuerzo hacia el mejoramiento de los sistemas agroalimentarios debe tener un enfoque territorial y hacia cadenas de valor específicas.

También dijo que es necesario entender el entorno alimentario en los países, así como la participación y las necesidades del consumidor para obtener una alimentación sana.

Además indicó que con el desarrollo de las nuevas tecnologías, la inclusión digital es fundamental, dirigida a validar y ajustar las opciones tecnológicas con los agricultores y que es necesario valorar los paisajes multifuncionales y recomponer aquellos los paisajes agrícolas que han sido intervenidos y modificados.

Finalmente señaló que es clave apoyar a los tomadores de decisiones con información sobre la biodiversidad de los sistemas y la posibilidad de disponer de un índice de agrodiversidad.

El Especialista Berdegué, expuso sobre una Institucionalidad para la Transformación rural, donde mencionó que con frecuencia observamos fallas y carencias de las políticas agrícolas en los países y nos preguntamos por qué se mantienen esas políticas y concluimos que es por una cierta aceptación de la institucionalidad y de los mismos actores, a la vez que cuestionó que ningún sector en ningún país de la región, puede reconocer que la institucionalidad que tenemos, es la que necesitamos hoy, y, menos aún, mañana.

Argumentó que la institucionalidad pública en la agricultura, los sistemas alimentarios y el mundo rurales emergió en las décadas anteriores y es un entramado institucional muy incompleto, ineficiente y crecientemente incompetente para conducir las decisiones públicas, privadas y sociales requeridas para la transformación rural.

Berdegué estableció que la disyuntiva de construir nuevos arreglos institucionales para la transformación rural, o de seguir parchando lo que tenemos como básicamente hacemos ahora, se expresa en muchas y muy diversas preguntas sobre el desarrollo agrícola y rural para las que no tenemos respuestas y que las decisiones que se tomen sobre las reformas institucionales, determinarán en buena medida la posibilidad, el sentido y los resultados de la transformación rural.

Por su parte, esbozó que el cambio institucional está expresado en varias dimensiones: en la revaloración de lo social y de lo rural, en la reforma de los Ministerios que dirigen el sector agropecuario y rural, en la existencia de estrategias y políticas territoriales efectivas y en promover la gobernanza y gobernabilidad de las instituciones.

Finalmente, confirmó que es en la situación actual frente al Covid y los problemas sanitarios, de desempleo, pobreza y búsqueda de soluciones para la reactivación productiva y económica de las áreas rurales, donde es más necesario el cambio institucional.