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Etiqueta: Unidad Social Cristiana

Los “malagradecidos” y “mal nacidos” de la Unidad Social Cristiana

Vladimir de la Cruz

En la Asamblea Legislativa los diputados laboran en Comisiones y en el Plenario. En las comisiones se lleva a cabo mucha labor legislativa. Es donde todos los proyectos de ley se conocen, en su trámite parlamentario.

Allí se discuten ampliamente. En esa discusión los diputados pueden convocar expertos, asesores, conocedores del tema que están tratando para poder tomar una decisión sobre el proyecto de ley que discuten y analizan.

Del análisis y discusión de un proyecto de ley en comisión se produce un resultado, a favor o en contra del proyecto en trámite. Si por mayoría de los diputados se vota en contra, el proyecto se pasa al archivo legislativo, sin conocerlo el Plenario de los diputados. Allí técnicamente muere el proyecto de ley.

El Plenario es la sesión donde se reúnen todos los diputados para conocer esos proyectos que han sido dictaminados en las comisiones.

De las Comisiones hacia el Plenario los proyectos de ley pueden resultar con voto afirmativo de la totalidad de los diputados o con votos divididos, en una propuesta del proyecto de ley de la mayoría de los diputados y en otra u otras de minoría. Cuando así sucede los proyectos de ley pasan al Plenario para su conocimiento y eventual aprobación como Ley de la República o finalmente también de rechazo del proyecto.

En la vida parlamentaria, el Poder Ejecutivo por medio de quien ocupe el Ministerio de la Presidencia tiene la responsabilidad de impulsar los proyectos de ley que propone el Poder Ejecutivo. Para ello negocia con diputados individualmente o con las fracciones legislativas de los distintos partidos que allí están representados.

Las comisiones trabajan en su conocimiento de los proyectos de ley por períodos llamados ordinarios y extraordinarios. En los ordinarios son los diputados los que tienen lo que se llama la iniciativa de la ley, es decir, de proponer proyectos de ley, a modo individual o como fracciones legislativas. En los períodos extraordinarios solo el Poder Ejecutivo puede proponer proyectos de ley, propios o de los diputados, pero presentados por el Poder Ejecutivo en su agenda.

Las sesiones de los períodos extraordinarios cubren los meses de mayo, junio y julio y la de los meses de noviembre, diciembre y enero.

Las sesiones de los períodos ordinarios son las que se realizan en los meses de agosto, setiembre y octubre y en los meses de febrero, marzo y abril.

Así, en este momento, en este mes, se están acabando las sesiones ordinarias legislativas. Tiene prioridad en estas discusiones la aprobación del Presupuesto Nacional de la República para el año 2025, presentado por el Poder Ejecutivo, que tiene que ser aprobado a más tardar a finales del mes de noviembre.

En esta discusión el gobierno ha presentado un Proyecto de Presupuesto Nacional que reduce enormemente los dineros de muchos ministerios e instituciones, especialmente los que tienen que ver con educación y cultura. En Educación el gobierno propuso cero aumento, en el presupuesto para las universidades públicas, para el próximo año. Las universidades solicitaban un crecimiento del 4.04 %, muy inferior al 8% que constitucionalmente se les debe asignar.

En la parte final que se tenía de discusión el gobierno tenía una mayoría de disputados, de 6 contra 4, a favor de su propuesta de reducir el presupuesto de las universidades. Así se votó el pasado jueves, quedando la ratificación de ese voto para el día siguiente, el viernes.

El viernes dos diputados del Partido Unidad Social Cristiana, Felipe García y Alejandro Pacheco, validando la creación de la Universidad pública, de la Universidad de Costa Rica, por el Dr. Calderón Guardia, y el crecimiento posterior impulsado por el Partido Liberación Nacional en la década de 1970, que permitió el desarrollo de los estudios superiores universitarios desde aquellos años, rectificaron su voto, del día jueves, votando afirmativamente la propuesta de asignarle a las universidades un 2% del Presupuesto Nacional.

Con ese voto, con ese cambio de actitud tan solo le dieron la oportunidad a la educación superior universitaria, de que en el Plenario legislativo se conozca esa propuesta. Allí, la mayoría de los diputados puede rectificar lo propuesto por la Comisión, y los mismos dos diputados pueden votar en contra de ese 2% sí así lo creyeran políticamente conveniente para su partido y el país.

El Presidente Rodrigo Chaves, el animal que habita Zapote, el Jaguar, como él mismo se llama e imita con rugidos, en sus peroratas de los miércoles y de las giras electorales que semanalmente hace por distintas partes del país, se enfureció perdiendo, lo que es frecuente también en él, sus controles mentales, su vínculo de la lengua con su cerebro. En la montada mesa de prensa que realiza, el pasado miércoles, se les tiró encima, como animal, como jaguar, tratando de destrozarlos, de depredarlos que es lo que hace el jaguar como animal, de intimidarlos, asustarlos, echándoles encima a sus seguidores y a la población que puede seguir esa actividad, la de la farsa de mesa de prensa que tiene, llamándolos varias veces “desgraciados” y “mal nacidos”.

El inquilino de Zapote haciendo alarde de su ignorancia lingüística lo que hizo fue evidenciar el “pacto” que tenía con la fracción legislativa del partido Unidad Social Cristiana, con el diputado Bojorges, que parece ante la opinión pública ser el candidato que Rodrigo Chaves trata de imponer en el PUSC, contra Juan Carlos Hidalgo, para la campaña presidencial próxima en ese partido, para tener asegurado, con él, con Bojorges, parte de la continuidad de su mandato o asegurar una verdadera tureca política manejada y sometida a Chaves y a sus designios políticos y económicos nacionales.

Cuando se recrimina un mal agradecimiento lo que se hace es reclamar la ingratitud de las personas por favores recibidos de quien recrimina. ¿Cuáles favores le debían los diputados Felipe García y Alejandro Pacheco al Jaguar de Zapote, para enfurecerlo tanto? ¿Cuáles favores le debe la fracción de diputados de la Unidad Social Cristiana al inquilino de Zapote, y la fracción de ese partido en la Comisión de Asuntos Hacendarios?

La despotricada que hizo Chaves fue recordarles a esos diputados y a su partido que le debían favores, que eran unos ingratos y desagradecidos por haber votado como lo hicieron.

Los desgraciados son personas que no agradecen los beneficios o favores recibidos o que no responden a ellos. ¿A qué no le respondieron los diputados al presidente Chaves? El Jaguar les pudo decir “ingratos”, pero prefirió decirles más fuerte “malagradecidos”.

El mal agradecido es también la persona que “paga” con malas acciones lo que ha recibido en favores o bienes. ¿Recibieron favores y bienes los diputados, de la fracción legislativa de la Unidad Social Cristiana, por parte de Chaves, sus financistas, o de sus grupos políticos y económicos, que le apoyan en su lucha contra las universidades públicas?

Bien nacido es el concepto opositor del mal nacido, y el refrán popular lo señala: es de bien nacidos ser agradecidos.

Las personas mal agradecidas se destacan porque no reconocen ni aprecian esfuerzos ni sacrificios, que se hacen por ellos, porque siempre piden favores, porque en ese rastrerismo se comportan siempre de manera muy amable, porque tienen baja inteligencia emocional, porque no toleran que les digan “no”, porque carecen de responsabilidad personal. ¿Así el Presidente considerará a esos diputados?

El desagradecido real en este caso es el que siente que no fueron agradecidos con él. El desagradecido fue el presidente, que tiene poca empatía con otras personas, que se cree el centro del universo, que se siente el florero de la mesa o el muerto de la vela, cuando parte que los demás tienen que “servirle” para algo de carácter utilitario. Salvo, claro está, que él presidente hubiera pagado de alguna manera esos posibles votos que él esperaba se le dieran a su negativa contra las universidades y la educación superior pública.

Como Presidente es él el que tiene obligación de servirle a los ciudadanos, de rendirle cuentas a los ciudadanos. Como Mandatario está obligado a cumplir con los mandantes, con el pueblo, el ejercicio de un buen gobierno, de no destruir la seguridad social, de no debilitar las instituciones sociales y culturales, de no paralizar la educación, de no debilitar la seguridad ciudadana. Está obligado a luchar real y efectivamente contra las organizaciones narco criminales que por su influencia en las estructuras de su gobierno han desmantelado, en la práctica, las instancias más importantes de lucha que se habían venido desarrollando en el país, en la instancia de seguridad pública, contra esos grupos mafiosos.

El mal agradecido es también la persona que olvida o desconoce los beneficios o favores recibidos. ¿Qué se les pudo haber olvidado a estos diputados para desatar tanta furia, y odio, del presidente hacia ellos?

Los que reclaman a los mal agradecidos son los que con sus actos esperan que esas personas que olvidaron la mano que les ayudó en algo, vuelvan a necesitar ayuda, por lo que esperará que regresen arrepentidos a los brazos, abrazos y arrumacos de cualquier tipo, en este caso con el Jaguar.

Cuando Chaves reclamó a los diputados Felipe García y Alejandro Pacheco, con su “malagradecidos” les recordó que le debían favores. Eso es lo grave.

El hecho de que los hayan llamado mal agradecidos no quiere decir, ni significa, que estos diputados lo sean. Quien proyecta su condición de mal agradecido es quien lo dice, quien lo reclama porque proyecta su propia actitud que quiere imponérsela a los diputados.

Si ese improperio, salido de la cloaca bucal del jaguar, no les cae bien, no tienen por qué aceptarlo.

El que los haya llamado “mal nacidos” fue a modo de insulto. Fue decirles indeseables, despreciables. Salvo que el presidente hubiera insinuado que los diputados Felipe García y Alejandro Pacheco hubieran nacido por cesárea u otra forma, no uterina, de parto considerado normal, para decirles “mal nacidos”. Si así fuera, estaría insultando a miles de costarricenses que hoy nacen por el procedimiento médico de la cesárea.

Se puede decir “mal nacido” para referir relación social o política de no ser deseado, no bienvenido, no apreciable en la relación.

El punto final de esto se va a decidir en los próximos días, cuando esta discusión del Presupuesto para las universidades públicas se discuta en el Plenario Legislativo. Allí la fracción legislativa del partido Unidad Social Cristiana se tiene que poner del lado de las conquistas históricas del gobierno del Dr. Calderón Guardia o de las posturas de Rodrigo Chaves. Algunos de esos diputados se acostarán con el gobierno votando en contra de las universidades. ¿Allí, la fracción legislativa tendrá que ponerse de lado de los diputados Felipe García y Alejandro Pacheco o avalará los reclamos por beneficios y favores que el Presidente les ha dado a los diputados, de carácter personal, económica o políticamente a los diputados o al mismo partido?

Los diputados Felipe García y Alejandro Pacheco en esta segunda y final etapa del proceso de aprobación del Presupuesto Nacional, después de los insultos e intimidaciones públicas que ha hecho el presidente Chaves de sus personas e investiduras parlamentarias, deben mantener decente y dignamente su posición a favor del presupuesto universitario como se acordó en la Comisión. De lo contrario quedará en evidencia que le deben favores y beneficios al Jaguar, que con sus rugidos los asustó y llamó de nuevo a su lecho, a su guarida.

Remembranzas fúnebres que me evocan los partidos Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana

Vladimir de la Cruz

Mi bisabuelo materno Adolfo De Lemos vivió en la avenida 10, a 200 metros del Cementerio General, a 300 del Cementerio Obrero y a 100 metros de la Iglesia de las Animas. La casa estaba donde ahora hay un enorme templo religioso cristiano no católico.

El Cementerio Obrero fue el resultado de una lucha social, de la década de 1910, cuando los trabajadores fortalecían su conciencia social y de clase, e iniciaban sus luchas sindicales y del Primero de Mayo. Como resultado de todo esto se estableció dicho camposanto a la par del Cementerio General, Heredia.

La vía de autos y de buses en las décadas del 1950, 1960 y 1970, en lo que recuerdo, porque visitaba con frecuencia los domingos a mi bisabuelo, era de este a oeste, de manera que los entierros, todavía con carruajes tirados por caballos, acompañados por autos, o simplemente a pie, se dirigían hacia el oeste, en ruta a la Iglesia de Las Animas o directamente al cementerio que correspondiera, y pasaban obligadamente al frente de la casa de mi bisabuelo.

Mi tío abuelo Carlos, que allí vivía, ya mayor y soltero, quien me enseñó a manejar a los 18 años, usualmente se paraba en la puerta para ver el movimiento callejero, pero, especialmente, los entierros que por ahí pasaban. Cerca de mi actual casa, en San Ramón de Tres Ríos, hay personas mayores que también se sientan en las orillas de sus casas, frente a la carretera, para ver el movimiento callejero de autos y autobuses, que es intenso.

Frente a la casa de los De Lemos pasaban entierros de ricos y entierros de pobres. Los de ricos eran grandes numéricamente, con muchos dolientes, y acompañantes, con trajes oscuros en ocasiones con filas de carros. Los de pobres eran de pocas personas, sencillamente vestidas, evidenciando su dolor o luto, generalmente todos a pie, y muchas veces, así los vi, tan pocas personas que seguramente eran sus más cercanos parientes, que no pasaban de una fila de caminantes detrás del féretro, que también muchas veces se llevaba en hombros.

Mi tío abuelo Carlos de Lemos, cuando había estos entierros de pobres, se sumaba solidariamente a los dolientes o pocos caminantes. Un día le pregunté por qué lo hacía. Sencillamente, me dijo que le daba lástima que el fallecido tuviera tan pocos acompañantes en ese último paso hacia la Iglesia, y hacia el cementerio, para su descanso eterno y en paz, según las tradiciones religiosas.

Los cementerios antes de 1884 eran administrados por la Iglesia y en ellos no se podían depositar cuerpos de no creyentes, de creyentes de otras religiones, ni de suicidas o muertos en duelo, entre otras razones. Las Leyes liberales de 1884, en razón de que la Iglesia no quiso enterrar a un Ministro muerto en duelo, y a un agente diplomático no católico fallecido, pasaron la administración de los cementerios a la administración pública no religiosa, de manera que en ellos se pudiera enterrar personas de cualquier credo religioso, sin tomar en cuenta la religiosidad o no de los fallecidos.

En el Cementerio General se usaba, a modo de una Necrópolis, o una ciudad de muertos, poner monumentos, bustos, o hacer criptas grandes y lujosas, que exhibían el valor simbólico político, económico y social de los fallecidos y sus familias.

No hay en Costa Rica un Panteón Nacional, un Cementerio Nacional donde reposen los restos de las grandes personalidades políticas y culturales de la nación costarricense, como hay en algunos países. En el Cementerio General hay un espacio que así se desarrolló. Cuando se creó uno de los primeros cementerios privados que se establecieron se trató de hacer algo parecido con algunos expresidentes.

Las necrópolis surgieron desde la época antigua, con motivo de las prohibiciones que se iban estableciendo de no enterrar muertos o cadáveres en áreas urbanas. Por ello se establecieron los cementerios en los suburbios urbanos, fuera de las ciudades. El de San José, por ejemplo, se empezó a mediados del siglo XIX, al sur de la ciudad, un poco alejado del Hospital san Juan de Dios que se estaba construyendo e inaugurando a mediados de ese siglo. En general, todos los cementerios en el país, especialmente los del Valle Central, se hicieron al sur de las ciudades; además por el movimiento de los vientos, para evitar seguramente “malos olores”, por la descomposición de los cuerpos, en caso de que no se enterraran bien. Las necrópolis antiguas lo fueron para reyes, faraones, emperadores, gobernantes, con sus grandes edificios o galerías subterráneas, o para los enterramientos de algunos caciques en la América Antigua.

Esta traída a la memoria de aquellos días de infancia y adolescencia, ligada a estos entierros, cuando visitaba en compañía de mi madre, a mi bisabuelo Adolfo, me trae al presente el estar casi viendo, a la par de mi tío abuelo, Carlos, como llevan al cementerio político los entierros de los partidos Liberación Nacional y de la Unidad Social Cristiana, dos personajes políticos muy importantes en la historia del país, uno más viejo que otro. Liberación Nacional con 72 años y la Unidad Social Cristiana, con 40 años.

Hay cementerios de distinto tipo. Los hay nacionales, municipales, privados, públicos, religiosos, históricos, de extranjeros, de judíos. Privados o públicos, todos bajo controles legales públicos. Administrados por personas jurídicas, sociedades anónimas, juntas administrativas institucionales. También los hay Políticos.

Los cementerios políticos son aquellos que recogen en el olvido a partidos políticos, a dirigentes políticos, a gobernantes que pasan desapercibidos para la memoria histórica, líderes y partidos políticos de distinto tipo, líderes culturales, de asociaciones, de dirigentes sociales en general.

Podemos entender que por la edad y la decrepitud de sus facultades físicas, mentales y sicológicas, Liberación Nacional ya no tiene nada que ofrecer a la familia costarricense. No tiene que ver solo con la edad. A los 72 años muchos ciudadanos son muy activos intelectualmente, y algunos muy políticamente activos.

En la familia liberacionista, en su hogar, en lo que significa su Partido, en el Balcón Verde, al oeste de la ciudad, cercano al Cementerio General, hay gente que tiene suficiente capacidad; que fueron los que le dieron pensamiento a ese Partido, que todavía no han muerto, pero ya los tienen en capilla ardiente, como cadáveres “vivos” sin ninguna honra ni tributo, metidos en un columbario político.

Sin embargo, desde hace ya bastante tiempo este partido ha bajado sus banderas socialdemócratas de lucha, ha bajado sus banderas sociales y democráticas, ha dejado de lado sus sectores sociales antes organizados por sindicatos, cooperativas, jóvenes, mujeres. Igualmente ha colocado en el osario del Balcón Verde las figuras socialdemócratas sin ninguna placa que los recuerde y exalte en su pensamiento y obras.

Su decadencia y ruina política no es solo la que se exhibe por tres derrotas electorales, después de haber realizado 9 gobiernos desde 1953. Es la ruina intelectual de haber perdido sus capacidades mentales, su memoria histórica y la memoria de sus principales progenitores y gobernantes.

La gente joven que se ha elegido para dirigir ese partido, tratando de dar una nueva imagen, es lo más falso que se haya hecho. Jóvenes por edad, pero sin ideas jóvenes, ni siquiera socialdemócratas. Mentalmente sin ideario político. Pareciera que padecen de Alzheimer político, con una memoria política destruida y sin capacidad de pensar para este tiempo que vivimos. El Alzheimer que es una enfermedad cuyos síntomas aparecen a edades avanzadas, en la juventud y en algunos sectores liberacionistas pareciera que les ha aparecido tempranamente.

Los aniversarios del partido, cada 12 de octubre, han dejado de recordarse, de exaltarse. La última celebración importante que se hizo fue cuando el entonces Secretario General, Luis Guillermo Solís Rivera, en el año 2003, publicó una página completa de periódico haciendo público jolgorio de los 50 años de realizaciones por el país.

A ello ha contribuido que en ese partido se hayan desarrollado clanes políticos de menor jerarquía, que se han enfrentado a los líderes históricos, desautorizando su papel. Clanes que más parecen tribus, como reunión de grupos internos, alejados de esos dirigentes históricos a quienes desprecian y hacen responsables de la mala imagen que tiene el partido. Igualmente, que se hayan desarrollado sindicatos, a modo de los de la mafia en Estados Unidos, y no de los trabajadores, que han hecho de ese partido un escenario de lucha por cuotas, por puestos, por intereses personales, y por control de espacios que generen mejores dividendos no solo políticos, ha sido el resultado de disminuir el peso del Comité Político del partido, de hacer que este comité no trace ninguna línea sobre sus adherentes ni sus diputados, y que éstos de hecho, dirijan fragmentariamente desde sus curules la vida interna y pública del partido.

En estos últimos 20 años, algunas de sus principales figuras políticas internas han sido un desastre, hasta vinculadas a redes de narcotráfico. Recientemente, el Presidente Chaves la relaciona a escándalos de corrupción o mala administración en instituciones del Estado, con lo cual el Presidente Chaves trata de doblegar el ánimo y el espinazo, del actual dirigente liberacionista Ricardo Sancho. Ni que decir del anterior, Viales. Los principales dirigentes partidarios y políticos de Liberación Nacional se vinculan más a los intereses neoliberales y a las políticas antinacionales.

Las fracciones parlamentarias de Liberación Nacional han venido debilitando el Estado Social de Derecho que se desarrolló, en mucho, con la participación de Liberación Nacional hasta 1990.

Tampoco Liberación Nacional recuerda la muerte de sus principales líderes políticos y expresidentes de la República. Se han ido desvaneciendo en el ideario político nacional, han ido pasando a personajes sin pena ni gloria…

En los cementerios existe lo que se llama el columbario, que son los espacios o nichos donde se depositan las cenizas en un muro, que se asocia a la imagen de los palomares; de allí su nombre; donde si acaso se les pone una plaquita con su nombre, o se escribe el nombre del ocupante de ese nicho. En el Balcón Verde el columbario está en el retrato de algunos de sus principales dirigentes. Todo el Balcón Verde hoy es un columbario y un osario a la vez. Muertos vivientes son los que lo dirigen… Deberían verse en los partidos políticos europeos y cómo sus principales figuras participan de la vida política y el debate nacional.

En la Asamblea Legislativa su actual jefe parlamentario, el pasado primero de mayo dio lástima en su discurso. Refleja muy bien lo que representa hoy ese partido político.

Los costarricenses, los sectores populares y de trabajadores poco pueden esperar del Partido Liberación Nacional si por este camino continúa. Creo que muy poco puede dar…

En el caso del partido Unidad Social Cristiana, con 40 años de fundado, ya entró en artículo mortis. Está a punto de fallecer. Fundado en 1983 con 10 campañas electorales, y tres gobiernos en su espalda, ha perdido los últimos 5 procesos electorales.

Sin dirigentes históricos asociados a las grandes reformas sociales hicieron de estas sus banderas, rescatando por la forma, nada más, la imagen del Dr. Calderón Guardia, y al hijo del Dr. Calderón Guardia como una señal lejana de aquella reforma social. Exceptuando al Gobierno de Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, 1998-2002, que desarrolló y fortaleció en el campo laboral esa reforma social, el partido Social Cristiano no tiene casi nada que exhibir. Ahora, ni siquiera el ideario social cristiano.

Políticamente, el partido Unidad Social Cristiana se ha colocado a la derecha del espectro político nacional, es decir se ha colocado con los grupos más conservadores, los más enfrentados a los intereses sociales de los trabajadores y los intereses populares. Más vinculado a las políticas neoliberales.

El partido Unidad Social Cristiana, desdibujado de su antagónico Liberación Nacional, compite por ver cuál se presenta como más conservador, más a la derecha, más antinacional y al servicio de los intereses extranjeros, por ver cual alquila mejor el país y sus instituciones. En este último sentido el actual gobernante lleva la delantera en ver cómo les gana en alquilar el país a intereses extranjeros.

El actual jefe parlamentario, el pasado primero de mayo muy claramente dijo que él representa al Partido Unidad Social Cristiana como un partido de “centro derecha”. Lo de “centro” fue como un adorno en su dicho. E hizo alarde de que ese conjunto de partidos son los que están ahora en forma mayoritaria en la Asamblea Legislativa, donde no tienen en nada de qué distinguirse con el actual gobierno, a cuya cola van en los principales proyectos de ley que se impulsarán, entre ellos el de las jornadas de trabajo de 12 horas diarias, enfrentándose a la Reforma Social del Dr. Calderón Guardia y a la Ley del Trabajador de Miguel Ángel Rodríguez.

También se enfrentan a la Reforma Social y al ideario del Dr. Calderón Guardia en debilitar la Caja Costarricense del Seguro Social, en intentar privatizarla por la forma como se está tratando el tema de seguridad social, y de debilitar las universidades públicas que se deben al Dr. Calderón Guardia y al Partido Liberación Nacional, en los gobiernos de 1970 a 1978.

La nueva dirección política, del Partido Unidad Social Cristiana, ha tratado de recuperar la organización interna del sindicato municipal que se había impuesto como grupo director. Todavía les falta. Sin embargo, han empezado a hablar de la nueva organización política que tratan de lanzar o de presentar. La llaman Nuevo Partido UNIDAD, casi recordando la coalición que llevó a Rodrigo Carazo a la Presidencia de la República.

Lo que queda claro es que, con esta nueva definición del Partido, han renunciado a su condición “social cristiana”.

Con la renuncia al socialcristianismo, los nuevos dirigentes del partido lo que han hecho es evidenciar su gran viraje hacia la derecha más recalcitrante. El socialcristianismo como concepto les vinculaba a la tradición social cristiana de la Iglesia Católica, que viene desde 1891, con la Encíclica Rerum Novarum…

Han renunciado con ello también a entender, como parte de esa doctrina, al ser humano como el centro de su quehacer y de su preocupación. Es claro. Los intereses actuales de la Unidad Social cristiana son los del gran capital transnacional en el país. No los intereses nacionales. No los intereses de los trabajadores a quienes quieren poner a trabajar 12 horas diarias, violando la Constitución Política, el Código de Trabajo y las Reformas Sociales que el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia contribuyó a impulsar, en un pacto verdaderamente nacional, con Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez y con Manuel Mora Valverde.

Asistimos a la marcha que lleva a Liberación Nacional y a la Unidad Social Cristiana a depositar sus restos mortales, o sus cadáveres políticos, al panteón nacional del olvido político. Tal vez los entierren con un tubito y un hilo, atado a una campanita afuera, por si sufrieran una muerte catatónica. En ese estado biológico se produce una aparente muerte, debido a la inmovilidad, la no apariencia de signos vitales, mudez, tiesura o rigidez muscular, cuerpos sin reacción alguna, pero con conciencia, lo que en algún momento los puede hacer reaccionar. Y allí, en el sarcófago, bajo tierra, con el hilito pueden mover y hacer sonar la campana, con lo cual podrían exclamar sus seguidores… “Los salvó la campana…!!!”

Hacia la elección del Presidente y la Asamblea Legislativa para la Costa Rica del Bicentenario… de los próximos 30 años

Vladimir de la Cruz

La realización de la Asamblea Nacional del Partido Liberación Nacional ha sido lo más importante para ese Partido, y en cierta forma para los demás partidos, que están con procesos de convocatoria de Convención, abierta o cerrada, sobre todo porque no aplazó ni postergó la Convención fechada para los primeros días de junio. Liberación Nacional está marcando la cancha y obligando a andar detrás de ellos.

Esta es una prueba de fortaleza de ese Partido que le permitirá evaluar sus fortalezas y debilidades organizativas, de este proceso, que mínimamente movilizará a los 20.000 candidatos que aspiran a distintos puestos de la estructura política verde y blanco. Y, que movilizará, por lo menos, 60.000 personas contando dos más por cada candidato que hay a elegir.

Por electos esos candidatos sabrán también las debilidades regionales, considerando que la Convención es nacional, en todo el país, con casi mil puestos de votación, y empezarán a afilar machetes hacia la campaña electoral, a potenciar la organización partidaria alrededor de los candidatos electos y, especialmente, a prepararse para la Asamblea Nacional que deberá ratificar al candidato presidencial y también escogerá los candidatos a diputados.

El reto más importante del resultado de la Convención es mantener en la línea partidaria a los otros candidatos, a saber, negociar con los que no queden electos sus posibilidades políticas dentro de la campaña electoral, considerando igualmente, en proporción a los resultados, sus intereses y aspiraciones partidarias. Si Liberación Nacional quiere ganar las elecciones debe integrar, y amarrar sólidamente, a todos los restantes candidatos en el carro presidencial. Al menos ya están bien consolidados los que se adhirieron a José María Figueres.

La próxima campaña, para todos los partidos, pero especialmente para Liberación Nacional, Acción Ciudadana y la Unidad Social Cristiana, que han sido partidos gobernantes, es ganar en la primera vuelta. Una segunda vuelta, dependiendo de los finalistas, puede llegar a ser más tensa que la segunda vuelta del 2018.

La verdad, para mí, es que, en estos partidos, Liberación Nacional, la Unidad Social Cristiana y Acción Ciudadana, en cierta forma las cartas ya están echadas. No hay mucho margen para jugadas políticas sorpresivas, ni para que los precandidatos levanten más de lo que ya tienen.

En estos partidos quedan las candidaturas de diputados. En Liberación Nacional entiendo que los definirá, como corresponde, la Asambleas Nacional, que le dará más atención a la calidad política de los diputados y les permitirá escudriñar mejor sus candidatos de manera que no les aparezca otro Viales. Hay partidos que no aguantan mucho este tipo de escándalos. Y hay escándalos que provocan manchas casi indelebles.

En mi opinión la Asamblea Nacional deben realizarla cuanto antes le sea posible. No tiene por qué ser convocada en la víspera del cierre de inscripciones ante el Tribunal Supremo de Elecciones de las candidaturas, porque esto también les da ventaja sobre los otros partidos políticos, especialmente sobre los que han postergado sus procesos convencionales internos, mostrando más debilidad organizativa que atención a las medidas precautorias frente al COVID.

En la Unidad Social Cristiana más dependen de las Asambleas Provinciales. Los candidatos que piensan que deben ocupar los primeros lugares tienen que presionar rápidamente para la realización de ellas y definir así las candidaturas. Asamblea que nombra candidatos no puede moverlos. Las últimas tendrán que ajustarse a la representación paritaria horizontal, como ya se las aplicó el Tribunal Supremo de Elecciones en la pasada campaña cuando obligó a invertir la candidatura de San José porque ya había electo los candidatos masculinos de la cuota horizontal del primer lugar. Los diputados actuales, en cierta forma los haló su candidato presidencial del 2018, Rodolfo Piza. En esta elección van sin un Rodolfo Piza que les asegure esa cantidad de diputados. Arriesgan a disminuir su bancada actual diputadil con los candidatos que tienen a la vista. Tampoco tienen mucho donde escoger y con el planteamiento conservador que tiene, la Unidad Social Cristiana, tratando de competir con los partidos cristianos no católicos, ramachecos, no llega a esa población, porque los ramachecos la tienen cautiva, sobre todo si tienen un tema nacional que explotar electoralmente que en este momento no está en la agenda nacional, ni me parece que les aparecerá natural ni artificialmente.

En los otros partidos tampoco hay mucho de sorpresa porque varios de esos partidos son personales, tienen dueño o patrono, y no tienen mucho que discutir respecto a candidaturas presidenciales, ni mucho que decidir respecto a los primeros puestos de candidatos a diputados.

En Acción Ciudadana solo definirán en la Convención el candidato presidencial. Le dejan a la Asamblea Nacional las candidaturas a diputados y al propio candidato que tiene una cuota de nombramiento de los primeros puestos.

El postergar la Convención, como las Asamblea Nacionales, o Provinciales, cuando éstas tienen poder de designación de candidatos, es riesgoso por pleitos internos, por procesos viciados en la convocatoria y realización de la Convención como de las Asambleas, que deben reprogramarse, y lleva sus días y atraso frente al electorado de mostrar las candidaturas, así como por apelaciones que puedan producirse.

La gente, los electores, en mi experiencia, cuando aparecen los candidatos oficiales empiezan a definirse, a dar apoyo y a declarar y comprometer lealtades.

En los otros partidos las aguas parecen bastante mansas, pero como en las lagunas y ríos debajo de esa tranquilidad de aguas en la superficie, puede haber corrientes muy fuertes y remolinos que pueden engullirse a cualquiera. Así es también la política.

Las posibilidades de la coalición alrededor de la candidatura de Rodrigo Chaves, que impulsa principalmente el Partido Republicano Social Cristiano no se ha agotado, pero se les está yendo el tiempo. Sin coalición, por pequeña que sea, su candidatura se verá muy disminuida. Y si la coalición tiene un sesgo conservador también se depreciará. Tiene Rodrigo Chaves la capacidad y el talento, como pocos de los candidatos, para un discurso social desde su propia óptica por la experiencia internacional que ha tenido atendiendo y tratando de resolver problemas de pobreza en casi 50 países, de manera que sabe cómo enfrentar causas estructurales de la pobreza y sus posibles soluciones, en países como Costa Rica. De lograrse esta coalición es la única, y por sí da imagen de mayor tamaño que sus propios partidos. ¿Acaso no fue así la coalición de la UNIDAD en 1978, que lo que tenía era un gran candidato? Me parece que algunos de quienes impulsan su candidatura, de manera oportunista, lo que les interesa es su nombre para ver si pueden elegir unos cuantos diputados más, haciendo uso de él como lo hizo el Partido Integración Nacional con Juan Diego Castro en el 2018.

Las otras fuerzas electorales de signos parecidos van hasta hoy divididas e individualizadas cada una de ellas, con pocas posibilidades de elección incluso de diputados porque sus rediles electorales los tienen divididos. Y tienen buenos candidatos a la vista, y de lo que suena, más allá de si a uno le gustan o no esos candidatos o sus planteamientos, pero que son candidatos buenos lo son, para las necesidades que tiene el país, y el trabajo parlamentario.

Tarea política urgente es llevar calidad política a la Asamblea Legislativa, y especialmente a la Presidencia a quien con certeza se sepa que no es un candidato improvisado, ni ad hoc, para la ocasión del 2022. Este debe ser el objetivo y propósito de todos los partidos políticos en la contienda electoral que está en marcha.

Es el Presidente y la Asamblea Legislativa para la Costa Rica del Bicentenario, a partir del 2022 al menos con visión y acción hacia los próximos 30 años.

La Unidad Social Cristiana ni es Unidad, ni es Social, ni tiene nada de cristiano

Vladimir de la Cruz

La Asamblea Nacional del Partido Unidad Social Cristiana realizó un suicidio con ese Partido. La realidad, que es muy terca, evidencia que la Unidad Social Cristiana no ha llegado a tener más de 10 diputados desde el 2006 hasta las elecciones del 2018. No han hecho nada sorprendente, como Partido, ni su fracción parlamentaria actual, para pensar que en las próximas elecciones se vayan a constituir en la principal fuerza electoral del país, e imponerse sobre las otras fracciones y partidos políticos que están en la Asamblea Legislativa.

Tampoco ninguno de sus diputados se vislumbra como un gran candidato, atrayente para “masas” electorales, que al menos signifiquen un 20% del electorado o de simpatía pública, que haya surgido de esas lides parlamentarias. Al contrario, han mantenido posiciones muy conservadoras, y uno de sus principales diputados, y también aspirante a la candidatura presidencial de ese partido, por todo lado pregona la necesidad de impulsar a la Unidad Social Cristiana en las próximas elecciones como una fuerza política de derecha.

La realidad política demuestra que en las últimas dos elecciones a la Unidad Social Cristiana la salvó la candidatura del Dr. Rodolfo Piza Rocafort. Los hechos nos recuerdan cómo en vísperas del cierre de inscripción de candidaturas, ante el Tribunal Supremo de Elecciones, en la elección del 2014, quien era el candidato de ese partido se retiró en el último instante, casi a punto de dejar por fuera su participación, la del Partido, la que la salvó Rodolfo Piza que era candidato a la Vicepresidencia, quien asumió la responsabilidad de la campaña, con decoro, y buen suceso para las circunstancias. Ese retiro pareció una jugada perversa para dejar a la Unidad Social Cristiana sin participación alguna, haciéndole el juego a quien sabe cuál fuerza electoral de ese momento.

En la campaña electoral del 2018 de nuevo jugó Rodolfo Piza como candidato presidencial de la Unidad Social Cristiana mejorando su resultado, en comparación con la elección del 2014, y surgiendo en ese momento como un gran líder dentro de esa organización, y ya con mejor proyección nacional, con posibilidades de una tercera candidatura, en el 2022, a la que tácitamente ha renunciado.

En la Historia de los partidos políticos de Costa Rica, y vale prácticamente para todos los partidos principales, desde la izquierda hasta la derecha, en todas sus formas y matices, los altos dirigentes de esos partidos, eran personas que ejercían un nivel de liderazgo, casi incuestionable, que gozaban de confianza y de lealtad partidaria, y nacional, con capacidad de hablar, de tomar decisiones a nombre de sus partidos, y de llegar a acuerdos políticos por su condición de altos dirigentes partidarios, cuyas direcciones colectivas, en los partidos, generalmente avalaban y concertaban. No se veían disidencias sobre lo acordado por estos altos dirigentes.

En los partidos en que existían Comités Políticos, Direcciones Políticas colectivas, hechas las discusiones de rigor, sus puntos de vista eran expresados por esos dirigentes políticos, que generalmente eran los Secretarios Generales de los Partidos y en ocasiones sus presidentes.

La estructura organizativa de esos partidos hacía que hubiera otros líderes importantes, igualmente relevantes, reconocidos, de trayectoria histórica en sus partidos, con influencia pública, y con credibilidad.

La situación política surgida en la primera ronda electoral de las elecciones del 2018, que sorprendió a todo mundo, a todas las fuerzas electorales, que desplazó del escenario de posibilidad de gobierno a Liberación Nacional y a la Unidad Social Cristiana, impuso las alianzas fácticas naturales que se produjeron hacia la segunda ronda.

No olvidemos lo sucedido. Liberación Nacional salió corriendo a darle apoyo a Fabricio Alvarado, con su equipo económico y sus principales economistas. La mayor cantidad de dirigentes reconocidos de la Unidad Social Cristiana hicieron lo mismo. De piernas abiertas se fueron a apoyar a Fabricio y a sus hermanos pentecostales. Solo Rodolfo Piza tuvo la visión de apoyar a Carlos Alvarado, en esa coyuntura. El apoyo lo comunicó y lo gestionó, a los principales miembros de ese Partido y a su Comité Político, sin lograr solidaridad partidaria. Asumió solo esa tarea y con él se allegaron los miembros de su equipo económico para apoyar esa Unidad, que culminó en la forma del Gobierno de Unidad Nacional, sin que significara una coalición política ni resultado de acuerdos políticos de los partidos que se incorporaron con ministros en el actual gobierno. Así tenemos en Gobierno de estos últimos tres años.

Ante las nuevas elecciones, el personaje más importante que tiene la Unidad Social Cristiana, de trascendencia nacional, por haber sido Diputado, Ministro y Presidente de la República, Secretario General de la OEA, el Dr. Miguel Ángel Rodríguez, por su presencia en el actual escenario nacional como analista, articulista de diversos medios de comunicación, por su capacidad intelectual, por sus opiniones, que pueden o no compartirse, con evidente experiencia organizativa y partidaria, y con gran olfato político, había llamado la atención al Partido Unidad Social Cristiana de que impulsaran una coalición política hacia las próximas elecciones. Insistió en esta tesis. Hizo que la Asamblea Nacional de su Partido atendiera su propuesta y la Asamblea la rechazó, echando por la borda cualquier intento de coalición posible, lo que significó que van solos a la próxima campaña nacional.

El acuerdo de la Asamblea es como si se hubieran pegado un tiro, como si se hubieran suicidado. Lo inteligente estaba en haber tomado la palabra de Miguel Ángel Rodríguez y hubieran acordado una política general, haber autorizado a las Autoridades del Partido, a su Comité Político, a sus principales dirigentes formales para llevar a cabo o participar en cualquier reunión o esfuerzo político, que se hiciera, en la dirección de lograr una Coalición Política. Esto es lo que mejor hubiera sido acordado.

En las tiendas del Partido de Rafael Ángel Calderón, donde él sí es el líder principal, sí se impulsa la posibilidad de una Coalición Política “centro humanista”, como me parece la ha llamado, con más sentido de la realidad. Al fin y al cabo, los dos Ángeles, Miguel y Rafael, vienen en las lides electorales desde el Gobierno de José Joaquín Trejos, en 1966, en el caso de Miguel Ángel, y del Gobierno de José Figueres, 1970, Rafael Ángel, lo que los hace tener olfato y gran colmillo político. Ambos con la experiencia de la Coalición Unidad que llevó a Rodrigo Carazo a la Presidencia en 1978, y Rafael Ángel, especialmente, de haber llevado a la Coalición Unidad a la fusión de la Coalición y la constitución del Partido Unidad Social Cristiana, en 1983. Además, Miguel Ángel tenía la experiencia de la coalición que llevó a José Joaquín Trejos Fernández al Gobierno en 1966.

En materia de alianzas y coaliciones, las más importantes, por su trascendencia histórica, los socialcristianos las realizaron en la década de 1940. Primero, en 1939 cuando lograron el apoyo de la Iglesia a la candidatura del D. Calderón Guardia, a cambio de la derogatoria de las leyes liberales, lo que el Dr. Calderón cumplió en sus primeros meses de Gobierno. Segundo, cuando en medio de la crisis mundial de la II Guerra Mundial, y sus repercusiones en Costa Rica, se alió a los comunistas para la aprobación de las Garantías Sociales y del Código de Trabajo, con apoyo de la Iglesia dirigida por Monseñor Víctor Manuel Sanabria, Tercero, cuando hacia las elecciones de 1944, para impulsar la candidatura presidencial de Teodoro Picado, constituyeron la Coalición Electoral, la unión de los partidos Republicano y el comunista Vanguardia Popular, en lo que se llamó el Bloque de la Victoria, con comunistas, calderonistas y católicos, todos unidos. No era, obviamente una coalición de centro derecha como pretenden hoy algunos socialcristianos que desconocen por todo lado la Historia del Calderonismo político, de su época más gloriosa.

En las circunstancias actuales lo que urge es un proyecto político que reivindique una plataforma social profunda. Ya las medidas económicas duras neoliberales han sido tomadas y están en ejecución.

Falta asegurar las condiciones sociales de la población, de su calidad de vida, de sus condiciones de trabajo, de empleo, de estabilidad, de ingresos por salarios, y pensiones, decorosos y decentes, de preocuparse por el empleo femenino y por las mujeres cabeza de familias, por recuperar el empleo de los desempleados de la pandemia.

No veo a los socialcristianos en estas banderas más allá de posturas absolutamente demagógicas. Hoy la Unidad Social Cristiana ni es Unidad, ni es Social ni tiene nada de cristiano. Pareciera una organización de no videntes políticos, y desmemoriados históricos, que han renunciado a su mejor lazarillo electoral, al Dr. Miguel Ángel Rodríguez Echeverría.

Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana ante el arranque de las elecciones

Vladimir de la Cruz

Los partidos Unidad Social Cristiana y Liberación Nacional han tomado la iniciativa de la carrera electoral. El primero con su convocatoria a la Asamblea Nacional para tratar de definir la forma cómo han de escoger sus candidatos, principalmente diputadiles, si por decisión de las Asambleas Provinciales, como lo han venido haciendo o si por la Asamblea Nacional, o en convención. Además, para tratar de definir una estrategia ante una eventual coalición. Al menos en este sentido la Asamblea deberá autorizar al Comité Político, o a su Comité Ejecutivo, para que indague lo que corresponda y realice las reuniones pertinentes. Este camino tiene dificultades por el interés de un diputado, de Pedro Muñoz, de ser el candidato oficial de ese Partido, lo que es ponerle trabas a la eventual coalición. Si de eso se tratara, a mi parecer, el mejor candidato, de los que suenan hoy, para esa posible coalición podría ser Mario Redondo, ex diputado, ex Presidente de la Asamblea Legislativa y actual Alcalde de Cartago, donde está realizando una buena labor.

Suenan en la Unidad Social Cristiana otros dos precandidatos, a mi modo de ver más débiles que Pedro Muñoz. No sé porque aún no se ha hecho público que la Unidad Social Cristiana exija de inscripción de candidaturas, como ha hecho Liberación Nacional, un monto, para asegurar cualquier proceso interno que tengan que realizar para resolver esta candidatura oficial.

Al contrario, en Liberación Nacional hay muchos precandidatos, lo que es bastante normal en este partido. Algunos son distractores de los principales. Otros lo son porque lanzando su nombre se ubican en posiciones de esperar posibles nombramientos en posiciones de elección de las papeletas de diputados, o en puestos de ministros o de juntas directivas de las instituciones del Estado, en caso de que llegaren a ganar las elecciones del 2022. Cínica y desvergonzadamente participan de esa manera sabiendo que es una forma de medir y asentar cuotas de poder interno, lo que al final tienen que alinear con el candidato que en Liberación Nacional gane la Convención que ya está convocada.

Su papel real en esta disputa se verá cuando tengan que pagar la cuota de participación de 25 millones de colones. Por ahora lo que hay a la vista es parte del elenco de viejos liberacionistas, de viejos militantes. Todos ellos tienen más de 25 años de militancia y pertenencia a ese partido, algunos tienen más años.

Allí, ni en la Unidad Social Cristiana, hay caras nuevas, aunque haya precandidatos nuevos. Eso no es malo para el PLN, ni para el PUSC, porque apunta a la experiencia partidaria que es importante, al compromiso político con esos partidos o con sus idearios programáticos. En el caso de Liberación Nacional la mayoría apuesta a la experiencia política de haber desempeñado puestos públicos y de elección popular.

Esa cantidad de precandidatos, en el caso de Liberación Nacional le da un aire de partido democrático, por el número de aspirantes a la candidatura, pero también demuestra la falta de los grandes líderes que carece, que desde hace mucho tiempo no tiene, y de la debilidad orgánica que padece. Esta falta de liderazgo nacional, político, de peso, es más fuerte aún en la Unidad Social Cristiana.

La cantidad de precandidatos, en Liberación Nacional, muestra la ausencia y carencia de una Dirección Política Nacional que antes sí tenía Liberación Nacional, igual que el PUSC que la tenía, y ahora ni se siente, y refleja el archipiélago de grupos que hoy conforma a Liberación Nacional, así como la orfandad que muestra la Unidad Social Cristiana que busca desesperadamente la posibilidad de una coalición, casi como la única alternativa de su mejor participación, lo que se ha acentuado con las presencias provincialistas y cantonalistas, en ambos partidos, que han ido acaparando sus espacios políticos internos matando a esos Partidos. Lo cierto es que en el caso de Liberación Nacional la totalidad de precandidatos no llegará a la Convención.

Liberación Nacional hace mucho tiempo perdió sus grandes líderes partidarios. Igual le sucedió a la Unidad Social Cristiana. Su mejor líder nacional, de las últimas dos campañas, Rodolfo Piza, ni se le oye respirar como posible precandidato presidencial, más se oye su nombre para encabezar la Provincia de San José como diputado.

Como partidos ninguno de los dos se siente, no tienen presencia nacional, no participan de la discusión de los grandes temas nacionales. Sus Comités Políticos Nacionales han sido relegados, desde hace mucho, por las Fracciones legislativas Parlamentarias, como ha sucedido con casi todos los partidos que tienen diputados., que es como si la cola de perro moviera al perro y no su cabeza. Son partidos descabezados, para no decir descerebrados.

Los miembros de los Comités Políticos, de estos partidos, son bastante ignorados, desconocidos. El caso más patético es de Liberación Nacional, que, como partido político, borró su Historia política, su peso e importancia en la Historia Nacional. Lo más importante, es que borró su aporte al desarrollo del Estado Social de Derecho, renunció a esa Historia, renunció a las clases medias que siempre representó, así como a otros sectores sociales que organizaba.

Cuando los nuevos aspirantes a puestos de elección popular, dentro de Liberación Nacional, especialmente, a partir de las elecciones del 2010, empezaron a “matar” la imagen y la memoria de sus grandes dirigentes y Expresidentes de la República, como líderes naturales de ese Partido se pegaron ellos mismos un tiro, se auto inmolaron.

Los partidos políticos como tales deben tener líderes con los cuales la gente y los miembros de esos partidos se identifiquen, se enamoren, confíen en ellos y depositen sus sueños y esperanzas en ellos. Hoy Liberación y la Unidad Social Cristiana, como partidos no los tienen. En el caso de la Unidad Social Cristiana como un Quijote ha salido, en esta dirección, con buen tino, dando orientaciones políticas nacionales y partidarias del qué hacer, el ex Presidente Miguel Ángel Rodríguez, quien es quizá la figura más destacada, importante, clara y emblemática, sin que esté aspirando a nada político electoral, más que su partido tenga un papel decoroso en el escenario nacional, y en el plano interno hoy de este partido.

Muchos de los candidatos presidenciales últimos han sido de “ocasión”, ad hoc, para la campaña. Algunos actuando como floreros de mesa, como centros de mesa y hasta como los muertos de la vela.

Hoy se necesitan candidatos que produzcan visión de futuro, confianza de estadistas, líderes que alrededor suyo unifiquen fuertemente al Partido, a sus bases, a sus electores, a sus diversos grupos. Dentro de lo que se exhibe de precandidatos hay quienes pueden dar esta sensación.

Si como resultado de las Convenciones de los partidos se impone un candidato sin unificar al resto, Liberación y la Unidad Social Cristiana pueden cantar “viajera”. Más Liberación Nacional que sortearía una tercera derrota electoral continua.

La Historia electoral del país ha mostrado desde 1953 que un mismo Partido político solo dos veces gobierna consecutivamente. Así ha sido con Liberación Nacional, con la Unidad Social Cristiana y ahora con Acción Ciudadana. El pueblo electoral no ha dado confianza, hasta hoy, de tres gobiernos seguidos para estos partidos políticos. Esto vale para Acción Ciudadana mientras no se produzcan las elecciones del 2022, que es su prueba, de posibilitad de reelección consecutiva.

La Historia electoral ha mostrado la fortaleza de los partidos que han gobernado y pierden gobierno y lo vuelven a recuperar, lo que ha sucedido especialmente para Liberación Nacional, más que para la Unidad Social Cristiana.

Lo que no se ha dado en el país es que Liberación Nacional pierda tres campañas electorales seguidas. Ese es su gran reto. Si eso sucede empezará a debilitarse de tal forma que llegará a ser un partido que no definirá procesos electorales, como le ha sucedido a la Unidad Social Cristiana, y reduzca su tamaño, sus electores, sus áreas de influencia, pierda su rastro histórico, y desaparezca como la gran fuerza política y electoral que fue.

Que no existan nuevos personajes políticos en el interior de Liberación Nacional no es un problema de renovación política de dirigentes para un Partido que tiene casi 70 años de existencia. Este año los cumple. La renovación de Liberación Nacional solo puede descansar si de nuevo levantan banderas de carácter social, defienden las clases medias y populares, rescatan los niveles de vida, de salarios, de pensiones, y de poder adquisitivo de las grandes mayorías. Lo que ya se ha hecho, en el campo económico, para los grandes ricos, con el apoyo de Liberación Nacional y de la Unidad Social Cristiana es más que suficiente. Ahora urge gobernar, con acciones eficaces y reales, para las grandes mayorías, urge una política progresista social. ¿Están los precandidatos de Liberación Nacional y de la Unidad Social Cristiana con esta agenda? ¿Están en capacidad de impulsar una agenda progresista social? Ese es su dilema como partidos y el de sus precandidatos.

En el caso de la Unidad Social Cristiana han renunciado a las banderas de la Reforma Social y del Gobierno del Gran Reformador Social de Costa Rica, el Dr. Calderón Guardia que no temió aliarse a los comunistas en 1943, en medio de la crisis nacional que tenía el país. Los actuales socialcristianos que impulsan la coalición de “centro derecha”, para el 2022, si vivieran aquellos años probablemente se hubieran aliado emocionalmente a Hitler, a Mussolini y a los dictadores que imperaban en la América y en Centroamérica. No lo hacen a Trump porque en este m omento no significa nada político para ellos, en el escenario nacional norteamericano ni internacional.

Esto es lo que vamos viendo en este arranque de año hacia los procesos internos electorales de los grandes partidos políticos del país.

En Liberación Nacional se afilan cuchillos

Vladimir de la Cruz

Empezó, para el Partido Liberación Nacional, la carrera electoral con la Asamblea Nacional, recién celebrada, marcando su terreno, de ir absolutamente solo a las elecciones, sin consideración alguna a los gritos desesperados de Pedro Muñoz, diputado de la Unidad Social Cristiana, que trata de armar una coalición política, de centro derecha, así llamada por él, de grupos opositores, especialmente de tradición cristiana, para enfrentar al Partido de Gobierno, al Partido Acción Ciudadana, dejando de lado las líneas estratégicas que el Expresidente Rafael Ángel Calderón Fournier manifestó, ante esas opiniones de Pedro Muñoz, que en esa coalición debería considerarse al Partido Liberación Nacional.

Por su parte, Rafael Ángel Calderón ha considerado que una coalición debería ser de carácter centro humanista, en lo que hay sectores, y algunas destacadas figuras de Liberación Nacional, que este planteamiento les suena bien.

Obviamente, que el diputado Muñoz está pensando que esa posible coalición lo postule a él como candidato de esa unidad política, lo que yo veo muy lejano. Ni siquiera lo veo todavía como el candidato de la Unidad Social Cristiana, a pesar de que es el único que públicamente se mueve en esa dirección. Rodolfo Piza que todavía podría considerarse para una tercera candidatura, de este Partido, suena más hoy para encabezar la lista de diputados de San José.

Una coalición de esta naturaleza, de características socialcristianas, de forma centro humanista y no de centro derecha, por ahora, solo la vería encabezada por el alcalde socialcristiano de Cartago, Mario Redondo, aunque aún es temprano para señalar su mejor candidato, y sin Liberación Nacional.

En cuanto a Liberación Nacional, como partido, evidenció, en esta Asamblea Nacional, un gran debilitamiento como la organización política que fue, como partido político con grandes y reconocidos dirigentes POLITICOS, como José Figueres, Daniel Oduber, Luis Alberto Monge, que no los tiene hoy, que fueron los más importantes dirigentes políticos de ese partido, durante muchos años, con formación política, dentro de la doctrina o teoría socialdemócrata. No hubo en esa Asamblea dirigentes de alto nivel, por el contrario, estuvieron ausentes o no presentes en esa Asamblea. La Asamblea Nacional dio el banderazo de salida para quienes aspiren las candidaturas de Presidente y de diputados, para que se organicen los equipos hacia la Convención de junio del 21.

Personajes como Rolando Araya, Fernando Berrocal, Francisco Morales, Francisco Antonio Pacheco, Carlos Rivera, Manuel Carballo, Carlos Manuel Vicente (Yayo), los hermanos Soley Soler, entre ellos Fernando, y con todo respeto, las “vacas sagradas”, de Enrique Obregón o Bernal Jiménez, que son activos intelectualmente, ni siquiera forman parte de esa Asamblea Nacional. Los han ido marginando o se han autoexcluido de papeles protagónicos, excepto Rolando Araya que se reintegró al Partido y a su Comité Político. Fernando Zamora, ex Secretario General del Partido está en lo suyo, forjándose su candidatura. Claudio Alpízar también la está luchando, sin apoyos, aunque tiene muy buenas relaciones con Oscar Arias y con José María Figueres, pero, sin muletas, como dijo Oscar Arias en 1983, cuando no tuvo apoyo de don Pepe y Daniel y los principales dirigentes liberacionistas.

El Expresidente Oscar Arias y la Expresidenta Laura Chinchilla son hoy muy decorativos dentro de Liberación Nacional. Tienen seguidores, y fuertes, pero no se expresan como tendencias dentro de ese Partido, aunque el “arismo” existe, como existe el “figuerismo”, como las más “temidas” corrientes, en el interior y exterior de este partido. Se ha manifestado la fortaleza del «arismo» y el reconocimiento del papel importante de Oscar Arias cuando el propio Directorio Político le ha solicitado, en este momento, su inserción más activa. En menor escala están el “arayismo”, el “laurismo” y el “antonismo”, aunque Johnny Araya y Antonio Álvarez tengan el control de diputados, de miembros de la Asamblea Nacional y de alcaldes.

Oscar Arias sigue siendo la figura política que es y que se le reconoce, así como se le teme, pero no se desempeña como dirigente político. Opera como un faro nacional dando sus opiniones sobre distintos tópicos. No es igual con el Expresidente José María Figueres que sí valora la posibilidad de participar activamente dentro del Partido Liberación Nacional, como líder, como dirigente, y como posible candidato, para el próximo proceso electoral, aunque algunos de sus seguidores consideran que debe hacerlo separado de Liberación Nacional, en casa aparte, con otro partido, lo que para mí sería un error. Los que piensan esto deben valorar lo que es el proceso de inscripción de un partido político y el de participar sin respaldo del financiamiento público, que sí tiene Liberación Nacional. Solo don Pepe Figueres, amenazó, en 1969, irse con otro Partido, el Social Demócrata, que inscribió en el Cantón de San Pablo de Heredia, ante la posible candidatura de Rodrigo Carazo, que se le enfrentó internamente en 1970. Figueres se impuso y Carazo salió, dignamente, a hacer otro Partido con el que participó en las elecciones de 1974 y que le preparó las condiciones para la candidatura de 1978 y su triunfo electoral.

Liberación Nacional se ha proyectado al ejercicio de otros gobiernos con altos dirigentes que ha tenido, que salieron de Liberación Nacional, como Rodrigo Carazo y Luis Guillermo Solís, que llegaron a la Presidencia de la República con la coalición socialcristiana Unidad, en 1978, y con el Partido Acción Ciudadana, en el 2014.

El actual Secretario General, de Liberación Nacional, Gustavo Viales y la Presidenta del Partido, me parece, quedan cortos en esos cargos, en un Partido de 69 años, del cual siento que desconocen su historia partidaria, la incidencia histórica que ha tenido en el país, y su desarrollo institucional, en lo que fue el Estado Social de Derecho, tal vez por no haber sido formados en La Catalina, a lo cual parece que Liberación Nacional renunció y dejó de lado, lo que se manifiesta en la mayoría de sus dirigentes nacionales, regionales, locales, intermedios y municipales.

Es el Expresidente José María Figueres, por algunas aproximaciones que le oigo, por mensajes que mantiene activos, en las últimas semanas, y desde hace algún tiempo, donde pareciera que si él asumiera alguna responsabilidad partidaria, entre ella la posible candidatura presidencial del 2022, le pondría énfasis a planteamientos socialdemócratas, como partido político más progresista, hasta de “izquierda” socialdemócrata lo llamó, y con proyectos programáticos nacionales, que quisiera agitar y rescatar, junto a los nuevos temas que él está manejando, como grandes señales electorales hacia los jóvenes y otros sectores sociales, como son la economía verde, el medioambiente, los océanos, los cambios climáticos, los Derechos Humanos, evidenciando sus vínculos con el Foro Económico Mundial, del cual fue su Secretario General, que le permite mantener relaciones activas para potenciar importantes traídas de capital e inversiones al país, en un posible gobierno suyo que debe enfrentar, en el 2022, una grave situación financiera y económica nacional, de no corregirse en el plano inmediato, lo que no se ve a la vista.

Los expresidentes de la República, del Partido Liberación Nacional, Oscar Arias Sánchez, Laura Chinchilla y José María Figueres al interior de su Partido, por su condición de expresidentes, son parte de su Directorio Nacional. Se mantienen allí con sus representantes, a modo de suplentes, Miguel Guillén, de reciente incorporación desde esta semana, Carlos Roversi y José Manuel Peña, sin que ellos, los expresidentes, se hagan sentir por medio de estos voceros, sobre todo en la discusión política que se podría esperar de un partido político de tanta experiencia histórica.

No hay a la vista ningún importante pronunciamiento ni declaración alguna, como lo está haciendo en las últimas semanas la dirección política del Partido Acción Ciudadana, sobre aspectos de la realidad nacional o política, sobre el Gobierno y sobre su Partido.

Los otros partidos políticos nacionales tampoco realizan pronunciamientos de sus Comités Políticos, o Directorios Nacionales, sobre los distintos temas de la agenda nacional, evidenciando sus posiciones. En este sentido han desaparecido como partidos políticos. Aparecen, eso sí, para cada campaña electoral.

Liberación Nacional da la idea de un cuerpo sin cerebro, y ni siquiera terminaciones nerviosas. Ni siquiera tiene movimientos peristálticos porque pareciera tener un ayuno político perpetuo, al menos de mucho tiempo. Desde que dejaron de preparar sus cuadros o dirigentes políticos en La Catalina, en la Escuela de Formación y Capacitación Política, que tenían en Barva de Heredia, ese Partido empezó a decaer y ha hecho que sus principales dirigentes actuales, jóvenes muchos de ellos, no conozcan ni el ABC de la socialdemocracia. Algo parecido sucedió con la escuela de formación socialcristiana que se tenía en San Isidro de Coronado, para la formación de dirigentes socialcristianos.

La Asamblea Nacional del Partido Liberación Nacional, como en todos los partidos políticos, de acuerdo con la legislación nacional es el órgano político más importante, por los acuerdos que toma.

La Asamblea Nacional de Liberación Nacional de 139 miembros, además de los 70 nacionales delegados por las Asambleas Provinciales tiene representación de sectores como son los cooperativistas, los trabajadores, los solidaristas, las mujeres, la juventud. Ahora acordaron incluir 7 representantes municipales, a razón de uno por cada provincia. No aumentaron el número de los 139 miembros, de manera que tendrán que ver a quienes sacrifican para meter a estos 7 nuevos. Si los incluyeron en la Asamblea Plenaria, otro organismo que tiene Liberación Nacional, allí son simbólicos, decorativos, sin relevancia alguna. Incluyeron un miembro del sector municipal en el Directorio Político, que puede ser un alcalde, un regidor, un síndico o un intendente.

A la distancia me parece que dirigentes importantes de ese Partido, como figuras y altos funcionarios de gobierno que han sido, y son reconocidos militantes, como Johnny Araya Monge, Antonio Álvarez Desanti, hasta excandidatos presidenciales ellos, y Carlos Ricardo Benavides, lucen más como altos conspiradores contra su propio partido, que como los dirigentes que en este momento necesita ese Partido, para su unidad partidaria con miras a las próximas elecciones. Lucen más proyectándose hacia la municipalización y debilitamiento de las estructuras de ese Partido, abriendo tenebrosas compuertas, por ese motivo, a su interior, y exhiben y lucen, sus afilados cuchillos y machetes, dispuestos a cortar cabezas, de quien se les ponga a la par o al frente, en el Patíbulo del Balcón Verde, frente a los procesos internos que se avecinan, desde ahora hasta junio, cuando celebrarán su Convención abierta para escoger el próximo candidato presidencial, junto a la convocatoria de todas las asambleas partidarias, desde las distritales hasta la nacional, para ratificar esas candidaturas.

Liberación Nacional es un partido con muchas heridas internas abiertas, casi sin posibilidad de sanar. Ese es un gran riesgo para su participación electoral inmediata. El riesgo más grande es que sea un cascarón político ante el desafío que el proceso electoral impone

En la situación actual nadie puede negar que el Partido Liberación Nacional tiene una base sólida de militantes, y de simpatizantes, que en las últimas dos campañas le han dado 19 y 18 diputados, y la mayoría de los alcaldes, en más de un 60%, y que goza todavía de un porcentual de aceptación que no tiene ningún otro partido. Pero, también hoy los votantes ya no ven solo partidos políticos a seguir, también ven candidatos sin importar el partido al que pertenezcan.

Los cuchillos que empiezan a exhibirse, en el interior del Partido Liberación Nacional, ¡cuidado!, que pueden ser para el propio pescuezo.

El reto inmediato de Liberación Nacional no es solo tratar de ganar las elecciones próximas, lo que es igual para todos los partidos, sino es no tener una tercera derrota electoral consecutiva. Ha tenido dos derrotas, Miguel Ángel Rodríguez y Abel Pacheco, la primera, Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado, la segunda. En esta segunda, incluso sin llegar a la posibilidad de ir a la segunda ronda.

¿Aguantará Liberación Nacional una tercera derrota electoral? ¿En qué condiciones sobrevivirá?

Dentro de 13 meses lo sabremos, el primer domingo de febrero del 2022.