Discurso de clausura en el III Congreso del PAC

Luis Guillermo Solís Rivera
Expresidente de la República

El III Congreso del PAC ha sido un hito en el camino. Hemos llegado a una cima, pero no al punto más alto de la cumbre. Debemos ante todo pensar en el regreso del PAC, del nuevo, pero también del histórico PAC, como un proceso y entender que este evento fue sólo una parte, importante pero parcial, del mismo.

Este III Congreso también ha sido un llamado a la acción que ha enfatizado cuatro aspectos esenciales para todas las etapas que todavía están por venir: a) retomar la unidad partidaria y consolidar las relaciones internas en términos más colaborativos y fraternos; b) reconocer y potenciar nuestra diversidad; c) autocriticarnos con firmeza ante los errores cometidos, pero también para enorgullecernos del legado al país, aceptando a un tiempo tanto la necesidad de ejercitar más el diálogo y la reflexión al interior, como la reconstrucción de puentes y alianzas con las fuerzas sociales  al exterior del PAC; y d) recuperar nuestra consistencia estructural, organizativa y financiera como organización partidaria con vocación de poder. Tras el III Congreso, el PAC vuelve, fuerte y bien dispuesto, a presentarse como una opción necesaria en el escenario político nacional en momentos muy críticos para Costa Rica.

Pero en sentido más político que histórico, el III Congreso ha sido también y principalmente un espacio que nos ha permitido identificar vacíos que es necesario llenar, principios, valores y procedimientos que debemos refrescar y actualizar, lecciones que la situación actual nos obliga aprender e identificar fuerzas sociales con las cuales, habiéndonos distanciado a veces por razones coyunturales, debemos articularnos por medio del diálogo y el debate respetuoso.

Todo lo anterior, puede sintetizarse en una sola idea que es a un tiempo nuestra obligación mayor y nuestra marca distintiva y única: este III Congreso nos impele a recuperar con un vigor solo comparable al del momento de nuestra fundación hace más de dos décadas, la acción ciudadana en toda su extensión y complejidad.

¿Y cómo se recupera la acción ciudadana?

Se recupera renovando nuestro compromiso indeclinable con la lucha contra la exclusión y la pobreza, con el Estado de derecho y de bienestar, y con sus instrumentos para alcanzar el progreso humano: la educación, la salud, la promoción y generación de empleo justo y decente y realizando una buena gestión pública, sostenible, transparente y siempre dispuesta a rendir cuentas.  Una rendición de cuentas que nunca hemos evadido, haciéndola como lo hemos hecho cada vez que ha sido necesario, de manera oportuna y respetuosa, sin subterfugios ni irrespeto al Poder Judicial ni a los medios de comunicación, en todas las oportunidades que hemos sido convocados por las instancias de control político y judicial.

Se recupera garantizando un diálogo permanente, horizontal y respetuoso con la sociedad a la que nos debemos, con los grupos organizados comunitarios, con los sectores de la economía social y solidaria, con la empresa privada responsable y que apoya la producción justa y sostenible, con los colectivos de personas sexualmente diversas, con discapacidades o en condición de vulnerabilidad: con las organizaciones gremiales del Sector Público, con las y los estudiantes, docentes, investigadores y administrativos de las universidades, con las mujeres, a quienes el PAC considera en pie de igualdad a los hombres, y con pleno acceso a todos sus derechos; con las juventudes, diversas también, motor de este Partido y cuyos liderazgos ya, como se ha constatado en este Congreso, nos conducen en muchos campos; con otras organizaciones progresistas, incluso aquellas que se han mostrado oportunistas hasta hoy, asumiendo equivocadamente que son únicas en la representación de las causas populares que compartimos; con los territorios, en particular aquellos fuera del GAM con los que trabajamos de la mano y no supimos comunicar bien las decenas de grandes proyectos con que nuestros gobiernos beneficiaron con grandes obras de infraestructura vial, portuaria, escolar y en salud, acueductos, proyectos de vivienda social, nuevos y más transparentes programas sociales y de coordinación institucional con que acudimos a saldar cuentas históricas insatisfechas durante décadas en Puntarenas, Limón y Guanacaste. Y sin duda la conservación de nuestro patrimonio natural con la gente y la descarbonización.

Pero principalmente se recupera acción ciudadana cuando nuestra gente esta dispuesta a entablar una conversación franca, por el fondo, con datos, respetuosamente y con alegría. A escuchar a nuestros conciudadanos, vecinas, familia, compañeros y compañeras de trabajo, de barrio, de escuela, colegio o universidad, con detenimiento y dispuestos a incorporar y coogenerar propuestas transformadoras. Como siempre lo hemos hecho y como se hacía en los viejos tiempos de bipartidismo que el PAC derrotó en momentos cuando la coyuntura era mucho más compleja que la actual y a lo largo de dos décadas: en voz alta y SIN MIEDO.

Se hace acción ciudadana en la calle y en la casa y, también al interior de nosotras y nosotros mismos: estudiando más, organizándonos más, reconociendo con humildad que no tenemos respuestas para todas las preguntas pero que hoy, más de 20 años después de haber sido fundados y de haber ejercido los más altos cargos en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y los gobiernos locales, contamos con un acervo de experiencias del que sacaremos muchos y muy valiosos réditos para nuestro país.

Todo lo anterior tiene que hacerse con paciencia, respeto, con sentido de realidad ante las condiciones imperantes, sin voluntarismo suicida y sobre todo, como decía Mariano Figueres Olsen, con «calistenia» que es como en La Lucha los campesinos llaman a las decisiones que se toman pensándolas bien, con cuidado, «conversaditas», explicándolas con cariño, y sobre todo, sabiendo que en los caminos del Cerro de la Muerte uno se puede encontrar de frente y sin esperarlo, tanto un armadillo como un tráiler de 18 llantas que hay que «capearse» para que no lo arrolle. Por eso, sin paralizarnos, sin imposturas oportunistas que nos hagan ganar votos, pero perder la historia, sin pirotecnia electoral innecesaria y cara, pero con mucha inteligencia, mucho análisis del contexto, sin conceder espacios públicos innecesariamente, pero sin pretender usurpar otros de forma imprudente, debemos actuar como siempre lo hemos hecho: interponiendo el bien común y el interés patrio antes que al partido.

Esta convicción me hace recoger como una de las más luminosas ideas de este Congreso, el mandato para la creación del lugar en donde todo ese esfuerzo debe acrisolarse: un instituto de capacitación y formación política, que inicie actividades este mismo año si ello fuera posible.

Compañeras y compañeros, conciudadanas y conciudadanos:

Sean mis palabras finales para todas las personas que las escuchan, pero especialmente para quienes han sido simpatizantes del PAC o lo fueron en el pasado. No excluyo a quienes tomaron la decisión de no serlo más, o cuyas expectativas no cumplimos, o no logramos atender en su totalidad. Quiero hablarles a esas personas con dedicada prioridad porque son ellas quienes mejor entienden la necesidad de reposicionar al PAC renovado y fuerte, creativo y lúcido, en un momento en el que Costa Rica necesita mejores horas, mejores liderazgos, mejores ideas, más humanidad y respeto, más sensatez y sentido común, más escucha y mayor sensatez. Quiero hablarles a quienes no están dispuestos a volver a las truculentas horas del bipartidismo terminal, pero tampoco a meter a nuestro país por un callejón de incertidumbre y opacidad. Hablo a quienes quieren otra Costa Rica, otra política y también, otro PAC.

Estamos de vuelta.

Y no porque la tarea que se avecina, las nuevas cumbres que tendremos que escalar antes de llegar a la cima no sean arduas ni dificultoso el ascenso. Lo serán y nos lo harán más dificultoso todavía porque hay fuerzas que -ellas sí- nos tienen miedo.  Tampoco porque no dejaremos de equivocarnos, como se equivoca el caminante que recorre caminos fangosos y llenos de maliciosas vicisitudes, pero no se «achicopala». Menos aún porque nos consideremos invencibles (el pueblo nos lo demostró con creces). Estamos de vuelta porque hemos entendido el mensaje de las últimas elecciones, estamos haciendo propósito de enmienda, sabemos que podemos hacer las cosas mejor y hemos escuchado y aprendido en carne propia, con dolor, pero encontrando fuerza donde no la había, aquél hermoso poema de José Marti que recomida poner atención a los adversarios, pero no estar tristes frente a los enemigos y que dice:

«Triste es no tener amigos,
pero más triste ha de ser no tener enemigos,
porque el que enemigos no tenga señal es que no tiene
ni talento que haga sombra,
ni carácter que impresione,
ni valor temido,
ni honras de las que murmuren,
ni bienes que se le codicien,
ni cosas buenas que se le envidien.»

Ese poema, que me ha acompañado tantas noches a lo largo de tantos días debe ser muchas veces recordado, aprendido y asumido ahora que reemprendemos, como en el pasado, la marcha interminable junto al «pueblo que decidió cambiar”.

En Moravia, a 31 de julio de 2023

 

Enviado a SURCOS por el autor.